Vacaciones inolvidables

Hacia poco que mi relación con el Delegado había terminado debido a que los cambios políticos lo excluyeron de cualquier cargo y él prefirió mantenerse alejado en espera de mejores vientos, dedicado exclusivamente al ambiente de la abogacía privada.

Mis «servicios especiales» dejaron de ser importantes para él y solo me llamaba ocasionalmente por teléfono para saludarme y mantener el contacto.

Durante algunos meses mantuve mi tranquila vida como secretaria, mi nueva jefa era una esclava del trabajo y me mantenía ocupada todo el tiempo.

Mi vida intima se volvió tan convencional que incluso acepte una relación de noviazgo con un antiguo compañero del colegio, y me convertí de la noche a la mañana en una niña bien portada.

Para el verano conseguí un periodo extra de vacaciones por lo que tuve a mi disposición un mes completo para descansar.

Mi noviecillo desgraciadamente tuvo que continuar en su trabajo y no conseguí que se despegara de su oficina ni siquiera un fin de semana para que me acompañara a la playa que moría de ganas por visitar. Así que me las arregle para viajar sola con él magnifico pretexto de haber conseguido un empleo temporal como edecán de un prestigiado hotel del Caribe.

Mi trabajo me ocupaba tan solo unas horas cada tercer día atendiendo los eventos del salón de convenciones y además de un regular salario mis prestaciones incluían el hospedaje en una espléndida habitación en el mismo hotel.

Como hablo ingles y tengo conocimientos de francés e italiano rápidamente me convertí en la edecán más popular a pesar de que entre las compañeras había varias que con su belleza fácilmente podían opacarme.

Mi primera semana la disfrute en grande combinando el agradable trabajo, pues me encanta conocer gente, y el placer del descanso mientras me tostaba al sol en la piscina.

Algunos turistas me rondaban mientras tomaba mis acostumbrados baños de sol o nadaba, como acostumbro en pequeñísimas tangas.

Quienes me asediaban constantemente eran los empleados del hotel, desde el gerente hasta el chico que cuidaba los jardines, pero como yo iba en plan de descanso, solo me divertía con sus cada vez más audaces piropos y disfrutaba en verdad el cúmulo de atenciones que me prodigaban.

Cuando cumplía exactamente 15 días de estancia me toco atender una convención de ejecutivos alemanes de una cadena farmacéutica.

Terminaba apenas el evento cuando como de costumbre los convidados comenzaron a revolotear alrededor de nosotras las edecanes, un grupo de los mas jóvenes se acerco buscando que aceptara comer o a tomar la copa, por supuesto que con mi mejor sonrisa amablemente los rechace ya que la política del hotel impedía cualquier trato entre empleadas y hospedados.

Muy a mi pesar pues había varios tipazos que en su rarísimo ingles trataban de convencerme elogiando cualidades de mi anatomía y personalidad en forma muy caballerosa.

Ante mi negativa alguno se atrevió a mencionar que le sorprendía mi actitud pues las edecanes del hotel tenían fama de ser muy aventadas. Yo que sabia algo de aquella historia pues cuando me contrataron fue porque se estaba reemplazado todo el stock de edecanes por la «mala reputación» que habían adquirido, así que me hice la desentendida y con toda diplomacia rechace todas sus propuestas y decepcionados se dedicaron a acosar a las demás chicas con las que aparentemente obtuvieron idénticos resultados.

Esa noche tenia planeado asistir al espectáculo de un conocido cantante a quien admiro así que me arrope con el mejor vestido que había llevado y me presente al show adonde gracias a los buenos oficios del contador del hotel conseguí una reservación. En la mesa contigua se encontraban mis admiradores alemanes.

No me reconocieron de inmediato pues la diminuta minifalda y el cabello al aire que tenia que llevar en los eventos los sustituí con el vaporoso vestido de noche que ahora lucia y por una especie de trenza con la que me recogí el pelo. Solo uno de ellos después de observarme bastante me identifico y con galantería mando a mi mesa una botella de finísimo vino.

Le pregunte al mesero quien la enviaba y me sentí obligada a mostrar mi agradecimiento, así que con un gesto invite al caballero alemán para que me acompañara.

Me dijo que todos estaban sorprendidos de que estuviera sola en el restaurante y que lo comisionaron para que investigara si esperaba a alguien o de plano me habían plantado. Entre risas le explique que iba sola pues era gran admiradora del cantante y no me lo hubiera perdido por nada.

Me aclaro que el vino era cortesía de todos ellos así que le pedí a los demás que pasaran a nuestra mesa.

Ni tardos ni perezosos cambiaron de lugar ante el agrado del mesero que seguramente haría buen negocio revendiendo la otra reservación. Mientras duro el espectáculo platicamos brevemente pues sabiendo que me gustaba el cantante me permitieron disfrutar el show.

Cuando termino la platica se centro en lo increíble que les parecía que una chica tan bella anduviera sola y lo sorprendente que se les hacia que una edecán se diera el lujo de pagar tan caro restaurante tan solo para ver a su cantante favorito.

Les explique que en realidad había tomado el trabajo por la comodidad de hospedarme en el hotel y para disfrutar de unas tranquilas vacaciones y que mi novio no me reclamara él haber viajado sola.

Se disculparon por las propuestas y suposiciones que hicieron en la convención, y les platique la historia sobre las anteriores edecanes y como fueron sustituidas y que las actuales estábamos condicionadas a tener un buen comportamiento.

Al calor de las copas y de la platica comenzaron las confianzas y supe que esa noche cayeron en aquel lugar por pura coincidencia, después de rondar por la zona de tolerancia en busca de algunas chicas para pasar la velada, pero que no encontraron ninguna interesante quizás por haber acudido muy temprano.

Me entro la comezón. Entre bromas platique algunas de mis andanzas disfrazándolas lo mejor posible a fin de me vieran mas como una chica liberal y reventada que como la «prosti» que era.

Por supuesto estaban interesadísimos a la vez que intrigados con mis revelaciones. Luego de mucha platica y dado que era muy tarde regresamos juntos al hotel pasadas las dos de la madrugada. Me invitaron a seguir la juerga en su habitación cosa que obviamente rechace ante su desencanto. Nos dimos las buenas noches y me retire a mi habitación.

Me disponía a tomar una ducha pues el calor era insoportable. Ya me había quitado el vestido y estaba solo con mi lencería: brasier de media copa y tanga negros. Alguien llamo con suaves golpecitos a la puerta. Cuando mire por el ojillo de seguridad descubrí a uno de los alemanes al otro lado.

Abrí un poco para asomar solo la cara y me quede mirándolo inquisitivamente. Sonrió sin atinar a pronunciar palabra mientras enrojecía por la pena. Le pedí que me esperara un momento y corrí por una bata para cubrirme, cuando volví a la puerta él seguía parado ahí sin decir nada.

Me puse a reír por lo ridículo de la situación, agravada por el hecho de que sin las zapatillas tenia que levantar exageradamente mi cabeza para mirarlo pues media mas del metro ochenta y yo, bueno yo soy pequeñita. Preocupada por que algún empleado del hotel se diera cuenta lo jale del brazo para que entrara y cerré después de asegurarme que nadie mas estaba en el corredor.

Nos sentamos y nos pusimos a charlar parte en ingles parte en español tonterías respecto al show, el clima y cosas así. Poco a poco recupero la seguridad.

Realmente era guapo: tendría unos treinta años, su piel blanquísima, ojos azules y rasgos muy finos pero varoniles, su cuerpo era de complexión fuerte y bien proporcionado, o mejor dicho todo lo contrario, ya que siendo tan guapo no me lo había proporcionado.

No dejaba de recorrer mi silueta con la mirada pues mi bata era un tanto transparente y de color claro así que mi ropa interior se notaba perfectamente. Sentí escalofríos tan solo por la forma en que me observaba.

Después del largo ayuno sexual que había padecido durante los últimos meses y a la vista de aquel galán extranjero que estaba ahí por obvias razones sucedió lo inevitable, cuando al fin se atrevió a tocarme acariciando mi cabello prácticamente me le fui encima para besarlo, con pericia se deshizo de la bata para poder sentir mi piel directamente al acariciarme por todas partes mientras yo hacia lo propio quitándole la camisa.

Luego de unos minutos de intercambio de apasionados besos y caricias de todo tipo me levanto en sus brazos sin aparente esfuerzo y mientras me seguía besando y diciendo cosas incomprensibles para mí en alemán me llevo hasta la cama. Rápidamente se desnudo por completo y luego me ayudo a quitar las pequeñas prendas que me cubrían.

Su miembro era de muy buen tamaño y gustosa le di una riquísima mamada encimándome sobre el que estaba recostado en la cama. Mientras él seguía poniéndome a mil besando y acariciando toda mi anatomía pero haciendo énfasis en mis pezones y en el cuello y sobando expertamente mi clítoris.

Sentí que se vendría en mi boca y gustosa me habría comido su semen, pero demostrando buen control de la situación me atrajo hacia él a fin de poder penetrarme mientras me hacia montarme sobre él.

Me di gusto llenándome con su pene hasta el fondo y restregando mi vagina de arriba abajo y alternando con movimientos circulares.

Me dejo hacer mientras apretaba firmemente mis senos y acariciaba mis pezones a sus anchas. De vez en cuando me atraía para besarme la boca, el cuello, los hombros y los senos y mordía suavemente los pezones, cosa que me excita tremendamente.

Lo cabalgue durante largo rato y conseguí un par de apasionados orgasmos mientras lo hacia. En un momento dado el me levanto por las caderas para invertir nuestra posición y rápidamente me penetrarme otra vez para cogerme a toda velocidad y lograr su orgasmo.

Disfrute increíblemente cada envestida mientras me apretaba contra él. Yo misma continué la cogida moviéndome acompasadamente para disfrutar mas su venida. Mientras terminaba de vaciarse tuve un tremendo orgasmo más.

Reposamos un rato mientras seguíamos besándonos. Una vez recuperado volvió al ataque, poniéndome bocabajo abrió mis piernas para cogerme por detrás, echándome todo su peso encima.

Se dio y me dio gusto durante buen rato de esa manera, a pesar de que no podía moverme y sentirme un tanto falta de aire su espléndido miembro me producía descargas de placer a cada movimiento y a poco hizo que me viniera de nuevo.

Como empecé a resoplar desesperada debió pensar que no podía respirar y se levanto para alzarme por las caderas sin dejar de penetrarme y yendo y viniendo dentro de mi vagina. En esa posición la penetración se hizo más profunda y placentera y nuevamente aumento su ritmo para venirse tan larga y prolongadamente como la primera vez, mientras seguía diciendo frases incomprensibles para mí.

Agotados reposamos tumbados en la cama mientras me traducía algunas de las cosas que me había dicho en el colmo de la excitación, algunas me parecieron divertidas, otras no tanto pues eran mas bien palabras altisonantes que me alegre de no haber comprendido mientras me hundía en el gozo del placer carnal.

Luego me pregunto sobre las confesiones que hice durante la cena referentes a mi participación en sexo grupal y cuando le asegure que era algo que disfrutaba y gustaba mucho de practicar quiso saber si me atrevía a tener una sesión con sus compañeros convencionistas.

No le asegure nada alegando que algo así no pasaría desapercibido en el hotel y que me causaría graves problemas, no insistió y volvimos a hacer el amor un par de veces mas todavía esa misma madrugada y tan intensamente como la primera vez.

Era increíble no parecía tener llenadero y por supuesto yo estaba mas que encantada.

Se retiro con las primeras luces del amanecer y ante mis suplicas para que nadie lo detectara saliendo de mi habitación cuando más tarde de seguro los huéspedes llenarían los pasillos.

Durante el transcurso de la semana tuvimos un par de encuentros igualmente apasionantes. Cuando conversábamos entre cogidas salía a relucir invariablemente el asunto del sexo grupal, pero mi negativa era siempre la misma amparada en la excusa de que tenia que cuidar mi trabajo.

Para el fin de semana estaba programado su regreso a su país, cosa que me confirmo mientras tomábamos una sangría helada al borde de la piscina, por increíble que parezca me pidió que lo acompañara en su regreso y me fuera a vivir con él.

Fue un cumplido que jamás olvidare, pero que por supuesto rechace pues nunca me había pasado por la mente la idea de abandonar mi querida patria y mi familia. Mucho menos en una aventura como esa.

Como me sentía abrumada y halagada por su proposición y a fin de cuidarme de la tentación decidí sincerarme por completo con él. Con absoluta frialdad y con mi mejor ingles, que era el idioma que más entendíamos ambos, le platique con detalle mis encuentros sexuales y que cobraba por ellos.

También le explique que momentáneamente había dejado esa «profesión» pero que definitivamente no descartaba el regresar a ella, simplemente «estaba de vacaciones».

Me sorprendió nuevamente al reiterar su proposición y pasamos casi todo el día discutiendo el asunto. A duras penas y casi a punto de un serio disgusto logre disuadirlo.

Cuando sentí mas tranquilo el ambiente le cuestione el porque si deseaba que viviera como su pareja me había sugerido tanto una sesión de sexo con sus «amigos».

Con la cara tan roja como en nuestro primer encuentro intimo me confeso que no había creído hasta entonces que yo gustara de ello y quería además probar hasta que punto era yo capaz de algo así, considerando que tenia en mente su proposición; por supuesto también lo hacia movido por el morbo pues aunque a los europeos no les extraña en lo mas mínimo la practica liberal del sexo, el no había tenido una experiencia así.

Pero me juro que su máximo interés era confirmar mis apetencias.

Con la mayor naturalidad de que fui capaz le dije que estaba dispuesta a que la noche antes de su partida me acostaría con ellos o al menos con varios de los que a mí me gustaban.

Estaba muy sorprendido como si no quisiera creerlo pero descaradamente le indique a los dos o tres de ellos con quienes me encantaría estar al mismo tiempo y a condición de que lo hiciéramos en un hotel distinto.

Ese día nos despedimos fríamente sin pasar la noche juntos y me convencí de que al fin había conseguido desanimarlo definitivamente. Por supuesto que yo no estaba enamorada y estaba segura de que el tampoco, con este pensamiento me sentí más tranquila.

Ese sábado atendí una convención mas y el tiempo se paso volando.

Cuando hacia planes la noche dudando en salir o no a pasear yo sola, sonó el teléfono de la habitación, con voz nerviosa mi amiguito alemán me pregunto si aun quería esa «reunión» con él y sus compañeros, sin pensarlo le dije que si pero que me inquietaba bastante mi propia seguridad.

Me dijo que sus amigos gozaban todos de buena salud y que se comportarían adecuadamente, dentro de las circunstancias, inclusive no habían querido arriesgarse con las chicas de «la zona». Por lo demás estaba seguro que gustosos lo acompañarían en la empresa.

Le pregunte por que me pedía esto y me dijo que seria nuestra despedida, confesando que al confirmar que yo no era mujer de un solo hombre regresaría mas sereno a casa, y bueno porque no, si sabia por experiencia propia como me desenvolvía sexualmente, aquella seria una situación alucinarte para el, sobre todo considerando que era algo que a mi me satisfacía de verdad.

Alocada como soy no lo pensé mucho. Acepte y acordamos vernos en un lugar para cenar y después encontrarnos con sus amigos en un hotel a donde de antemano rentaría la habitación.

Anote cuidadosamente todos los datos y luego le pedí a un compañero del trabajo que trabajaba el turno nocturno que pasara por mí a la madrugada siguiente al hotel donde tendría mi «reunión». Además le di mi numero de celular para que llamara mas tarde y pudiera confirmarme la hora en que podría ir por mi.

El sabia que tendría una cita pero ni siquiera se imaginaba la naturaleza de esta, imaginando seguramente que la pasaría con un enamorado.

Considerando que el clima era de lo más caluroso opte por vestirme con mi mejor coordinado de ropa interior: puro encaje transparente de color rojo, altas zapatillas y un vestido translucido que dejaba apreciar bastante de mi pequeña y espigada anatomía.

Llegue puntual a la cita, cene solo con mi «pretendiente» algo muy ligero y platicamos cosas intrascendentes como evitando cualquier cosa relacionada con «nuestra ultima noche». Mientras hacíamos tiempo para esperar la hora del encuentro mi teléfono sonó.

Mi amigo se reportaba puntualmente tal y como acordamos. Le suplique que me llamara mas tarde y sin chistar me dijo que le dijera a que hora exactamente sin importar que tan tarde fuera, pues estaba preocupado por mi, así que me atreví a pedirle que me llamara a las tres y treinta de la madrugada y que entonces confirmaríamos también la hora para queme recogiera.

Me dijo que seria puntual y que si no le contestaba se apersonaría en el hotel para buscarme pasando por encima de quien se interpusiera. Le dije que no seria necesario y nos despedimos. Su comentario me tranquilizo bastante. Mientras hablaba mi amigo alemán me veía ojos de borrego a medio morir.

En taxi llegamos al hotel, uno bastante lujoso que termino por apaciguar mis temores. En un lugar así era inimaginable provocar un escándalo.

En la sala de la habitación estaban sus tres amigos, aparentemente menos nerviosos que nosotros. Alguien sirvió rápidamente unas copas de excelente y helado vino espumoso.

Para la segunda copa ya habían puesto música tranquila y se iban turnando para bailar conmigo tratando de romper poco a poco el hielo.

Luego de bailar algunas piezas al fin entre los brazos de mi amigo alemán se atrevió un tanto desencajado a preguntarme como deseaba que me hicieran el amor. Si quería elegir quien seria el primero y el orden de los demás o que.

Decidí soltarme y pasarla en grande. Disfrutar y hacerlos disfrutar la velada al máximo.

Me solté de sus brazos y con un ademán los llame a todos para que me acompañaran a la recamara todos me siguieron un poco asombrados. Una vez ahí les pedí que me ayudaran a desnudarme.

Cuatro pares de manos se acomidieron de inmediato y mientras yo iba ayudándolos me fueron quitando el vestido, el brasier y la tanga aprovechando todo el tiempo para acariciar mi piel que para entonces ya estaba completamente sensibilizada.

No quise que me quitaran las zapatillas, pues de por si con ellas ya me sentía bastante ridícula entre ellos pues con dificultad mi cabeza llegaba a sus barbillas a pesar de los altos tacones.

También ellos se desnudaron completamente, creo que fue la primera vez que tuve la suerte de estar con tantos espléndidos ejemplares: jóvenes, bastante apuestos, con unos hermosos penes que comenzaban a ponerse duros, entre sus brazos me dejaría llevar al colmo de la pasión.

Ya no esperaron mas y sus caricias pasaron de menos a mas, palmo a palmo me recorrían con sus manos y restregaban sus penes contra mi cuerpo, creo que no quedo ninguna parte de mí que no acariciaran, besaran o mordieran mientras me tenían en medio de los cuatro y luchaba por mantenerme de pie acosada por el deseo.

Me sujetaba a sus brazos para no caer pues por momentos me sentía mareada completamente hundida en el gozo. Así con solo sus manos, bocas y roce de penes me provocaron el primer e intenso orgasmo. Los miraba a mi alrededor tratando cada cual a su modo de agasajarse con mi cuerpo.

Ellos a su vez me veían inundados de lujuria mientras en su gutural idioma decían cosas que ahora sabia eran piropos y obscenidades, incluso majaderías pero que en la lujuria que estaba sumergida me parecían hermosos piropos.

Al fin la excitación también hizo presa de ellos y levantándome entre todos me cargaron hasta la cama sin dejar de acariciarme.

Abriendo mis piernas lo mas que pudo alguien me penetro de un solo empujón y hasta el fondo para comenzar a follarme desesperada y deliciosamente, mientras manos y bocas no dejaban de acariciarme por todas partes. Otro orgasmo larguísimo me sorprendió de repente y comencé a gritar tan fuerte que uno de ellos tuvo que taparme la boca para impedírmelo.

Yo movía mi cabeza desesperada hasta que al fin sabiamente quito su mano y se puso a besarme en los labios, haciéndome disfrutar todavía mas la venida. El que me hacia el amor se vino estrepitosamente y tan perdido como yo en el orgasmo se dejo caer sobre mí, los demás lo hicieron a un lado rápidamente.

Me ayudaron a ponerme de pie en la orilla de la cama a fin de que otro me penetrara desde atrás lo que no era tan fácil en esa posición debido a mi pequeña estatura.

A alguien se le ocurrió acercar un taburete lo suficiente para que pusiera una rodilla en el y la otra en el borde de la cama, así quede perfectamente a merced de mi cogedor que frenéticamente fue dándome su verga cambiando el ritmo cada vez que parecía venirse para alargar su disfrute y desde luego el mío, y volver a empezar de nuevo.

Los demás me tenían en excelente posición para seguir disfrutando de mis pechos espalda, nalgas y boca.

Uno de ellos se metió por debajo de mis piernas y comenzó a besar y chupar mi clítoris provocando que de inmediato me viniera de nuevo. Al fin el que me penetraba por detrás se derramo también entre quejidos de placer.

Me dolían las rodillas así que como pude me baje del taburete pues la multitud de caricias de todo tipo seguían sobre mí.

Otra vez me echaron sobre la cama y por un buen rato siguieron disfrutándome sin penetración.

No sabia quien era quien y realmente no me importaba mucho estaba completamente perdida y tan pronto como pude alcance una de aquellas vergas y me puse a mamarla desesperada, increíblemente a nadie se le había ocurrido disfrutar de este placer de tan entretenidos que estaban hurgando por toda mi piel.

Como me tenían tendida sobre la espalda colocaron almohadones por debajo de mi cintura consiguiendo que mi s nalgas se levantaran y abriera mas las piernas.

Aprovechando para darse vuelo con sus manos mi vagina y clítoris sin dejar de mamarme los pechos y metiendo sus vergas en mi boca. En esa posición uno mas se acomodo para penetrarme.

La caricia del pene dentro de mí en esa posición tan expuesta fue increíble y cuando comenzó a moverse en mis entrañas me vine automáticamente.

Esa riquísima verga podía rozar las partes más sensibles de mi vagina y rápidamente mientras saboreaba otro pene con la boca y mis pechos y pezones eran chupados y mordidos por dos ansiosos alemanes volví a venirme moviéndome acompasadamente para llevar el ritmo de la penetración en el paroxismo del gozo.

Por supuesto que esto ayudo a que el se viniera también y no dejo de moverse junto conmigo hasta que vació hasta su ultima gota en mi.

Me perdí en el placer de tal forma que apenas reaccione mientras me levantaban de la cama para ayudarme a montar a uno de ellos que estaba recostado sobre el taburete, de modo que mis piernas quedaron bien abiertas a los lados de este para conseguir que fuera penetrada nuevamente hasta el fondo de mi vagina, mientras volvía a cabalgar sobre esa enorme verga, mi cuerpo era atendido espléndidamente por todo tipo de caricias que me iban llevando otra vez al máximo deleite mientras luchaba para coordinar el ritmo de mi galopar.

Otra vez fui atendiendo con mi boca tres diferentes penes que se intercambiaban para disfrutar las caricias de mis labios y lengua. Nuevos orgasmos me sacudieron antes de que exprimiera al fin con movimientos circulares el pene que tenia profundamente encajado en mi vagina.

Me deje caer agotada, pero seguía sintiendo manos que recorrían mi cuerpo y penes que buscaban mi boca creí que me iba a desmayar. La suerte me ayudo, el inconfundible sonido de mi celular se escucho y alguien lo acerco para que contestara.

Sabia que eran las tres y media y le dije a mi interlocutor que hiciera el favor de pasar por mi al lobby del hotel a las seis treinta de la mañana como ya habíamos acordado.

No se como sonaría mi voz en ese momento, pero su respuesta me lo sugirió perfectamente, «disfruta mucho estas tres horas querida nos vemos a las seis treinta en punto» y colgó.

Aproveche para escaparme al baño y de plano me duche tanto para asearme, como para relajar mi agotado cuerpo, no sabia aun que mas pasaría y tenia cuatro hombres y tres horas por delante.

Cuando salí secando mi desnudo cuerpo los cuatro me observaban detenidamente, en sus ojos se veía la lujuria y el deseo que seguía despertándoles.

Sin embargo al ver que ya estaba bañada me preguntaron si quería dormir un rato asegurándome que me despertarían antes de mi hora de partir.

Los mire uno por uno segura de que mis ojos reflejaban por igual mis deseos dije que no, que mejor aprovecháramos el tiempo que todavía nos quedaba. Prácticamente saltaron sobre mí entusiasmados para reiniciar el exquisito cachondeo arrastrándome poco a poco hasta la cama.

Uno se tumbo en la cama y me ofreció el pene para que se lo mamara, cosa que por supuesto me apresure a realizar.

Mientras otro se montaba sobre una de mis piernas y me levantaba al máximo la otra manteniéndome medio recostada del lado para poder penetrarme, los demás continuaron acariciándome.

La penetración no fue tan profunda pero la posición permitía que varias manos se turnaran para acariciar mi clítoris compensando maravillosamente la cogida, de cuando en cuando alguna boca se apoderaba de mis pechos y de mis sensibles pezones y mis placeres se multiplicaban al máximo.

Luego me hicieron algo riquísimo, en esa postura dos de ellos se colocaron a mis lados y comenzaron a penetrarme alternadamente la vagina, el ritmo constantemente interrumpido de la cogida no me dejaba llegar al orgasmo, deje de mamar y mientras contemplaba extasiada a los dos hombres turnando sus vergas en mi vagina les comencé a pedir que me dieran mas sin sacármela pero sonriendo y siguieron el mismo tratamiento durante interminables minutos incrementando mi desesperación al máximo, los demás se dedicaron con mayor intensidad a mamarme las tetas y a morderme cuello y espalda hasta las nalgas produciendo todavía mas excitación en mi que loca suplicaba por que me hicieran venirme.

Cuando al fin lo logre, fue un orgasmo tan intenso que no terminaba y se alargaba mas y mas mientras continuaban fallándome.

Luego fueron durando cada vez mas en sus acometidas tardando mas en cambiar el turno hasta que cada uno logro venirse también en medio de mas orgasmos míos.

Cuando al fin soltaron mi pierna la tenia completamente dormida y paso mucho rato para que se me pasara la sensación. En ningún momento deje de tener al menos dos bocas y cuatro manos sobre mí.

Me enderece un poco y ellos tomaron mi movimiento como señal de que estaba recuperada y rápidamente fui llevada nuevamente hasta el taburete donde un erecto pene esperaba a que lo montara.

Comencé a cabalgar nuevamente pero fui interrumpida pues alguien tuvo la ocurrencia de poner almohadas bajo mi cogedor en la misma manera en que a mí me habían puesto antes.

La penetración fue terrible tenia tan clavado ese pene en la vagina que me lastimaba bastante así que deje de moverme pero ellos comenzaron a impulsarme empujándome por las nalgas y caderas para que continuara cogiéndome a su amigo.

Preferí hacerlo por mi misma para ir controlando el ritmo de sube y baja evitando en lo posible que me lastimara.

Al fin mis movimientos se hicieron más lentos y cuidadosos pero no por eso menos edificantes pues pude llevar un buen ritmo y los quejidos de placer de mi follador probaban mi eficacia.

Otra vez me fueron ofrecidos dos penes para que los tragara con la boca y animada con las sensaciones fui mejorando la cogida que estaba dando con la vagina y poco a poco la molestia de la profunda penetración fue desapareciendo ocupada por las delicias del placer que experimentaba pues también él comenzó a moverse acompañando mi ritmo lo mejor que podía.

El cuarto en discordia acariciaba mis nalgas y comenzó a picar significativamente el hoyito de mi ano con sus dedos provocando que mi pasión se desbordara de nuevo. Volví a cabalgar atropelladamente aquel riquísimo pene sin preocuparme por el dolor, inevitablemente me vine.

Conforme aumentaba la penetración de sus dedos y los sacaba para picar con su verga la entrada de mi hoyito yo sabia perfectamente lo que seguiría: pronto seria sodomizada. Le suplique que me lubricara con algo de la crema que traía en mi bolso y rápidamente atendió mi solicitud. El «castigo» no se hizo esperar luego de un breve masaje comenzó a meterme el pene por ahí.

Me incline para facilitar la maniobra y con esto regresaron las molestias en mi vagina que se incrustaba mas en la otra verga. Al fin quede bien penetrada por ambos lados y ellos comenzaron a moverse poco a poco.

Luego los piquetes se fueron haciendo más soportables. Los otros miraban perplejos la escena y vigilaban mis gestos como tratando de adivinar si sufría o disfrutaba. Al fin pudo mas mi propia naturaleza y la locura volvió a poseerme.

Aguantando las molestias comencé a moverme entre las dos vergas y cada vez más rápido pues bien sabia que luego de un rato el placer terminaría por imponerse. Mis movimientos, los largos suspiros y los quejidos que salían de mi boca fueron la señal para todos y otra vez enfrente de mí tuve dos vergas para mamar mientras otras dos comenzaban a moverse frenéticamente en mi vagina y ano tratando de seguir los movimientos de mi pelvis.

Así volví a venirme otra vez entre angustiosos quejidos mientras dos vergas se peleaban mi boca para seguir disfrutando.

El que estaba debajo termino por venirse también y como pudo se aparto de ahí permitiendo que mi culo quedara completamente a merced del otro que frenéticamente me daba la cogida de su vida por el ano. Termino también y sin darme descanso los otros dos ocuparon los lugares y volví a quedar ensartada por ano y vagina.

Casi había desaparecido el dolor así que me dedique a moverme a mis anchas y largas disfrutando de aquello al máximo.

Mientras trataba de jalar aire mi boca fue asaltada por otro pene. Me la metieron a fondo y sujetándome por la cabeza me hizo que lo mamara a toda velocidad.

Así que el ritmo de la penetración de mi garganta marco el que llevaba todo mi cuerpo Las consecuencias no se hicieron esperar los otros dos se vinieron dentro de mí casi al mismo.

Yo seguía viniéndome a ratos pues continuaba ensartada a las otras vergas que se mantenían firmes a pesar de haber terminado de vaciarse hacia rato.

Al fin el que me follaba por la garganta llego al orgasmo y me trague casi toda la amarga leche.

El amanecer nos sorprendió mientras me seguían haciendo el amor de una u otra forma. Entre mi semiinconsciencia escuchaba el timbre del celular y cuando me permitieron contestar escuche la voz de mi amigo que tenia rato llamando y desesperado estaba a punto de subir a buscarme.

Lo tranquilice lo mejor que pude y poco después de las siete aparecí en el lobby del hotel bañada y perfumada pero tan cansada que me quede profundamente dormida en el trayecto ante el susto de mi rescatador que no conseguía despertarme cuando llegamos.

Ya en la habitación me deshice del vestido y me quede tumbada en la cama.

Dormí hasta las cuatro de la tarde y eso porque me despertó nuevamente el timbre del teléfono.

Era mi «galán alemán» desde el aeropuerto que llamaba para despedirse y saber como me encontraba. Platicamos un poco y luego dijo adiós y se despidió con un beso.

Cuando revise mis cosas apareció en mi bolso un paquete con cuatro sobres de papel. Tres de ellos contenían una muy buena suma en dólares cada uno.

El cuarto solo una tarjetita donde mi alemán me rogaba que no lo tomara a mal pero que había exigido a sus amigos que pagaran lo que yo quería regalar y deseaba ser el al menos en esas circunstancias el único que disfrutara sin paga de mi.

Nunca entendí ese gesto y jamás he vuelto a saber de el.