Capítulo 6

La habitación de Helena se había convertido en un escenario de seducción meticulosa. Lucas estaba sentado, su cuerpo ya en tensión bajo la ropa, mientras Helena usaba la moda como un arma para desmantelar la última barrera.

Helena se despojó de la bata, su cuerpo ya excitante en el conjunto de seda perla. Se deslizó en el Vestido de Tubo Jacquard. Se acercó a Lucas y se inclinó, pidiéndole que le alisara el dobladillo que se había doblado.

Los dedos de Lucas rozaron la parte trasera de sus muslos desnudos al arreglar la tela. Al quitarse el vestido, Helena permaneció unos segundos expuesta en la seda perla. Al pedir el siguiente vestido, la mano de Helena se posó brevemente en el muslo de Lucas, un toque suave que era una promesa.

Lucas sintió su pene volverse más duro bajo el pantalón. Helena notó su endurecimiento, y la humedad comenzó a acumularse en su entrepierna.

Helena se puso el Vestido de Cóctel Negro sobre un conjunto de encaje rojo de alto impacto. Al quitarse el vestido, se quedó solo en la lencería roja. Se acercó a Lucas. Ella no solo le besó la mejilla; sus labios rozaron la comisura de su boca, dejando un rastro de humedad. Su mano se deslizó desde la nuca de Lucas hasta su pecho, sus dedos explorando la piel a través de su camiseta, deteniéndose justo donde su corazón latía con fuerza. El beso fallido dejó a Lucas jadeando suavemente, su erección latiendo con más fuerza. Helena sintió un punzante deseo en su centro por la frustración deliberada.

Helena se puso el Vestido Largo de Satén Dorado sobre un Body de red sin entrepierna. Se quitó el satén con un solo tirón de la cremallera, quedando en la red negra. Helena se acercó al borde de la cama y se sentó sin rodeos en las rodillas de Lucas (vestido). El body de red sin entrepierna no ofrecía resistencia. Ella presionó su sexo contra la entrepierna de él, sintiendo la dureza bajo el pantalón. Ella hizo un movimiento de cadera sutil y consciente antes de levantarse, dejando un rastro de calor.

Lucas gruñó en voz baja al sentir el contacto directo. Su mano se había aferrado a la cintura de su madre, apretándola contra sí. Helena sintió la humedad intensa que el roce había provocado

elena se puso el Traje Sastre de Pantalón sobre un Corpiño de cuero negro. Le pidió a Lucas que se acercara y se arrodillara frente a ella, para que pudiera mirarlo de arriba abajo.

Helena se inclinó y sacó con una mano ambos grandes pechos del corpiño de cuero, exponiéndolos a Lucas. Ella lo sujetó de la nuca. “Dime, Lucas. Si pudieras probarme ahora mismo, ¿por dónde empezarías? ¿Por el dulce veneno o por la carne prohibida?” Ella arrimó uno de sus pezones endurecidos justo a la boca de Lucas, rozándolo. “Responde, pero no toques. No has ganado ese derecho todavía.

Lucas cerró los ojos con una expresión de dolor y placer. Su voz era un gruñido ronco. “Por donde me permitas, mamá. El sabor es la única lógica.” Ella se rió, un sonido bajo y ronco. Lucas sintió el deseo convertirse en una punzada agobiante en su entrepierna.

Helena se quitó el traje sastre y se puso el Vestido Wrap sobre un conjunto transparente con ligueros. Al quitarse el vestido, se acercó a Lucas y se inclinó profundamente de espaldas a él, sus manos apoyadas en sus muslos, exponiendo su trasero en la braguita transparente.

“El encaje es solo una ilusión, hijo,” susurró Helena. Ella se inclinó más, haciendo que el braguero se metiera entre sus nalgas, ofreciendo una vista completa de su anatomía. “Toca y dime si el material es lo suficientemente suave. Acaricia la carne que está a punto de ser tuya.” Lucas introdujo la mano bajo el encaje, apretando y masajeando sus nalgas firmes con una posesividad total. “Siente qué tan mojada estoy ya, Lucas. Es por ti.

Lucas gimió y hundió sus dedos en su carne, la tela mojada por la humedad de su madre. La estimulación era directa y descarada. Ella se enderezó y lo besó en la boca con una intensidad salvaje, metiendo su lengua con una urgencia que no le conocía.

Helena se desnudó por completo bajo el terciopelo, quedándose solo con las medias de red. Se sentó en el regazo de Lucas, ahora con su sexo desnudo presionado firmemente sobre el pene duro de él. “Tienes que merecer la entrada, Lucas. Tienes que probar que puedes concentrarte en el placer,” dijo Helena, su voz ahora un jadeo. Ella no solo remolineó; frotó su sexo directamente contra su entrepierna con una fricción violenta y lenta, gimiendo rítmicamente. Ella tomó el pene de Lucas a través del pantalón y lo acarició con su mano libre. “Mira cómo te pones, hijo. Esto es tuyo, pero tienes que aguantar la agonía.” Se inclinó y frotó sus pechos desnudos contra su rostro mientras continuaba la fricción.

Lucas estaba en el límite del control. Él arqueó la espalda, su rostro contra el pecho de su madre, sus manos apretando sus caderas con una fuerza brutal. La estimulación dual y el roce desnudo le hicieron sentir que iba a explotar. Helena sintió un calor intenso y una humedad profusa que no pudo contener.

Helena se quitó las medias y se puso el Vestido Lencero de Encaje Negro, sin abrocharlo, completamente desnuda. Se detuvo frente a Lucas, sus pechos y su sexo completamente expuestos bajo el encaje suelto. El aire estaba tan denso que era difícil respirar. Helena se quitó el vestido lencero por completo, dejándolo caer a sus pies. Se arrodilló sobre las rodillas de Lucas, su cuerpo desnudo a centímetros del suyo. Tomó el rostro de Lucas y lo besó con una pasión incontrolable, la necesidad de la liberación ahora más fuerte que cualquier lógica. Al mismo tiempo, llevó la mano derecha de Lucas a su pene y su mano izquierda a su propia vagina, indicando que el juego de la seducción había terminado.

Helena se apartó del beso, sus ojos llenos de una lujuria salvaje. Ella tomó el pene duro y palpitante de Lucas con ambas manos, lo sacó de su pantalón y lo acarició con una urgencia que no pudo contener.

Helena se movió con su pelvis hacia adelante. Frotó su sexo, ya húmedo y palpitante, contra la base del pene de Lucas, creando una fricción intensa. Ella gimió y llevó la mano izquierda de Lucas a sus grandes pechos, pidiéndole que los apretara con fuerza.

El contacto directo y la estimulación de su miembro llevaron a Lucas a un gruñido gutural. Sintió una oleada de calor que subía por su vientre. Helena sintió sus pezones endurecerse violentamente bajo la presión de la mano de su hijo y la fricción del roce.

Helena empujó a Lucas hacia la cama. Él se acostó, con su torso. Ella se posicionó sobre el rostro de Lucas. Se inclinó y llevó su boca al pene de su hijo, tomándolo con una avidez que cortó la respiración del chico. Su lengua exploró la punta y el cuerpo de su miembro, succionando y lamiendo con un ritmo. Mientras ella lo complacía oralmente, Lucas llevó ambas manos al trasero de Helena. Él abrió sus nalgas y deslizó sus dedos en su vagina, iniciando una penetración digital profunda con sus dedos.

Lucas arqueó la espalda, su cuerpo temblaba bajo la sensación de la boca de su madre. La estimulación dual era abrumadora. Helena sintió un placer violento que la hizo gemir en el acto, el sonido reverberando en el colchón. La lubricación se hizo abundante, acentuando la sensación de los dedos de Lucas en su interior.

Helena se levantó, jadeando, y se giró. Se colocó de rodillas en la cama, mirando hacia la cabecera, exponiendo su trasero grande y bien formado y su vagina hinchada.

Lucas se movió detrás de ella. Se arrodilló y llevó su boca a la abertura anal de Helena, lamiendo suavemente el borde para excitarla al máximo. Al mismo tiempo, introdujo dos dedos en su vagina, moviéndolos con una velocidad y profundidad gozosa. Helena apoyó sus manos en la cabecera, su cuerpo temblaba de excitación. Ella llevó su mano a la parte baja del vientre de Lucas y acarició la base de su pene, guiándolo hacia su trasero y animándolo con la fricción. “¡Más fuerte, Lucas! ¡Rómpeme sin entrar!”

Lucas gruñó en el trasero de su madre, la combinación de la estimulación oral-anal y la penetración digital lo hacía vibrar. Helena gritó de placer, sus nalgas se contraían con cada embestida digital, sintiendo el placer más bajo y sucio que habían experimentado.

Helena se giró y se sentó sobre la cadera de Lucas, sus cuerpos sudorosos y resbaladizos. Lucas intensificó la penetración digital, embistiendo sus dedos con fuerza en la vagina de Helena. Al mismo tiempo, Helena tomó el pene de Lucas y lo masturbó con una técnica frenética, usando la saliva y la humedad de sus cuerpos como lubricante. Sus bocas se unieron en un beso final y desesperado. El placer llegó a su punto máximo. Helena gritó el nombre de Lucas, su cuerpo se convulsionó violentamente sobre él, alcanzando el clímax. Al mismo tiempo, Lucas soltó un rugido, sintiendo su propia liberación. Sus cuerpos se colapsaron el uno sobre el otro, agotados y totalmente satisfechos, la cama testigo de la disolución total de la razón.

Tensión bajo el mismo techo

Tensión bajo el mismo techo VI