Capítulo 1
- El joven macarrilla me seduce y termina llevándome a su casa I
- El joven macarrilla me seduce y termina llevándome a su casa II
- El joven macarrilla me seduce y termina llevándome a su casa III
- El joven macarrilla me seduce y termina llevándome a su casa IV
El joven macarrilla me seduce y termina llevándome a su casa I
Era viernes, y esa noche como casi todos los fines de semana, acudiría a la discoteca.
Esa vez fui a la discoteca Xornes, que quedaba en la plaza de San Agustín, ya que la semana anterior había ido, y había ligado con 2 chavitos de más o menos mi edad. Uno se llamaba José Antonio; fue del que me quedé prendado cuando lo vi; no se me ocurrió otra cosa que mientras estábamos bailando en la pista, sobarle el culo; fue algo instintivo; tenía el culo más bonito que jamás había visto, y cuando lo pude ver desnudo por completo, era aún más espectacular; simplemente era perfecto; el otro se llamaba Juan; como apodo le decían rizos de oro, pues con ambos me había ido la semana pasada, a una casa de los padres o abuelos de José Antonio, donde después de follar con José Antonio, dormí con él.
Pero bueno esa es otra historia, ya que al final me lié con Juan, el rizos de oro, y es que José Antonio, terminó por marcharse a Francia, que era al parecer donde vivían los padres.
No solo tenía un culo y cuerpo perfecto, los ojos, los tenía muy bonitos, y las pestañas, largas y rizadas; se solía poner rímel, para que llamaran más la atención; vamos que era un auténtico adonis.
Así fue como terminé liado con Juan el rizos de oro, durante unos meses, ya que él también terminó por marcharse, pero lo hizo para Madrid; creo que después de un tiempo en Madrid, se fue a vivir con un hombre a Valencia; eso fue al menos las noticias que me llegaron tiempo después.
El caso es que ese fin de semana, quería volver a esa discoteca, para estar con ellos.
Antes de ir para la discoteca, fui por la calle de los vinos; así llamamos a varias calles que hay en el centro de mi ciudad; al pasar por la calle de la Galera, vi entrar en el bar Ibérico; este bar quedaba en una de las esquinas del callejón del cine París, junto al bar la Bombilla que queda en la otra esquina, y enfrente del bar 7 puertas; a José Antonio y Juan. Así que, sin dudarlo, también entré yo a dicho bar.
Lo que en ese momento no recordé, es que ahí era donde paraba el joven macarrilla, y el viejo que tenía la polla más grande que he visto, y que ambos me habían follado en los jardines de Méndez Núñez, la noche que me había dejado hacer una mamada, y otra vez el joven macarrilla me había follado en los baños públicos de 4 caminos, cuando me dieron por el culo, e hicieron mamar el día que fui a espiar a dichos aseos.
El caso es que hasta que había entrado siguiendo a José Antonio y Juan, no me percaté de que ahí se encontraban ambos personajes. Me di cuenta cuando descubrí al viejo de polla enorme, sentado en una mesa.
Bueno el caso era que ya estaba allí, y yo iba con otras intenciones. Como ya había pedido de beber, me quedé en la barra, y tratar de entablar conversación con José Antonio y Juan. Ahí supe que iban ir esa noche a la discoteca Xornes, así que yo también iría.
Me puse a jugar en la máquina que había en el bar, y no era otra que la que le llamaban comecocos; solía jugar bastante bien; cuando se percataron de eso, tenía bastantes espectadores; José Antonio y Juan, estaban a un costado, animándome.
El viejo de la polla enorme, no me sacaba el ojo de encima; el muy cabrón, ya me había visto; se fijaba en mi culito, no perdía detalle de como lo movía cuando estaba jugando a la máquina.
De vez en cuando se oían risitas provenientes de la mesa del viejo; seguro que les estaba contando la gran follada que me habían dado él y el joven macarrilla, que en esos momentos no se encontraba en el bar, pero que no tardó mucho en aparecer por allí.
El viejo se levantó para ir a los aseos, parándose en donde yo estaba jugando a la máquina, me saludó, a la vez que me decía; mueves el culito muy bien mientras juegas con la maquinita; dándome una palmadita en el culo, continuó camino a los aseos.
Cuando hizo aparición en el bar el joven macarrilla, yo aún seguía jugando en la máquina. Tan pronto me vio, se acercó a ver como jugaba, tratando de quedar conmigo.
Se acercaba por mi espalda, y mientras me animaba en el juego de la máquina, me iba sobando el culo, diciendo que quería que fuera con él. Le dije que esa noche iba ir a la discoteca Xornes, que estaba con unos amigos.
¿Vas ir con esos putitos, ¿no?
Eso pretendo le solté.
Bueno pues ya nos veremos por allí me dijo.
Estando ya en la discoteca, a eso de las 4 de la madrugada, perdí de vista a José Antonio y Juan. Mientras miraba por donde podían andar, se me volvió a aparecer el joven macarrilla. Ahora no estaba dispuesto a dejarme marchar.
Parece que te han dejado solo, me espetó. La verdad es que así era, se habían largado, y no me habían avisado.
Yo ya estaba algo cargado de tanto beber, y ahora sin los 2 amigos, no me quedó más remedio que seguir hablando con el joven macarrilla; tampoco estaba nada mal, y la polla que se gastaba, eran de las que me agradaban; larga y no muy gruesa.
Me dijo que saliéramos, y fuéramos a otro sitio, cosa que acepté, al haberme quedado solo.
Salimos y me llevó a otra discoteca. Esta quedaba en la calle Juan Flórez, se llamaba pirámide. Era una discoteca nueva, con ambiente algo pijo, donde también había bastantes putitos.
Allí me invitó a 2 cubalibres, que terminaron por colocarme por completo. Cuando vio como me tenía, me dijo que era mejor que nos fuéramos; y así lo hicimos.
Me iba llevando hacia su casa; por el camino, se iba aprovechando de mí, metiéndome mano, morreándome, hasta ponerme bien cachondo.
Esta noche ven conmigo, y mañana te vas para tu casa, ya más sereno y en mejores condiciones.
Como al día siguiente era sábado, me dejé convencer, y para su casa nos encaminamos.
Tan pronto llegamos, me llevó a la sala donde tenía la televisión, sentándonos en uno de los sofás. Allí me empezó a morrear, mientras me iba desvistiendo poco a poco.
Primero me sacó la cazadora, que tiró en otro sofá, luego empezó a sacarme la camisa, mientras no paraba de morrearme; me comía la boca, mordía el cuello, etc.
Que bueno estás putito, me decía, mientras me iba desnudando.
Terminó de sacarme la camisa, echándola junto la cazadora en el otro sofá, cuando se dispuso a sacarme los zapatos y calcetines, tirándolos a un costado, y seguir con el cinturón.
Una vez me hubo desabrochado el cinturón, empezó a quitarme el pantalón. Desabrochó los botones que tenía, tirando por ellos y arrastrando al mismo tiempo el slip. Una vez me los había quitado, los tiró en el suelo junto a los zapatos y calcetines.
Ahora me tenía totalmente en pelotas, tumbado en el sofá de su casa.
Me besaba todo el cuerpo, mientras me iba diciendo que bueno estaba, y que así me quería tener.
Yo estaba cachondo, y la polla, aunque no la tenía erecta a causa de la borrachera que tenía, estaba bien caliente, y con ganas de que me diera por el culo aquel joven macarrilla.
Cuando me dí cuenta, él ya se había sacado toda su ropa, dejándola tirada en el suelo.
Tenía la polla tiesa y bien dura; Le llegaba casi al ombligo; mira como me tienes me decía, mientras se tumbaba encima mía.
Se echó en el sofá, haciendo que abriera las piernas, echándose sobre mi.
Su polla estaba encima de la mía, mientras él me besaba y me iba comiendo la cara. Me mordía los labios, metía su lengua en mi boca saboreando todos mis fluidos, bajando luego por mi pecho, parándose a morder mis pezones, luego bajó por mi vientre, hasta llegar a mi polla, comerme las bolas metiéndolas en la boca, para luego hacer lo mismo con mi polla.
Fóllame, le pedía yo entre susurros, mientras suspiraba de placer, por aquel magreo y mamada que me estaba haciendo.
Métemela en el culo, que no aguanto, le decía.
Mientras me chupaba la polla, con una de sus manos, iba buscando mi hoyito.
Me levantó un poco las piernas; era para que no las tuviera estiradas a lo largo del sofá; se humedeció uno de sus dedos con la boca, apuntando luego con su dedo a mi esfínter, e irlo introduciendo en mi culo.
¡ooooooohhhhh! suspiré al notar aquel dedo entrar en mi culo.
Mientras seguía chupando mi polla, que no terminaba de ponerse erecta, me iba metiendo y sacando su dedo por mi culo.
Llevaba un buen rato jugando con su dedo dentro de mi culo, cuando dejó de chuparme la polla, me sacó el dedo del culo, me levantó más las piernas con sus manos, empezando a lamer mi agujerito con su lengua.
¡oooooooohhhhhhh! gemía yo mientras notaba su lengua en mi caliente hoyito.
Con mis manos en su cabeza, le pedía que me follase.
Fóllame… fóllame…
Méteme la polla…
Dame por el culo…
Quiero sentir tu polla dentro de mi culo.
Arrimó su polla a mi culo, mientras sujetaba mis piernas con sus manos, me iba introduciendo aquella larga polla, en el interior de mi culo.
Métela ¡aaaaaaahhhhh! métela toda, le pedía.
Ay maricón que culito más ardiente tienes.
Lo tienes bien calentito.
Estás deseoso de polla ¿verdad?
Me tienes a tope de salido, maricón.
Métela, métela, le seguía pidiendo.
Putito, Ya te la meto, ya te la estoy metiendo, ¡aaaaaaahhhhh! que calentito se siente tu culito, putito.
Así, así ¡aaaaaahhhhh! fóllame, le iba diciendo.
Ya me tenía ensartado con su polla, mientras con sus manos, me daba pellizcos en mis pezones.
Me pellizcaba los pezones con fuerza, mientras me decía, ya la tienes toda dentro, nótala, nota como entra y cómo te voy a follar este culo, pedazo de maricón.
Yo le rodeaba con mis piernas la cintura, apretando su culo, para que me clavara más su polla.
Empezó a mover su pelvis, metiendo lo más profundo que podía su polla en mis entrañas.
Así, así, gime putito, ay que gusto follar este culito, ay que gusto me estás dando maricón, estás muy bueno y lo sabes cabronazo, me pones a mil, cabrón.
Yo no paraba de gemir, y pedirle que me diera más; dame, dame más, rómpeme el culo. Quiero sentir tu polla dentro, quiero que me hagas correr de gusto, ¡aaaaaahhhhhhh!
Ya estábamos sudando, y aquello no paraba, metía la polla con fuerza y se echaba cada vez más encima de mí.
En una ocasión, mientras me estaba culeando, le salió la polla fuera de mi culo, al intentar volverla a meter, le resbaló una pierna cayendo del sofá.
La verdad es que, en aquel sofá, no estábamos muy cómodos, ya que era algo estrecho, por lo que se levantó en ese momento, diciéndome que mejor era que fuéramos para su cama, que allí estaríamos mejor.
Me dio la mano para que me levantara del sofá, llevándome a su habitación.
La cama estaba sin hacer, solo tenía las sábanas estiradas; agarró las sábanas con las manos, tirando por ellas hacia atrás, dejando abierta la cama.
Ponte aquí de rodillas me dijo, colocando una mano sobre la cama.
Me subí a la cama poniéndome de rodillas, mientras él me acariciaba con sus manos, y me agarraba por las caderas.
Así de pie como estaba, me volvió meter la polla en el culo, de una sola estocada.
Agaché mi cabeza, apoyándola sobre la cama, haciendo que mi culo quedara más dispuesto para su penetración.
Me daba unas culeadas tan fuertes que casi me tiraba en la cama.
Chillaba, ¡aaaaaaaahhhhhhhh!, que culo, como me gusta, ¡aaaaahhhhhhh!, te voy a llenar de leche maricón.
Notaba su polla entrar y salir de mi culo, y aquello me tenía en trance; cerraba los ojos y me mordía el labio, a causa del placer que aquello me estaba produciendo.
Sentía su cuerpo cada vez más encima de mí y como cada vez me culeaba con más fuerza.
Después de un buen rato, empezó a correrse dentro de mi culo; me corro, me corro, me corro maricón, ¡ooooooooohhhhhhhhh!
Se echó encima mía, haciendo que me tumbase en la cama, quedando los dos allí tumbados. El encima mía, con su polla dentro de mi culo, terminando de descargar todo el esperma que soltaba su polla dentro de mi culo.
Poco a poco nos fuimos colocando bien en la cama, quedando allí tumbados.
Cogió las sábanas y las subió haciendo que nos quedáramos tapados los 2.
Me abrazó por la espalda, arrimó su pelvis a mi culo, y así juntitos, nos quedamos dormidos hasta que despertamos.
Fin de la 1ª parte.