Capítulo 3

– Ahora entiendo por qué a Carmen le gusta más por el culo que por el coño, joder tío -le dije entre gemidos- Y por qué le gusta tanto a Irene…

Estaba erguido sobre Carlos, con su polla dentro sintiendo un placer enorme, él me acariciaba los pezones y, de vez en cuando me agarraba la polla pero yo hacía que la soltara. No quería que me la meneara y correrme pronto sintiendo lo que estaba sintiendo con esa intensidad. Para evitarlo, me incliné hacia él y le besé los labios, su boca se abrió y su lengua apareció buscando la mía, nuestras lenguas se enredaron, mis manos acariciaban su pecho, su cuello, su cara, su pelo…él gemía más intensamente y aceleró el movimiento, me agarró de las caderas y me levantaba y me dejaba caer sobre su polla al ritmo que impuso con sus caderas. Comencé a notar como su polla tenía pequeños espasmos a la par que gemía con más ímpetu, ya sabía lo que iba a pasar. Noté como parecía que su polla se dilataba y contraía con rapidez dentro de mi ano, sus gemidos eran bastante fuertes y en ese mismo instante noté como se corría, como un líquido viscoso y caliente entraba dentro de mí, él se retorcía de placer y yo alucinaba del gusto que me estaba dando. Apretaba su boca contra la mía como apretaba su pelvis contra mi culo, hasta que dejó de correrse y paramos de besarnos.

-Santo Dios -me dijo medio riéndose y queriendo coger aire- Creo que ha sido el polvo más intenso que he echado en mi vida. Ahora quiero cambiar, aunque me haya corrido quiero que me la metas.

-Ahora vas a esperarte un momento -le dije levantándome con la mano tapando mi ojal para que nada cayera sobre la cama- Tengo que evacuar todo lo que me has echado dentro, cabrón…jejejeje.

Me levanté intentando que nada saliera y fui corriendo al baño, me senté en el inodoro y aquello salió como una ducha. Me limpié y fui a la cama, yo seguía empalmado, me tumbé junto a Carlos que aún tenía la respiración acelerada. Mi culo me molestaba ahora un poco, al limpiarme vi que había restos de sangre en el papel, se lo dije a Carlos.

-Me has roto el culo, cabrón -le dije sonriendo- he echado un poco de sangre y me molesta un poco. Ahora no te va a librar nadie de que te dé por el culo…

Mientras le decía esto me besaba los pezones y subía buscando mi boca. Me besó, nos besamos y la temperatura fue, de nuevo, en aumento. Su polla estaba fláccida, pero la mía estaba bien dura. Nos acariciábamos por todo el cuerpo.

-Nico, dilátame el culo, quiero tenerte dentro -me dijo excitado y girándose para ponerse bocabajo-

Le abrí las nalgas con las dos manos, tenía un ojal grande, le metí un dedo y suspiró. Acerqué mi boca y le pasé la punta de la lengua por su ojal, se notaba áspero con un sabor distinto, parecido a cuando le como el culo a Irene, pero el de Carlos es más intenso. Empujé mi lengua y logré meterle la punta de la lengua, mientras él me acariciaba los huevos y la polla. Cogí el tarro de lubricante y le unté el culo y mi dedo. Le puse el dedo índice en el ojal y entró como si nada, sin ninguna resistencia, metí un segundo dedo y pasó lo mismo, ya con el tercer dedo si noté algo de resistencia pero no mucha.

-Cabrón, ¿te la han metido alguna vez? -le dije intrigado- Tienes el culo abierto.

Mis tres dedos estaban dentro de Carlos, notaba mucho calor en su interior.

-A veces me meto un par de dedos cuando me pajeo -me dijo excitado- y Carmen, más de una vez, ha jugado con uno de sus dildos en mi culito.

-O sea, que eres una putita -le dije levantándolo por la cintura para ponerlo a 4 patas- Pues ahora mismo vas a ser mi zorra, voy a darte por el culo como no lo ha hecho Carmen con su dildo.

Le embadurné bien el culo del lubricante como mi polla, me coloqué detrás observando esa maravilla de culo, como le colgaban las pelotas y la polla aparecía morcillona. Puse mi capullo en su ojal y empujé con suavidad, entraba sin resistencia. En cuanto entró el glande, me detuve.

-Sigue cabrón, no te pares -me dijo excitado- ¡Dios, cómo me gusta!

Él empujaba su culo hacia mí, le agarré de las caderas y se la metí de golpe. Gritó y jadeaba, pero se movía hacia delante y hacia atrás, al ritmo que yo marcaba. Notaba su culo caliente y las rugosidades que hacen que el dar por culo sea totalmente distinto a follar un coño, no es ni mejor ni peor, es distinto. Aceleré el movimiento, los gemidos salían de mí sin pretenderlo, al igual que él gemía y jadeaba como una novia la noche de bodas. Notaba que me iba a correr, esa sensación que empieza en la base de los huevos y, como una corriente eléctrica, sube hasta el vientre.

-Me corro cabrón -dije acelerando mucho más el movimiento-

Me agarré a sus caderas y me quedé clavado, apretando mi pelvis contra sus nalgas, soltando toda mi leche dentro de él.

-Sí cabrón -me decía entre gemidos- Préñame, préñame.

En cuanto acabé, le saqué la polla del culo y se lo taponé con una mano, por debajo de sus pelotas pasó su mano sustituyendo a la mía, se levantó de la cama y fue al baño. Cogí un pañuelo de papel y me limpié la polla, tenía restos de sangre, semen y heces. Carlos regresó al ratillo, ya vacío y limpio.

-Ha sido la ostia, tío -me dijo en cuanto se tumbó a mi lado- ahora entiendo porque a mi mujer le gusta por el culo.

-Bueno, parece ser que tú algo sabías de ser penetrado -le dije entre risas- No eras virgen de culo como yo, jajajaja

-A ver, te explico -me dijo volviéndose hacia mí- A veces, cuando me pajeo, me meto uno o dos dedos, me excita mucho. Además, algunas veces cuando follo con Carmen, coge uno de los consoladores y si le estoy dando por el culo, ella se lo mete en el coño, pero también aprovecha y me pone a 4 patas, metiendo un poco el consolador. Ella sabe que me excita mucho. No creo que sea maricón.

-Bueno, acabamos de darnos por el culo los dos -le dije mirándolo a los ojos- Tampoco me considero maricón, homosexual o como quieras llamarlo, pero lo cierto es que nos hemos roto el culo el uno al otro…y nos gusta follar coños, con lo que entiendo que somos bisexuales. De todas formas, la forma en que nos denominemos no es relevante. Lo importante es que estos tipos nos llamarán para ver como nos damos por el culo el uno al otro…

-O nos dan ellos -me cortó Carlos-

-O nos dan ellos -repetí asintiendo con la cabeza-

Nos quedamos un rato más en la cama, yo tenía que llamar a la empresa, pero antes tenía que tener claro qué hacer, si pedir un par de días más o ir al día siguiente a trabajar. Nos levantamos para hacer la comida y tomar algo. Nos quedamos en bolas los dos, nos metimos en la cocina y nos pusimos a preparar alguna cosilla para picar. Cuando ya teníamos la comida medio preparada, salí al salón para llamar a la empresa, les pedí tres días más que me dieron sim problema, hay que tener amigos hasta en el infierno me decía mi padre.

Carlos hizo un arroz con costillas y estábamos esperando que reposara un poco, abrí una botella de tinto, Granza crianza de 2018, de Matarromera. Empezamos a beber esperando que el arroz acabara de reposar. Me acerqué a Carlos y le besé en los labios, me miró fijamente y me devolvió el beso pero esta vez con lengua. Me acarició las nalgas y yo le abracé con fuerza. Me sentía muy bien con él, me inspiraba seguridad, paz…me gustaba estar con él, abrazarlo, besarlo…

-Bueno, a esperar unos minutos más para probar el arroz -me dijo sin separarse de mí- Este vino está buenísimo.

-Ya te digo -le contesté acariciándole las nalgas- ¿sabes que eres el único hombre que me pone?

-Bueno, bueno…-contestó riéndose- Eso se lo dirás a todos…jajajaja

Nos separamos sin parar de besarnos, en ese momento sonó mi teléfono.

-¿hola? -contesté mirando preocupado a Carlos-

-¡¡¡Holaaa mi vida!!! -era Irene, no me había dado por mirar quien llamaba- ¿cómo estás?

-¡¡¡Hola corazón!!! -le contesté con la misma euforia- Echándote de menos mucho, estoy con Carlos en casa. He pedido los días que me debían en la empresa y hemos organizado unos días de pesca y de estar juntos, nos estamos poniendo al día. Hasta se queda a dormir aquí en casa. ¿cómo estás tú?¿Todo bien?

-Genial, estamos muy bien -contestó- Ahora mismo tenemos un pequeño descanso y he decidido llamarte. Ahora se explica porqué Carlos no coge el teléfono de su casa. La vecina cotilla tiene que estar que ni duerme vigilándote, jajaja. Parece que nos quedaremos un día o dos más, ajustaron el tiempo demasiado al límite y parece ser que no dará tiempo a darlo todo. De todas formas ya te iré diciendo… Carmen me dice que te dé un beso y otro para Carlos, pero ese no igual que el que es para ti, eso lo digo yo, jajajaja. Nos llaman ya, un beso mi vida, te quiero muchísimo, ya te voy diciendo. Te dejo, mi amor.

-De acuerdo, corazón, te amo. Ya vamos hablando -le contesté-

Nos sentamos a comer en el salón, pusimos la mesa y nos sentamos a ella en bolas, aún seguían los slips en lo alto de la mesa, los slips que no nos habíamos puesto, y que ya no nos pondríamos. Los recogí y los puse en el cajón de mi ropa interior. El arroz estaba espectacular, comimos dos platos cada uno, y de postre un poco de helado.

-¿Te apetece una copa? -le pregunté- Yo voy a tomarme una ginebra con refresco de limón.

-Si tienes whisky, me tomaré uno con cola -me contestó mientras se levantaba y recogía la mesa-

Preparé las copas mientras Carlos colocaba los platos en el lavavajillas y fregaba la paellera. Yo lo observaba desde la puerta de la cocina con las copas ya preparadas en la mesa del salón.

-¿Qué miras? -me dijo algo nervioso- Pareces que nunca has visto a un hombre desnudo…jajajaja

-Ahora que lo dices -le dije acercándome- nunca he visto un cuerpo masculino desnudo salvo el mío.

Se secó las manos una vez hubo acabado de fregar y se dirigió a la puerta donde yo estaba. Me besó en la boca y, acariciándome las nalgas, se escabulló hasta la mesa del salón, donde cogió la copa y se sentó en el sofá.

-Pues cuando quieras mirarme de cerca, solo tienes que decírmelo -me contestó echándose hacia atrás y abriendo las piernas-

-Ufff, vamos a tranquilizarnos un poco -le dije sentándome junto a él y con la copa en la mano- Llevamos polvo tras polvo desde que nos hemos reencontrado. Creo que ni en mi noche de bodas me he corrido tantas veces…

-Tienes razón, me dejo llevar por lo que quiero y no puede ser -me contestó acercando la mano a mis muslo derecho- Tenemos que pensar qué vamos a hacer cuando nos llamen.

Estuvimos hablando un buen rato, viendo las posibilidades que teníamos y lo que podría pasar…pero no atinábamos a dar una respuesta correcta a lo que ellos nos pudieran pedir. En una palabra, teníamos todas las de perder.

Acabándonos las copas, sonó el timbre de la puerta, Carlos me miró serio, haciendo una mueca con la cara y encogiéndose de hombros. Fui hasta la habitación, me puse un pantalón de pijama corto y me acerqué a abrir. Miré por la mirilla y me volví hacia Carlos.

-Es el Señor C -le dije en voz baja y con cara de preocupación-

Abrí la puerta y allí estaba el Señor C, con un uniforme de seguridad privada y una bolsa de deportes en la mano.

-Buenas tardes Nicolás -me dijo nervioso- soy Marcos, el Señor C…¿puedo pasar?

-No, no puedes pasar -le dije bastante enojado- ¿cómo te atreves a venir a mi propia casa? ¿qué coño pretendes?¿Qué quieres de nosotros?

-Sólo pretendo hablar, nada más -me dijo sin responder a ninguna de las preguntas que le formulé- Quiero sincerarme con vosotros, solo eso.

Carlos me puso la mano sobre el hombro, se había puesto una toalla alrededor de la cintura. Con un gesto me indicó que lo dejara pasar. Abrí la puerta y le hice una señal a Pedro para que pasara.

-Buenas tardes Carlos -dijo nervioso- tengo que contaros algunas cosas, ¿me puedo sentar?

-Siéntate en esa silla -le dije serio- no me apetece nada oírte y mucho menos tenerte aquí, pero Carlos me ha indicado que te deje pasar. ¿Qué tienes que contarnos?

Carlos y yo nos sentamos frente a él, en otras sillas. Se le notaba nervioso.

-No sé por dónde empezar -dijo- Quiero que sepáis que no estoy nada de acuerdo en lo que os están haciendo ellos, he dejado el grupo, bueno el grupo y el trabajo, esta tarde me marcho al norte, con mi hermana. Pero antes quería pediros perdón por lo que ha pasado.

-Joder, pues bien que nos pusiste la polla en la boca -le dije cada vez más irritado- Para no querer hacerlo, bien que lo disfrutabas, y te corriste.

-Lo siento, pero estaba muy excitado, me excitáis mucho los dos -nos dijo queriendo soltar todo lo que tenía dentro- Yo soy bisexual, y ellos me han hecho algo parecido a lo que os están haciendo a vosotros. Me veía con un chico de mi edad, es cierto que a veces follábamos cuando yo tenía turno de noche en el edificio que tenía que vigilar, y por eso estos cabritos nos pillaron, me extorsionaron a mí. Mi amigo no tenía trabajo, no era de aquí, en una palabra, no había manera de chantajearlo, pero a mí sí. Trabajo en la misma empresa que ellos, así que haceros una idea de lo que tuve que hacer para que no le mandaran un mail ni a mi familia ni al trabajo. Desde comerles la polla hasta ponerles el culo.

-A dónde quieres llegar contándonos eso -le dijo Carlos- No podemos ayudarte, ¡¡¡nos tenéis cogidos por los huevos!!!

-No, yo no. Os estoy diciendo que lo dejo todo y me marcho -dijo aparentando cada vez estar más afligido- Si me dejáis, os cuento todo lo que sé.

-Vale, empieza a hablar -le dije cada vez más cabreado- Quienes son, como fue posible que nos grabaran, como sabían nuestros nombres y los de nuestras mujeres… queremos que nos cuentes todo.

-Bien, empiezo desde el principio -dijo acomodándose en la silla- El señor A se llama Emilio y el Señor B se llama José Carlos, aunque prefiere que le llamen Pepeca. Los tres trabajamos en la misma empresa de seguridad, bueno yo acabo de renunciar al trabajo. Pepeca y Emilio trabajan de seguratas en la empresa de vuestras mujeres, Pepeca es un as con los ordenadores, con la electrónica en general. Conoce a casi todos los miembros de las familias de los trabajadores de la empresa de vuestras esposas porque ha hackeado los programas de gestión y personal de esa empresa. Y, como le pasa a la gran mayoría de la gente, las redes sociales actúan como un escaparate para poder ver las caras de esos familiares…como en el caso vuestro.

-Algo así pensábamos que podría ser -le dije interesado en que prosiguiera- ¿cómo nos grabaron?

-Bueno, eso es fácil. La zona donde fuisteis a follar, bueno a pajearos, es conocida por toda la ciudad -dijo Pedro- El muro que usasteis como protección, hace el efecto contrario. Tiene unas pequeñas cámaras camufladas en él que dan a la habitación que hay al otro lado del muro de ese edificio medio abandonado, en la que todas las imágenes se guardan…

-Y entiendo que ese es el edificio donde follabas con tu amante, ¿me equivoco? -le interrumpió Carlos-

-Así es, eres listo Carlos -respondió- Y ahí es donde tiene el ordenador y se van grabando las imágenes, también puede mover las cámaras a su gusto, son motorizadas. Cuando os vio la primera vez, vuestras caras le sonaban. Solo tuvo que echar mano de los archivos que tiene de todo el personal mediante un programa que busca las caras coincidentes…y así dio con vosotros. Se llevó una gran alegría porque les gustáis mucho. Buenos, nos gustáis a los tres. Sé que hay más gente metida, que están por encima de ellos, pero no sé quienes son. Sé que les suele pasar algunos vídeos a esas personas, pero no sé más. Ni cuántos son ni quienes son. Es todo lo que sé.

-Vale, ¿cómo podremos entrar en esa habitación? -le pregunté-

-Bueno, es complicado -contestó- pero os he traído una llave del cierre que tiene la habitación, es un candado de alta seguridad, con una llave especial que os he traído.

Subió la bolsa a la mesa y rebuscó en uno de los bolsillos hasta que sacó una llave, de esas que tienen algunas puertas de seguridad. La dejó sobre la mesa.

-Espero estar haciendo lo correcto -me dijo con los ojos llorosos- Creo que lo hago, pero sé que a mi familia les va a llegar todo lo que tienen, y es lo que me preocupa.

Me dio bastante pena y lo abracé, rompió a llorar. Realmente era solo un crío que habían extorsionado al igual que a nosotros. Carlos se unió al abrazo.

-Y ahora ¿qué vas a hacer? -le pregunté emocionado- ¿cuándo te vas al Norte?

-No quiero ir a la casa donde tengo una habitación alquilada -dijo recuperándose un poco- Todo lo que tengo lo llevo en esta bolsa. Me desharé del uniforme y mañana por la noche saldré en tren hasta el Norte.

-¿Dónde te vas a quedar mientras? -le preguntó Carlos- Sabes que en un rato comenzarán a buscarte.

-Ellos trabajan esta noche, bueno desde ahora mismo no podrán ni buscarme, ni creo que se hayan enterado aún de lo que estoy haciendo -dijo mirando el reloj de muñeca- Hasta mañana al medio día o algo más no se enterarán. De todas formas, he tirado mi teléfono móvil al puerto, por si Pepeca pretende encontrarme por la ubicación, y he comprado uno nuevo. Y ahora os dejo solos, ya no os molesto más.

Cogió la bolsa y se disponía a salir, cuando lo agarré del brazo.

-¿Tienes algún sitio donde quedarte mientras? -le pregunté-

-No, me iré a un centro comercial o a un polígono industrial donde poder esconderme hasta que pueda ir a la estación.

-Vamos a ver -le dije ya bastante preocupado- Te vas mañana por la noche, tienes el tren desde aquí, lo primero que harán será buscarte en la estación de tren o de autobuses. Joder, piensa un poco. Vamos a ver, lo suyo es que pilles un AVE, por ejemplo desde Málaga a, digamos Zaragoza, nosotros podremos llevarte hasta la estación de Málaga, y mientras puedes quedarte aquí, en mi casa.

Miré a Carlos que me sonrió y me pasó una mano por la nuca, en modo de caricia.

-Te podemos sacar el billete de AVE por internet -dijo Carlos-

-No sabéis lo agradecido que estoy, pero os debo mucho más, os he hecho daño -dijo sollozando-

-A ver Pedro -le dije medio enfadado- has venido a ayudarnos y ahora te queremos ayudar nosotros, no lo hagas más difícil, ¿de acuerdo?

Volvió a echarse a llorar, y lo volví a abrazar hasta que se calmó. Cuando nos soltamos, vi que Carlos se había empalmado, se le notaba el bulto por encima de la toalla, y se lo disimulaba colocando sus manos por delante.

-Venga Pedro, pasa a esa habitación y te quitas el uniforme, si quieres puedes ducharte -le dije con voz calmada, intentando relajarlo- y relájate un poco, todo se va a solucionar bien.

-Muchas gracias Nicolás -me dijo sonriendo- no sabes lo que esto significa para mí. Estoy en deuda con vosotros.

Se marchó a la habitación, miré a Carlos que seguía empalmado. Le hice un gesto con los hombros señalando su bulto, me miró y abrió las palmas de la mano indicando que era superior a él.

-Joder, me has calentado las veces que te he visto abrazarlo -me dijo al oído excitado mientras pasaba su mano por mi paquete- Tengo ganas de ti, cabrón.

-Calla joder, que me vas a poner cachondo -le dije entre risas- también tengo ganas de ti.

Nos abrazamos y nos dimos un par de besos, a Carlos se le cayó la toalla. Cuando nos separamos, Pedro estaba apoyado en el quicio de la puerta mirándonos, desnudo de cintura para arriba.

-Perdón, no quiero molestar -dijo apurado- Solo quería una toalla para la ducha, si me dices donde está la cojo y me ducho.

-Pedro ven -le dijo Carlos- No te cortes, joder.

Pedro se acercó a los dos, Carlos le acarició el pecho mientras me besaba, yo agarré la polla de Carlos, Pedro me bajó el pantalón del pijama que llevaba puesto y mi polla salió como un resorte.

-Jajajaja joder, que polla tienes -me dijo Pedro-

-Estoy viendo lo que va a pasar…-dije excitado- vámonos al dormitorio.

Nos metimos en el dormitorio, yo me quité el pantalón del pijama de camino a él, Pedro se iba quitando el pantalón también y Carlos me acariciaba las nalgas. Una vez los tres desnudos, Pedro se arrodilló y comenzó a chuparnos las pollas mientras Carlos y yo nos besábamos, nuestras lenguas se enredaban entre sí, Carlos me agarraba de la cintura mientras yo acariciaba sus nalgas. Pedro se metió mi polla hasta el fondo mientras me masajeaba las pelotas, sabía comer bien una polla, notaba su lengua como recorría el tronco de mi nabo, desde las pelotas hasta la punta, y se esmeraba lamiendo el frenillo. Carlos me giró y se colocó detrás de mí, Pedro seguía tragando mi polla, y yo notaba la verga de Carlos entre mis nalgas, cosa que me excitaba mucho. Comenzó a besarme el cuello, mis caderas comenzaron a moverse como si estuviese follando la boca de Pedro. Carlos levantó a Pedro y se puso a comerle la boca mientras yo lo masturbaba y acariciaba sus pelotas. Su polla era más chica y delgada que las nuestras, pero extremadamente dura, normal a esa edad. El capullo era rosado, y su piel un poco más oscura que la de su cuerpo. Tenía unas venas hinchadas que le recorrían el tronco.

Me subí al cochón y me senté en la parte de arriba de la cama, en el centro, con mis piernas abiertas, Pedro se arrodilló delante de mí e inclinó la cabeza comiéndome el nabo y dejando su culo levantado. Carlos se le acercó por detrás con la verga tiesa, me miró y me guiñó un ojo.

-Pedro, vas a ser el segundo tío al que le voy a dar por el culo -le dijo excitado- Veo que tienes el culito abierto como el coño de una mujer madura. Nico, ¿dónde está el lubricante?

-En el primer cajón de esa mesilla -le dije señalándole con la mano- vamos a turnarnos para darle por el culo…

-Ummm, no sabéis cuanto lo deseo -dijo Pedro excitado- Pero también quiero daros yo, este juego va de dar y recibir.

Carlos untó el culo de Pedro con el lubricante, le pasó la polla por el ojal y refregó el lubricante sobrante por su polla. Le agarró las caderas y colocó el capullo en el ojal. Se la metió del tirón, sin ningún tipo de delicadeza.

-Ufff joder Carlos, que duele, coño -gritó dolorido- Pero gusta también cabrón. Ummmmm, dame bien……diosssss

No paraba de gemir y de decir cosas por el estilo, le agarré la cabeza y le obligué a seguir comiéndome la polla.

-¿no te decían de pequeño “come y calla? -le dije empujando su cabeza contra mi polla dura- Pues eso, ponlo en práctica.

Carlos me sonreía mientras se follaba a Pedro, tenía cara de placer y yo quería follármelo también, mejor dicho follármelos, a los dos. Empezó despacio, Pedro gemía mientras se oía el sonido del frotamiento entre la verga de Carlos, el culo de Pedro y la cantidad de lubricante que tenía, ese típico “plof, plof, plof” que todos conocemos. Pedro chupaba mi polla al ritmo que Carlos mandaba con las embestidas que metía, a veces se sacaba mi polla de la boca para pedirle que le diera más. Carlos aceleró el movimiento, Pedro se sacó la polla de su boca y se acercó a mí, comenzó a comerme la boca mientras gemía y jadeaba. Su boca sabía a polla, a sexo; su lengua se enredaba con la mía, acariciaba mis labios mientras se acentuaba el movimiento de su cabeza debido al aumento en la fuerza de las embestidas que le daba Carlos.

En ese momento Carlos sacó su polla del culo de Pedro, me miró y se vino, de rodillas, hacia mí. Buscaba mi boca, quería besarme y yo me moría de ganas por besarlo, nos abrazamos y nos besamos mientras Pedro nos pajeaba a ambos. Me puse de pie en la cama, Carlos ocupó mi lugar y yo me coloqué detrás de Pedro, su culo estaba totalmente dilatado, se le veía el interior bastante rojo y brillante. Lo agarré de las caderas, coloqué mi nabo en su boquete abierto, y mi polla entró con mucha facilidad.

-Joder, qué abierto tienes el culo -le dije a Pedro- vamos a tener que meterte las dos pollas, cabrón.

-Ummm, no es mala idea -me dijo mientras lamía la polla de Carlos- Yo me ocupo…jejeje

Se tumbó sobre Carlos agarrando su polla y encarándola había su ojal. Yo le ayudé cogiendo con mi mano la polla y empujándola hacia dentro. Me coloqué mejor y apoyé la punta de mi verga en su ojal ocupado por la polla de Carlos, aunque tenía bastante holgura. Apreté mis caderas y noté como iba entrando a la par que empujaba la de Carlos.

-Joderrrrr, así siiii -dijo entre gemidos Pedro- Dios folladme sin parar, dadme fuerte cabrones.

Los tres gemíamos, yo notaba la polla de Carlos frotándose con mi polla, y eso me ponía a mil, aceleré el movimiento y más me excitaba. Pedro jadeaba diciendo cosas ininteligibles.

-Seguid cabrones, me voy a correr -gritó Pedro en un momento dado-

Sus gemidos aumentaron de volumen a la par que los movimientos de sus caderas aumentaron su cadencia.

-Diossss, me corrooooo -dijo Pedro soltando leche y llenando el pecho de Carlos- uffffffff, siiiii.

La leche le llegó a Carlos hasta el cuello, Pedro le extendió la leche por el pecho mientras no paraba de besarlo. Carlos estaba muy excitado.

Nos levantamos de la cama Carlos y yo, Pedro se arrodilló entre los dos y comenzó a comernos la polla a cada uno. Besé a Carlos en la boca y me abrazó, le respondí de la misma manera. Boca contra boca, nuestras lenguas se enredaban dentro y fuera de la boca mientras Pedro no paraba de tragar polla. Notaba que me quedaba poco para correrme y empecé a gemir, no quería dejar de besar a Carlos o no podía parar de besarlo. Iba a correrme, me apreté contra Carlos y comencé a correrme a la par de Carlos. Miré hacia abajo y los tres estábamos llenos de semen, Carlos y yo la barriga, pollas, vientre, huevos…Pedro tenía la cara llena de lefa, bocas ojos, nariz…

Nos separamos y nos fuimos a duchar, Pedro se duchó en la de la habitación de invitados, y Carlos y yo nos duchamos juntos en la de mi dormitorio. Una vez repuestos, nos salimos al salón, Pedro llevaba un pantalón corto y Carlos y yo íbamos en bolas. Nos sentamos a la mesa del salón, teníamos que sacar el billete de AVE de Málaga a Zaragoza para Pedro, además pensamos en sacar un billete de bus de una ciudad cercana hasta Málaga, de esa forma evitaríamos tener que llevarlo hasta Málaga, por si nos llamasen para que fuésemos con ellos. Logramos sacar el billete de bus y el de AVE, Pedro llegaría dos horas antes de que partiera el AVE hacia Zaragoza, su hermana iría a recogerlo allí.

El teléfono de Carlos sonó, estaba en la habitación, y todos nos quedamos en silencio y asustados. Carlos fue a por él, oímos como contestaba llegando al salón.

-Hola mi vida -contestó Carlos- ¿Cómo va todo? Nosotros bien por aquí, me pego el día con Nico…sí, hasta los huevos va a acabar de mí…ya te digo jejejeje…Vale… Sí, claro que sí…Sí, en un ratillo saldremos y le daremos una vuelta a la casa, tú tranquila por eso…Entonces al final os quedáis un día más…eso, ya nos lo decís…halaaaa, que bien…golfeando y todo…jajajaja, claro…es broma, es broma…yo también te quiero y te echo de menos…uffff cuando regreses verás…jajajajaja…ummmm, eso sí que suena bien…jejejeje…vale mi amor, ya hablamos…te quiero…venga, vamos hablando, besos.

-Era Carmen, que seguramente se deban quedar, mínimo un día más, pero que avisarán con antelación, que te deje respirar un poco -dije mirando a Carlos- que le dé una vuelta a la casa y que en la disco del hotel han ligado las dos…y alguna cosilla más que no os puedo contar, son personales…

-Tranquilo, no nos interesa -le dije medio en broma- Ya imagino lo que te ha dicho…

-Bueno, a lo que nos interesa -cambié de tercio- Pedro, mañana te acercamos hasta Estepona, desde allí cogerás el bus hasta Málaga y ya…cuando estés con tu hermana en Zaragoza nos mandas un WhatsApp…

-No, mejor que no nos mandes el WhatsApp hasta que te preguntemos nosotros -dijo acertadamente Carlos- no sea que estemos con los Señores y pretendan saber quien nos escribe.

-Verdad -reconocí- no mandes nada hasta que seamos nosotros quienes te preguntemos antes.

-De acuerdo chicos -dijo Pedro bastante más animado que cuando llegó a casa- No os diré nada hasta que seáis vosotros quienes me habléis primero, me ha quedado claro.

Una vez todo bien atado, nos relajamos un poco, nos pusimos a preparar una cena en honor a Pedro. Charlábamos mientras cocinábamos, nos servimos unas copas de vino extremeño “Habla del Silencio”, un tinto realmente bueno. Nos sentamos a cenar unos filetes de ternera a la plancha acompañados de ensalada, y otra botella del mismo vino. Acabados de cenar, tomamos como postre una copa de Gin tonic, a Pedro se le notaba cansado, llevaba un día con muchísima tensión y, a su edad, se le notaba que le pasaba factura. Le faltaba madurez para afrontar mejor los problemas que pueden presentarse. También nosotros estábamos cansados, nuestro día no había sido tampoco un día tranquilo precisamente, así que decidimos acostarnos, Pedro dormiría en la habitación de invitados y Carlos y yo dormiríamos en mi dormitorio, juntos. Indiqué a Pedro donde dormiría.

-Venga, cada mochuelo a su olivo -dije cansado- mañana nos queda un día un poco estresante.

-Sí, tengo ganas de dormir ya -dijo Pedro dándonos un beso en la mejilla a cada uno- Muchísimas gracias a los dos por todo, no olvidaré lo que estáis haciendo por mí.

-Venga, venga tira para la cama, coño -dijo Carlos- Me vas a emocionar y todo…

-Descansa Pedro -le dije un pelín emocionado- estamos en la habitación del fondo, por si necesitas algo.

Una vez en el dormitorio, charlando con Carlos llegamos a la conclusión que llevaríamos a Pedro por la mañana. Así tendríamos el resto del día para nosotros, a expensa de recibir la llamada de los “Señores”. Me metí en la cama y Carlos se acostó a mi lado. Nos besamos, me excitaba tanto el notar sus labios contra los míos, su lengua buscando mi boca que empecé a empalmarme. Notaba como Carlos también se excitaba con mis besos.

-Para esto querías que durmiéramos juntos, ¿no? -me dijo medio riéndose y en voz baja- Me encanta dormir contigo, jejejeje.

-Shhh, creo que lo suyo es dejarlo para mañana -le dije excitado pero cansado- Estoy agotado pero si insistes, puedo hacer un esfuerzo…

-Mejor lo dejamos para mañana -me contestó- Tenemos que darle la oportunidad a nuestro organismo para producir más semen, que estamos bajo mínimos. Creo que nunca he echado tantos polvos como estos días, jejejeje

Comenzamos a acariciarnos el cuerpo, él me acariciaba las nalgas, yo le acariciaba las pelotas y la polla y así nos quedamos dormidos.

Me desperté temprano, Carlos dormía aún y me quedé observándolo. Era un tipo guapo, buen cuerpo sin ser musculado, y muy caliente. Levanté la sábana para verlo de cuerpo entero, su polla estaba entre morcillona y empalmada. Pensé en lo que me estaba cambiando la vida desde que nos reencontramos, jamás hubiese pensado, ni como ficción, lo que nos estaba ocurriendo. Estaba disfrutando de un hombre, de su boca, de su polla, de su culo…y él creo que también lo disfrutaba puesto que, referente al sexo, en ningún momento se negó a cualquier cosa conmigo. Bueno, ni al sexo ni a nada.

Salí de la cama sin querer despertarlo, cosa que conseguí. Salí al salón, encima de la mesa había una nota y una cantidad de dinero. Cogí la nota: Quiero agradeceros todo lo que habéis hecho por mí, no quiero causaros ningún problema más así que he decidido irme solo hasta Estepona. Es temprano, son las 3:30 de la mañana, pero no puedo involucraros más en esto. Sois unas personas geniales, no cambiéis nunca, se os nota un algo a los dos cuando os miráis y os habláis, yo ahí lo dejo, jejejeje. Ahora en serio, cuando me preguntéis por WhatsApp intentaré contestaros lo más pronto posible, si han pasado más de 10 minutos desde que me preguntasteis, esperaré a que de nuevo volváis a preguntarme. Os deseo lo mejor a los dos, un beso enorme. Pedro. P.D: Os dejo algo de dinero para pagaros los billetes y las molestias, no es mucho, es lo que os puedo dar.

Me fui al dormitorio con la nota en la mano, Carlos comenzaba a despertarse. Me vio con la nota en la mano y me senté en la cama junto a él.

-¿Qué ha pasado? -preguntó intrigado- Si son malas noticias no quiero saberlas.

-Pedro se ha marchado de madrugada -le contesté alargándole la nota- Ha dejado algo de dinero y unas indicaciones por si las moscas. Lee.

Carlos lo leyó y se encogió de hombros.

-No es mal tipo -dijo algo serio- Solo que ha dado con las personas equivocadas, esperemos que le vaya bien la vida. Tengo hambre.

-Bueno, pues levanta y vamos a desayunar -le dije levantándome de la cama-

-No es de comida el hambre que tengo -me sonrió mientras me abrazaba y me tumbaba sobre él-

Me besó en la boca, mi lengua se puso a buscar la suya. Me incorporé y me metí en la cama, nos abrazamos sin dejar de besarnos, notaba su polla contra mi vientre, ya estaba dura y mojada. Sus manos me acariciaban la polla, las pelotas, las nalgas, uno de sus dedos buscaba mi ojal.

-Quiero meterme dentro de ti -me dijo con la respiración acelerada- Y quiero tenerte dentro.

-Ummmm, no sabes como lo deseo -le contesté- pero tendrás que dilatarme el culito.

Uno de sus dedos comenzó a acariciarme el ojal, lo masajeaba con la yema, haciendo círculos. Yo quería que lo metiera, pero él sabía que así me excitaría más. Nuestras lenguas se enredaban, nuestras bocas semiabiertas gemían, comencé a besarlo por el cuello, notaba su excitación cada vez más acentuada, bajé hasta su pecho buscando su pezón izquierdo, lo besé, lo lamí, lo succionaba hasta sacarlo, hice lo mismo con el derecho. Sus gemidos eran ya más fuertes, seguí bajando por el pecho hasta llegar a su vientre, pasaba la punta de la lengua por su cuerpo caliente. Pellizcaba sus pezones mientras mi boca seguía bajando, esquivé su polla dura y mojada, la aparté con la mano mientras mi boca seguí bajando. Abrió sus piernas, lamí su huevo derecho, lo besé, me lo metí en la boca y lo saboreé mientras mi dedo índice se metía en su culito. Pasé al huevo derecho y mi mano comenzó a masturbarlo, le lamía los huevos como si fueran un manjar, que ciertamente lo eran para mí. Los saboreaba, los besaba, le lamía y besaba la parte interna de los muslos. Subí la boca buscando su verga, lamí la punta del capullo saboreando el líquido preseminal, un poco salado pero me sabía a gloria. Besé la punta del nabo y me la metí en la boca, comencé a comerle la polla mientras él me agarraba la cabeza con ambas manos e iba marcando el ritmo de la felación. Su polla llegaba hasta mi garganta, ocasionándome arcadas, pero no dejaba de comer polla. Su polla estaba totalmente ensalivada, subí mi cabeza haciendo el recorrido contrario al de bajada, hasta llegar a su boca. Me senté sobre su polla lentamente, me quemaba un poco pero me encantaba esa sensación de tener su polla entrando en mí. Noté como entró su capullo, paré unos segundos para volver a bajar mis caderas buscando sentarme sobre su bajo vientre. Sus gemidos eran ya bastante fuertes, yo estaba totalmente concentrado en darle placer y recibirlo, no sé si gemí, jadeé, hablé o grité, sí sé que lo estaba pasando muy muy bien.

Noté que su polla no entraba más, señal que ya había llegado hasta el fondo. Me erguí sobre él con mis manos en su pecho y me puse a cabalgarlo, su polla quemaba aún un poco, pero era mayor el placer que sentía que otra cosa. Me cogió la polla y se puso a pajearme mientras lo cabalgaba, yo quería besarlo, pero si me inclinaba hacia él, el placer no era igual, preferí sacrificar los besos a la follada. Notaba como su polla me abría por dentro, pero sin dolor, me abría con placer, con mucho placer.

Hasta aquí este capítulo, os espero para el siguiente.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com

Saludos, Vantheway

Continúa la serie