Una historia que me hizo soñar

Trabajamos juntos, ella en el área de finanzas y yo en informática.

Ella es algo expresiva, a veces me abraza y sus tetas chocan en mi cuerpo y me pone a mil queriendo yo cogerla en ese momento, nuestros puestos de trabajo están uno junto al otro, yo siempre había tenido muchas ganas de una lucha sexual cuerpo a cuerpo con ella, y mis miradas hacia ella eran muy atrevidas, no sé si ella se daba cuenta o no, pero yo la desvestía con la mirada, en algunas ocasiones cuando lleva puesta falda, yo me doy vuelta para ver un poco más allá de sus piernas, veo su ropa interior de seda o algodón como a mi me gusta, a veces me da la impresión de que me mostraba a propósito, y yo me ponía como cañón con mi verga apuntando a las doce, a veces ella me abrazaba y apretujaba sus pechos contra mi espalda y nuevamente mi verga se disparaba, al sentir esas tetas en mi cuerpo, a más de sus faldas me encanta cuando llega con un pantalón blanco de cintura y una blusa de botones semitransparente que hace ver un poco la voluptuosidad de sus tetas, el pantalón en cambio me hace llegar al éxtasis ya que deja ver cuando se sienta la raya de ese estupendo culo y sobre todo por delante se le escapan un poco de sus bellos púbicos, que al parecer los tiene muchos, como después lo averiguaría, yo me paro tras de ella en su escritorio y puedo ver en todo su esplendor sus tetas, aunque hurgando con mi mirada su brasier, en una ocasión con ese vestuario de pantalón y blusa, yo me di vuelta y ella al parecer hizo caer un papel al suelo, sin levantarse del asiento se agachó y yo pude ver como por efecto de la gravedad sus tetas trataban de escaparse de su sujetador.

Al incorporarse ella me vio como enojada, pero con algo de malicia su mirada fue a parar al bulto que tenía entre las piernas, yo trate de disimular y me di vuelta, como si nada hubiera visto, ese mismo día ya al finalizar el día de labores sin intención alguna nuevamente me di vuelta, y ella creo que había estado esperando ese momento para volver a agacharse y nuevamente vi ese par de tetas casi explotando por salir, su blusa estaba desabrochada más de lo normal, su sujetador era de aquellos que tenían el seguro por delante, y con un movimiento este se abrió, dejando sus tetas al aire, yo con mi verga a mil vi sus tetas en todo su esplendor, unos pezones grandes como cerezas, que ya me imaginaba saboreándoles con mi lengua, y dándole mordiscones para ponerlos erectos, ella hizo como que no se daba cuenta de eso y paso unos diez segundos mostrándome sus tetas, hasta que sin incorporarse ni alzando su mirada se abrochó nuevamente el sujetador, yo que mientras tanto me di vuelta para disimular, ella es muy expresiva luego de unos minutos se levantó y me abrazo por la espalda como tenía por costumbre no solo conmigo sino con todos los compañeros, pero en esta ocasión sus brazos rodearon mis pechos y me apretujó más de lo normal como si quisiera que notara sus tetas, rozando mi cuerpo, cosa que no era muy difícil, así era nuestra rutina diaria.

Yo como indique en las primeras líneas soy encargado de sistemas, y por lo menos cada quince días voy un sábado a dar mantenimiento a las máquinas para su normal desempeño en la semana, no hay nadie en la oficina a más de la seguridad que solo abre la puerta y nada más, así que yo paso solo ahí, pasaron algo así como tres o cuatro de esos sábados o sea unos dos meses, y ese sábado como de costumbre estaba solo en la oficina, revisando las máquinas, estaba realizando una revisión de virus, y para entretenerme, lleve de casa un video porno que lo puse en una de las máquinas, estaba ya algo caliente con las escenas así que decidí echar un vistazo a las demás maquinas y ver los reportes de posibles virus, ventajosamente no tenían las que hasta ese momento terminaron la revisión, así que salí al bar a fumar un cigarrillo y tomar una cerveza para bajar los ánimos, el video lo deje en pausa, al entrar nuevamente a la oficina me encontré con la sorpresa de que ella estaba ahí en su escritorio, buscando unos papeles personales (aunque luego me diría que fue una excusa para estar en la oficina conmigo).

Llevaba el pantalón y la blusa que yo prefería, yo mientras tanto revisaba las otras máquinas sin encontrar novedades, y en la que es de mi uso puse canciones románticas en formato mp3, con intenciones «malévolas», pero me «olvide por completo del video en el otro computador, salí al corredor para traer unas cervezas y cranear como seducirle, ella mientras tanto había estado pensando en lo mismo como insinuarse sin levantar sospecha que había ido expresamente para una lucha sexual, al regresar la encontré sentada viendo el video, y con algo de picardía pero sin perder la compostura bromeo acerca de la película, y dijo buen pretexto el de trabajar los sábados para ver esas porquerías (luego me dijo que le encantaba ver películas porno y que las alquilaba todos los fines de semana para masturbarse con un consolador imaginándose que era yo el que le metía la verga por su capullo).

Yo tuve que disculparme por dejar activo el video y lo cerré, y nos pusimos a disfrutar de la cerveza y la música, conversamos un buen rato y luego ella fue por más cerveza, aunque después tuve que reponerlas por que eran del jefe, al regresar ella se había desabrochado un botón de su blusa, yo como hice como que no me di cuenta, y dije a esta me la culeo por que me la culeo, así siguieron los instantes entre cerveza y cerveza ella se mareo un poco y sonó una canción «especial» para ella, (más que especial fue el enganche ideal para seducirme), era la canción de Sergio Dalma «Bailar Pegados»; se levanto y me incitó a bailar, yo me opuse argumentando que solamente estábamos los dos, y ella respondió mejor así nadie nos ve, ahí fue que disipé todas mis dudas acerca de esa supuesta olvidada de documentos y que en realidad era que había llegado para algo más, bueno así es que bailamos esa canción, al principio separados, pero en el estribillo de «bailar pegados es bailar…» ella al oído «bailemos como dice la canción» y nos juntamos, sus pechos junto a los míos era una locura, estaban duros y calientes, no pude evitar que se parara mi verga, y empecé a rozarla por su pantalón, ella como si nada me apretó aún más, y yo me deje llevar, así bailamos toda la canción, al terminar seguimos abrazados unos instantes y luego nos separamos, yo me dije ya la tengo a mi disposición.

Luego sonó la canción de Thalía, «Quiero hacerte el amor», y en mi mente dije «aquí fue», bailamos igual abrazados pero mucho más apretados, mis manos subían y bajaban por su espalda llegando «sin querer hasta su culo y nuevamente subir mis manos, por su cintura y llegar hasta rozar sus tetas, que ya estaban más que calientes, mientras tanto ella a mi oído empezó a cantar «Quiero hacerte el amor….» y lo que sigue de este verso, a lo que yo contesté: «Al igual que yo», a manera de broma, dijo: «ya es lo que quisieras, pero esperarás sentado», y se río irónicamente, yo lo tomé como un reto y junte su cintura a mi verga, y le dije si la notaba, ella contestó desde hace tiempo, y mi mano ya sin disimulo bajo a su culo, ella no rechazó, así que empecé a acariciar su hermoso culo, mientras ella empezó a besarme los oídos (no sabía que ese era mi punto de excitación), y mi cuerpo sintió un cosquilleo, yo mientras tanto disfrutaba de su culo, y mi otra mano de manera inconsciente fue a parar a sus tetas, ella no se contuvo tampoco y empezó a frotarme la verga sobre el pantalón, así estuvimos besándonos y manoseándonos uno al otro, luego me empujo hacia el escritorio, y sin más abrió el cierre de mi pantalón, ahora ya mi verga estaba en sus manos.

Empezó haciéndome una paja de maravilla, casi no pude contenerme y estuve a punto de venirme en sus manos, ella se dio cuenta de ello y paro, yo solo atinaba a manosearle su culo, sus tetas y su concha que aunque sobre el pantalón notaba que la tenía húmeda, ella se contorneaba en mis brazos, yo la cogí de los hombros e hice que se arrodillara, mi verga estaba junto a su cara y no tuvo mas que metérsela a la boca para darme una mamada de fantasía, yo recogí su pelo sobre su espalda y me deleitaba como mi verga entraba y salía de su boca, era una mamadora profesional, me mordisqueaba la cabeza, lamía toda la verga, los huevos, todo, halaba mis vellos, que rico que lo hacía, se lo tragaba entero, un rato que lo soltó dijo que quería tragarse toda mi leche, dije que lo haga, se volvió a meter toda la verga, y la tuvo en su boca, no se como lo hacia pero dentro de su boca su lengua jugaba con el hoyo de orinar, eso me hizo estallar y sin poder contener más, mi leche brotó como nunca y llene su garganta de ese néctar que para ella era néctar de los dioses, exprimió hasta la última gota y vació toda mi leche, me dejo exhausto.

Se incorporo y le dije que era su turno de disfrutar, la voltee y la senté en el escritorio baje su pantalón y pude ver su ropa interior mojado y caliente, su monte de venus era en verdad un bosque frondoso de vellos, su conchita muy rica y hermosa, metí mis dedos y ella se revolvía de placer, al tiempo que jalaba su clítoris con las yemas de mis dedos, mis dedos entraban y salían de su túnel cada vez más húmedos, no pude más y me baje a saborear con mi lengua sus jugos, mi lengua entraba y salía, mordía sus labios carnosos de su concha al igual que su clítoris que estaba a reventar, abrí sus piernas y mis dedos empezaron a entrar en el hoyito de su culo que hacía pucheros, eso la excitó aún más y estallo en un grito de placer al rato que yo saboreaba sus jugos estupendos, en ese instante tuvo dos orgasmos largos y su cuerpo era un elástico de espasmos de placer, luego de esto descansamos bebiendo un poco de cerveza.

Al poco rato y con nuevos bríos nos desnudamos uno al otro, la subí nuevamente al escritorio y abrí sus piernas, entonces mi verga firme la introduje con fuerza y de un solo jalón la penetre hasta el fondo, ella gemía y lloraba de placer, gritaba, me aruñaba todo el cuerpo, mis huevos chocaban contra su pelvis, solo los huevos faltaban por meterle, pero no cabía más en ese túnel estupendo, la hice venir unas dos veces más en esa posición, luego la hice dar vuelta y tuve a mi disposición ese hueco del culo que invitaba a mi verga entrar, yo introduje mi verga en su concha, diciéndole al oído si la quería en su culo a lo que ella contesto que si, que la quería toda, pero yo le seguí bombeando por su concha, hacía que mi verga salga por completo y luego lo envestía con fuerza, así la hice terminar una vez más, mientras yo con mis dedos preparaba su culo para mi verga, ya cuando ese culo estaba abierto lo suficiente mi verga entro no con mucha facilidad, luché un poco pero logré enterrarle mi verga por completo, ese huequito en verdad estaba apretado, pero rápidamente se amoldo a mi verga, e hice lo mismo que en su concha, lo sacaba por completo y luego de un empujón lo metía todo en su culo, fue la locura para ella hacerlo de este modo, terminó un vez más, ya no podía contener mi leche, pero hice un esfuerzo, porque quería que mi verga entrara por los dos huecos, sabía que esa técnica la enloquecería, así que manos a la obra, o mejor dicho verga a la obra, mi verga salía de un hueco y entraba en el otro, como disfrutaba ella de esto, decía dame más quiero tu verga en mi culo y en mi concha no pares metémela por los dos huecos, dame más, más, máaas, así lo hice hasta que no pude contenerme y solo espere a que mi verga entrara en su culo y mi leche salió a borbotones, llene su culo de mi semen haciendo que el líquido rebozara ese hoyo y unas gotas cayeron sobre su concha, que rica situación, yo me recosté sobre su espalda exhausto y ella se dejo caer en el escritorio, diciendo que era la mejor culeada que había tenido, y que lo volvería a hacerlo conmigo.

Una vez que nos vestimos, tomamos otras cervezas, y me confeso que me tenía ganas de hace tiempo, y que en la oficina me había mostrado sus bragas y sus tetas a propósito, yo también le dije que me encantaba verla, y que quería que esto se repita más seguido, a lo que ella dijo que sí.

Estuvimos algún tiempo en estas aventuras, fue la única vez en la oficina por discreción, pero nos revolcábamos en todo lado, ya sea en hoteles, en el auto, cine, en el campo, y hasta una vez lo hicimos en un parque público subidos en un árbol. Ya les contaré la culeada que nos dimos en el árbol del parque, espero que hayas disfrutado este relato, y si estuviste acompañado/a hayas culeado a discreción, y si estuviste solo (a) te hayas masturbado como nunca, les cuento que mientras escribía esto me hice unas dos pajas y luego tuve que llamar a Martha para calmarme, así se llama ella, yo me llamo Esteban.

Hasta la próxima.