Sorpresa en unos grandes almacenes
En principio parecía que iba a ser un jueves más, con la rutina y follones de trabajo que habitualmente teníamos.
De hecho, la posibilidad de estar con Mª José nuestro par de horas en el apartamento cercano a la oficina, desapareció en cuanto que recibí un mail del querido jefe en que me citaba a una reunión a las 4:00 p.m.
Para situaros en Mª José y en mi os recuerdo como ya he descrito en otro relato, que estamos casados, pero ella no es mi mujer ni yo su marido, que laboralmente es mi secretaria y yo su jefe, y que ademas estamos loca y peligrosamente enamorados.
Lo que sí teníamos claro debido a la semana complicada que llevábamos por mis viajes, es que no nos íbamos a conformar, y que de alguna forma nos tendríamos que quedar solos para compensar el distanciamiento acumulado, solo hacia falta mirar a Mª José y observar su mirada sugerente y hambrienta de mí, de mis caricias, de mis besos, de mi cuerpo, en fin lo mismo que me pasaba a mí con respecto a ella, aunque yo tuviera que disimularlo por los inconvenientes de mi puesto de trabajo.
Serian aproximadamente las dos de la tarde, y había disminuido bastante el movimiento en los pasillos que rodean mi despacho, cuando Mª José entró con el portafirmas dirigiéndose hacia mi mesa pero situándose en mi lado justo a la derecha para así depositarlo encima de la mesa y pudiese proceder a su firma, recuerdo llevaba puesta una faldita estampada no demasiado corta y una blusa blanca transparente con volantes por delante que impedían ver sus senos, pero que hacían que todas las miradas de los compañeros se orientaran hacia ellos esperando verlos al saber que no llevaba sujetador, ya que su espalda totalmente transparente así lo delataba.
Lo primero que hice antes de firmar, fue ver su cara que reflejaba unas ganas inmensas de que la acariciara, por lo que pase mi mano derecha por debajo de su falda tocando sus piernas y subiendo lentamente hacia la entrepierna, os diría que fue una sorpresa notar que no tenia braguitas pero no era la primera vez que estaba así en la oficina y que lo aprovechaba cuando estaba de frente a mí, para abrirse de piernas y provocarme sabiendo que yo tenia que contenerme, pero volviendo a mi mano, ya estaba pasándola por encima de su rajita y apretando con ansias su vello que tanto la gustaba tener cortito al mismo tiempo que notaba como algo dentro de mi pantalón estaba creciendo enormemente, cuando entró la secretaria del jefe para decirme que se había cancelado la reunión, el susto que nos llevamos fue de infarto aunque realmente creemos que no se pudo dar cuenta de nada, ya que no hicimos ningún movimiento brusco, de hecho yo seguí teniendo la mano abarcando aún su vello y la postura que manteníamos no era nada anormal ya que nos tapaba la pantalla del ordenador.
No acababa de irse cuando mis dedos entraron dentro de su rajita, en principio dos, aunque luego solo deje el pulgar que sabía muy bien como moverse y buscar su otro punto débil, el de dentro, a lo que ella ayudaba en su medida reclinándose ligeramente hacia delante.
En esa postura comencé a mover mi dedo dando embestidas como si la estuviera follando y haciendo que el dedo índice frotara con cada embestida su clítoris, la estaba llevando al clímax tocando al mismo tiempo sus dos puntitos, ella iba cambiando su cara que se iba configurando en una apariencia de viciosa y sedienta de sexo que pronto hizo que empezaran a aparecer sus gemidos y notando que su cuerpo se tensaba al mismo tiempo que alcanzo un orgasmo increíble, y que yo continué prolongando al seguir con mis movimientos y caricias en sus dos puntitos.
Sentía que iba a desfallecer al apoyarse en la mesa y decir «Dios mío, para ya, que no aguanto más», que no tuve más remedio que obedecerla al ser la primera vez en sus múltiples orgasmos que me pedía que me parará.
Deje que se recuperara mientras sacaba mi mano de debajo de su falda y aproxime los dedos a la nariz, ya que me encanta el perfume de su rajita, al recordarme la primera vez que la hice mía y estuve toda la noche oliendo a su sexo.
Una vez recuperada, y viendo que yo seguía con mi erección, la plantee la posibilidad de ir al apartamento para poderla amar y follar como estábamos deseando y aunque no lo habíamos reservado durante la mañana por no contar con ello, esperábamos poder encontrarlo libre para nosotros.
Un poco antes de las cuatro, nos fuimos cada uno por nuestro lado como siempre, y quedamos en la puerta del edificio, con tan mala suerte que la recepcionista nos comunico que estaban todos ocupados en el par de horas que disponíamos, pensaba que nos iríamos a una cafetería a tomar algo cuando Mª José me dijo que fuésemos al unos grandes almacenes que teníamos bastante cerca y al no decirme nada mas creí que seria para comprar algo.
Cuando llegamos a los grandes almacenes, me llevo directamente a la planta de ropa para ella, no había casi nadie a esas horas y yo seguía detrás suya, mientras iba cogiendo ropa según íbamos pasando camino de los probadores, nos metimos en el probador mas alejado de la entrada y una vez dentro cerro la puerta, dejo caer toda la ropa en la silla y estaba clarísimo que no íbamos de compra.
Empezamos a besarnos y con las ganas que llevábamos nos desnudamos alocadamente quedándose ella solo con su tanguita, yo la sitúe de espaldas delante de mí mirando al espejo de la pared, mientras mis dedos acariciaban sus pezones y lentamente empece a bajar la mano por encima de su cuerpo hacia su rajita, la metí en el tanga y seguí bajándola hasta sentir que estaba bastante mojada, no quise esperar mas y la recline ligeramente hacia delante al mismo tiempo que separaba a un lado su tanga para que me dejase penetrarla con facilidad, ella dio un respingo al sentir mi polla entrando y empezando a moverme, seguía sin parar follándola cuando me di cuenta mirando al espejo que en la parte superior nos estaba observando una vendedora que estaba encima de una silla en el probador contiguo y al seguir mirándonos sin decir nada, deduje que no nos iba a llamar la atención, todo lo contrario su mirada era de complicidad, así que me decidí y la dije que pasara abriéndola la puerta, Mª José no se creía lo que pasaba pero no estaba para negarse a nada solo deseaba que siguiese follándola, la vendedora accedió a pasar y una vez en nuestro probador cerré la puerta mientras ella se quedo en un rincón mirándonos ya que no quiso participar con nosotros, yo seguí follando a Mª José en la misma postura que teníamos y que nos encantaba al ser muy intensas las sensaciones que tenia así.
Termine de correrme dentro, pareciéndome que la vendedora estaba tocándose por dentro de su falda, entonces, Mª José se fue hacia el espejo se quito el tanga y dándose la vuelta y de frente a la vendedora empezó a acariciarse sus pezones, mientras su cara mostraba unas ganas de sexo aun no satisfecho, bajo sus manos a su rajita y se dispuso a buscar sus orgasmos, separando con la mano izquierda sus labios y dejando ver todo su sexo sediento de caricias que no tardo en empezar a satisfacer, mientras tanto y con la visión que tenia delante la vendedora se sentó en el suelo quitándose las braguitas y empezando también a acariciarse, yo atónito con lo que pasaba me quede como espectador mientras ellas se acariciaban, una desnuda totalmente y la otra con la falda subida enseñando solo los muslos que el movimiento de sus manos iba mostrándolos sin pudor haciendo muy excitante la visión que estaba ofreciendo, situación a la que yo no pude sustraerme, me situé al lado de Mª José y empece a pellizcar y tocar los pezones de mi chica, lo que ya la puso fuera de sí, y entre gemidos contenidos que no tardaron mucho en aparecer, iban sin control a hacia sus orgasmos que consiguieron casi simultáneamente, uniéndome yo a ellas con un placer incontrolable.
Viendo que mi pene se estaba recuperando con el espectáculo que me habían ofrecido, y que la vendedora ya sin pudor mostraba con la falda subida hasta la cintura una mano entre sus muslos apretando su rajita, y que Mª José estaba sentada exhausta sobre la ropa que se suponía se iba a probar, se lo acerque a la boca de Mª José, quien no tardo con la experiencia que tiene con su boca, en ponerlo totalmente a punto y hacerme una mamada increíble que termine corriéndome sobre su pecho, para que se restregara como a ella la encanta, consiguiendo que la vendedora se animara y se acercara a extenderlo también con sus manos sobre los pechos de Mª José, pero cuando estaba a punto de hacerlo se alejo diciendo que era ya demasiado lo que había pasado.
Una vez recuperados, nos vestimos y nos dispusimos a salir del probador esperando algún comentario de la vendedora, que por cierto era de unos 25 años y muy maja, y al no decirnos nada la pregunte porque no quiso participar, ella respondió que estaba disfrutando con lo que veía y no necesitaba en ese momento nada mas.
La dejamos toda la ropa que se suponía se había probado Mª José y al despedirnos la preguntamos si podríamos vernos otro día a lo que contesto que tal vez.
Lo cierto es que por morbo nos hemos acercado alguna que otra vez por verla y hasta ahora no hemos tenido suerte, lo único que nos ha quedado es que en nuestros encuentros amorosos fantaseamos con lo que pudiera haber pasado si hubiese llegado a restregarse también en los pechos de Mª José.