Era un chico joven muy desgarbado, con el pelo rizado castaño y con unas gafas que no le hacían nada atractivo para mis compañeras de estudios, aunque a mi si que me atrajera con locura.
Ahora podía tocarme sin problemas. Mi cuerpo fue excitándose por momentos. Cuando iba a llegar a mi clítoris oí la puerta que se abría. Me aterroricé y salí corriendo hacia la cocina para hacer como si estuviera fregando.
Para que no se le bajara se la volví a chupar y él con fuerza me apartó su polla de mi boca mientras yo la seguía como loca para poder seguir chupándosela, me levantó, me giró de espaldas a él y me puso la mano en la espalda.