Capítulo 3

Una tarde casualmente me encontré con Martín por las calles de mi municipio. Estaba haciendo unas compras.

Nos saludamos mientras sonreíamos y no dejábamos de mirarnos, hasta que me invitó a dar una vuelta en su coche. Había obtenido el permiso de conducir recientemente.

Mientras conducía le pedí que se sacara su polla, la cual comencé a tocar. Tras tocarla llevé mis dedos a mi nariz para disfrutar del olor tan rico.

No pude resistirme a chuparla, mientras él conducía. Estacionó entre unas fincas. Estaba nervioso por si alguien pudiera vernos.

Bajó del coche y fue por mi ventanilla con la polla en la mano. La acercó para que me la metiera en la boca. Intentó follarme la boca bruscamente, pero no aguanté. Me daban arcadas

Así que puse mis manos en sus nalgas y comencé a chuparla sólo con la ayuda de mi boca, empujando sus nalgas hacia mí.

Al rato me dijo que iba a correrse. La sacó y comencé a masturbarlo hasta que sentí su primer chorro en mi cara. Restos de semen escurrían por mis dedos mientras seguía expulsando semen sobre mí. Cuando sentí que había terminado se la limpié con mi boca. Se subió en el coche y comenzó a chupármela hasta correrme. Escupió el semen por la ventanilla.

Un año aproximadamente antes de conocer a Martín, había conocido a un chico negro de Colombia, Andrés, de 23 años, delgado, atractivo diría, muy educado y agradable. Me lo presentó un amigo una tarde de domingo mientras compartíamos unas cervezas.

Nos caímos bien y cuando nos veíamos tomábamos algo juntos. Jamás imaginé nada. Sólo hablaba de chicas. Creo que estábamos en una edad muy activa sexualmente, donde bebíamos y consumíamos como medio para divertirnos.

Una tarde noche en su casa, estábamos bebidos y habíamos consumido, y tuve la impresión de que me intentó besar. Yo eché la cabeza para atrás instintivamente. Aparentemente no pasó nada. Luego pensé que había sido cosa mía.

A las semanas, estábamos nuevamente en su casa (vivía sólo – estaba en el país por motivos de trabajo). Estábamos bebiendo cerveza hasta que comenzó a preparar unas rayas. Echamos dos cada uno y quedaron otras dos pendientes.

Dijo que hacía calor y fue al baño. Al volver regresó sin camiseta y sin pantalones. Echó otra raya y se quitó los calzoncillos. No podía dejar de mirarlo. Tenía un cuerpo delgado pero fibrado. Se le notaban los músculos de las nalgas.

Mientras echaba otra raya me preguntó si quería chupárselas. No sabía qué decir. Pensé que pudiera ser una broma.

Mientras agarraba su polla con su mano, me pidió que se la chupara. Así que lo hice. Tenía una buena polla (no para trabajar el Blacked.com), cabezona, buen grosor, de unos 17 o 18 cm. Estaba flipando comiendo su verga. De sabor y olor riquísima. A él le estaba gustando porque lo oía gemir y me pidió que le chupara los huevos.

Al rato me pidió que me pusiera en 4. Le pregunté si tenía alguna crema para lubricar. Me dijo que no sabía. Fui al baño pero no encontré nada. Estaba excitadísimo.

Regresé del baño y me puse en cuatro. Intentó meterla pero no había forma. Sentí como escupió en mi culo y acto seguido quiso meterla. Recuerdo un dolor muy fuerte. Comenzó a meterla muy duro. Le decía que me dolía pero no paró. Parecía una violación. Sólo sentía dolor, pero cada vez me daba más duro.

Tiro de mis piernas y me colocó boca abajo sin sacarla de mi culo. En esa posición siguió penetrándome. Su boca junto a la mía jadeaba como un animal en celo hasta que se corrió. Tardó medio minuto en retirarse. Cómo pude me levanté y fui al baño a lavarme.

De ese día recuerdo el dolor tan intenso, su cuerpazo, su verga y que no he podido olvidar esa vez.