Invité a Vivian a mi casa después de un par de años sin verla,volvimos a estar en contacto gracias a qué un día se animó a mandarme un mensaje de whatsapp, comenzamos con una plática trivial, saludándonos de manera cordial y sin intención de algo más, aunque yo la deseaba como un maniático lo más probable es que jamás volveríamos a estar juntos, aún así, nunca deje de desearla como mujer. Rompí el hielo del deseo el día que le escribí: “Debí manosearte más la última vez que te vi…” Ella respondió:
– Sí, de hecho
Con esa frase se desencadenaron mensajes de ida y vuelta cada vez más intensos, y culminó con el guión de un relato que escribí pensando en ella que con lujo de detalle describía lo que había imaginado, de manera gráfica cuando ella era una niña, le comenté que ya no aguantaba más las ganas de volver a tocarla y penetrarla, mi excitación crecía con cada mensaje que ella me enviaba. Y al fin, Vivian terminó por aceptar hacerme una visita, yo estaba muy emocionado por volver a verla, el día llegó al cabo de tanta espera en cuanto escuché que llegó salí a la puerta a recibirla la miré y me di cuenta el porqué la extrañaba tanto me encantó ver su cara bonita sus cabello chinito, Vivian estaba preciosa con esa belleza que solo se tiene con la juventud, su piel estaba radiante, y por de más está hacer énfasis en su lindo par de tetas, eran simplemente perfectas, redonditas y paraditas y además su olor era increíblemente delicioso todo en ella era excitante, aunque su carita sus ojos y su boquita fue lo primero que llamó mi atención.
– Hola tío, al fin llegué… ¡Qué gusto me da volver a verte…
Créeme que el gusto es más mío nena, que bonita estás… Más que nunca… Bienvenida muñeca… La invité a pasar y nos abrazamos con cariño, sus brazos me jalaban hacia su cuerpo y mis manos correspondían con caricias en su espalda, la acariciaba de manera tierna y pervertida al mismo tiempo, con su cuerpo pegado al mío empecé a reaccionar sus tetas estaban restregándose en mi pecho, la tibieza del abrazo me hizo tener una erección es increíble cómo oler su piel, su cabello y tenerla entre mis brazos provocara que se me pusiera dura la verga, besé sus mejillas y le di un par más en la frente y en los ojitos después busqué su boca con mis labios para besarla y ella correspondió de inmediato, sentí nuestras lenguas chocar, no hablamos mucho más después de ese beso, quería poseerla ahí mismo y sin despegar mi cara de la suya le quité la chamarra, por supuesto que quería platicar con ella pero también me la quería coger, mi deseo por ella era demasiado, así es que empecé a desnudarla en la sala de mi casa, eso sí, sin dejar de besarla y acariciarla enredaba mis dedos en su cabello, desesperado le agarraba las nalgas acercándola a mí para que sintiera lo duro de mi pito restregándosele, la despojé de la blusita color morado transparente que vestía dejando puesto el brasier, solo entonces me separe al fin de ella para tomarla de la mano y llevarla conmigo al sillón de la sala, me senté primero yo y luego la senté transversalmente en mis piernas de manera que su cabeza quedara posada en mi brazo y sus pies extendidos hacia lo largo del sillón de esta forma me sería muy fácil desabotonar su pantalón para quitárselo y así lo hice, con su ayuda tras quitarse los zapatos, el pantalón salió fácilmente, tenía al fin lo que más deseaba en la vida enfrente de mí, a Vivian en ropa interior, en mi regazo dispuesta para que hiciera con ella lo que mejor me plazca, yo seguía atónito con lo bonita que es y no quería dejar de disfrutar de su belleza, de su piel, su aroma, sus ojos color miel, sus labios rositas y su boca pequeña todo el conjunto era maravilloso.
– Tío, que ricos besos
Mi amor, eso solamente es el principio, tengo planeado besarte en todos lados y también de tocarte hasta que yo esté satisfecho. Incluso tengo un juguete preparado para ti pero es una sorpresa que descubrirás al rato, mientras déjame saciar la necesidad que tengo de pajearte. Me acerqué una vez más para besarla y con la mano libre que quedaba llegaba perfectamente a su entrepierna, así mis hábiles dedos empezaron a buscar su sexo, una vez pasando por debajo del resorte de su pantaleta y luego solo se la hacía hacia un lado, al fin Vivian estaba a mi disposición, muy caliente y empapada, su mojadez permitía que mis dedos se deslizaran por todo el interior de sus labios vaginales, así es que empecé a masturbarla, me encantaba sentir su pequeño clítoris, humedecía mis dedos con su lubricación, paseaba en círculos rozando levemente su clítoris sobre su montecito y la acariciaba con su propia piel, yo no dejaba de mover las manos porque sabía que ella lo estaba disfrutando y se notaba en la forma en que empujaba sus nalgas con fuerzas hacia arriba, intensificaba los besos y hacía ruidos sensuales muy calientes, gemidos suaves y otros aunque ahogados por su timidez se notaba la la intensidad y las ganas de querer gritar, también era obvio que le urgía una verga, y me la pedía…
– Tío… Ya por favor entra… Métemela, ya no aguanto más tío Memo, por favor hazme tuya…
Estuve a punto de caer, solo que esta vez quería tenerla a mi disposición y no hacer lo que ella me pedía, ni complacerla, quería usarla y abusar de ella para rellenar todos sus hoyos y convertirla en mi saco de semen… Terminé de dedearla cuando se corrió en mi mano, su grito explosivo coordinado con el palpitar de su vulva era la muestra de su orgasmo, el primero de varios esa tarde. Yo todavía estaba vestido y tenía mi nena semi desnuda recostada en mi regazo, ella se levantó y yo la volví a sentar abriéndole las piernas para hacer que se montara en mí como una vaquera, sus caderas se meneaban pidiendo ser penetrada, lo que hice fue desabrochar su brasier para dejar expuestas sus tetas frente a mi cara, qué delicia, yo sabía que Vivian no necesitaba más preparación, estaba lista para coger… pero yo aún quería disfrutarla más, tomé sus tetas con mis manos y las acariciaba a placer, acerqué mi lengua a sus pezones y empecé a lamer y a darles de besos y unos leves y suaves apretones con los labios y los dientes, chupando, mamando desesperado, como queriendo extraer de su joven cuerpo leche que no iba a salir nunca pero disfrutando la textura de cómo cambiaban y endurecían sus pezones con cada lengüetazo. Después de eso nos levantamos del sillón, aventé los zapatos en el camino hacia la recámara, llevando conmigo a mi presa de la mano, desabotoné mi camisa y tras quitármela la aventé al suelo, en cuanto entramos a la habitación solté mi cinturón para estar listo en el momento que quisiera yo meterle a la verga, al fin Vivian iba a tener lo que quería… Pero no en el momento que ella pedía, sino hasta que yo lo decidiera… Todavía me hacía falta algo más, saqué un regalo que le tenía preparado del buró, la acosté en la cama y le pedí que se quitará sus pantys que aunque empapada todavía la tenía puesta, ella obediente así lo hace y una vez tendida y obediente me pregunta
– ¿Qué me vas a regalar tío?
Le mostré un “Butt plug” con una cuenta de vidrio rosada en forma de corazón, tomé el gel para lubricarla y sonreí con malicia… Este es uno de los regalos que tengo para ti nena
– Está bonito, aunque creo que un poco grande no crees?
Solamente hay una forma de averiguarlo nena, así es que voltéate. Vivian se colocó boca abajo exponiendo ante mí sus redondas y hermosas nalgas blancas, que me pedían ser nalgueadas, quería enfocarme en el objetivo principal, que era lubricarle el culo, me acerqué a su trasero subiendo por sus blancas piernas las acaricié en el camino disfrutando también de otro tipo de textura de su piel, al llegar a su hueco puse sobre mi dedo un poco del gel y le abrí los cachetes, en cuanto sintió la presencia de mi dedo en su ano, lo frío del gel la hizo tener unos espasmo que la obligó a atrapar mi dedo entre sus nalgas, no es que importara, ya había alcanzado esa zona así que empecé a acariciarlo haciendo circulitos, tratando de empujar hacia adentro el gel y relajándole el ano para lo que venía, finalmente se aflojó y aceptó de manera consciente que le iba a introducir algo. La verdad es que sí había tres juguetitos uno más delgado que el anterior pero yo quería verla sufrir, así es que ese juguetito de 6cm de ancho iba a entrar por esa cavidad. Con lo que quedó de gel en mi dedo barnicé el “buttplug” y presente la puntita en el asterisco de Vivian, jugueteaba con ella y por lo frío del consolador podía ver los espasmos que hacían que abriera y cerrara su esfínter, entre el deseo y el rechazo afortunadamente ya no estaba en manos de ella el decidir, así es que era inevitable enfilé el accesorio empecé a empujar con fuerza medida, y poco a poco vi como esa bala plateada se iba introduciendo en el cuerpo de Vivian, vi cómo se iba abriendo paso, era increíble lo elástico de su culito. Cuando llego a la parte más gruesa la escuché decir:
– No… Tío, tío, tío, tío, tío, tío… Espera, espera por favor, ESPERA, ESPERA, ESPERA! No… No me va a entrar!!! No va a entrar!!!
Fueron sus gritos lo que me hizo empujarlo sin más contemplaciones…
– Ahhhhhhhhjjhhhhhggg
Gritaba Vivian, mientras yo disfrutaba ver como se tragaba el dildo y quedaba como decoración una colorida joya brillante entre sus nalgas.
– ¿A poco ya entró?
Me decía con su carita con ojitos llorosos, aunque con una pizca de satisfacción y orgullosa… Por supuesto que entró muñeca. Vivian se acostumbró de inmediato y empezó a enseñarme cómo se movía la joyita que quedaba expuesta al hacer contracciones, apretaba y soltaba lo que tenía en sus adentros, una vez boca arriba se acomodó en la parte superior de la cama, recogió las rodillas y abría las piernas para mostrarme su sexo, me tiré enfrente de ella y empecé a darle unas mamada como estoy seguro nunca le habían dado, puse mi boca en su vagina mi lengua paseaba y abría sus labios, tocaba la entrada de su útero, empujaba mi lengua en su canal y la paseaba del lado a lado entre sus labios mayores y menores, chupaba su clítoris y le daba pequeños mordiscos con los labios de por medio para no lastimarla y que siguiera sintiendo rico, la succionaba como si fuera yo una máquina devoradora, Vivian acariciaba mi cabello, se retorcía y jalaba mi cabeza hacia su sexo como si quisiera meterme a su concha, sus nalgas rebotaban en la cama a causa de la ansiedad y placer que le estaban dando mis lengüetazos, yo subía y bajaba mi boca disfrutando de su color rosita, de su aroma de la tibieza de su conchita, y del pequeño y en verdad pequeño agujerito que se veía para entrar. Era una delicia tener la boca llena de esa vagina no dejé de lamer hasta que vivían empezó otra vez con esos ruiditos de cachorro entrecortados que son tan sexys señal de que inevitablemente se va a correr en mi cara a causa de mis mamadas, sus piernas atrapan mi cabeza y la presionan con fuerza, sus caderas se menean sin sentido en señal de que el orgasmo que acaba de tener la controla, sus manos sujetan fuertemente mi cabeza, jalando mi cabello y clavándome las uñas en la nuca, vaya manera de correrse… Mi pito se endurece ante el espectáculo y ahora sí ansioso por cogerme a mi niña la pongo en cuatro y el deslumbrante brillo de su botón me excita al verla esperando por mí a que la penetre, por supuesto que no me pongo condón, me dejó ir y de una se la meto hasta el fondo
– Ahhhhg ahhhhhh que rico, que rica verga me das… Ya lo necesitaba, necesitaba sentirte dentro de mí tío
Estoy súper caliente y veo sus nalgas rebotando en mis muslos, mis manos se ven enormes en su breve cintura, jalándola y haciendo la que soporte mis embestidas, ella extiende sus manos y mete su cabeza hacia el colchón mientras recoge los hombros y gime sin pudor ni vergüenza, vaya pequeña puta que tengo en casa, la veo devorar mi pito completo, tan ancho como el dildo en su culito, estoy idiotizado con la figura de mi nena, en verdad me gusta mucho y el panorama es un deleite, sus palabras interrumpen mis pensamientos:
– Ahhh… Así Tío… cógeme así, cógeme mucho, más duro, y cógeme siempre, que ganas tenía de estar ensartada por ti, dame más tío me encanta
En verdad tanto lo estás disfrutando?
– Sí, siento riquísimo como me la metes por favor no pares… No pares
Podía sentir como el juguete rozaba mi pene cada que entraba y salía de su coñito era riquísimo sentir un cuerpo adicional alojado en la cavidad anal de Vivian, era como si mi verga chocara con la de alguien más en su rajita. Llevaba ya varios minutos bombeando a mi niña podía sentir esas ganas de eyacular en sus adentros, tenía sentimientos encontrados y no sabía si quería hacerlo o debía esperar, Solo sé que quería seguir cogiendo con ella, sus gritos empezaron una vez más esta vez ya no fueron ruiditos fueron gritos de pasión y placer, podía notar que al estar empinada gozaba por como le llenaba su vulva, Vivian empezó a apretarme, podía sentir claramente las contracciones que me exprimían el pito como queriendo sacarme la leche, yo intensifico las metidas y no me detengo, al ver qué se va a venir, sujeto sus caderas y la inmovilizo para ser yo quien estimula la zona erógena, y al final lo consigue, se corre a chorros y siento como quiere expulsar mi verga con sus contracciones, sin embargo no se la saco, por el contrario su excitación me hace venir al mismo tiempo y le aviento una buena cantidad de esperma que su concha devora mientras siento como me aprieta la verga, sin pensar en las consecuencias de que se pudiera embarazar o ningún otro tipo de consecuencia, nada me importaba tenía yo a mi regalo y no quería que fuera de nadie más… Exhausto me acerco a ella y la abrazo por la espalda mientras la lleno de besos… Te quiero mucho Vivian, no sabes lo mucho que te extrañaba
– Yo también te adoro tío moría de ganas de ser tuya…
Acerqué mi mano una vez más a su culito para remover el juguete, pero Vivian me dijo
– No me lo quites me gusta se siente rico ahí me lo voy a llevar. Ya veré yo cuando me lo quitó en mi casa
Sus palabras me calientan, sus acciones me enamoran, la miro con ternura y me recuesto junto a ella para abrazarla y volver a darle de besos como cuando era chiquita.
Pasamos la tarde revolcándonos, cogiendo como animales, la dejé que hiciera lo que quisiera conmigo, la obligué a hacer cosas que al parecer también le gustaban. Un rato después cuando ya era hora de que se fuera a su casa la miré para conservar en mis recuerdos una imagen de su cuerpo desnudo, esperando nuevamente a tener una tarde como la que acabábamos de pasar…