Somos Ana y Hugo, un matrimonio de apenas un poco más de 10 años de casados, debería decir felizmente casados, ya que nos amamos mucho.
Debo confesarles que el primer año, nos matábamos en la cama, por asi decirlo, ya que cogíamos en todos lados, pero pocas veces era en la cama.
Solíamos tener sexo varias veces por día, a veces en el sillón, a veces en la cocina, y otras veces en la ducha, entre otros lugares de la casa.
Mi físico no es muy atlético, ya que no soy ni gordo ni flaco, término medio podría decirse. Hago poco ejercicio normalmente, aunque me gusta caminar bastante. Soy alto y tengo cara de hombre serio. No soy musculoso tampoco. Si bien no soy dotado, tengo lo mío, y el largo no es mi fuerte, ya que apenas mide unos 12 centímetros, pero es bastante gordita, y eso es lo que más le gustaba a Ana.
Mi esposa, en cambio, es lo que llaman ¡¡¡una verdadera hembra!!! Ella mide apenas 1.65 metros, y tiene un cuerpazo… unas tetas grandes para su estatura (si bien no son enormes, sobresalen de su cuerpo y se le notan bastante), pero sin lugar a dudas, el premio mayor se lo lleva su increíble culo.
Desde que la conozco que tiene un culazo… bien formado, duro, paradito… es una belleza de culo… es el típico culo que todos los hombres se dan vuelta para verlo bien en la calle.
Además de todos estos atributos, Ana es verdaderamente hermosa, tiene una carita de ángel, pero cuando habla, lo hace bien plantada y con mucha confianza. Tiene pelo castaño medio y ojos color almendra, además de una mirada cautivante.
Después del cuarto o quinto año de casados, comencé a descubrir cositas que no les había prestado atención antes. Por ejemplo que a ella la notaba cada vez más caliente, se excitaba rápido y muy fácil a veces, y no le alcanzaba con coger para bajar esa excitación, y ahí comencé a pensar que quizás necesitaba algo más para sentirse plena en la cama.
Al principio me dolió un poco pensar eso, ya que no podía dejar de recriminarme a mí mismo que el problema era mío, y pensaba cosas como que era poco hombre para ella, o que quizás ella necesitaba un macho mas potente…
Y con el tiempo me terminé de convencer de eso, me di cuenta de que para complacerla a ella, para dejarla realmente satisfecha en la cama, era necesario un macho de verdad, con una verga grande, mucho aguante y una descarga de leche muy abundante, cosas que a ella le gustaban mucho de un hombre.
Al darme cuenta de todas las cosas que a ella le faltaban en la cama, comencé a decirle que yo notaba eso, y ella lo admitió tímidamente al principio, pero con el paso de las charlas que teníamos, ella me lo hacía notar más y más, que necesitaba un verdadero macho en la cama.
Y así fue que comenzamos a buscar homb
Muestra tu apoyo a Mariposa y sigue leyendo esta historia
Compra esta parte de la historia y ayuda a los escritores a ganar dinero con las historias que te gustan.
Inicia sesión para comprar este contenido.
Al comprar aceptas las condiciones de compra.