Capítulo 7

Seguimos con el segundo encuentro de María con Jorge,…

“entre gemidos y el sonido de su verga entrando y saliendo de mi culo, y sus huevos chocando con mi pucha llegó mi primer orgasmo esos violentos, súbitos que llenan todo mi interior con contracciones, el oírlo tratarme como puta, me hizo sentirlo muy dentro de mí, me estaba coronando como una puta experta, me siguió cogiendo por el culo y cuando estaba a punto de venirse dentro de mí la sacó y se puso de pie como pudo para evitar la venida, me levantó de la posición en la que estaba en la cama y me dice:

“te quiero disfrutar de todas las formas posibles, quiero placer para mis ojos, te vas a desnudar para mí, despacio, enseñándome cada parte de tu cuerpo

“por supuesto papi, tú mandas,

“le hice sentar enfrente de mí en una silla y con movimientos rítmicos empecé a bailar imaginándome la música más sensual posible, el buscó los controles de la televisión buscando música para acompañarme pero lo que se encontró fue un canal de porno, donde con un fondo musical, una pareja estaba cogiendo de todas las formas posibles, con imágenes que en mi vida había pensado se pudieran filmar y pasar por la televisión, se veía a la chica, mamar una verga tan grande que apenas le cabía por la boca, mientras mis ojos estaban extasiados viendo esas imágenes impactantes a mi cerebro continué con mi burdo streptease, despojándome de mi ropa lentamente, fui desabotonando uno a uno mis botones de la blusa, que por su transparencia dejaban ver mi bra de media copa, al terminar la deje resbalar de mis hombros llegando al piso, exhibiendo orgullosa mi bra de encaje rojo, (de ese color que solo usan las putas) la orilla de mis areolas se asomaban tímidas por el borde del bra. Levanté mi pierna izquierda tanto como lo permitía mi minifalda y su abertura lateral, para mostrarle el borde de mi media y la orilla de mi tanga, bajé el cierre y moviendo cadenciosamente la cadera la fui bajando, descubriendo el frente de mi tanga roja, de encaje transparente, que dejaba ver el vello de mi pubis a través de la tela, al fin se deslizó una vez superado el obstáculo de mi cadera, haciéndole compañía a mi blusa en el piso. De vez en vez mis ojos veían la pantalla con otra escena, esa gran cabeza luchando por meterse en una puchita que parecía imposible que la penetrara, mis manos fueron al broche frontal de mi bra y abriéndolo le mostré mis chiches con sus pezones erectos y duros, poniendo mis manos debajo de cada uno sosteniéndolos y levantándolos para ofrecérselos, lo hice caer y mis pechos se bambolearon de placer anticipado,

“te gustan papi?, son tuyos, y serán tuyos siempre, ven por ellos y hazlos tuyos

“me gustan puta, me gustas mucho

“continué con la danza, la verga del televisor ya había entrado completamente en la raja de la chica que lejos de mostrar dolor, se movía como loca de placer subiendo y bajando encima de ese gran palo, mis dedos buscaron el hilo de la cintura de mi tanga y desprendiéndola de mi entrepierna la fui bajando lentamente mostrando mi pubis y su vello ensortijado que lo cubre, levante una pierna para deshacerme de ella y luego la otra, lanzándola con la mano hacia Jorge, que la atrapó en el aire y se la llevó a la nariz para aspirar el aroma de mis jugos. A estas alturas, la verga de Jorge no había perdido dureza ni longitud, me parecía que cada vez se ponía más grande, lo derribe de espaldas en la cama, me subí con agilidad le fui quitando su ropa, era tal mi ansiedad que un botón de la camisa salió volando por la habitación, hasta llegar a un rincón desconocido terminé de desnudarlo y luego de acercarme a su verga y recibir ese olor característico de mi culo, me levanté por una toalla y con agua y jabón le limpie toda su verga, suavemente, para quitarle los residuos de mi intestino, la sequé y me la llevé a la boca, la besé en todo su trayecto desde la base hasta la punta de la cabeza, su liquido salía a gotas, lo esparcí con mi lengua en toda la superficie de la cabeza y me la metí para mamarla, hoy disfrutaría lo que la sesión anterior simplemente amé, hoy le haría saber de lo que era capaz mamando, haciendo un movimiento de succión metiendo y sacando cada vez más trozo de carne en mi boca, casi llegaba a mi garganta, pero la sentía tan gruesa que no podía hacerla llegar hasta el fondo, su sabor llenaba toda mi boca lo mismo que su grosor y longitud, cuando la sentí lista, me subí encima de él y me la metí profundamente en mi panocha, que ricura¡¡, me taladró profundamente, me hizo estallar, en un nuevo orgasmo aprisionándola dentro de mí, como queriendo que nunca se saliera y me diera esa placer continuamente, hasta morir, conforme pasaron los segundos de la explosión y cuando mis muslos volvieron a responder adecuadamente, empecé a cabalgar furiosamente encajándome la verga una y otra vez, abriendo mis piernas lo más que podía en esa posición para sentirla más adentro, cada que subía y bajaba, el roce de su verga con mi pucha me hacía sentir pequeñas descargas que se iban sumando haciendo que el placer fuera creciente; el choque con mi interior hacia el placer profundo, enorme, al tiempo que subía y bajaba en ese tronco que me llenaba; movía mi pelvis adelante y atrás, haciendo que su verga rosara con mi clítoris lo que me hacía brincar cada vez más fuerte, clavándome una y otra vez; la suma del roce en mi clítoris, en mis labios y el choque en la profundidad, hicieron que mis orgasmos se sucedieran en una secuencia interminable, siendo uno cada vez más fuerte que el anterior, grandes gotas de sudor recorrieron mi espalda y mis pechos bajando las primeras hasta mis nalgas, resbalando por el surco hasta perderse en medio de los dos, las otras acumulándose en medio de mis chiches y bajando para esconderse debajo de ellos y más tarde continuar su trayecto hacia mi vientre, violando la intimidad de mi obligo y correr a refugiarse en el bosque de mi pubis, no sé cuántos fueron, solo sé que cuando sentí en mi panocha como la verga de Jorge crecía más en su diámetro y en longitud, llenado todo el espacio que había en mí y explotó, haciendo que mi cueva se llenara de su leche, fueron varios mis espasmos, acompañando a cada chorro que enviaba hasta mi profundidad, me desvanecí encima de él y me quedé estática durante algunos minutos disfrutando y sintiendo que me podía pasar así, toda la vida.

“quizá fueron unos pocos minutos, pero la intensidad y el placer durarían muchas horas, me levanté y retomando la idea le dije-

“algo más que se te ofrezca, papi?

“me miro con ojos incrédulos de que volviera al juego de la puta, pero reponiéndose de la sorpresa me siguió

“nada mi puta, excelente trabajo, me has dejado seco.

“me da gusto que te sientas satisfecho, así me buscarás la próxima.

“empecé a vestirme, cuando llegué al bra, vi mis chiches al espejo y volteándome hacia el le dije,

“papi, falta algo¡

“tu pago?

“no papi, necesito que me marques las chiches,

“cómo,

“si necesito llevarme el día de hoy un recuerdo que dure en mi cuerpo más que las sensaciones de mi piel, de mi panocha, quiero tener una marca que permanezca al menos una semana, que cuando la vea o la toque me recuerde este momento

“en serio?, no tendrás problemas en casa?

“de eso me encargo yo, no te preocupes, quiero verte todas las mañanas cuando me bañe y sentirte todas las noches cuando me toque los senos para dormir………..

“se acercó, besándome los pezones y acariciándolos con la lengua hasta volver a ponerlos duros, los metió en su boca mamándolos, uno y luego el otro, los mordía suavemente, excitándome, pero no dejando marca en ellos,

“le saqué el pezón que estaba en su boca y le dije, mira aquí, señalando la parte media de mis chiches, justo donde termina la areola y empieza la otra piel, me clavó los dientes en el derecho,

“así, más fuerte, mas, déjame la señal de que soy tuya, más fuerte papi,

“cuando sentí que me podía abrir la piel le detuve para apreciar la huella, se notaban claramente los puntos donde se habían clavado cada uno de sus dientes con una marca roja brillante, casi a punto de abrirse la piel,

“excelente papi, ahora el otro lado,

“ me volvió a aprisionar clavando sus dientes, con más confianza en el otro lado, fue tal la excitación que me provocó que sin más mi panocha se contrajo bruscamente en un orgasmo fugaz, fue como una descarga eléctrica en el fondo de mi panocha, la marca de sus dientes estaba más nítida que la primera, más rojo el centro, pero no había daño alguno en la piel. Concluida la misión, me terminé de vestir, dejé la falda al largo de la tela, extendí la mano hacia el con la palma hacia arriba, -“ahora sí, mi pago por favor papi”, saco la cartera y cuando la abrió tome un billete de $100.00 y le dije –“así está bien papi” y me puse la gabardina antes de bajar para subirme al auto, ya que no quería me vieran así, jijiji

“me dejó en General Anaya y ahí tomé un taxi para llegar a la casa, durante la tarde me molestaron los senos, sentía los pezones más grandes de lo habitual y muy sensibles al roce de cualquier movimiento, intenté quedarme sin bra, pero el roce era mayor por lo que decidí ponerme un top deportivo ajustado y con eso la molestia calmó un poco, esperar para contártelo ha sido un tiempo con anhelos, ansias y deseos de compartir mi aventura, este billete -enseñándome el de $100.00- me lo vas a tener que poner en un marco para colgarlo en alguna de las paredes de esta recámara, para que nos recuerde lo puta que es tu mujer¡¡

Esa noche el sexo rebasó todas las fantasías previas que pudiéramos haber tenido antes, ver sus pechos marcados por mordidas que no habían causado mis dientes, sentir y oler su panocha a esa mezcla tan especial que es sus jugos y el semen que no había sido depositado por mí, probar en sus chiches y pezones la mezcla de sudores de ella y de alguien más que no era yo, hacía todo más y más excitante a cada paso que daba en descubrir su cuerpo para ir encontrando las diferentes huellas de su encuentro sexual más reciente. Sus orgasmos en las diferentes posiciones, mientras repetía en cada uno de ellos -“soy tu puta, cógeme como a la más puta”, encendían mis sentidos y hacían que cada penetrada en su panocha, culo o boca fueran cada vez más intensas, más fuertes, más profundas alcancé a venirme en dos ocasiones una de ellas en su culo y la otra en su panocha, y en cada una de ellas, terminó limpiando mi verga con su lengua y saboreando cada gota de leche que escurría de ella, en un intermedio de nuestra noche de placer y al acompañamiento de un trago de vino que habíamos llevado a la recámara, me preguntó si había acudido su cuñada a la cita, por lo que le describí paso a paso, todo lo que sucedió desde el momento que llegó Estela al despacho. Su cara cambió por un momento, pero conforme continué con el relato, me acarició con lujuria, apretando mis huevos hasta el punto de que el placer se convirtió en dolor, pero generando una erección firme y lista para el nuevo encuentro, mientras terminaba mi relato, ella se tragaba mi verga hasta hacerme explotar por tercera ocasión, ahora dentro de su boca, tragando cada chorro de leche que le llenó la garganta sin esfuerzo y regalándome una mirada llena de deseo y placer. Nuestra noche terminó cerca de las 5 de la mañana y nos abrazamos para dormir hasta entrado el medio día, cuando las hijas llamaron a la puerta para avisar que ya tenían listo el desayuno.

El lunes, inició sin mayores incidentes, cada quien a sus respectivas tareas del día, cerca de las 10.00 timbró el teléfono de la oficina, yo le estaba dando instrucciones a mi nueva empleada de que quería que hiciera y como contestar el teléfono, contesto y me dijo –“su esposa”- tomé la bocina y le hice señas de que me dejara solo mientras contestaba, al momento me dice María –“no te quito mucho tiempo amor, te llamo para avisarte que estoy fuera de casa y no es seguro, pero tal vez me cojan”- dicho lo cual, terminó la llamada, me sorprendió, no lo esperaba, no después del viernes, lo que causó una erección súbita y un gran desconcierto, no creía que fuera a ver a Jorge, ya que en su trabajo las condiciones no se lo permitirían, al menos eso era lo que yo pensaba, y por más que le daba vueltas al asunto, no le podía poner nombre a la persona con la que “tal vez”, cogería María..

Seguí enseñándole a Sandra, (este es el nombre de mi nueva asistente) que teníamos que hacer en el despacho y le sorprendí más de una vez mirando mi entrepierna, ya que mi erección aparecía por ratos, cuando recordaba la llamada de mi esposa y en mi pantalón se marcó una huella de una gota de humedad, realmente me tenía excitado la llamada de María además de intrigado, traté de evitar en lo posible nuevas erecciones, a la hora de la comida, la noté más tranquila como entendiendo que el trabajo sería relajado y con confianza, ese primer mes el trabajo solo sería en las mañanas ya que no tenía como para pagar un horario completo, en la tarde en la soledad de mi despacho, pude por fin dar rienda suelta a mi imaginación y terminar masturbándome de solo pensar en María, cogiendo con un desconocido para mí.

Cuando llegué en la noche a casa, la encontré terminando de dar de cenar a las hijas, con una bata amplia, mas cansada de lo habitual, cenamos y nos dispusimos a ir a dormir, cuando nos empezamos a preparar para ir a la cama, me llamó la atención que no se quitara la bata, suponiendo yo que traía su camisón debajo de, pero no sucedió, simplemente me dijo,

“quieres que te platique lo que pasó en el día”

“por supuesto linda, me has tenido todo el día en ascuas, cuéntame”

“te comenté la semana pasada que me había excitado mucho con Alberto, y que la visión de la cabeza de su verga estuvo dando vueltas en mi mente todo el lunes, pues bien, en la mañana sonó el teléfono y era él, tuvimos una conversación más o menos así

“buenos días”?

“hola preciosa, habla Alberto, como estas?

“bien gracias, terminando de despedir a las niñas al colegio”

“perfecto, paso por ti para desayunar?, ya terminé mi ejercicio¡

“pero vendrás todo sudado¡

“ya casi voy llegando a tu casa, así que nos vemos en 5 minutos

“ok, te espero

“cómo no tenía la más mínima intención de salir, me había puesto un bikini y una camiseta de tirantes (no toleraba el brasier, ya que mis pechos aún están doloridos de las mordidas de Jorge), traía un pant y una sudadera, zapatos tenis y una coleta de cabello. Mas tardé en colgar el teléfono que sonar el claxon de la camioneta de Alberto, (hasta ese momento, era la única persona que yo conocía que usara teléfono celular) unas gotas de perfume en el cuello y revisar que no trajera el cabello alborotado y salí de casa, cuando llegamos al restaurante, (el mismo de la semana anterior) se bajó de la camioneta al abrirme la portezuela de mi lado, pude apreciar en toda su longitud su verga que se marcaba a través de la ropa, no sé si mi memoria me engaña, pero lo que vi la vez anterior, no se parecía en longitud a lo que estaba viendo hoy¡, se marcaba una cabeza grande y gorda, que era oprimida por las lickras de ejercicio de color negro que lucía, me dio la mano para bajar y sentí como una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo desde la punta de los dedos hasta lo más profundo de mi panocha, produciendo una descarga de humedad que claramente sentí como se acumuló en mi calzón, nos dieron una mesa aislada del resto por una valla de bambúes que hacía las veces de un pequeño salón de una sola mesa, antes de empezar fui al sanitario para lavarme las manos y sobre todo, para quitarme esa humedad y calor que sentía con un poco de agua fresca, de camino encontré unos teléfonos de tarjetas y monedas que fue de donde te llamé, no sabía si me atrevería a dejar salir esa excitación que me estaba invadiendo o si sería más fuerte el no saber que podría suceder entre ustedes dos si algo así sucedería y esto lograra frenarme, además el recuerdo de que te habías cogido a mi cuñada, fue un aliciente extra para seguir y dejarme llevar por si algo se presentaba; aclaro, no fue pensamiento de venganza, más bien fue el saber que nos teníamos la confianza de hacer algo con alguien de nuestro gusto sin temor de enamorarnos y si con la certeza de que al final lo disfrutaríamos juntos…

“al regresar a la mesa, se levantó para abrirme la silla y al sentarme sentí el roce de su verga en mi brazo lo que aumentó la sensación de excitación que acababa de tratar de contener, se sentó a mi lado, almorzamos y platicamos de todo un poco, casi al término del café puso su mano en mi rodilla y la descarga recibida ahora, no se parecía a ninguna de las previas que ya había tenido, el sentir su gran mano, fuerte, firme aprisionar mi rodilla y tocar parte de la cara interna de mi muslo me hizo subir la temperatura, por toda mi entrepierna¡, pensar el Alberto como hombre, hoy se hacía más fácil que la vez anterior, pero seguía teniendo mis temores de tu respuesta, pero dados los más recientes acontecimientos, como el que hayas cogido con mi cuñada, la esposa de mi hermano, me hizo dejar de pensar en ese “pequeño detalle”, y me fui dejando llevar por mis sensaciones más que por mis pensamientos.

“cuando terminamos de la sobremesa, salimos del restaurante y antes de subir a la camioneta, me abrazó y rozo mis labios con un beso, me subí y por supuesto nos fuimos directo a su casa, con el mismo pretexto de bañarse, llegamos y cuando entramos su verga seguía igual de marcada, no sé si más grande pero yo la veía crecer a cada instante, se metió al baño y cuando se despojó de sus lickras, pude observar a través del vidrio esmerilado, como su verga saltaba desde su escondite en forma imponente, me acerque a la puerta del baño para poder tener un mejor punto de observación y mientras él se duchaba ya no pensaba nada más que tener ese pedazo de carne entre mis manos y en otros sitios…. Ví como se enjabonó y luego se retiró la espuma con el agua, cerró la llave, yo estaba paralizada de la fascinación, cuando abrió la puerta del cancel y me vio ahí parada, muda, estática, se sorprendió de tenerme a menos de un metro de distancia, aún con el agua escurriendo por su cuerpo y la mano buscando una toalla que nunca encontró, instintivamente su mano fue a su entrepierna tratando de ocultar su enorme verga parada, dura,

“porque estás aquí?

“no quería perderme este espectáculo¡¡

“la pregunta es porque estás así??, que te tiene tan excitado?

“lo preguntas de verdad?, dime, acaso ves a alguien más aquí?

“no creo que yo esté en este momento sexy como para excitarte en pants y sudadera, así que no entiendo?

“no es este momento, han sido muchos otros desde que te conozco, pero especialmente hace una semana que nos vimos, Aclaro, siempre has sido inalcanzable, pero en esa ocasión la luz que irradiaban tus ojos era tan diferente a lo que yo había visto antes, una mirada libre, sin ataduras, satisfecha con la vida, pero sobre todo satisfecha contigo misma, y eso ha movido muchas cosas en mí desde que te vi llegar, y cuando saliste de la recámara corriendo, supe que algo había sucedido en ti también, pero lo que me motivó a llamarte hoy, fue el beso que me diste al llegar a tu casa,

“hoy?,

“no, cuando te despediste hace una semana, tus labios rozaron los míos, con una promesa de … no sé de qué, pero a partir de ese momento he necesitado quitarme esa necedad de la cabeza sin conseguirlo

“de la de arriba o de la de abajo, porque lo que es esa – dije señalando su erección – creo que no lo has conseguido

“salgamos de aquí, -dijo, acercándose a mi para que saliéramos del baño- y déjame cubrir,

“para que, si ya te vi completamente desnudo, mejor déjame a mi disfrutar de este espectáculo no todos los días, puede una ver algo tan bello como ese tronco que tienes entre las piernas, -me hice hacia atrás, para dejarlo salir del baño, caminó y con la mirada seguía buscando la toalla que tenía yo entre las manos, yo seguí disfrutando de observar su cuerpo, trabajado todos los días en el gimnasio desde no se cuánto tiempo atrás, brazos y piernas musculosas, abdomen marcado sin ser exagerado, espalda ancha con los músculos visiblemente fuertes, una verga más grande y gruesa que las 3 que he tenido en mi cuerpo, con una cabeza gruesa, que a pesar de estar excitado, daba la impresión de no estar en su máxima expresión.

“salimos del baño y su erección lejos de perder tamaño, se hacía más grande conforme avanzaba hacia donde yo lo esperaba, me senté al borde de la cama y pude comprobar que su verga tenía una longitud un poco más larga que la de Jorge, pero un diámetro dos veces mayor, su cabeza era algo digno de observar, mis manos se dirigieron hacia ella y la empecé a tocar tímidamente, esa cabeza me tenía extasiada, y mi puchita estaba palpitando y a cada nueva palpitación, mayor producción de humedad que salía en forma de un pequeño hilo que se acumulaba sin retén alguno en mi pantaleta, apenas si podía cerrar mi mano alrededor de ese gran capullo rojo, que asomaba de su largo capuchón que lo envolvía, es la primera verga que toco que tiene ese capuchón tan extenso que cubre su cabeza y que pareciera ser una extensión que le permite alargarse aún más¡¡, la tomé entre las dos manos y retraje su capucha para descubrirla en su totalidad, y la acerqué a mi boca, le besé la punta y luego de darle varios besos, saqué la lengua y la empecé a recorrer, mientras subía y bajaba el capuchón con mis manos, una gota de humedad salió por el orificio, aprovechando para recogerla con la lengua y mezclarla con mi saliva para llenar esa gran cabeza de humedad, intenté meterla en mi boca, sorbiendo, chupando succionando para ayudarla a penetrarme, hasta que logré que la punta atravesara mis labios, apenas la mitad de su glande estaba dentro de mi boca y yo sentía que ya no podría abrirla más para recibir algo de su tronco, la saliva aumentó en cantidad importante dentro de mi boca, así como la humedad que salía de su verga, haciendo que se formara espuma entre mis labios, con el movimiento de mis manos la empujaba hacia dentro de mi cavidad al mismo tiempo que movía la cabeza de adelante atrás, tratando de absorberla y meterla un poco más, mi panocha ya a esta hora estaba totalmente encharcada y caliente a mas no poder, metí una de mis manos bajo mi sudadera, tocando mis pechos doloridos pero deseosos de ser acariciados, mis pezones estaban duros y al contacto con mi mano se irguieron más aún, Alberto bajó la mano y levantando la sudadera, hasta el cuello tocó uno de mis pezones entre sus dedos, y lo hizo girar, eso fue suficiente para que mi interior explotara en un orgasmo salvaje, intenso brusco que contrajo mi entrepierna, mi culo, y relajó mi boca con lo que su verga penetró hasta el fondo de mi garganta, toda mi boca estaba ocupada y solo había podido absorber el glande y un poco más del tronco, mis manos estaban aferradas al trozo que aún estaba fuera de mi boca, oprimiendo el cuerpo de ese intruso y no había metido ni siquiera la mitad de su trozo de carne que parecía madera de la dureza que estaba alcanzando, sentí esa cabeza gorda, grande abrir las comisuras de mis labios al punto de pensar que se desgarrarían, pero quería sentirla más dentro de mí, mis mandíbulas dolieron y fue suficiente para sacarla, la volví a ver y estaba brillante de mi saliva, un rojo casi morado, le volví a besar y chupar recorriendo con mi lengua todo el trayecto desde la punta que destilaba un jugo transparente, con un sabor que embriagaba mis sentidos, fui subiendo lentamente por toda su longitud hasta llegar a la base y me entretuve metiendo sus huevos en mi boca, succionándolos. Me tomó de las manos para hacerme levantar y quitando la sudadera se quedó admirando mis bubis cubiertas por la fina tela de la camiseta que hacía se marcaran claramente mis pezones en ella, la tomó del borde y la fue subiendo disfrutando a cada pedazo de piel que descubría, una vez liberados de esa casi inexistente pieza de ropa, se los llevó a la boca y empezó a mamar con furia mis pezones, metiéndolos profundamente en su boca, mordiéndolos, chupándolos, mamándolos, mil sensaciones nacían en mis pezones y llevaban cargas rápidas, intensas hasta mi clítoris, pudo apreciar las huellas de las lesiones que 3 días antes se produjeron en mi encuentro con Jorge y sin vacilar, puso su boca en el mismo sitio, haciendo presión primero con los labios y luego con los dientes, remarcando la huella en mis chiches; metió una de sus manos bajo mi pant y mi calzón, alcanzando el borde de mi pucha, tocando suavemente mi botón palpitante, haciéndome explotar en un orgasmo más intenso aun que el anterior, me recostó en la cama, despojándome de la ropa que aún me quedaba, yo seguía acariciando su tranca con mi mano, subiendo y bajando la cubierta de su glande, se recostó encima de mí, colocando su verga entre mis muslos, rozando mi clítoris haciendo un movimiento rítmico de adelante atrás, se giró en la cama King colocándome encima de él, por lo que me levanté y colocando una pierna a cada lado de las suyas abrí mis muslos lo más que pude y coloqué la punta de su verga en la entrada de mi raja, cuando ya estaba dispuesta a ensartarme en ella, me atrajo hacia arriba y se fue metiendo entre mis muslos, hasta colocar su cara bajo mi puchita, besándola, me recargué contra la cabecera de la cama, mientras el besaba y lamia mis labios, metiendo su lengua entre ellos y sorbiendo la gran cantidad de humedad que escurría de su interior, cuando su lengua tocó mi clítoris yo gemía moviéndome en círculos alrededor de esa lengua que tanto placer me estaba dando, lo tocó con sus dientes y lo jalaba con los labios, haciendo crecer aún más mi botón y mi placer, mis movimientos cambiaron ahora de arriba abajo, lo que aprovechó para meter un dedo en mi culito que lo apretó queriendo sentirlo en todo su trayecto,al ritmo de mis movimientos, lo metía y sacaba de su apretada funda, mientras yo estaba estrellando mis labios contra los suyos sintiendo como si fuera un pequeño pene esa lengua que me penetraba cada vez que bajaba entre las paredes de mi vagina, mis jugos llenaban su lengua, sus labios, su cara y yo restregaba cada vez más fuerte mi clítoris contra su cara, su boca, su nariz, su barba, no hubo parte de su cara que no rozara mi clítoris hasta que volví a sentir ese ardor que me hacía predecir un nuevo orgasmo que explotó dentro de mi vagina, corrió hacia mi culo y subió por todo mi cuerpo hasta alcanzar mi cara roja, ardiendo, sudando, me giró sobre mi eje para que le diera la espalda a su cara y bajándome hasta su pelvis, colocó nuevamente la cabeza de su verga en la entrada de mi panocha, me fui sumiendo en ese gran trozo de carne y mi pucha se abría a cada centímetro que bajaba, cuando mi humedad permitió que penetrara la cabeza en mí, me sentí totalmente abierta, ocupados todos los rincones de mi abertura, dilatada, invadida, toque con mi mano para comprobar que había sido capaz de recibirla en su grosor, y me seguí sumiendo ese palo que me invadía llenando poco a poco mi cavidad, mis músculos se cerraban alrededor de su verga para amoldarse y volverse a relajar y recibir otro poco, seguí bajando y recibiendo más y más verga, hasta que estuve sentada encima de ella y mi panocha absolutamente llena de carne dura, caliente, palpitante, sentía mis entrañas totalmente removidas de su lugar y la entrada ardiendo del gran calibre que me estaba tragando, una vez amoldada mi cavidad, subí para comprobar que resbalaba con suavidad pero firmeza y rítmicamente fui acelerando los movimientos, cabalgando arriba y abajo, dejándome caer fuertemente, sintiendo como chocaba contra mi interior y me abría cada vez más, volví a tocar con mi mano, solo para comprobar que esa dura tranca había penetrado integra en mi pucha, sus huevos chocaban cada que yo descendía, contra mi pelvis.

“seguí montando, a ritmo acelerado, el espacio se llenaba de mis gemidos y el ruido de su verga penetrando en mi panocha húmeda, que se contrajo en mi cuarto orgasmo de la mañana, tratando de exprimir la leche de esa verga que se negaba a dármela, por más esfuerzos y velocidad que yo imprimía tratando de acelerar su venida, esta se retrasaba y me tenía cabalgando furiosamente, subiendo y bajando frenéticamente hasta que al fin se compadeció de mí y lleno de leche caliente mi ahora gran cavidad, me desvanecí encima de él, abrazada con gemidos suaves, abriendo la boca para jalar el aire que se me escapaba brindándole el espectáculo de mis nalgas abiertas y su verga enfundada dentro de mi cavidad, tuvieron que pasar varios minutos para que me recuperara de la sesión de sexo y los múltiples orgasmos alcanzados, me enderecé aun ensartada por ese gran pedazo de carne que me tenía empalada y que se negaba a abandonar mi interior, me la tuve que sacar aun parada y no pude menos que agradecer el placer otorgado con una buena sesión de besos y lengüetazos para limpiar los residuos de nuestra mezcla que había escurrido desde mi interior y la había bañado en abundancia, volví a meterme ese chipote en mi boca y mamé unos minutos más.

“que rica verga tienes, siento que me abrió todo por dentro

“no sabes cuantas veces imaginé tenerte así¡

“de haber sabido lo rico que es tenerla dentro, esto habría sucedido hace mucho tiempo, lástima, nos lo perdimos,

“lo recuperaremos?

“disfruta la que hemos tenido hoy, nadie sabe que podrá pasar mañana, te puedo pedir un favor?

“por supuesto,

“quiero que me marques una mordida en cada uno de mis senos

“pero, te va a causar problemas,

“no te preocupes, de eso me encargo yo,

“no muy convencido, pero eso si muy apasionado me besó los pezones y en lugar de morder hizo un movimiento de succión a un lado de mis areolas, dejando una gran marca rojo vinoso, en cada uno de mis senos, no quedaron huellas de dientes, pero la huella del chupetón quedó más que marcada, como las apreciarás, cada uno de mis pechos, tiene ahora, una mordida y un chupetón, puedes estar orgulloso de la mujer que has construido, no solo hiciste que me gustara y disfrutara el sexo, sino que me has dado a probar otras vergas, de diferentes tamaños, con olores y sabores muy propios de cada una, con habilidades distintas, he podido disfrutar de orgasmos variados, suaves, intensos, salvajes, fugaces, lentos y continuos, me has hecho entregarme por recuerdo de un amor de juventud y en ese momento fue por amor que lo hice, has logrado que la puta de tu mujer, coja por el puro placer de coger, he evolucionado, las reglas ahora son mías, ya no conocerás lo que haga, si cojo con alguien será para mí, si por alguna razón, vuelves a ver, oler o saborear alguna huella en mi cuerpo que te haga suponer que tuve sexo, no te atrevas a preguntar, no tienes derecho a volver a preguntar, por ti, cogí con un vecino, con un amigo y con alguien más, lo que haga de hoy en más, será por y para mí, si alguna vez tengo deseos de platicar contigo de alguna de las sesiones de sexo que tenga con alguien, solo escucharás sin preguntar.

Lo que sucedió después de estos eventos, si bien fortalecieron dos terrenos sumamente importantes en la relación humana de cualquier persona, pero particularmente en la relación de pareja, uno de ellos fue la confianza, ya que en la etapa que iniciaba a partir de ese día, debería existir la confianza de que hiciera lo que hiciera, seguía enamorada de mí, y eso debía ser ciego, sordo y mudo, así debe ser el amor, que es la segunda parte, las relaciones de pareja están sustentadas en el amor y la confianza, no pueden soportarse sin una de las dos, son los dos pilares que la soportan y su fortaleza las hará duraderas.

La historia no termina aquí, simplemente fue un corte que marcó el final de la época de descubrimiento, de atrevimiento y de novedad, para pasar a ser algo diferente, compartido, pero sin presión, si ella quería comentar, yo empecé a ser oídos, si quería escuchar, yo platicaba, en cualquier caso, nuestra vida sexual se hizo intensa, apasionada, sin tapujos y sobre todo sin pena de compartir y ser compartido. —————-

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