Esta Historia es real.
Apenas tenía 17 años cuando comencé a trabajar duro para ganarme la confianza de la dueña de la empresa, una mujer en sus 30 años, que recién se quedaba viuda con una niña de 5 años.
Ella pago mis estudios universitarios y me case con ella dirigiendo posteriormente la empresa al graduarme.
Hago este relato para que entiendan que la vida nos da sorpresa en cada giro o vuelta que toma.
Al año siguiente ella tuvo mi hija Pamela que junto a María constituimos una familia feliz.
Ahora en mis 38 años, he vivido la experiencia más grata de mi vida. Adela continua siendo una mujer bella a sus 41 años, María una joven preciosa en sus 23, la cual considero mi hija al igual que Pamela de apenas 17.
Soy fanático de los deportes de vela y como es mi costumbre alquile un catamarán para mis vacaciones. Al día siguiente, de mis vacaciones me levante temprano y me dirigí al puerto del hotel. Allí se me entrego el equipo para navegar alrededor de las islas pequeñas, mientras preparaba el equipo llego mi hija Pamela para ayudar. Ella tenía experiencia navegando conmigo y ya tenía puesto su «wet suit.»
Fue un viaje increíble ella se movía por la embarcación con agilidad y gracia, muchas veces adelantándose a mis movimientos por lo que tropezábamos varias veces, estallando en risas.
Decidimos buscar una islita desierta para ingerir los aperitivos y hacer un poco de buceo. Así que estando en la orilla Pam se liberó de su «wet suit» y como una bailarina se contoneo su cuerpo para liberarse de esa goma que le aprisionaba el cuerpo.
No pude apartar mis ojos pues su pequeño bañador dejo al descubierto una de sus nalgas, que se me antojaron firmes y suaves. Ella con toda naturalidad se arregló y procedió a servir los refrigerios. Platicamos un poco y trate de indagar si tenía algún amigo especial y de sus estudios. Ella me contesto:» hay tantos interesados pero ninguno me llaman la atención.
Sabes algo Papa, son tan inmaduros, solo piensan en sexo.» A lo que le comente: » y tú no piensas en eso, verdad?» Me miro y se sonrió.
Un poco te reposo era obligado y ella se tendió en la arene y me pidió que le aplicara el bloqueador solar. Muchas veces antes lo había hecho.
Le pedí que se acostara en la toalla, «diantres, que cuerpo» pensé. Se quedó apoyada en sus codos y le pedí que se volteara, evitando mirar a sus partes íntimas, que como un imán me atraían la vista. Ella rehusó y dijo que tenía que protegerse toda. Así comencé a ponerle la crema por sus piernas, me entretenía sintiendo sus carnes firmes, tonificadas. Ella entreabrió sus piernas y mi vista escapo a donde se marcaba su conchita que desproporcionado para su edad se me antojo imaginarlo con sus vellos púbicos suaves como la seda, donde podría ver su piel a través de ellos. Esa sola idea me excito. Al concluir entre su entrepierna evite rozar sus partes íntimas y alcé mi vista, quise ver su rostro y vi que me contemplaba, mientras mis manos recorrían su cuerpo, no decía nada.
Le dije «Ahora sí, tienes que voltearte» ella giro sobre su cuerpo mientras tomaba otro poco de crema, querría acabar con esto lo más pronto posible, me sentía turbado. Ya sentía como mi pene se empujaba contra mi bañador y seguir sintiendo su cuerpo entre mis manos era algo que querría evitar. Tan pronto acabe me tire al agua, querría sofocar la calor que sentía en todo mi cuerpo.
Pamela se levantó y se tiro tras de mí, jugando. En uno de esos momentos ella quiso agarrarme y me lancé de espaldas para evitar que me cogiera, según caía en el agua pude sentir sus manos resbalando por mi cuerpo hasta tocar mi pene. Me sentí apenado que pudiera notar mi erección. Así que deje te jugar y entonces ella se acercó a mí y me abrazo.
«Que pasa contigo, no vinimos a divertirnos» Sus caderas tocaron mi erección y trate de evitarlo, parecía como que ella lo buscara y yo no podía sucumbir ante el deseo, jamás experimentado antes. «Es mi hija, por Dios» pensé.
Regresamos antes de lo previsto al área del hotel, Nunca había sido infiel a mi esposa y estaba siendo tentado por mi hija. Esa noche en el Hotel había baile, me excuse y le pedí a mi esposa que se fueran querría descansar. Así que me encerré en mi habitación y allí me quede hasta Adela se despidió y pensé que todos se habían marchado. Eran las 9:30 pm así que tome un baño, me quede en boxers y salí a ver si había un partido de grandes ligas en la televisión. Un trago, whisky con hielo, mis pensamientos sucedían uno tras otro. Pamela, sale de pronto de su cuarto y me dice «Para eso te quedaste solito, ah?»
Pues te tengo una sorpresa. Traía en sus manos su almohada y comenzó a golpearme con ella entre risas de niña traviesa. Tome la almohada y forcejeando comencé a darle a ella.
Ella sale corriendo hacia su cuarto y la persigo, ante su cama trata de quitarme la almohada y no puede. En un empujón cae de espaldas sobre la cama y pude ver que no llevaba sus braguitas, su conchita estaba completamente afeitada y podía ver su delicada piel, blanca y suave. Sin pensarlo mi cuerpo cayó sobre el de ella y seguimos la pelea del juego que teníamos. Sus caderas me empujaban para zafarse de mí y yo sentía su pelvis golpearme, restregándola con mis muslos. Solté la almohada que estaba entre nuestros cuerpo y la agarre sus manos por sobre su cabeza, evitando así que se zafara. No sé cómo, no lo pensé metí la mano y saque mi pene acomodándolo en la entrada de su conchita, «Ahora tú vas a ver, tú vas a ver.» Ella se quedó inmóvil, su respiración subía y baja su pechitos. Oí un suave: «No, papi que vas hacer? NO, papi» comencé a penetrar su cuerpo, estaba húmeda lo sentía, como sentí como mi pene entreabría sus labios vaginales y me detuve. Pensé retírame, ella sintió que titubeaba y fue entonces cuando levanto sus piernas sobre mis caderas, puso sus piernas sobre mis nalgas y me empujo contra ella.
Penetrándola, sentí como su vagina recibía mi pene, como quedaba apretado en su estrechez. Ella me:
«Por favor, no te muevas, por favor
NO.» Me duele mucho, déjalo quietecito, déjalo ahí.»
Me duele, papi, me duele» y una lagrima bajo por sus mejillas. Me quede quieto y sentía como mi pene latía dentro de ella, sin que me moviera, podía sentir como su cuerpo temblaba y sus manos fueron cediendo.
Había desflorado a mi pequeña Pam. Justo cuando pensaba retirar mi pene, sentí como sus caderas comenzaron a moverse, buscando acomodarse a mi erección dentro de ella.
Permanecí quieto gozando ese momento, sentía como sus movimientos subían de ritmo e intensidad junto con su respiración. Sus ojos cerrados, comencé a besarla y ella me respondía. Sentí como su lengua busco la mía. Comencé a moverme dentro de ella hasta que su cuerpo comenzó a convulsionar. Sus caderas agitadas con movimientos involuntarios de su garganta escapaban gemidos….
AHHHHHHHHHHHHHHHHHH,
SI
QUE RICO, QUE RICOOOOOO DALE PAPI, DALE MUEVETE,
SIGUE, POR DIOS
SIGUE…
Parecía estaba experimentando múltiples orgasmos, la sola idea de que fueran sus primeros me hizo sentir como mi pene se hinchaba, mi cuerpo se puso tenso y sentí como estallaba mi pene, llenando su conchita de mi semen caliente. Sus piernas me empujan dentro de ella, me retenía en ese abrazo, sentía su vagina convulsionando apretando mi pene en sucesivas contracciones. Nos miramos, querría ver en sus ojos algún reproche, algún gesto de disgusto. Ella me miraba, su cara reflejaba serenidad, brillaban aun con sus primeras lágrimas de mujer. Me beso, una y otra vez. La abracé fuerte y le dije a su oído «Te quiero, mi cielo. Te adoro» «Soy el hombre más feliz de la tierra por tenerte a ti» A lo que ella me respondió: «Te quiero papa, no sabes lo mucho que te quiero. Tanto que me entregue a ti, pensaba que evitaras que esto sucediera, me hubieras roto el corazón si lo hubieras evitado»
Así permanecimos abrazados un rato hasta que me levante y le pedí que fuera al baño y se duchara. Me pidió que lo hiciera yo y fuimos juntos.
Muchas otras cosas han pasado pero les contare luego.