Mis cuñados y yo

Nuestro preconsciente tiene sorpresas que se realizan, mi marido tiene 46 años es empresario, alto buen mozo, es hijo mayor del primer matrimonio de su padre, nos conocimos en un viaje por intermedio de su hermana de misma edad (29) hija mayor del segundo matrimonio de su padre, compañera de algunas salidas non santas, amistad que me ayudo mucho para casarme.

El viaje de mi marido al norte por más de veinte días, me llevo a reencontrarnos con Elizabeth, en la casa quinta de la familia donde directamente me traslade con mis cosas, día a día cuando pernoctábamos juntas fuimos recordando las aventuras principalmente en la que intervinieron sus hermanos hoy con 26, 25 y 21 años, tocando su vagina y cerrando los ojos, relamiendo su propia lengua contra sus labios, repetía !Carlos, Carlos! (el de 25) su amante desde hace años, mientras llegaba al orgasmo, dejando mi cuerpo con las ganas de follar.

El cierre del año lectivo, llevo al predio (ahora en carne hueso) , la oportunidad de Elizabeth y la aventura pendiente en mi mente tomaron forma, Alberto (26) aprovecho apoyarse en mis nalgas en un cruce hacia la cocina, su falo prominente movió mis hormonas, acepte sus manos en mi cintura y caricias en mis senos, guardando un poco las apariencias, acepte que me dirigiera a su cuarto, en el cual se sentó en un sillón, al costado de la tendida cama, un pequeño almohadón a sus pies fueron la tarjeta de pedido a la cual accedí, arrodillada empecé a acariciar su falo cubierto por el traje de baño, el me saco el corpiño de la bikini y acariciaba mis senos que endurecidos, pedían sexo, le baje el bañador, su pija enorme, era un caramelo que comencé a acariciar y lamer, totalmente empinado, con mi mano lo acariciaba, sin soltarlo destendimos la cama, el se tiro sobre ella, a esa altura nuestros cuerpos desnudos, latían a la par de las ganas, senté mis labios y la penetración, entre jugos vaginales que facilitaban el juego incestuoso se inicio una cabalgata de entre y saca, acabando todo su semen en mi vagina que satisfaciendo mis fantasías totalmente me llevo a besarlo y pedirle casi en un ruego que siguiéramos con las caricias siempre, indicaba su cara y la mía que el juego no había terminado, en la ducha sus dedos acariciaban mi culo que se dilato para darle entrada a sus dedos, lo acepte , el fuego de coger intenso quemo todo miedo o prurito .

Con promesas de un pronto reencuentro baje al patio y me tire a la pileta, la sonrisa cómplice de Elizabeth, mezcla de satisfacción y comprensión , fue devuelta por la mía confirmando que ese día estaba satisfecha.

A la noche Elizabeth y Carlos se fueron a la ciudad, después de que habláramos con mi marido, nuestras miradas se juntaban en el living, Alejo (21) me miraba con esas ganas tan fácil de detectar por nosotras, la cama de Alberto me recibió, sentí en ese beso de parados su sable, escuchar de sus labios mientras me desnudaba !Puta! !Reputa!, no me hicieron enojar, por lo contrario, la verdad tan evidente, me hizo rogarle que me cogiera, su pregunta de aceptar que me rompiera el culo, me hizo cerrar los ojos y fue aceptada, me puso en cuatro patas, con vaselina en sus dedos dilato poco a poco el agujero, sentí el apoyo en mis esfínteres y el entre suave y fuerte, chupe mis dedos, en busca de jugos que encontré en mi vagina, en mis oídos sus gritos de !Perra! y !Puta! no me molestaban, un ruido de charqueo de flujos, cedió a un goce en la sumisión.

Me di vuelta al sentirme despegada y cumplido el pedido, lo vi al borde de la cama vestido en pijamas estaba Alejo, Alberto le pidió que se desnudará, sin siquiera preguntarme, indicando con su mirada a mi cuerpo le dijo que aparte de estar buena, me gustaban todas, si anteriormente me había quedado algo de miedo o dignidad, mi sonrisa y mi mano sobre su falo no dejaron dudas, esa noche mis cuñados y yo estábamos de fiesta.

Alberto se recostó, sin necesidad de que me lo pidiera, le mamé su falo hasta levantarlo, en ese momento, me indico que me ensartara con mi vagina, eso hice, mi cueva deseosa de verga lo cubrió totalmente, me llevo hacía su torso y le pidió a Alejo que me culeara, sentí su penetración, mis besos caricias y el acompasamiento, hicieron de mi primer fornicación doble, algo inolvidable.

No me extraño, que cambiaran de poses esa noche terminamos con una última culeada por parte de Alberto y una mamada a Alejo.

Recién al quinto día de completa orgía, fue Alberto que saco el comentario del incesto de Elizabeth con Carlos, su pedido me llamo la atención pero no me negué, una invitación de Carlos por mi aceptada (ese era el pedido) me dejo con el, el instinto sexual prevaleció, goce medianamente, quizás por ser Elizabeth su amante, los juegos prohibidos se complementaron dos días antes de regresar a mi casa, hablar y ver a Elizabeth totalmente lanzada con todos sus hermanos, nos llevo a completar el escenario entre nosotros, la doble penetración se completaba con una mamada a Alberto (la primera, después cambiamos) un 69 entre nosotras, ambas culeadas .

Ahora en mi casa espero cada viaje largo de mi marido para salir con mis cuñados.