Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

Cosas de la vida

Cosas de la vida

He reencontrado a Roberto; un ejemplar de macho norteño, regiomontano. Le conocí hace catorce años en los Baños STIC, fue una mañana de domingo, muy temprano llegué al vapor y en menos de quince minutos ya estaba platicando con este hombrazo, tenía una verga atractiva, de unos 18 cm. muy gruesa, sin circuncidar, puntiaguda, la exhibía orgulloso, sin embargo, yo me dejé impactar por sus ricas nalgas, aterciopeladas, lampiñas, riquísimas.

Le invité a mi casa y de inmediato aceptó.

Él iba en su carro y yo vivía sólo a 300 metros, por lo que me fui caminando y él me alcanzó.

Entramos a la casa, yo empecé a acariciarlo, sus nalgas me atraían como hacia un abismo, llegó enfundado en un pequeño pantaloncito de licra, delicioso, mi verga estaba a punto de reventar y él la acariciaba sobre mi short, sin embargo, nunca me dejó tocarle en medio de las nalgas, cuando yo lo intentaba, él me llevaba la mano hacia su poderosa verga.

Me dijo que le gustaban los hombres a rabiar, pero que él no podría ser homosexual pasivo jamás, que su verga estaba a mi disposición, por más que insistí, sólo toqué sus nalgas sobre la licra.

Me pidió que le mamara la verga, lo hice, usando la mejor de las técnicas para ver si así lo convencía y aflojaba el trasero, pero cual sería mi decepción que, apenas le di dos o tres chupetones en la cabezota de su tranca y soltó prolongados y recios chorros de mecos, como llamamos al semen en México.

Inmediatamente se le puso flácida, me pidió permiso para usar la ducha, se bañó y no permitió nada más.

Lo encontré dos veces más y lo máximo que logré con él fue que intentara poseerme, apenas iba apuntando su cabeza a la entrada de mi agujero y soltaba los mecos, incontinente el señor.

El tiempo pasó.

Hace dos días acabo de reencontrarlo, ahora en los baños Capri, está demacrado, muy maltratado del rostro, no hay aquellos pectorales de gym, sino un tórax pellejudo y un vientre si no prominente sí flácido y con estrías.

Me vio, sonrió, se acercó a mí, me tocó la verga fuertemente, con una mano que ansiosa jugaba con mi tranca y con mis huevos.

Me siguió a mi vestidor y me dijo que hiciera con él lo que quisiera, que sus nalgas estaban a mi disposición, que había tenido un hombre, un verdadero macho que acabó con su juventud y su fragancia, que había sufrido mucho, pero que había aprendido a disfrutar la verga a tope, que a veces mamaba a dos o tres hombres, que bebía su semen y que ha utilizado todo tipo de “juguetes” sexuales para darle gusto a ese culo suyo que es insaciable.

No sé, lo comento con cierta tristeza, es increíble cómo nos cambia la vida.

¿Qué te ha parecido el relato?


Descubre más desde relatos.cam

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo