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En el colectivo

Tras unos minutos en que la seguía masturbando bajo el cierre de mi pantalón y comenzó a acariciarme frenéticamente mi verga, yo estaba a punto de estallar, comencé a bajarle suavemente la calza mientras ella se retorcía de placer me pidió que la penetrara ahí mismo, y abriendo sus piernas acerco la cabeza de mi pene a su concha.