Capítulo 2
El incesto II
Ella se sentía joven, vital, el empujón a su nueva moral, no le dejaba dormir tranquila, pero entendía que todo se había dado, ella no le dijo a su marido que se muriera, pero así fue, ella necesitaba del sexo, su marido muerto no le alcanzaba, podría tomar a Esteban (el amigo y pretendiente) pero no era eso, su piel pedía, su sangre pedía y su hijo llenaba todo su universo, su sexo, sus fantasías, no era lo que ella hubiese querido , pero a igual que la muerte, lo sentía inevitable.
La primera vez, fue tal como ella pensó, dulce, sensual, apasionada, los días y las noches de pensamientos se hicieron realidad, allá estaba unida mamando a ese ser que lejos estaba de ser su hijo, era su amante, era quién la hacía sentir mujer, el sentía que era su mujer, cada pose cada momento era goce, era deseos que en llamas quemaban a sus cuerpos, era cuerpos fundidos en sexo y lujuria inentendible pero real.
Esa tarde del viernes, se fueron a Buenos Aires, la obra de Teatro, trataba de una pareja de una diferencia de veinte años, la mujer jovial, gozaba y el hombre agradecía ese goce, todo terminó en la tragedia de no poder tener hijos y en la fuga de ella, para que él la olvide.
La similitud era clara, el beso de él la dejó estupefacta, nunca lo había hecho en público, era toda una declaración de amor, de juramento de amor eterno, el departamento estaba esperándolos, era la primera vez que pasarían varios días juntos, lejos del servicio doméstico, lejos de los amigos, lejos de la sociedad que sabían no podrían comprender nada de esa relación.
Desnudos se abrazaron, ella se arrodillo, introdujo su falo en su boca, haciendo que este se pusiera erecto, resbalando su boca hasta la punta del glande, ya pudo disfrutar de los líquidos preseminales, lo tomo con su mano y lo empezó a lamer desde sus testículos, el empezó a tomarle la cabeza en ese movimiento de apretar acariciando, de pasión de gozo sexual, una vez más introdujo ese falo y esta vez recibió el semen en su boca, tragándolo todo y relamiendo una vez más, se sintió a gusto con la pose y la ebullición que sentía en su sangre, estaba pidiendo sin decirlo y aceptando todo de ese joven hermoso, que era su hijo, pero en ese momento su amante.
Fueron a la cama, allí las caricias de el, obnubilaron su mente, el falo penetraba hasta su vientre, ese mismo que había cobijado su ser, pero que ahora estaba deseoso de carne, sexo y pasión ,de todos sus deseos estaban cumplidos, una y otra vez acabaron, hasta quedar rendidos y dormidos abrazados despertaron en la mañana, el mal aliento de ambos no fue barrera para que el la besara, ambos fueron a la ducha, otra manera, otras poses, pero la mismas ganas, las mismas sensaciones, el desenfreno lo llevo a introducirle en el coño sus dedos, ella ya no decía nada gozaba cada cosa, en la pasión en que estaban envueltos, la penetro analmente, primero la cabeza de su barra de carne apoyada en ese agujero con gran cantidad de jabón de tocador , fue entrando, el sintió la estrechez y ese goce de ser el primero, no hacia falta de escucharlo de ella, los esfínteres se abrieron y recibieron semen y jugos prostáticos, le dolía, pero al salir de la ducha, no pudo evitar besarlo , el la llevo a la cama y nuevamente la penetro, dulce, clásica y apasionadamente.
Los meses fueron pasando, la cordura en ambos parecía volver, una tarde charlando, decidieron que buscarían amantes, parejas, alguna solución, puesto que ambos veían un futuro negro, no querido, fue ella, la que directamente busco la relación con un chico un año mayor que el, solamente para tratar de salir del conflicto pasional del incesto que por casi un año mantenían.
La relación mero escapismo de la realidad no la hacia olvidar de los momentos vividos, pero sabia que no podrían (madre e hijo) socialmente ser aceptados, por eso busco esa relación con Nestor, estudiante, alto, entrador y audaz para tirarse a la «viudita» que era postre de los comentarios de los hombres del pueblo, ella lo sabia, su cuerpo con el ejercicio cama adentro , estaba cada vez más juvenil, más apetecible, este tipo de relaciones tiene riesgos, por ser naturalmente el hombre a esa edad un adolescente en varios puntos, poco le importaba a ella más que satisfacer las ganas de ser amada, fue así como en la quinta del padre del chico, se entrego totalmente, debiendo enseñarle muchas cosas, pero gozar ese cuerpo, la mantenía viva, activa, se repitieron los momentos con un dejo de rutina, un mes había transcurrido , esa tarde no escucho la llegada de nadie, su sorpresa de encontrarse desnuda al salir de la ducha con dos chicos, de la misma edad que su hijo, paso a preocupación, cuando le requirieron que jugara con los tres, su negativa recibió como respuesta una cachetada que la hizo entregarse en forma sumisa, para no recibir golpes.
Los ejercicios de relajación fueron su solución, entregada totalmente, fue víctima de los «chicos», soporto la vejación y ellos creyeron que eran los hombres, siendo solamente simples delincuentes, al llegar a su casa no pudo hacer otra cosa que abrazar a su hijo, esa noche ambos lloraron juntos, una pared cruzaba el camino de sus destinos.
En la mañana ella sintió que despedía a las mucamas, lo espero en la ducha, otra vez se fundieron en un solo ser, gozaron cada instante.
Al unísono dijeron la solución es seguir, por que eso es lo que sentimos, basta de magia en otros.