Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

La masajista

En cierta oportunidad en la que estábamos tirados en la cama jugando al juego que más nos gusta me dice que debía irme ya que estaba esperando a su masajista, mientras me vestía llegó la masajista... una mujer de unos 54 años, un tanto rellenita, pechos muy voluminosos y caderas bamboleantes; instantáneamente sentí deseos de tener sexo con semejante hembra.

Susana sigue haciendo disfrutar de las maravillas del sexo con una mujer madura

Ella mientras tanto bajo el cierre de mi pantalón y acariciaba todo cuanto había por debajo del bóxer, levante su pollera muy lentamente, no me pregunten como pero rompí su bombacha y comencé a penetrarla, enseguida se aferró a mí y me abrazo comenzando nuevamente con esos jadeos y gemidos que tanto me calentaban; mi corazón latía presurosamente y mi miembro estaba a full, ella me abrazaba cada vez más fuerte y cuando podía me mordía el cuello.