Capítulo 1
Luna I
Les confieso que es la primera vez que me siento a escribir esto desde que ha sucedido y pasa que me siento muy húmeda al hacerlo… me presento, mi nombre es Luna y tengo 32 años, trabajo en una tienda de remeras, cds, pins, esas cosas. en cuanto a mi físico, para que se den una idea soy pelirroja tirando a morena, delgada de pelo lacio, mido 1.72 de altura y tengo ojos celestes. tengo 100 de pecho, 65 de cintura y 95 de cola. debo admitir que estoy muy apetecible y que todavía me siento muy joven y vigorosa en cuanto al sexo. soy madre de un hijo muy buen mozo que me calienta mucho… a pesar de ser un adolescente.
El tiene solo 17 años pero ya pinta a caballero. como su padre años atras, quede embarazada de el a los 15 años en una tontera sexual mientras estábamos borrachos, y desde ese tiempo Juan Pablo (su padre) nos ha dado todo lo que podemos pedir, solo que no vive aquí sino en otro país, pero siempre viene a visitarnos y a darme la dosis que el solo puede, hasta ahora.
Muchas veces sentí que mi hijo me observaba mientras me bañaba o me cambiaba, pero no lo daba la mayor importancia ya que en esa edad las hormonas se vuelven locas allí abajo y hay que hacerles caso sino uno explota… y como!.
Todo iba bastante bien hasta allí, nuestras vidas normales como la de cualquier familia, hasta que cierto día llego una revelación, como un epilogo de lo que vendría.
Llegue a casa un poco antes de lo previsto ya que no había clientela.
Me apure a ir al baño a orinar porque venia con ganas desde que salí del local, me acerque rápidamente al baño y fue allí cuando escucho ruidos a ¿sacudidas? como la puerta tiene un vidrio puede difícilmente ver que mi hijo estaba sentado en la bañera sobándose su pene, y que pene! aunque no lo pude ver con mucho detenimiento, se notaba que era bastante largo.
– ahh ahh ahh mmmm, suspiraba mi hijo mientras bajaba y subía su prepucio, cubriendo el rojo glande que escupía liquido como loco.
Debo confesar que esa vista me puso bastante caliente ya que hacia un tiempo que Juan Pablo me había cepillado y desde entonces tenía ganas de que me lo hagan… estaba sumergida en sueños cuando me percato que mi hijo se dispone a acabar, continuamente suspiraba aahh ahah mmm siii… sorpresivamente lanza su primer chorro que sale disparado al aire y cae al piso, lo siguieron dos chorros mas que quedaron plasmados en su mano.
Rápidamente el se levanta mostrando su gran energía y guarda algo que tenia en sus manos, que no alcance a ver que eran (solo se que eran unas hojas o algo así) y las guarda detrás del inodoro.
Sabia que si me quedaba un segundo mas el se iba a dar cuenta y podía llegar a pasar cualquier cosa, de la calentura que me había agarrado me lo hubiese comido allí mismo, así que salí de la casa.
Espere varios minutos afuera y luego entra haciéndome la tonta, simulando que recién llegaba.
– Hola, dije
– Hola, tan temprano acá
El muy pillo ya se había aseado y estaba mirando la televisión lo mas normal.
– Si, lo que pasa es que no había nadie en la tienda. bueno, me voy a mi pieza.
Subí temblando pensando que el se iba a dar cuenta de algo, las escaleras me parecieron una eternidad y cuando finalmente llegue suspire fuertemente y deje de temblar.
Sin darme cuenta ya estaba toda mojada y el solo caminar me causaba placer, así que sin mas decidí saciarme como mi hijo. Me puse algo mas cómodo para poder estar mas suelta, cuidadosamente me dirigí al baño para no dejar huellas de mi masturbación inminente.
Este estaba realmente limpio, se ve que se había esmerado para no dar señas de su aventurilla.
De solo pensar en eso me calenté muchísimo, con mi propio hijo, mi querido hijo.
Me acerque al inodoro y levante la tapa, abrí mis piernas y me senté dejando caer algunas gotas de fluído, así de mojada estaba… comencé a tocarme mi clítoris, Dios, que placer me estaba dando, rozaba mi raja con ternura y mi conejito, duro y caliente.
No paso ni un minuto y ya había tenido un gran orgasmo que mojo todo a mi alrededor, uff… al parecer mis movimientos hicieron que cayeran de atras del inodoro, unas fotos que estaban escondidas.
Me di cuenta que era eso lo que tenia mi hijo en las manos, tenia curiosidad y las tome; me puse a verlas y mi sorpresa fue al ver que en esas fotos estaba yo en poses sexuales!.
Había de bajo erótico y otras muy, pero muy guarras, toda me las había sacado mi esposo por una petición mía.
Que vergüenza tenia, pero, ¿Cómo las había obtenido Daniel? seguramente revisando en mis cosas, el muy pícaro.
De pronto la vergüenza se transformo en algo que me gustaba y me asustaba a la vez, no se si era el hecho de verme así, tan sexy o el hecho de que mi hijo se había masturbado pensando en mi… el hecho fue que me excité otra vez y, sin recuperarme todavía de mi anterior orgasmo, me masturbe nuevamente como una gata en celo, como nunca lo había hecho, tan obscena, nada que ver como lo había hecho antes, esto fue lo mas cercano al orgasmo con una buena herramienta dentro.
Desde ese día el morbo se había posado en mis pensamientos y cada vez que miraba a mi Danielito lo veía con ojos de deseo, pero sin pasar nunca de eso ya que él, a pesar de ser el objeto de mi deseo, seguía siendo mi hijo, con un instrumento a mi medida…
Trate de borrar las ideas morbosas de mi cabeza, pensando en otras cosas, consolándome yo sola, a toda hora.
Pero… a pesar de los intentos mi calentura no disminuyo sino que fue creciendo en mi interior como una bomba de tiempo, necesitaba que mi hijo me de su amor, que me haga su mujer, lo necesitaba dentro de mi, que llene de placer a su madre.
Por todo ese deseo, pasaba las noches soñando con él, en mis húmedos sueños me tomaba con sus brazos y me iba sentando de a poco en su verga partiéndome la concha, si, partiéndomela en mil pedazos. Solía despertarme en medio de mis sueños toda mojada para hacerme las mejores de mis pajas, y luego volver a dormir.
Cierta noche, me desperté toda sudada y mas mojada que de costumbre.
Super que había tenido un orgasmo dormida ya que mi cama tenia un manchón bastante grande, el olor que mi propio fluido emanaba me calentó mucho y basto solo con tocarme un poco la chichi para tener otro orgasmo, uno increíblemente grande, no podía creer realmente que yo había largado semejante chorro.
Como pude me dirigí al baño para limpiar el desastre que le había hecho a mi vestido de dormir, y sin darme cuenta (creo yo) pase por la pieza de mi hijo.
La curiosidad me domino en ese momento y quise comprobar algo, hasta donde podía llegar. Abrí la puerta con mucho cuidado y lo vi descansando.
Entre despacio tratando de no hacer ningún ruido y me fui acercando muy temerosa pero a la vez decidida hacia él, que dormía como un tronco. despacio le quite la sabana que lo cubría y me emocione muchísimo, no saben cuanto. Pude ver su miembro marcado, tratando de salir de su bóxer.
– Mi amor, te debe molestar este impedimento, deja que mamita te ayude un poquito (dije en voz baja).
Con mis manos roce un descaradamente sus muslos hasta llegar a su cintura, y de a poco le fui quitando el bóxer sin apartar mi mirada (obviamente) de su verga.
Cuando había bajado todo pude ver su miembro en todo su resplandor, dormido, pero bien visible. Por un momento mire a Daniel a los ojos y al ver que esta todavía dormido, con mucha lujuria tome su herramienta entre mis manos y empecé a menearla, de un lado al otro.
Al instante que estuvo un poco dura comencé el suave vaivén, arriba, abajo, arriba, abajo. Dios, como me calentaba eso, sentirla caliente entre mis manos, dándole placer a mi propia sangre.
Mi mano ya lo hacia sola a pesar de que estaba tomando conciencia del momento, pero al parecer la arrechera pudo mas.
Tenia el pene de mi hijo, mis mas deseado tesoro, a mi merced, rojo, duro, mojado, apetitoso, de seguro bien parado a de medir por lo menos, no miento, 25 cm.
– Mmmm… gemía despacio el entredormido
– Si, así, te gusta? te gusta como tu mama te hace la paja? si? (continuaba diciéndole mas fuerte). hijo mío, perdóname pero te voy a chupar la verga, se que esta mal pero te va a gustar, vas a ver
Por suerte el seguía descansando a pesar de mis movimientos. Como una desesperada baje todo su prepucio y deje libre su cabezota, mis ojos seguramente brillaron en ese momento y una sonrisa maliciosa se apoderó de mi.
No me recosté en la cama, creí que no era prudente hacer mucho movimiento, por lo que permanecí parada.
Allí comencé a darle besos al glande mientras de a ratos miraba de reojo a mi hijo, para estos momentos ya estaba comenzando a expulsar líquido preseminal como loco, no dude mucho en querer probar esa dulzura y así pasé mi lengua por alrededor limpiando el pajarito, saboreando ese néctar.
El corazón me latía muchísimo, así que entre remordimientos me lancé a comerme la pija que tanto deseaba, empecé a engullirla de a poco, subiendo y bajando despacio, hasta que la tuve toda adentro de mi boca.
Jugaba con ella y con mi lengua mientras que con una de mis manos me tocaba la concha que estaba en el momento justo.
Chupar penes es algo que disfruto demasiado, y como hacia mucho tiempo de la última vez quería disfrutarlo de veras, creo que por esto me apasione demasiado y aumente la velocidad de mi mamada como una desesperada, quería hacerle acabar, quería que me llenase de leche la cara y mi boca, quería tragar su semen, quería vaciarlo, quería hacerle sentir el mejor orgasmo del mundo… sin darme cuenta se vino en toda mi boca. chorro tras chorro me iba llenando la boca mientras me tragaba ese espeso semen.
Repentinamente me vi llegando al orgasmo y apure mi masturbación hasta que acabe deliciosamente, es lo mas excitante acabar de pie, le digo eso a todos como una nota.
Al momento me percate que mi hijo se podría haber despertado, pero a pesar de haberle hecho una fellatio él seguía muy dormido, eso no me extraño demasiado ya que esa noche el había ido de fiesta con los amigos y seguramente se bebió unas cuantas copas de mas.
Seguramente estarán creyendo que ya me sentía bastante satisfecha por lo sucedido, pero no, quise ser más codiciosa, Lo quería todo y al ver que mi hijo no se iba a despertar supe que podía aprovecharme y gozar mas de lo que ya había gozado.
Quería sentirlo dentro de mi, así que tome a mi hijo y lo moví un poco para que quedara con su instrumento apuntando hacia arriba, solo tuve que chuparlo unos segundos para se ponga de pie otra vez.
Como una burra en celo me puse sobre él con las piernas flexionadas pero bien abiertas, sin tocarle el cuerpo, me fui sentando sobre su miembro… mmm… se sentía exquisito tenerlo dentro de mi, rozando mis paredes vaginales, abriendo ese agujero que por el tiempo parecía ser virgen.
Lentamente comencé el coito mientras gemía por lo bajo y le decía:
– Si, si, asi, cógete a mami, cógeme, te gusta? estas dormido pero te gusta no? te gusta que te monte, a mi me encanta montarte, sentilo, aahhhh… senti como apretó tu.. tu cosaaaaa
Estuve un rato largo montando a mi hijo, despacio, lento, luego mas rápido, mas lento, hasta que llegue a un orgasmo que no pude disimular, liberando un grito guardado por tantos meses que hubiese despertado a los muertos.
Una vez acabada y satisfecha decidí limpiarle el pene con un pañuelo, porque si se lo chupaba me iba a calentar de nuevo y esto nunca acabaría. Tome el pañuelo y limpie bien su pene y las sabanas para no dejar evidencias.
Cerré la puerta y volví a la pieza terriblemente satisfecha, pensando que mi fantasía se había vuelto realidad, sin saber que lo que me esperaría seria mucho mejor.
Continuara…