El cazador cazado
He vuelto a disfrutar una experiencia sexual fabulosa.
Creo que soy afortunado porque cuando menos lo pienso, las oportunidades se me presentan.
Estaba en casa trabajando en mi computadora, apurado por terminar un trabajo que debía entregar al esposo de una maestra que me habló antes para decirme que le urgía entregar el material y que como estaba indispuesta, su esposo vendría a recogerlo para luego llevarlo a la institución donde debía ser revisado.
Como es mi costumbre, yo estaba sin camisa, en sandalias y con mi pantaloncillo corto de casa.
Tomaba una cerveza y fumaba a la vez que ponía todo el empeño por terminar mi tarea.
Llaman a la puerta, observo por la mirilla y al ver que era un hombre, seguí sin camisa y abrí. Era el esposo de la maestra…. ¡Que tipazo! Moreno, barba cerrada, velludo, los pelos asomaban por la V de su playera, muy alto y fuerte.
Al saludarlo, sentí su manaza oprimiendo con fuerza la mía. Le invité a tomar asiento y le ofrecí una cerveza que aceptó a la primera.
Mientras yo imprimía el trabajo él me dijo que es empleado de mostrador en una tienda de artículos deportivos y que la tela de su pantaloncillo es más fina que la del que yo llevaba.
Le expresé mi deseo de comprar uno como el suyo. Me dijo que tocara la tela, para que me convenciera de que era de buena calidad y muy fresca, además de que el resorte era muy ancho y resistente.
Al tocar la parte de la prenda que me indicaba, sentí un enorme bulto y al llevar mis dedos al resorte, mojé mis dedos con el jugo lubricante de su gran verga….. el muy cabrón me estaba probando. Le dije que me había convencido y que pronto le visitaría en la tienda para comprar una prenda igual.
(Huelga decir que para ese momento, yo sentía húmedo el cabezón de mi propia verga, ya casi en erección total). Terminé de imprimir y al entregarle el trabajo me preguntó si yo veía páginas calientes en internet. Le contesté que algunas veces, cuando andaba muy caliente.
Él se sobaba su bultazo por sobre la tela y me dijo: ¿»Ahorita no estás caliente?» -Le contesté que sí, pero que tenía mucho trabajo. Que quizá más tarde saldría a buscar quien me quitara el calor.
Me preguntó si vendría alguien más en ese rato y al contestarle que no, bajó de pronto el resorte de su short y salió disparada una gruesa y cabezona verga no muy larga, morena, venuda, con palpitaciones notables a la vista, partiendo de un pubis de rizado y abundante vello negro, dejando ver abajo una enorme bolsa peluda conteniendo los cargados huevos de un macho en toda la palabra.
Me dijo que las veces que había acompañado a su esposa a mi casa le habían llamado la atención algunos rasgos míos: mi mirada penetrante, mi espeso bigote largo, mi boca carnosa y mis redondas nalgas, que algunas veces, cogiendo con su esposa, o masturbándose pensaba en darme una cogida.
Lo tomé de la verga, lo conduje a mi dormitorio, puse cerca dos condones y un tubo de gel lubricante con xilocaína y rápidamente nos desnudamos….. mi verga para ese entonces ya estaba dura…. la de él seguía palpitante, pero pude apreciarla ya en toda su extensión: si acaso 16 cm, pero tremendamente gruesa y su cabezón superaba al mío que de por sí es bastante grande, era una especie de hongo color canela.
Su amplio pecho estaba coronado por dos areolas que circundaban dos rosados pezones alterados…. todo esto enmarcado en una maraña de ensortijado vello que llegaba a los hombros, tupía las axilas y se asomaba a la base del cuello en la parte superior.
En el área inferior, no se distinguía la diferencia entre el abdomen peludo y el pubis deliciosamente acolchado para recibir mis nalgas una vez que hubiese engullido con mi culo aquella verga tan tentadora.
Era obligada una mamada inicial…. lo hice encantado, abrí mucho la boca para poder contener el cabezón que tenía enfrente, luego fue más fácil succionar apasionadamente aquel aparato, lo saqué de mi boca, lamí sus enormes pelotas y con mis manos acaricié aquel par de nalgas peludas apetitosas…. cojo al descuido, llevé un dedo al agujero de su culo y empecé a jugar en la ardiente área… él gimió y me dijo que no siguiera porque no respondía, que le encantaba sentir eso en el culo…. que cuando alguien le hacía eso acababa perdiendo, pero que era muy macho y no quería terminar cogido por mi.
Dejé esa acción y él como entendido, se colocó un condón, llenó sus dedos de gel lubricante y me untó mi ya deseoso culo…… jugó un poco con dos gruesos dedos y entonces se sentó en una silla de madera, me pidió que me sentara encima pero de frente a él…… Ufffffffffff…. qué ensartada me dio ese cabrón, nos abrazamos y yo lo cabalgaba, subía y bajaba sintiendo mi culo abierto al máximo…. los besos vinieron como consecuencia lógica y quedé maravillado de la pasión que ponía al jugar con nuestras lenguas….. sofocado y entrecortado me decía, que rica cogida, cabrón, me siento en la gloria, que rico culo tienes, muevete chiquito, goza mi vergota……. ¿Te gusta papá?…. Dime que te gusta sentir mi tranca en tu agujero….. dímelo para darte todos mis mecos…. tengo días sin soltar la leche….. A todo ello, yo solo atinaba a gemir, a pujar y a disfrutar interiormente esa rica enculada. De pronto, sentí que su verga se agigantaba en mi interior y luego un calor delicioso….. estaba teniendo una bestial vaciada de esperma dentro de mí….. gocé tremendamente esa rica cogida a domicilio.
Nos separamos, me levanté con las piernas flojas y tambaleantes…. y no era para menos….. su verga seguía rígida, le retiré el condón lleno de mecos y chupé su orificio uretral…. aún despedía goterones de leche de hombre….. Yo todavía tenía una tremenda erección, él tomó fuertemente mi verga con su áspera manaza y me dijo que me ayudaría a jalármela para agradecer la rica enculada que me había dado….. yo lo dejé hacer y le propuse ponernos en la cama en posición de 69… no opuso resistencia y así fue como volví al objeto abandonado hacía algunos minutos…. su rico culo….. lo juguetée con mis dedos, metí hasta tres y él gemía placenteramente, resoplaba hasta que entrecortado me dijo: «Tú ganas cabrón, cógeme, quiero sentir ese garrote en mi culo….. métemela toda».
Entonces, me puso él mismo el condón…. se puso de espaldas a la cama, levantó sus piernas, puse sus tobillos sobre mis hombros y apunté con la cabezota de mi verga hacia su deseoso culo y me gritó desesperado que la quería sentir de un chingazo….. dijo otro tipo de palabrotas y yo se la hundí de un golpe…… de sus ojos, salieron abundantes lágrimas….. me preocupé y me dijo: «No te apures papito, son lágrimas de felicidad, tenía mucho de no sentir dentro una verga….. me encantan los machos…… dame tu leche papacito….dámela, hazme feliz»… Cogí deliciosamente y al momento en que exploté en su interior, otros trallazos de mecos salieron de su dura tranca embarrando de leche su peludo pecho y llegando algunas gotas a sus labios que bebieron ansiosos. Terminamos sudados, agotados, contentos.
Me dijo que había estado muy a gusto, que debía ir a entregar el trabajo y que ya no podía presumir conmigo de macho come balas….. que el cazador había sido cazado.