Después de pasar ocho días viviendo con mi mujer y conmigo pude hacerlo con mi cuñada
El relato que os voy a contar, me sucedió hace un par de años.
Tengo 28 años y soy de Vigo.
Estoy casado con una mujer maravillosa, pero el único fallo que tiene, es que tiene una hermana que esta muy buena y es una cachonda.
Las dos son pelirrojas, pero de las de verdad y como sabréis son muy codiciadas. Pues yo he tenido la suerte de follarme dos preciosos coños pelirrojos.
Todo sucedió hace un par de años, mi cuñada vive con su novio desde hace unos cuatro años pero hace dos, tuvieron una discusión y mi cuñada llamo a su hermana para ver si podía venirse a casa, hasta que se arreglara con su novio.
Dicho y hecho, a las dos horas tenia a mi cuñada en mi casa.
Eso fue un jueves y lo que os voy a contar pasó el sábado.
Mi mujer, había quedado con mi suegra para ir a comprarse un traje para una boda y mi cuñada también iba a ir, pero como ella trabaja los sábados por la mañana, llegó muy cansada y se quedó en casa.
Solos en casa, mi cuñada se echó una siesta en el sofá, y ahí empieza todo.
Yo jamás pensaba que me iba a pasar eso, pero al quedarse dormida, empecé a mirarla detenidamente y pude ver, por un botón que tenia de la blusa, el sujetador que llevaba.
Era negro como a mi me gustan, así que eso me puso muy cachondo.
El caso es que de tanto mirarla, empecé a ponerme cada vez mas cachondo y mi mente empezó a maquinar un plan supermorboso.
Me acerque a ella todo lo que pude, y le desabroche el botón del cuello. Solo me quedaban cuatro botones y al final conseguí quitárselos no sin cierto nerviosismo.
Luego le levante muy despacio el sujetador y pude ver sus hermosos pezones. Eran pequeños y sonrosaditos.
No pude mas y empecé a hacerme una paja como jamás me había hecho.
Ella llevaba minifalda negra, por que es camarera y antes de correrme, decidí subirle la falda un poco para ver sus bragas. Justo en ese momento se despertó.
Yo creía que ahí se me acababa el mundo pero cual fue mi sorpresa cuando mi cuñada me dijo: «Llevaba mucho tiempo esperando que me echaras los trastos alguna vez, ya era hora joder». Yo me quede helado, pero sus palabras me animaron a seguir con lo mío.
Cogí mi verga y se la acerque a la boca.
Ella empezó a lamerme toda la polla y yo al mismo tiempo, seguía desnudándola.
Por fin pude ver el hermoso conejo de mi cuñada.
Era rojizo, como el de su hermana, pero al estar mas delgada que mi mujer, parecía mas hermoso aun, con sus labios rosaditos.
Al ver semejante manjar, decidí comérmelo todo, y así hice que mi cuñada se corriera en mi boca mientras se retorcía de placer.
Según me dijo ella, a su novio no se le daba muy bien eso de comer coños.
Bueno el caso es que después de correrse, me pidió que la follara, y así lo hice.
Apunte con mi verga, a su estrecha cueva.
Así estuve cosa de media hora, follando en todas las posturas posibles, hasta que no pude mas y me corrí en su hermoso coño.
No antes de haber complacido a mi cuñada, tres veces mas.
Cuando creí haber acabado la faena, ella cogió otra vez mi polla y después de ponérmela otra vez tiesa, me pidió que se la metiera en el culo, que llevaba mucho tiempo esperando a que me la follara y que quería que se lo hiciera por todos los lados, y así lo hice.
Ensalivé mi verga y se la fui metiendo muy despacio, lo tenia ardiendo y creía que la polla me iba a explotar.
Conseguí metérsela toda, y poco a poco fui incrementando mi ritmo hasta que no pude mas y me corrí dentro de su culo.
Luego la saqué e hice que me la chupara.
Acabamos rendidos en el sofá y nos dormimos.
A la hora nos despertamos y hablamos de lo sucedido.
Prometimos tener un secreto y así lo llevamos.
De hecho han habido otros polvos, pero ya os contare.