Después de cenar, soledad me invito a unas copas, lo que nos dejo a ambos bien alegres. «es para que estemos mas en libertad, sin inhibiciones» me dijo, como si ya no nos hubiéramos soltado lo suficiente. pero ella tenia sus planes y para ellos era preciso que yo no estuviera en mis cinco sentidos.

El asunto es que quede bastante alegre con las copas y así nos fuimos al dormitorio, en un estado de euforia que presagiaba una noche de lujuria, ya que soledad bebió mucho mas que yo y se encontraba sumamente mareada y con deseos de soltar todo tipo de amarras morales para disfrutar plenamente de una noche como hacia mucho que no lo pasaba.

«Toda la noche es nuestra y podemos hacer lo que queramos y que he deseado y esperado tanto tiempo», me dijo en un estado de excitación que la hacia tiritar de deseo mientras se agachaba y me abría el pantalón, sacando mi verga y metiéndosela en la boca casi con desesperación.

Cubrió sus dientes con sus labios y empezó a moverlos a lo largo de mi instrumento, luego se puso de costado y empezó a lamerme el palo de arriba abajo, para finalmente meterse mis bolas en la boca, las que revolvió suavemente entre su lengua y el paladar.

Después de un rato se detuvo diciendo «no hay que desperdiciar tu leche, m’hijito» y se desnudo mientras yo me desprendía también de mi ropa, quedando ambos desnudos frente a frente. «Ahora, a lo perrito» dijo y se puso en cuatro pie, invitándome a que la penetrara.

«Al parecer las hermanas tienen los mismos gustos» me dije para mis adentros.

Le acerqué mi herramienta a su gruta, que por detrás se veía rosadita, de labios gruesos, carnosos, húmedos y ansiosos por ser penetrados.

Me aferre a sus senos y le metí toda mi cosa al tiempo que le decía «es toda tuya, gozala soledad».

Ella respondió moviendo su culo acompasadamente, repitiendo «al fin, al fin algo como la gente»

«¿Por qué?»

Pregunte extrañado y ella sin dejar de moverse respondió: «Siempre con mis dedos y a escondidas no se vale»

«¿Y papa?»

«No se compara contigo, m’hijito»

«Entonces, ¿te gusta mi palo?»

«Es lo máximo, me llena totalmente, esssss rriiiiicccooooooo, siiiiiiiiiiiii»

Y continuó moviéndose desesperadamente, excitada por sus propias palabras, hasta acabar dos veces seguidas, inundando la cama con sus jugos, que caían por sus muslos.

Se bebió otra copa y Después se tiro en la cama, completamente loca de sexo y de alcohol, abriendo sus piernas y mostrando su coño, mientras me pedía: «Ven, chúpamelo», lo que obedecí de inmediato hundiendo mi cabeza entre los pelos de su raja, metiendo mi lengua entre sus labios vaginales.

Su coño era grande, húmedo y de labios gruesos, cubierto con una mata de pelo impresionante. no bien había metido mi boca entre sus labios inferiores, ella se derramo gritando: «Riiiccooo, rriiiiccooooo, m’hijito, que cosa mas rriiicaaaaa», moviéndose como poseída de una fuerza sobrehumana.

Yo iba a continuar mi exploración cuando ella me tomo y con señas me indico que me diera vuelta, de manera tal que llevara mi palo a su boca, quedando los dos con el sexo del otro en la boca. y nos dedicamos a mamar con dedicación.

En un momento sentí que un dedo de soledad se metía por mi hoyo posterior pero aparte de la alarma consiguiente, la exploración anal me produjo una exquisita sensación de placer, por lo que empece a moverme mas rápido, ayudando con ello a la mamada que estaba recibiendo y facilitando la introducción de su dedo.

Ella, por su lado, movía su coño desesperadamente, levantándolo e indicándome con una mano hacia su parte posterior. entonces comprendí que quería el mismo tratamiento y le metí un dedo en el culo, lo que la hizo tranquilizarse, como si hubiera recibido su medicina. y nos quedamos un rato mamando y metiendo y sacando el dedo del culo contrario.

Como es lógico, acabamos ambos al mismo tiempo, en medio de gritos de gozo.

Pero soledad distaba mucho de darse por satisfecha y poniéndose de espalda me invito a que la penetrara: «Ahora quiero que me la metas como la primera vez, para que veas como gozo con tu palo dentro».

Sabedor de que estábamos completamente solos y que ella estaba completamente suelta, sin ningún tipo de trabas ni precauciones, me instale encima suyo y le puse mi herramienta sobre su vagina, pero paseándosela entre los labios, haciendo esperar el momento de la penetración. desesperada, soledad me pidió: «métela, métela ya, m’hijito rico», pero yo continué con mi juego. «Ya, m’hijito, méteme la verga, por favor. No seas malito» y yo seguía paseándole mi palo por sobre su vagina, sin metérselo.

«Ya, m’hijito, que no aguanto mas, quiero tu palo» y empezó a moverse desesperadamente, levantando su vientre como queriendo alcanzar en el aire mi instrumento para introducirlo dentro de ella. «Metemelooooo, m’hijito. No seas malito, porrr faaavooorrrr, meeetemeloooo» repitió y acabo dando gritos de «desgraciado rico, desgraciado rico, m’hijito rico, cabrón desgraciado»

Una vez que hubo acabado completamente, le dije «ahora si la vas tener toda dentro, soledad» y ella se abrazo a mi, subiendo sus pies por encima de mis espaldas y se colgó de mi, de manera que tuve que colocar todas mis fuerzas en mis manos y pies para soportar su peso y al mismo tiempo penetrarla. Aunque cansadora, la posición adoptada me pareció estupenda y estuvimos galopando un buen rato, hasta que nuevamente acabo, soltando sus pies y cayendo a la cama en medio de gritos de: «rriiiiccooooo m’hijito, rriiiccooo m’hijito».

Me tiré encima de ella y empece a hundirle y sacarle mi herramienta repetidamente, con el afán de acabar pronto. Ella se abrazo a mi y llevo un dedo a mi trasero, pues se había dado cuenta del efecto que había producido en mi anteriormente. Y no estaba equivocada, ya que casi inmediatamente acabe, llenándola con mi semen.

Nos quedamos abrazados, yo encima de ella, con nuestros cuerpos transpirados y jadeando por el esfuerzo realizado. nos tomamos otra copa y fuimos a la ducha a refrescarnos.

Bajo la ducha ella me jabono, apoderándose de mi herramienta que limpio prolijamente, mientras yo le llenaba de jabón la chucha. Cuando volvimos al dormitorio, soledad se puso nuevamente de cuatro pie y mirándome hacia atrás me dijo: «Ahora, un regalo especial para ti» yo pensé que no había nada especial en volver a hacerlo a lo perrito y me acerque dispuesto a enterrarle nuevamente mi palo en la raja, pero ella me tomo la verga y se la puso en el hoyo del culo, diciendo: «Méteme toda tu poronga por el trasero» comprendí inmediatamente su intención y con algunas dudas respecto a que mi palo pudiera caber por su hoyo, empece a hundirselo.

Para mi sorpresa, mi verga fue encontrando un camino expedito y se fue hundiendo de a poco por el trasero de mi madre, mientras esta gritaba: «Soy una puta, dime que soy una puta» y yo le hundía mi herramienta mientras le repetía «puta, eres una puta», cosa que lo producía mucho placer.

Comprendí que a ella le gustaba decir obscenidades y que le dijeran las mismas cosas mientras culiaba, por lo que decidí complacerla y empece a decirle: «Puta, eres una perra caliente que te gusta que te lo metan por el culo, perra caliente» y ella se revolvía de gozo escuchando estos insultos y solo decía «mas, dime mas cosas ricas».

«Puta caliente, mira como te meto mi pinga por el culo hasta hacerte acabar, porque eso es lo que te gusta, que te lo hagan por el culo, perra caliente»

No pudiendo aguantar mas el gozo que le producía mi verga dentro de su culo y las palabras cochinas que le decía, acabo dos veces seguida.

Saque mi herramienta de su parte posterior y la puse en su boca, metiéndosela completamente. soledad tomo mi palo con una mano y mientras lo chupaba me hacia al mismo tiempo la paja.

Con la mano que le quedaba libre me masajeaba las bolas para terminar hundiéndome el dedo en el hoyo.

Yo aumenté el ritmo de mis metidas y sacadas al tiempo que le repetía: «Toma, chupa, puta desgraciada, comete toda la mierda que saque de tu culo con mi pinga, perra caliente» y ella chupaba con mas entusiasmo mientras mas la insultaba, hasta que los dos acabamos nuevamente.

Y continuamos nuestra sesión de perversión sexual hasta pasadas las cuatro de la mañana, cuando el sueño nos sorprendió y nos quedamos dormidos abrazados y completamente desnudos, ella con mi verga en su mano y yo con un dedo en su culo, borrachos de sexo.