Satisfacción algo dolorosa
Desde que era un adolescente me ha dado mucho morbo el culo, hasta el punto de que, animado por las fotos en las que se veían a mujeres sodomizadas, y relatos de revistas pornográficas, alguna que otra vez, en el cuarto de baño de casa, me masturbaba acompañando el típico meneo de polla con la introducción de algún objeto por el ano, normalmente el mango de algún cepillo o un bolígrafo, o algo así.
Ocasionalmente me metí un puro de estos que vienen en una envoltura metálica. Siempre comprobé que era necesaria una gran lubricación para permitir que durante el mete-saca no se produjese dolor.
Pasaron unos años sin que me interesara por el culo, pero hace un mes o así, me encontraba muy salido y la novia estaba lejos. A ella le encanta que le meta uno o dos dedos por su culo, lubricados con su propio fluido, se pone super cachonda y se corre casi al instante.
Lo curioso de esa vez es les voy a relatar es que me encontré unos grandes plátanos en casa. Loco por la calentura me cogí uno y me fui con el hasta el cuarto de baño, a bajar mis calores.
Cerré la puerta y me quité los pantalones. Ya me encontraba con la polla tiesa, con meneármela medio minuto me puse tan salido que paré para poder darme caña por el otro lado.
Me senté al borde de la bañera y cogí el Body-Milk que tenia a mi lado, ya sabia por mis experiencias anteriores y los dedos a mi chica que es fundamental para no cortar el rollo.
Con dos dedos bien embadurnados en el gel blanco y viscoso empecé a masajearme el ojete, aumentando poco a poco su diámetro, sin prisas por meterme en el, mientras me tocaba la polla con la otra mano lentamente, disfrutando el momento.
Notaba como con los suspiritos y pequeños escalofríos de excitación mi ano se contraía levemente. En uno de esos momentos aproveché para meter el primer dedo, que proseguiría en un trabajo circular hasta poder meter suavemente, sin esfuerzo, el otro, y así hasta tres.
Dejé que se acostumbrase sin protestar a los tres visitantes y cuando me sentí completamente cómodo y relajado lubriqué el plátano, tras haberle quitado el extremo, pues su rugosidad me lastimaría.
Acerqué mi amante artificial a mi ansioso hueco y empujé, pero no quería entrar. EN verdad, el plátano tenia un diámetro mucho mayor que mi polla, y pensé que tal vez no podría meterlo.
Lo intenté durante unos minutos, metiendo cada vez un poco mas, lentamente, acompañando con movimientos arriba y abajo de mi culo, pero esto no estaba lo bastante abierto.
Yo ya estaba hambriento, necesitaba meterme aquello en mi interior, era algo mas que la búsqueda del placer, que tenia al alcance de mi mano con solo dar un par de sacudidas a mi polla, quería sentirme capaz de recibir, pero no era capaz de dilatar lo suficiente.
Desesperado pelé la fruta y de un suave intento, la parte comestible se metió en mi. La metí y saqué al principio con el temor a que se partiera en mi interior, después, al darme cuenta de que es mas dura de lo que parece, con mayor alegría.
Tuve un gran orgasmo que me dejo rendido en el suelo.
Muy real algo que yo también he disfrutado