La gallinita ciega
Eran las cuatro de mañana y todavía estábamos en casa de Marta, celebrando su cumpleaños, íbamos un poco fumados y bastante bebidos, cuando a Marta se le ocurrió jugar a la gallinita ciega, la verdad es que a todos nos hizo gracia así que todos aceptamos, éramos siete, Marta, Marco, su hermano, Carlos, el rollo de Laura, Laura, Oscar el «amigo» de Marta, Sofía y yo.
El primero en pringar fue Oscar, Marco le vendo los ojos con un pañuelo negro, y después de darle varias vueltas lo dejo suelto, Oscar iba de un lado al otro, mientras que nosotros nos acercábamos por detrás le hablábamos y nos íbamos corriendo, el juego consistía en que él tenía que tocarnos, nosotros una vez tocados quedarnos quietos, sin hablar y él ir descubriendo quien era esa persona.
Oscar tocó a Marta, o mejor dicho, Marta se dejo tocar, las manos de Oscar empezaron a palpar los hombros de Marta, al principio con algo de miedo, pero después con firmeza, subió hacía su rostro, paso sus manos por sus mejillas, se acercó a sus labios, y Marta jugando le mordió un dedo, todos nos pusimos a reír, Sofía le pregunto que si ya sabía quien era, pero él dijo que no y siguió bajando sus manos hasta las tetas de Marta, las sobo, las masajeo y después de un buen rato, dijo:
Creo que ahora ya sé quien es – diciendo eso, le pego un morreo a Marta.
Claro esta que Marta no siguió el juego, ya que, se largaron a una de las habitaciones, y me tocó pringar a mí, recuerdo que Marco me puso el pañuelo y me vi perdida, no sabía hacía donde tirar, oía las voces de Sofía y Carlos a mi alrededor, pero no conseguía tocarlos, no sé que movimiento hice pero me vi perdiendo el equilibrio y gracias a unas manos que me sujetaron por mi cintura no lo hice, me giré y toque un brazo, subí hacía los hombros, eran unos brazos fuertes, no podía ser ni Laura, ni Sofía, así que sólo me quedaba Carlos o Marco, subí hasta su rostro, tenía una cara cuadrada, con una gran mandíbula, unos labios carnosos, una nariz recta, unos ojos grandes, unas cejas bien dibujadas, mmmm, no sabía que decir, estaba confusa, Carlos y Marcos se parecían, así que baje mis manos por su pecho, tenía un pecho fuerte, pase mis manos hacía abajo, y sentí sus pezones duros, eso hizo que me excitará, pase mis manos por su cintura, las subí por su espalda, era una espalda grande, baje hacía abajo y toque su culo, jajaja, sí, me aproveche de esa situación, fuese Carlos o Marco, estaba buenísimo, tenía un cuerpazo y ya que me había tocado pringar que mejor recompensa.
Tenía un culo, duro, firme, prieto del deporte, volvía poner mis manos en su cintura y oí la voz de Sofía:
Menuda sobada le estás dando, guapa.
Jajajajaja, es que tengo mis dudas.
Sí, sí
Puse mis manos sobre las suyas y supe que era Marco, llevaba un anillo en el dedo índice, así que sin hacer esperar más dije Marco, me quito el pañuelo de los ojos y vi su mirada, me excitó muchísimo en la forma que lo hizo, el nunca me había mirado de esa forma, pero seguimos el juego, le tape los ojos, le di un par de vueltas y lo deje ir, empezamos a correr detrás de él y a decirle cosas, pero como soy tan patosa me coloque en una esquina y al querer salir me cerró el paso, no podía ser otra vez, a mi no, Carlos, Sofía y Laura empezaron a reírse como locos, al ver mi cara de cuadro, mientras que Marcos me decía ya te tengo, supongo que sus risas me delataron, Marco sabía perfectamente que ninguna de esas risas era mía, pero en vez de decir mi nombre, opto por pasar sus enormes manos por mis hombros, bajarlas hacía mis tetas y sobármelas, eran unas caricias firmes, suaves pero fuertes, pasó sus manos por mi cintura y bajo hacía mi trasero, lo apretó contra él y noté su paquete, estaba excitado, se rozo contra mi y yo empecé a ponerme húmeda, me estaba poniendo malísima con aquellos movimientos, con aquellos roces, subió sus manos a mi rostro y paso su dedo por mis labios, lo lamí y él acabo por introducirlo dentro de mi boca, mientras que Sofía gritaba:
Eso no se vale, o todas o ninguna.
Jajaja, cállate Sofía no seas corta rollos.
Si claro, guapa como tu tienes a Carlitos a mí que me zurzan, ¿no?
Eh, que si se tiene que compartir se comparte, ¿verdad cari?
Claro Laura, el sueño de mi vida dos tías para mi, jajaja.
Mientras Laura, Carlos y Sofía se reían Marco se acerco a mis labios y me beso, paso su lengua por mis labios humedeciéndolos, y poco a poco fue introduciéndola en busca de la mía, no tardó en encontrarla, mis manos se agarraron a aquel trasero, ufff, estaba como un queso, lo apreté contra mi, estaba ardiendo, quería algo más que eso, me estaba poniendo a mil.
Supongo que Marco lo noto, se quito el pañuelo, y cogiéndome de la mano me llevo a su habitación, nada más cerrar la puerta me quitó la camiseta y dejo mis tetas desnudas ante él, las masajeo, las lamió, las chupo, las beso… y yo cada vez más cachonda, había empezado a gemir, me desabrocho los pantalones y me dejo en tanga, se desnudo y pude ver ese magnífico cuerpo, estaba para comérselo, me estiro en la cama y me giro de espaldas a él, me acaricio la espalda y fue bajando hacía abajo, paso sus labios por mis nalgas y las mordisqueo, me cogió de las muñecas y con el mismo pañuelo de habernos tapado los ojos, me ato las manos, mientras que yo le decía:
No, Marco suéltame, no me hace gracia.
Tranquila, no pienso hacerte nada que no te guste.
Esto no me esta gustando.
Esto no cuenta.
Y diciéndome eso me giró boca arriba, mientras que yo le volvía decir que me soltará, me cerro la boca con sus labios y seguidamente me quiso tapar los ojos mientras yo me movía para que no pudiera tapármelos, se sentó encima de mi, con ese mismo pañuelo que no pudo taparme los ojos, me tapo la boca, mis nos se vieron callados, mientras que cogía otro pañuelo y finalmente me tapaba los ojos.
Oía como los demás se reían a lo lejos y se mezclaban con los gemidos de Marta y Oscar que estaban en la habitación de al lado, eso me volvió a excitar.
De pronto note algo húmedo en mi pezón, era la lengua de Marco, que jugaba con mi pezón rosado y dibujaba mi aureola, lo succionó, lo chupo y eso me volvió loca, pero quería que me soltará, yo también quería besarlo, lamerlo…
Sentí su respiración en mi vientre y más tarde su boca encima de mi tanga, besando mi vello, para mas tarde acabar por quitármelo, separó mis piernas y se puso entre ellas, me beso los muslos, y poco a poco fue subiendo hacía mis ingles, paso su lengua por mis pliegues y no pude evitar gemir, estaba húmeda, volvió a pasarla, dándome lametazos y creí morirme de placer, arquee mi cuerpo y abrí más mis piernas, necesitaba volver a sentir esa lengua, note como sus labios se unían a los míos y su lengua buscaba mi clítoris, comenzó a jugar con mi botón y si no llega a ser por que paro, hubiera tenido mi primer orgasmo, esta muy mojada, y solo quería que me soltará y poder devorarlo, tenía ganas de sentir su verga en mi boca, de lamerla, jugar con su capullo y chuparla, pero no podía el seguía teniendo el mando, me giró de espaldas y me agarró de las caderas, apretó mis nalgas, las lamió y las mordisqueó, mientras que me decía:
Dios no sabes las ganas que tenía de agarrarte así, tenerte a mi merced, y hacer contigo lo que me plazca.
Diciéndome esto me dio un par de cachetadas en las nalgas, y eso no se porque pero me puso como loca, tanto que levante más mis nalgas, él viendo este gesto, me las separó y note como su lengua me daba lametazos en mi ano, me estaba dando un beso negro, dios mío, me encantaba aquella sensación, era algo nuevo para mi, ya que yo nunca lo había probado, comencé a gemir como una posesa y al poco rato tenia mi primer orgasmo, me temblaba todo el cuerpo, pero quería más, se tumbo encima de mi y pude sentir su verga dura entre mis nalgas, mientras que me susurraba si quería que me soltará, me giró para quitarme el pañuelo de la boca, la cual tenia algo seca y me beso, fue un beso largo, húmedo, apasionado, no quería separarme de sus labios, me volvió a preguntar que si quería que me soltará y mi respuesta fue no, pero si quería verlo, realmente aquella situación de impotencia me excitaba, tanto que le pedí por favor que me dejará chupar su verga.
Se levantó y se puso a la altura de mi boca, me la introdujo en la boca y comencé a chuparla con tal devoción que oía los gemidos de Marco, jugaba con su glande en el interior de mi boca, pasaba la punta de mi lengua dibujando su forma, a succionarlo levemente haciendo un poco de presión con mi paladar, la sentía tan dura y grande en mi boca que no podía evitar mojarme, note que estaba apunto de correrse y entonces hice más presión con mis labios, quería saborear sus líquidos, pero no me dejo, se corrió en mis tetas, sentí como ese de chorro caliente caía en mi piel, mmmm, dios que placer, pero lo que me puso a mil, fue ver lo que hizo Marco, después de eso, se tumbo encima de mi y empezó a lamer su propio semen, me quede atontada, veía como su lengua recogía las gotas que resbalaban por mis tetas, sin dejar ni una gota, chupándolo todo hasta dejarlas limpias, fue algo inexplicable, me excite tanto que le pedí que me penetrara y cogiéndome de los muslos me levanto las caderas y poniéndose de rodillas ante mi y arqueando mi cuerpo, me metió su verga para después volverla a sacar, mientras que yo entre gemidos le decía:
No, por favor, no la saques Marco.
¿La quieres ? , pídemela.
Dame tu verga, por favor.
No te oigo, pídemelo más fuerte.
¡Dame tu verga, por favor!
Voy a follarte como nunca nadie antes te ha follado.
Diciéndome esto me pego una embestida, metiéndomela de golpe, estaba super dura, grite como una loca, lo deseaba tanto, que no podía evitar callar mis gemidos, que seguramente oirían en la sala, pero me daba igual, estaba a mil, y no quería dejar de sentirlo dentro de mi, sus manos me apretaban cada vez más las nalgas contra él, hasta notar sus muslos contra estás, después de varias embestidas más, mi cuerpo se tenso y tuve mi segundo orgasmo, pero lo mejor es que él también y se vino casi al mismo tiempo que yo, sentí la calidez de sus líquidos dentro de mi y mis pequeños espasmos, fue genial, después de eso se tumbo encima de mi, cubriendo mi cuerpo, me desato las manos, y pude abrazarme a él, después de haberlo deseado tanto. Desde entonces me pone muchísimo que me domine.