Encuentro en el cine

Hace algunos años, como tenía por costumbre en tardes-noches de desgano para llegar a casa y de extrema calentura, entré al Cine Real, una sala especializada en películas pornográficas.

Era de todos conocido que dentro de la sala y no se diga en los baños, se podían observar escenas candentes y para los muy atrevidos participar en ellas.

A escasos minutos de haber tomado asiento, ya estaba yo indeciso si atender a la pantalla que mostraba escenas de total desenfreno y con altas dosis de lujuria o hacia mis vecinos de fila… a mi derecha, a mi izquierda a la vanguardia y a la retaguardia se escuchaban jadeos, se veían sombras que se mecían, chasquidos de labios y juego de lenguas…. aquello era altamente libidinoso.

Poco tiempo después, las dos personas, hombres por supuesto, que estaban a mi izquierda y cuyos lugares se ubicaban cerca del pasillo lateral, se retiraron mostrando ostensiblemente dos tremendos paquetes, llegó otro solitario como yo.

Se sentó y carraspeó, puso su mano bajo su mentón y pareció disponerse a ver la película. Me calmé un poco. Obvio es que mi verga estaba ya super dura con tanto estímulo visual y auditivo.

Seguí las escenas en la pantalla y de nuevo me distrajeron los ruidos y movimientos a escasos metros de mí.

En un movimiento mecánico, acomodé mi pieza sexual dentro de mi pantalón, acción que fue seguida de inmediato por mi vecino, que pronto se movió de lugar hasta quedar justo enseguida de mí. Se acerca a mi oído y me pregunta si puede ayudarme en algo.

Le contesto que no, que agradezco su disposición pero que sólo estaba buscando una posición más cómoda.

Entonces, él me dice que quien no va a estar incómodo cuando tiene la verga tan dura y se toca su recio paquete.

Sin agregar más, abre su pantalón, baja su cremallera y salta una gruesa verga cabezona que brilla con los destellos de la pantalla. El tipo estaba en su punto….. y yo, super caliente.

Me invita a que haga lo mismo, pero yo tengo mis reservas dado que aunque era asiduo a esa sala de cine, nunca me había atrevido a hacer algo así.

Le contesto que para eso prefiero estar en un lugar más seguro y que ese lugar no es precisamente el cuarto sanitario del cine.

«Asunto arreglado», me dijo. Y fue entonces cuando me invitó a su departamento….. me indicó que estaba muy cerca y que si deseaba pasar un buen rato lo siguiera….. a prudente distancia, que estaría esperándome en la esquina, al cruzar la calle. Le aseguré que iría tras él.

Al alcanzarlo y verlo a plena luz, me felicité por mi decisión, era un hombre de rostro varonil, entrado en los cuarenta años, muy bien vestido, de agradable apariencia general, zapatos de marca de muy buena medida y, por aquello de que el pie es indicio de la talla de la verga, me emocioné tremendamente.

Me agradeció haber salido y me aseguró que no me arrepentiría.

Caminamos algunas calles y nos comentamos nuestras inquietudes y deseos, algo de nuestras fantasías y el por qué de visitar esa sala de cine en específico.

Concluimos que los dos estábamos calientes, que ambos sentíamos necesidad de desahogo sexual y algo que mucho me agradó: los dos éramos Inter., es decir, estábamos puestos y dispuestos a dar y recibir, a jugar ambos roles.

Llegamos al domicilio, abrió la puerta principal del departamento y, apenas entramos me acercó a su rostro, abrimos nuestras bocas y nos fundimos en un delicioso, profundo y caliente beso que era preludio de todo lo que nos esperaba aquella cálida y mórbida noche.

Fue a la cocina, trajo dos latas de cerveza, brindamos por los dos y nos encaminamos a la habitación. Apenas dejamos las cervezas sobre una cómoda y él me ayudó a desajustar mi ropa….. yo intenté hacer lo propio y era tanta la urgencia de los dos que cada uno terminamos de retirar los estorbos y quedar totalmente desnudos, encuerados como decimos en México.

Fue gratificante y sorprendente ver aquella deliciosa verga brillante por el precum; quizá unos 20 cm. que luego comprobé eran 21… la mía no se quedaba atrás y grandes hebras de líquido viscoso y transparente salían por la uretra de mi gruesa y cabezona tranca.

Debo recrear la hermosura del hombre con el que estaba por iniciar una deliciosa experiencia: alto, moreno, ojos expresivos, boca sensual, patillas largas, pelo negro y ligeramente quebrado o rizado, corto, pero lo que me impactó fue ese pecho amplio enmarcado en unos anchos hombros, unas tetillas prominentes cuyos erectos pezones sobresalían entre una espesa mata de vellos rizados…. esta pelambre cubría su atractiva y besable barriga, hacía un remolino al llegar al ombligo y luego se ampliaba por el pubis donde destacaba aquel delicioso falo que partía de una base adornada con una bolsa enorme que cobijaba dos gordos y repletos huevos, (testículos) igualmente peludos…. todo esto sostenido por dos columnas morenas también velludas….. era una delicia de hombre.

Mi calentura no daba para más y llegué a pensar que soltaría los chorros de mecos (semen) apenas me tocara o volviera a besar…..

Daniel era su nombre, me abrazó de pronto y yo le correspondí, con manos vibrantes y ansiosas nos acariciamos nuestros cuerpos mutuamente… nuestras vergas chocaban entre sí, jugaban a resbalarse por efecto del líquido preseminal que ambos largábamos inconteniblemente….. Daniel se arrodilló y tomó mi verga en su mano para llevarla a su ansiosa boca de mamar….. lucho un poco para adaptar sus ricos labios a mi glande, con maestría descorrió el prepucio y lamió tiernamente alrededor de la cabezota mientras me puñeteaba (pajeaba)… creí que era el acabose…. muy diestramente me hizo presión en la base y mi deseo de soltar leche se calmó un poco.

Acto seguido me guió a la cama, nos colocamos en posición de 69 y disfrutamos de sendas chupadas de verga, ambos, como si fuese un acuerdo previo dirigimos nuestros dedos a los culos, nos hurgamos, nos insertamos uno, dos y hasta tres dedos yo a él en lo más recóndito de su orificio anal y fue cuando me pidió que parara….. Le pregunté si le molestaba y dijo que de ninguna manera, que al contrario, estaba encantado y viviendo una experiencia que nunca se imaginó vivir cuando entró a la sala de cine y se sentó a mi lado.

Nos levantamos, terminamos la cerveza, fue a la cocina por más y yo aproveché para asearme con toallas húmedas mi agujero que si bien no estaba lastimado sí muy sensible y deseoso de ser llenado.

Me encontró en esa acción y me pidió que me pusiera de perrito en el centro de la cama, entonces fue cuando supe que me esperaba más placer del imaginado también por mí…. abrió mis nalgas, con su lengua recorrió toda la raja y buscó mi culo…… hizo algunos movimientos y su lengua me penetró…. era una sensación de volar en cada lamida….. en cada arremetida, mientras eso hacía, su mano buscaba mi verga, tomaba precum y lo llevaba a su lengua para luego seguir su rica y calenturienta tarea.

Le pedí que me dejara hacer lo mismo, le dije que necesitaba demostrarle lo bien que me sentía por esa sensual caricia y así fue….. pero qué delicia de culo: peludo, gordo, caliente, deseoso, él lo fruncía invitándome a horadarlo y mi lengua se dio gusto…..

Volvimos a la cerveza, platicamos mucho, nos identificamos en muchos detalles….. me dijo que quería reservar el final…. me ofreció acompañarle desnudo a la cocina para preparar unos canapés y así lo hicimos.

Tomamos esa frugal cena, seguimos con las cervezas, me recordó que el día siguiente era de asueto por una conmemoración nacional y que si deseaba hacer uso del teléfono para reportarme con alguien podía hacerlo, que esa era una invitación a pasar la noche juntos.

Hice lo que creí más prudente, él subió a la habitación y mientras yo hacía mis arreglos, él se estaba duchando. Subí y me invitó a entrar en la ducha…… Fue fantástico sentir sus besos y el roce de nuestras duras vergas mientras el agua tibia nos envolvía….. Nos secamos uno a otro, me ofreció una loción activadora, con un aroma afrodisíaco y volvimos a la cama, ahora a platicar tranquilamente, a conocernos más en el aspecto humano. Compartimos muchas cosas y charlamos como viejos amigos.

Con el gusto por la confidencia y la ternura que brotaba de nuestro interior, reiniciamos las caricias físicas y de pronto me dice que no puede más, que está muy caliente y desea meter su enorme verga en mi culo para darme su esencia. Toma de la mesa de noche un condón de textura rugosa, lo coloca en su tranca y lo cubre de gel lubricante, me pide que me pare de la cama, se coloca boca arriba, me muestra aquel mástil y me pide que suba y trate de ensartarme yo solo, me dice que me concede el dominio de la situación y fue cuando ya sin esperar otra señal lo monté, mi culo fue el caliente receptor de aquel falo palpitante, despacio, tranquilamente, suavemente hasta que lo sentí de lleno en mi interior y su vello púbico raspaba mis nalgas más que abiertas. Entonces, sin tocarme, mi verga estalló como un volcán en erupción, solté trallazos de mecos que cubrieron su peludo pecho y algunos chorros llegaron a su boca…. fue una cogida de antología……

«Gordito, me dijo Daniel, eres fantástico en la cama, lleva el conteo…. vamos uno a cero»

Yo no sabía en ese momento si pudiera llegar el dos cero, pero lo cierto es que luego yo le metí mi verga, uno-uno……

Dormimos un par de horas y para no hacer más larga esta historia real, terminamos a media mañana con un marcador de ¡Cuatro tres!, a su favor, desde luego.

Después de aquella noche deliciosa, nos vimos dos veces más….. desgraciadamente, tuvo qué mudar su lugar de residencia, estamos todavía en contacto telefónico, pero no hemos podido coincidir.