Capítulo 1
A veces el meter la pata sin querer trae gratas consecuencias, como así me acaba de pasar. Por motivos laborales estoy más en Madrid que en Granada, en parte porque mi actual sumisa y pareja aparte de vivir allí es también mi jefa.
Pertenezco a una asociación cultural y con motivo de celebrar unos actos, la presidenta a la que yo conozco desde que era una niña, ya que ella en la actualidad tiene 44 y yo 57 me llamó, ya que en su día fui parte importante en esa asociación, para una entrevista. Tras una larga conversación y quedar en el día y la hora colgamos y como yo no tenía su número al hacerlo grabé su número… y ese fue el inicio de esta historia…
Cuando no estoy en Madrid, me gusta escribirme a través del estado de whatsApp con mi sumisa, con fotos y frases “pervertidas”, y se me pasó bloquear el contacto de Fátima en los estados, por lo que sin ser consciente de ello, desde ese momento además de mi sumisa ella también los veía. Fátima es muy guapa, rubia ojos azules, 1.60 de altura, rellenita, muy simpática y cariñosa a la vez que de misa casi diaria, sin pareja.
Como he dicho antes no era consciente de que ella leía los estados, porque nunca miro quien los ve. Una de las frases que le colgué a mi sumisa fue…
“Y te presentas ante quien deseas que te inicie que te guie, que saque de ti a esa sumisa que acabas de descubrir dentro de ti. Elegante, con falda a la rodilla, medias negras y zapatos de tacón. Te acercas a él y cuando besas sus mejillas, le susurras… sí quiero…”
Y llegó el día de la cita, que no era solo conmigo, ya que era un acto de la asociación, por la que llevaba sin aparecer años, por lo que estuve saludando a más gente de la que quisiera, hasta que la vi, sonriente, con traje de chaqueta negra, camiseta blanca y medias negras con unos zapatos también negros de tacón alto pero grueso, sonriendo, se me acercó y al darme los dos besos…
-Fátima. -Si quiero…
– ¿Cómo? -me sorprendieron esas palabras porque no sabía a qué se refería.
-Fátima. -Voy a seguir saludando -se quedó algo cortada porque como me confesó luego pensó que se había equivocado- ahora hablamos Raúl.
Se retiró confusa, al igual que estaba yo, hasta que caí, así que rápidamente saqué mi móvil y entrando en los estados de whatsApp vi que el que le había mandado a mi sumisa aparecía con dos vistos, mi sumisa y Fátima. Me sacó una sonrisa a la vez que mi perversa mente se alegró, porque de siempre me había gustado, aunque para ser sincero jamás pensé que ella fuese sumisa. Decidí rápido y le mandé un whatsApp…
“Medias o pantis PERRA”
Guardé mi móvil y me senté frente a la mesa donde estaba toda la junta directiva presidida por ella. Tardó un rato en sacar el móvil, sabiendo perfectamente que lo estaba leyendo, por el color de su cara que pasó a un rojo intenso. Me miró fugazmente, bajando enseguida la cabeza y mientras alguien de esa mesa hablaba, la vi escribir, fue rápido y no tardó en volver a guardar el móvil. Sentí vibrar el mío, pero no lo saqué ni lo leí, por lo poco que tardó en escribir sabía que había contestado a mi pregunta. Durante la hora que duró todo con disimulo comprobé como ella cada dos por tres me miraba y sacaba su móvil como esperando algo por mi parte. Una vez terminado todo y tras las despedidas de rigor, me salí a la puerta y saqué mi móvil para leer su respuesta, comprobando que estaba en línea…
“Pantis”
Fui breve y conciso…
“Eso no es lo que te escribí, (era mentira porque no era para ella), mal empiezas PERRA, ya hablaremos”
Lo leyó al instante porque seguía en línea, y yo hice intención de irme cuando me volvió a sonar…
“Por favor Raúl, no te vayas, quiero hablar contigo.”
Sonreí, como no hacerlo si un error me la estaba poniendo en bandeja.
“Tienes que cumplir con el cargo y luego tenéis cena, a la cual no he sido invitado por cierto”
“La cena es dentro de dos horas, por favor espérame”
“Voy andando al parquin, ese es el tiempo que tienes para alcanzarme PERRA”
Vi que lo leyó pero no hubo respuesta, así que con paso tranquilo y sabiendo, como así fue, que aparecería, no se me iba la sonrisa de la boca…Estaba entrando en el ascensor porque lo tenía en la tercera planta…
-Fátima. -Espera Raúl.
Puse la mano en la puerta para que no se cerrara y la dejé entrar, me miró para hablar…
-Calla PERRA.
Cogiéndola con fuerza del pelo la besé con brusquedad, a lo que tras las sorpresa, me respondió con más ganas que yo. La solté cuando llegamos a la planta donde tenía aparcado el coche…
-Fátima. – -Con la respiración agitada- no venía a esto…
-No te he dado permiso para hablar PERRA.
Agachó la cabeza y al ver que eché a andar sin esperarla, rápidamente se recompuso y me siguió.
-Entra en el coche, y no te preocupes, llegaras a tiempo a la cena PERRA.
Abrió la puerta y se sentó…
-Fátima. – ¿Puedo hablar?
-No.
Me la llevé a la afueras de Granada, por fuera iba serio, y por dentro me iba descojonando al ver su cara, entre miedo y preocupación. No me fui muy lejos de donde iban a cenar, así que me metí entre unos pinares y salí del coche…
-Sal PERRA.
Fue salir y cogiéndola del pelo, abrí la puerta de atrás de coche y la hice apoyar las manos dejando su gran culo gordo fuera, me miró con miedo, pero sin hablar, así que, no sin trabajo, conseguí subirle la falda, sin poder evitar que la raja trasera se rompiera un poco. Metí mis dedos y ayudándome de una llave, sus pantis eran tupidos de más, los rompí por su entrepierna, rasgándolos todo lo que pude, y apartando un tanga negro que pude comprobar que estaba chorreando. Me separé lo justo, para desabrochar mi pantalón y sacar mí ya dura polla de mis bóxer y cogiéndola del pelo, apoyé mi polla en su coño donde no necesite forzar, porque era tal su humedad que se deslizó sola. Era estrecho, muy estrecho que hizo aumentar mi placer a cotas inimaginables, tanto que temí correrme en seguida, así que me salí…
-Fátima. -¡¡¡Noooo por favor Raúl!!!
Me vino bien esa reacción por su parte, y con más fuerza de la debida para la primera vez, le rompí más sus pantis y empecé a azotarla…
-AMO o SEÑOR, ya no somos amigos PERRA, a partir de ahora soy tu DUEÑO.
-Fátima. -Me corrooooooo, agggggg lo que tú quieras, AMO, agggggg, no sé cómo lo has sabido, pero que importaaaaaa.
No quise sacarla del error, no era el momento, y aprovechando su corrida, la volví a penetrar, y esta vez sí, con dureza entré y salí de ella sin soltarla del pelo, hasta que me corrí, hasta que me vacié dentro de su coño. Me quedé un rato en su coño, hasta que mi polla se salió sola. Ese tiempo le sirvió para relajarse, algo que no quería que pasara, como no había soltado su pelo, tiré de ella y sin contemplaciones y sin importarme que el suelo estuviese lleno de tierra y ramas, la hice arrodillar y le metí mi polla en la boca.
-Límpiala PERRA, la quiero reluciente y guárdala.
Lo hizo, es más antes de meter mi polla en mis bóxer la besó.
-Fátima. – ¿Algo más SEÑOR?
-No PERRA, levanta que nos vamos, vaya a ser que llegues tarde a la cena.
Me retiré y no hice intención alguna de ayudarla, pero a pesar de sus kilos se mantenía en forma y se levantó ágilmente, pero cometió el error de pensar que era un juego.
-Fátima. -Uffff Raúl ha sido genial, ahora me tienes que acercar a mi piso que está más cerca que donde tengo mi coche, para ducharme y cambiarme…
No sé si iba a decir algo más, tampoco le di tiempo, cuando le solté un bofetón…
– ¿Qué piensas que estoy jugando?, jamás vuelvas a tutearme, PUTA y de ir a tu casa nada de nada, vas a ir así a la cena.
-Fátima. -Perdón AMO, pero…
-Está bien, sube al coche, te dejaré en tu casa, y jamás vuelvas a dirigirme la palabra.
-Fátima. -No AMO, por favor, no volveré a discutir una orden.
No esperaba esa respuesta, o por lo menos no así.
-Está bien, ahora te voy a llevar al restaurante y cuando acabes te espero en tu piso GUARRA.
Lo dije esperando una negativa, y no me pude equivocar más, porque abriendo la puerta del coche sacó el bolso y del bolso sus llaves…
-Fátima. -Aquí tiene las llaves AMO, ahora le mando la dirección ¿sabe que es en Maracena?
-No, no tenía ni idea, pero daré con el piso no te preocupes, ahora sube y vámonos.
Todo lo contrario a como había sido la ida, fue la vuelta, no habló, ni hizo intención, pero estaba tranquila y por supuesto sonriente. La dejé en la puerta del restaurante, aunque aún faltaba más de media hora.
-Fátima. – ¿Puedo hablar AMO? -asentí- siento su corrida resbalar por mis muslos, uffff, espero que no traspase. Gracias, procuraré llegar pronto.
Cogiéndola del pelo la besé…
-Allí te espero PERRA y no se te ocurra limpiarte.
-Fátima. -No lo haré AMO.
La dejé y me fui pensando en cómo había sucedido todo, y con la convicción de que se lo iba a contar, lo que si hice fue con el manos libres llamar a la pervertida de mi sumisa y ponerla al corriente de todo y que ya le mandaría alguna foto de mi nueva adquisición. Puse la dirección de su casa en el navegador del coche, no tardando en dar con su casa, ya que estaba bastante bien situada. Aparqué lo más cerca que pude y tras coger el ascensor entré en su piso y tras encender la luz de la entrada vi que no era muy grande además de tener la cocina integrada en el salón, eso sí decorado con muy buen gusto, salvo lo de tener las paredes llenas de fotos de santos, atravesé el salón abriendo una puerta que daba a un pequeño pasillo con dos puertas, la primera era un pequeño baño, sin ducha ni nada, y la segunda era su dormitorio, que como luego supe eran dos habitaciones que convirtió en una para hacerse un buen ropero y ampliar el baño, que ese sí que estaba completo, además con una bañera de patas. Lo que no me gustó fue que lo había dejado todo por medio, el dormitorio y el baño estaba patas arriba. Entré en el ropero y casi me caigo, jamás había visto tanta ropa, en parte era lógico por su constantes cambios de peso, pero el desorden era descomunal, por lo que desistí de hacer limpieza, ya tendría tiempo. Me senté en el salón y me puse la tele, quedándome adormilado porque se me pasó el tiempo volando, abriendo los ojos de golpe al sentir el portero. Miré el reloj y vi que acababan de dar las doce de la noche. Le abrí abajo y le dejé la puerta del piso abierta, volviéndome al salón y apagando al tele…
-Fátima. -Buenas noches AMO.
-Desnúdate PERRA.
Se quedó un poco cortada aunque reaccionó pronto. Lo primero fue quitarse la falda que la dejó caer por sus anchas caderas hasta el suelo, sacándome una carcajada que la hizo sonrojar, al ver que los pantis estaban llenos de manchas blanquecinas, lo siguiente fue la chaqueta que la echó sobre una silla, para sacarse la camiseta, dejando aparecer un precioso sujetador blanco, algo que no me gusta, odio que la ropa interior no vaya a juego, y fue a quitárselo…
-Para PERRA, descálzate y acércate.
Se sacó los zapatos y se acercó. Me levanté y le solté un bofetón con todas mis fuerzas…
-Que sea la última vez que te acercas así, en mi presencia eres una vulgar PERRA y como tal actuaras.
Con las lágrimas saltadas…
-Fátima. -Perdón AMO, no volverá a ocurrir.
Llevé mi mano a su coño y no me hizo falta apartarle el tanga para comprobar que estaba chorreando.
-Jajajaja, que GUARRA eres, estas chorreando, ya estas sacando todos los juguetes que tengas, -me miró con miedo- no he registrado nada, tu cuarto esta hecho una pocilga CERDA.
-Fátima. -No me ha dado tiempo AMO, he llegado del trabajo con el tiempo justo para ducharme, vestirme para Usted, -me gustó- y salir corriendo.
Fue a ponerse de rodillas…
-No, ahora tráelo todo.
Apareció en seguida con un cajón grande de plástico y colocándolo frente a mí se puso de rodillas y empezó a sacar, siendo lo primero tres silicios de distintas formas y tamaños, que me dijo mucho sobre qué tipo de sumisa era, a eso le siguió un látigo fino de ocho colas con las puntas metálicas, distintos modelos de velas, y pinzas.
-Fátima. -Esto es todo.
-Eres toda una mártir, ni correas ni dildos, jajajaja, eso es pecado ¿no?
-Fátima. -Si AMO.
Cogí uno de los silicios, porque era muy bonito, adornado con una pequeña flor.
-Este lo llevas puesto cuando sales PERRA, no esperaba este nivel en ti, me has sorprendido.
Me tenía excitadísimo y sin apartarle la mirada me desnudé, pensando en que su grado de dolor tenía que ser alto, a la vez que viendo su tipo de sumisión me iba a reportar gratas alegrías. Iba a empezar a disfrutarla, así que sin venir a cuento le solté un bofetón…
-Eres una pecadora, no sirves para nada, -le arranqué el sujetador- te excitas con todo ¡¡¡pecadora!!!, vas a ser castigada, ¡¡¡en pie!!!
Temblando y sin poder evitar que se le notase lo excitada que estaba, sus rotos pantis y la dureza de sus pezones la delataban. La cogí de pelo y comprobando que el sillón y mi altura eran perfectos…
-Apoya el culo en la silla PECADORA.
Sin saber lo que se le venía y sabiendo yo perfectamente que no le iba a gustar, le terminé de romper los pantis y apartando el tanga que del tirón que le di, este se le metió bruscamente en su coño, arrancándole gemido de placer. Me escupí en la polla y en la mano, para lubricarle un poco el culo, un culo que ufffff, enorme y precioso, llevé mi mano a su agujero, que poco hacía falta lubricar, estaba chorreando, no sé si de sudor o de sus propios jugos, pero poco me importaba. Al sentir mis dedos en el culo…
-Fátima. -¡¡¡Noooo!!!, por favor AMO eso es pecado…
Esperaba otra cosa, que era virgen, algo que suponía o que no le gustaba, pero lo de que era pecado no, y eso me la puso más dura y sin miramientos, ya me daba igual, le empalé de un golpe que me causo dolor a mí, pero a ella más, soltó un grito que ahogó mordiendo un cojín del sillón.
-Eres una PECADORA, y a las pecadoras se les castiga así PUTA.
-Fátima. -Siiiii AMO, castigue a esta pecadora, que solo piensa en fornicar.
Esa forma de hablar tan arcaica y que a mí, sabiendo que eso la ponía más a mis pies, me excitaba.
-Esto no es nada PUTA, vas a ser castigada por mala cristiana…
Una vez que mi polla se acostumbró a la estrechez de su culo, entré y salí de el con rabia con fuerza, haciéndola gemir cada vez con más fuerza…
-Fátima. -Me corrooooo AMO, esta PECADORA se correeeeeee, castígueme AMO, porque deseo másssss.
Sus palabras me espoleaban más, entrando aun con más violencia y azotando su culo con saña…
-Me corrooooo CERDA, PECADORA…
Me corrí, hacía tiempo que no disfrutaba tanto, y quería seguir causándole dolor y a la vez humillándola. Saqué de golpe mi polla de su culo, lo que le arrancó otro grito de dolor, y sin darle tiempo a reaccionar, la cogí del pelo y la tiré al suelo y sin soltarla y viendo mi polla bastante sucia, se le metí en la boca, no viendo rechazo por su parte…
-Fátima. – -Sacando mi polla de la boca- me corrooooo diosssssssss soy una PUTA PECADORA, agggggg.
Al sentir como se corría, empecé a mearme en su boca y terminé por todo su cuerpo. Quería más no sé porque pero quería más y de mala manera la arrastré por el suelo sin importarme sus gestos de dolor y haciéndola levantar la puse en una banqueta alta que había junto a la isla que separaba el salón de la cocina…
-Ni te muevas PECADORA, vas a expiar todos tus pecados…
Cogí el gato de ocho colas y tirando de lo poco que quedaba de las pantis y del tanga hacía abajo, dejé su gordo culo libre de cualquier estorbo y con ganas empecé a azotar indiscriminadamente sus cachetes, con fuerza, tanto que al cuarto o el quinto ya caían hilillos de sangre…
-Fátima. -Aggggg me corroooooooo, gracias, gracias por castigar a esta PECADORA, por sacar sus demonios de su cuerpo, aggggg…
Estaba nuevamente empalmado, en mis más de 35 años como Dominante y a pesar de haber leído u oído sobre sumisas “religiosas”, jamás había conocido a una, y ahora de golpe la tenía a mis pies. Me separé lo justo para ver como jadeaba, como sudaba como una Cerda, pero lo que me dejó a cuadros es que la zorra tenía las manos cruzadas y estaba rezando…
-Reza PECADORA, vas a saber lo que es redimirse…
En esa butaca era imposible hacer nada que no fuera azotarla, la cogí del pelo y la volví a arrastrar, esta vez hasta la mesa, pensé en la cama, pero entre el sudor, mis meados y que me iba a quedar a dormir allí, me decanté por la mesa…
-Arriba PECADORA, túmbate en la mesa.
-Fátima. -Si AMO.
Se tumbó boca arriba, separando todo lo que pudo sus gordos y musculados muslos, la muy GUARRA quería que me la follara, tan religiosa como puta. La arrastré hasta dejar su culo en el filo de la mesa y colocando sus piernas en mis hombros de un golpe se la metí en un coño que parecía un océano de todo lo que soltaba.
-Ufffffff, PECADORA, ufffffff voy a sacarte todos tus demonios a azotes, a pollazos, GUARRA.
-Fátima. -Siiii AMO -entre rezo y rezo- castígueme, úseme, saque todos los demonios de mi cuerpo…
-Siiiii GUARRA, voy a correrme en tu cuerpo…
Me salí de su coño y me corrí en su barriga, en sus tetas…
-Fátima. -Me corrooooooo, otra vez, siiiiiiii gracias, gracias.
Me separé, estaba agotado y cansado…
-Vamos a la cama PECADORA, pero tú como penitencia dormirás en el suelo.
Me dirigí al dormitorio sin ayudarla y sin esperarla, tirándome en la cama conforme entré. Entró tras de mí y andando de rodillas no a cuatro patas, no, de rodillas y con las manos entrelazadas…
-Fátima. – ¿Puedo hablar AMO? -asentí- ¿permite a esta PECADORA rezar?
No salía de mi asombro, le dije que sí, viendo como de un lateral del dormitorio sacó un reclinatorio, que había pasado totalmente inadvertido para mí.
-Antes de rezar, mañana a las siete te quiero despierta, tengo que subir a mi casa a por mí portátil, para trabajar. ¿A qué horas entras a trabajar?
-Fátima. -A las nueve AMO, pero mañana viene mi madre a comer…
– ¿Algún problema?
Fue la primera vez que la vi con intención de romperlo todo, pero su sumisión o sus pecados…
-Fátima. -No AMO ninguno, ya me inventare algo para que mi madre no venga…
-No, quiero estar presente…
No pasó desapercibido el escalofrío que le recorrió todo el cuerpo…
-Fátima. -Está bien AMO, como usted desee.
-Buenas noches…
-Fátima. -Buenas noches AMO…
CONTINUARÁ…
Soy Amo, me encanta la dominación, me gusta tener, someter y humillar a parejas y a quien se quiera iniciar, necesitar un tutor o conocer este estilo de vida.
Mi Skype es ra_ul1967, mi correo ra_ul1967@hotmail.com y mi Telegram @Amo_Leo, hablo y respondo a todo el mundo, siempre que lo haga con respeto.
Nota del autor: Soy cómo escribo, soy exigente, dominante y no suelo dar segundas oportunidades, cuando ordeno algo es para ser obedecido, algo que suelo advertir a quien desea ser adiestrada o entregarse a mí. No trato con hombres solos, aunque no me importa hablar con ellos. Ni miento, ni juego, ni sigo ni persigo a nadie por muy buena que este o por muy sumisa o perra que sea.
No entiendo a quien estando advertida o advertidos en caso de parejas sumisas, se enfadan conmigo y hasta me tratan de mentiroso o manipulador cuando corto con ellos cuando no cumplen.
Seguro que en la red hay quien los o las acepte, yo no.