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Madre e hija

Ya sabía lo que vendría luego, y me dio temor: Matías me puso en cuatro y se arrodilló detrás de mí. En efecto, tenía planeado dármela por el culo. Yo era casi virgen de allí atrás, mi ex marido me lo había hecho apenas un par de veces y eso fue hace mucho tiempo.

Los dos se atraían muchísimo y necesitaban calmar la calentura de sus cuerpos, les urgía una oportunidad para quedarse solos ya que nadie podía descubrir lo que sentían el uno por el otro

Cerré entonces mi mano sobre su verga, siempre por encima de la sábana, y empecé a masturbarlo. Suave al principio, rápido después. Yo miraba a la cara de Rodrigo, él cerró los ojos y gimió de placer. En apenas un minuto soltó un torrente de su savia, y creció una gran mancha en la sábana. Su excitación era enorme, no había resistido más.

Mi fiel amante, un gran danés

Toda esta locura comenzó cuando Jack tenía tres años por su raza ya era enorme, cuidaba de mi todo el tiempo y me esperaba muy contento y alterado cuando llegaba. Un buen día salí del trabajo, no había tenido un buen día y pase por el gimnasio para descargar algo de tensiones, hice tantos ejercicios que quede exhausta y muy transpirada, como mi departamento se encuentra a solo dos cuadras del gimnasio volví como estaba sin cambiarme.

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