Capítulo 3

Madre de adolescentes III

La puerta del baño estaba parcialmente abierta y la luz encendida, me acerque por curiosidad a mirar si había alguien, sino para apagar la luz ya que mamá siempre reclama que la cuenta de la luz es muy alta, mi sorpresa fue mayúscula al ver a mi madre sentada en el inodoro con las piernas totalmente abiertas y con la cabeza gacha, afeitando su almejita rosada, hinchadita, mojadita y llena de crema para afeitar, para que decir la reacción de mi pene, casi rasga mis pantalones.

Mamá trabaja todo el día, se va temprano en la mañana y regresa tarde al final de la jornada, así que normalmente me quedo en casa yo solo y Yasna, mi hermana, me extrañó ver que mamá estuviese todavía en casa, me acerque un poco más a la puerta y pude corroborar que se estaba afeitando ahí entre la piernas, sus senos redondos y plenos se interponían en su visual, así que ella de tanto en tanto los levantaba hacía uno u otro lado, me quedé fascinado ante la vista de la pequeña panochita de mamá y sus tetas regordetas y duras, la vista de mi madre siempre me excita al máximo, la encuentro demasiado bella.

La estuve mirando por todo el rato que se tomó para afeitar su almejita rubia, me resultaban muy eróticos sus rizados vellos rubios, pero me estaba gustando verla con su chorito peladito, parecía una niña, quizás dentro de toda mi perversión, también tengo algo de pedófilo, pensé divertido, no pude resistir y entre al baño, mamá me miró sorprendida − ¡hijo … que haces, tu hermana está en casa … no nos vaya a sorprender … debes tener más cuidado – me dijo con tono de alarma y mirando preocupada la puerta − ¡uy! mami … no seas quisquillosa … ya me voy … solo quería que supieras como me haces que me ponga viéndote así … − le dije bajándome el bóxers para mostrarle mi verga dura como el granito, mamá me miro y con la punta de su dedo toco mi glande haciéndolo vibrar como la cuerda tensa de una guitarra − ¡oh! como se ve rico … durito … pero ándate que esto debería haber sido una sorpresa y ya me viste … te quería regalar mi chochito limpiecito y liso … pero ya te lo perdiste … vete … vete – dijo mamá haciendo señas con su mano para que me fuera, me subí los bóxers y me fui a mi pieza a pajearme con la visión del lampiño chorito de mi mami.

Me corrí como en dos minutos, me limpie con mi pijama y me vestí, me fui a la cocina a preparar desayuno, Yasna estaba ya allí colocando la tetera para el agua caliente e individuales para tres, haciendo como si nada pregunté − ¿Por qué tres? … ¿quién más viene? – Yasna me miró con cara de enfado – para mamá … ¿no la sentiste en el baño? – me dijo girándose a controlar la tetera, pude ver el hermoso culo de Yasna y sabía muy bien el origen de ese culo esplendido, mamá tiene un trasero similar y aun cuando es mucho mayor que Yasna, conserva la tez lisa y suave en sus nalgas redondas, paraditas y duras, podría decir que mamá tiene un culo de adolescente, sus caderas son más desarrolladas y eso le agrega una atracción más, más mujer.

Yasna tiene muchas cosas más que se asemejan a mamá, sus pechos son casi igual que los de mamá, la conformación de sus labios, son copia de los de mamá … − ¿pero que estoy haciendo? – pensé, estoy inspeccionando las sinuosas formas de mi hermosa hermana, una vez más me sonreí para mis adentros, mi perversión … o quizás debería decir “perversiones”, ¡¡¡incluían ya a mi hermanita menor!!!, esto será un problema si mi madre se da cuenta, estaba girando mi cabeza para encuadrar ese culo precioso de Yasna, cuando recibí un palmetazo en la nuca, era mi madre, bella como siempre, ya vestida con una traje de calle elegante, medias negras y tacones altos, lucía como una verdadera preciosidad – estabas distraído y sonriente … ¿de qué maldad te estabas recordando? – me preguntó, sonriendo pero con el ceño fruncido − ¡ay! mami, no seas suspicaz … estaba tratando de levantarme e ir por la mantequilla … lo sabes que Yasna no come cosas que la puedan hacer engordar y no coloca la mantequilla en la mesa – dije con rapidez, tratando de sonar loa más sincero posible, pero mamá me quedó mirando inquisitivamente, seguro que no me creyó, pensé.

Mamá se bebió solo una taza de café y después de recomendar que nos portáramos bien, que nos fuéramos a nuestras obligaciones educacionales sin atrasarnos, estudiar y regresar a casa sanos y salvos, tomó su cartera y se fue taconeando hacía la puerta, yo la acompañé y no pude resistir le agarré un cachete de su maravilloso trasero − ¡uy! qué haces tontín … ten cuidado con tu hermana, podría verte – me dijo dando un saltito hacía adelante y mirando hacia atrás − ¡ay! mami … estas tan rica – le dije tocándole otra vez sus glúteos, ella me empujo, luego levantó un dedo en el aire en forma amenazadora – y no creas que no me di cuenta … mucho cuidado con ese culo que está en la cocina – dijo en forma coqueta, yo sin palabras, me rasque la cabeza y volví a la cocina a admirar el culo de Yasna.

La jornada se desenvolvió sin novedades, solo las diarias rutinas, no veía la hora de regresar a casa y gozar con mi mami, estaba tan rica esta mañana que he tenido todo el día la verga semi erecta pensando en ella, a la salida del aula encontré a Yasna y me dijo que había hablado con mamá y esta le había dado permiso para ir a casa de una amiga a estudiar, así que regresaría en horas de la tarde, me ofrecí a llevarle sus útiles a casa, pero ella rehusó y se fue con Marcía, un amiga de la infancia, yo me dirigí a casa … que rico la casa para mí y mamá, se me puso duro de inmediato.

Entré lo más silencioso posible, quería sorprenderla y follarla en cualquier lugar la encontrara, pero no estaba en la cocina, ni en la sala, ni en el baño, me fui a su dormitorio, se escuchaba el zumbido característico de su consolador, giré la manilla de su puerta silenciosamente y me encontré con el culo de mamá a forma de corazón que saltaba con su dildo ensartado en su panocha, me daba la espalda y no me había escuchado, me quede paralizado ante tanta belleza erótica, desde atrás podía ver su concha que se apretaba en torno al juguete, sus carnecitas rosadas salían pegadas al artilugio, los resortes de la cama de mama hacían ruido, me imaginaba que sus manos no visibles, debían estar magreando sus suculentas tetas, empecé a desvestirme hipnotizado por su cuerpo fabuloso, luego me acerqué por detrás y le susurré al oído – que bella que eres, mamá – ella, no se sobresaltó ni nada – te estaba esperando … ¡ya! desvist …. ¡oh! estas ya desnudo … que rico que estas durito – me dijo mamá estirando su mano aferrando mi pene erecto.

Tomé en mi mano su consolador y la empujé para que se pusiera a lo perrito, yo desde atrás comencé a follarla con su juguetito, leyendo el empaque del consolador, sabía que eran dieciocho centímetros insertables, empuje el consolador hasta el fondo y mama encorvo su espalda y gimió significativamente, se lo metí una y otra vez hasta que desaparecía casi todo dentro de ella, sin violencia, sin hacerle daño, mamá lo quería así, sus quejidos, sus chillidos, sus contorsiones me mostraban que lo estaba disfrutando, la vibración de sus nalgas y el temblor de sus muslos me hacían presagiar un orgasmo inminente, no resistí el deseo de follar su culo y metí mi dedo pulgar izquierdo, mientras con mi mano derecha incrementaba la penetración a su chocho, mamá gruñía y gemía con agudos chillidos de niña, desesperada masajeaba sus tetas, luego apoyaba sus manos en la cama con su espalda encorvada, el culito bien parado empujándolo hacía atrás, repentinamente se enderezó bramando y con sus manos en sus caderas, mamá se abandonaba a un orgasmo intenso.

Mi querida madre se derrumbó hacía adelante jadeando como un animal herido, su estrecho chocho lleno con el consolador que continuaba a vibrar dentro de ella haciéndola contorsionar sobre el lecho, yo mantenía el juguetito en las profundidades de su concha y la acariciaba toda, mi pija casi se reventaba, pero no quería pajearme, quería conservarme para ella, después de unos cuantos minutos, mamá se recuperó y comenzó a chuparme la verga mientras me masturbaba, yo estaba demasiado caliente para poder aguantar mucho tiempo más, toda la producción de semen acumulada en mis bolas, comenzó a salir a borbotones llenando la boca de mamá, ella me chupo con ardor, algo de mi lechita fue dirigida a sus blancos y redondos pechos, jadeando pesantemente me dejé caer a su lado.

Algo de mis fluidos escurría por la comisura de sus labios, la mirada brillosa de mamá seguía sobre mis genitales mientras su mano derecha atacaba furiosamente la turgencia carnosa de su clítoris y los dedos de su mano izquierda follaban frenéticamente su coño, mamá estaba cercana a otro orgasmo, aferré mi pene que estaba semi erecto y comencé a pajearme ya que sé que mamá se excita mucho al ver cómo me masturbo, ella tenía su boca desencajada y follando con fuerza sus propios dedos, volvió a correrse, cayo a mi lado y yo la abracé estrechándola en mis brazos.

Estaba totalmente enamorado de mamá, pero no era un amor romántico que pudiera haber sentido por cualquier mujer, mi amor por mamá era mucho más grande, ella me procreó, soy parte de ella, ninguna mujer podría compararse con mi madre, me adormecí sintiendo sus jadeos y la calidez que emanaba su cuerpo, pasé una pierna sobre sus muslos y mi brazo sobre su torso bajo esos pechos que de niño me alimentaron.

Mamá estaba acostada a mi lado, pero no estaba inactiva, su dedos estaban recorriendo sus inflamados labios vaginales, le di a mi dulce madre lo que estaba necesitando, tres de mis dedos en su cada vez más jugoso chochito, ella inmediatamente aferró mi pene con su acostumbrada fuerza, apenas pude sofocar un gemido y los escalofríos recorrieron mi espina dorsal – adelante hijo … haz que me corra … − dijo mamá casi en un susurro, lentamente empecé a bombear mis dedos dentro y fuera de ella, mis falanges chapoteaban en sus abundantes jugos de placer, con mi pulgar comencé a dibujar círculos en su clítoris, ella comenzó a rotar sus caderas empujando su zona pélvica hacía arriba, estaba follando mis dedos.

Si alguien me hubiese dicho el año pasado que me estaría cogiendo a mi madre con mis dedos, mientras ella me masturbaba, probablemente le habría lanzado un puñetazo en defensa del honor de mi madre, pero ahora aquí con ella era algo maravilloso, resulta curioso a veces como la vida te sorprende, justo cuando dices − de esta agua no he de beber – te encuentras sumergido en un rio y ahogándote placenteramente en eso.

− Eso hijo juega con mi conchita – murmuraba mamá contorsionándose en la cama, se veía tan apetitosa con ese cuerpo pleno de mujer, esos ojos vidriosos y lascivos, esos gemidos lujuriosos y sus movimientos frenéticos de mi polla – si hijo … sigue que se siente tan rico … − me incliné a besar su boca y su lengua se precipito en mi boca, nos dimos in beso eterno, un beso que podría durar horas y jamás me cansaría de su boca.

Mamá estaba apretando sus propios senos, con los movimientos de sus caderas, ella se retorcía y comencé a aumentar la velocidad con la cuál mis dedos perforaban su concha, sus gemidos eran más seguidos y sonoros, nuestros labios los acallaban un poco − ¡ummhh! … ¡ummhh! … ¡ummhh! … rico … sigue hijito, sigue … haz acabar a tu mami … ¡ssiii! – mis dedos sentían la fuerza de su coño, que se encojía y se ensanchaba repetidamente, había espasmos y mamá con varios chillidos agudos, comenzó a abrir y cerrar sus muslos, luego los cerró dejando mis dedos atrapados en su concha, mamá continuaba a estremecerse toda y estrangulaba mi pene con fuerza, su orgasmo la rendía aún más bella, apenas sus convulsiones se calmaron, su boca se cerró en torno a mi polla que vibraba.

Antes que mi placer me sobrepasara, la lengua de mamá recorría en toda su longitud mi verga enhiesta, ella acariciaba mis cojones con dulzura mientras me chupaba, mamá era una experta chupadora de pijas, mamá estaba hecha para el sexo, la mamada era demasiado rica como para estar mucho rato en ella, después de un par de minutos, sentí la agitación de mis pelotas, luego el hormigueo por toda la zona perianal, mamá de dio cuenta que me tenía al borde del clímax, sus chupadas y lengüeteos se hicieron más intensos alrededor de mi glande, intentaba hacerlo durar algunos segundos más, pero la explosión comenzó en mi cabeza, luego mi espina dorsal me hizo encorvarme hacía atrás y un gruñido animal salió de mi garganta, chorros de lechita inundaron la boca de mamá, apreté mis dientes que rechinaron, sostuve la cabeza de mamá que no intento de alejarse, estaba ahí feliz de tragar todo mi semen hasta que mis bolas quedaron vacías.

Mamá tenía una adorable sonrisa en su rostro, su miranda sexy y sus caricias tiernas, me tenían jadeando mientras mi erección decrecía paulatinamente, la concha de mamá lucía esplendente bañada con sus fluidos, enrojecida por la excitación, sus muslos maravilloso se exhibían en todo su esplendor, ella junto sus piernas y su chuchita estrecha desapareció en la convergencia de su ingle,

Estaba hechizado ante la belleza de mi madre, no podía estar sin tener en mi visual su sexo ardoroso, me incliné y comencé a besar su guatita materna, me imaginé dentro de ella convertido en un feto, que rabia no haber tenido conciencia veraz para haberme gozado a mi madre por dentro, mis besos llegaron a su pubis y mi lengua se estiró hasta tocar la hendedura de su chocho, mamá gimió y tomo mis cabellos, cuando apreté mis labios contra su concha y comencé a chupar, ella dio un gritito agudo de alegría − ¡ooohhh! … ¡hijo mío! … ¡ssiii! … comete mi puto coño – dijo mamá alzando su pubis, mientras yo me había convertido en un voraz devorador de chochos y mi lengua iba y venía por sus labios húmedos y sabrosos.

Irrefrenablemente, agarré sus muslos con fuerza y los aparte bien abiertos, la trataba con firmeza pero al mismo tiempo con dulzura, la concha de mamá se presentó como una flor florecida, quería probarla y tragar cada onza de su néctar, luego mi lengua se posó sobre su clítoris − ¡oh dios mío! … me encanta que me chupes así fuerte … ssiii … sigue … no te detengas … chúpame el coño, mi bebe … − mamá estaba como enloquecida y yo estaba como en trance sintiendo las húmedas carnes de mamá, transitando por una dimensión donde todo era lujuria, mi madre tenía un coño suntuosamente jugoso, su zumo femenino corría por mi barbilla, contemporáneamente trataba de beber todo lo que podía, su sabor no tenía parangón, hasta en eso mamá era única.

De pronto, su cuerpo se estremeció y ella tenso toda su musculatura cuando un nuevo orgasmo recorrió todo su ser, sabía que su clítoris sería hipersensible, pero no podía detenerme, metí mi lengua sobre su chuchita y la apresé por sus caderas, el coño de mamá era tan suave, cálido y húmedo, mamá forcejeaba y gritaba contorciendo su cuerpo tratando de alejar su concha de mi boca, mientras mi lengua azotaba sin piedad su botoncito trepidante, jamás podría encontrar un chocho más delicioso que el de mi madre.

− ¡Oh dios mío! … casi me has hecho desmayar, hijo mío … que rico como me chupaste! – dijo mi madre acariciando mis cabellos, mientras yo dibujaba círculos con mi lengua en su ombligo, mamá volvió a temblar y a gemir cuando mi lengua rozó su clítoris − ¡guau … mira cómo me tienes … estoy todavía temblando por todas partes, hijo … − dijo ella jalando mis cabellos y hablando entre dientes en forma lasciva – apuesto a que tu verga está lo suficientemente dura como para partir rocas … − agregó deslizando su mano hacía mi polla que de verdad estaba tan dura que casi me hacía sentir un poco de dolor masoquista, placenteramente vibrante, se movía independientemente, mamá cerro sus dedos en mi verga con la presión acostumbrada, me hacía sentir la delicia de sus manos angelicalmente, pero al mismo tiempo diabólicamente lujuriosa con su pulgar refregando mi lustroso glande.

− ¡Oh, hijo, me encanta hacer que te pongas así de duro! … te gusta lamer el coñito de tu madre ¿verdad? … te gusta ver a tu madre convertida en una putita caliente ¿verdad? … hijo, prométeme que me chuparas mi conchita muchas veces más … prométeme … − mamá, me pajeaba suavemente y su boca estaba cerca de mi oído diciéndome todas esas cosas casi en un susurro arrastrado de palabras, me mordió el lóbulo y continuo moviendo su mano en un sube y baja que me estaba haciendo aparecer las primeras gotitas de mi semen, si continúa por otro par de minutos me hará acabar, pensé, sus tetas se refregaban en mi brazo, haciéndome sentir la dureza de sus pezones, mamá me miró como escrutando mi rostro – te ves tan rico con esa cara de niño toda mojada con los jugos de mi chocho – me dijo inclinándose y besándome en los labios.

Mamá no dejaba de mirar mi verga enhiesta, mis casi veinte centímetros estaban muy bien en su mano, solo que sus dedos no alcanzaban a cerrarse e toda la circunferencia de mi pene, ella bajó su mano a mis bolas, mi grosor era casi como el grosor de su brazo y latía con mi presión sanguínea que llenaba todas esas azulinas venas que recorrían mi longitud, mamá estaba subyugada con mi polla − ¡oh! hijo … tenerte a ti con esa polla esplendorosa es como la guinda de la torta … soy una mujer muy afortunada … eres mi niño … y harás dichosa a tu mami ahora mismo – mientras decía eso, mamá me montó a horcajadas y empezó a refregar mi glande en la apertura húmeda de su concha, luego lo centró en su boquete vaginal y comenzó a hacer presión para hacerlo entrar en su chochito apretadito.

Mi mamá estaba con su cabeza gacha en la maniobra de embocar mi pene en su vagina, mis dos manos fueron atraídas magnéticamente a sus tetas que se movían en todas las direcciones, su pezones se deslizaron entre mis dedos y se los apreté con dulzura, como emulando mi niñez y sentirme afamado por esos pechos exuberantes de mi madre, los quería succionar y mordisquear como cuando me alimentaba de ellos, la enorme cabeza de mi verga finalmente se deslizo dentro de mamá y ella gimió placenteramente y comenzó a moverse para acomodar mi verga en su concha, en mi propia lujuria, solo atiné a empujar mi pelvis hacía arriba para adentrarme en su cálido abrazo vaginal.

− Hazlo despacio hijo … − dijo ella, mientras tenía sus dedos en su abdomen e iba controlando y tocando su guatita como para sentir que mi pene se deslizaba dentro de su estrecha concha, cuando sus nalgas tocaron finalmente mis muslos, emitió un suspiro y un quejido de relajo, por fin lo tenía todo dentro, jadeaba y se mordía los labios, mi polla había llenado toda su panocha, mamá se movió hacía arriba y se sintió la succión de su vagina alrededor de la circunferencia de mi pene, luego volvió a sentarse y acomodarse, mi verga estaba tocando su diafragma, mamá gemía y enterraba sus uñas en mis hombros, a ojos cerrados se esforzaba por trabajar mi verga que continuaba a crecer dentro de ella.

Mi pene erecto esforzaba la vagina de mi madre, ella me apretaba y emitía grititos de placer y algunos gruñidos animalescos, guturales, venían de adentro de sus entrañas, al mismo tiempo sentía que sus muslos temblaban en escalofríos de intenso goce, su cuerpo se deslizaba arriba y abajo sin reservas, su trasero golpeaba fuerte en mis muslos, entonces tomé sus caderas y comencé a follarla con todas mis fuerzas, ella se estremecía y se quejaba con fuertes gemidos, sus ojos cerrados y sus movimientos cada vez más veloces, me indicaban que mamá estaba más allá del punto de no retorno, chorritos de líquido tibio comenzaron a escurrir sobre mi vientre, era el orgasmo de mama, era la fuerza de su eyaculación femenina que me arrastraba inexorablemente a mi propio orgasmo, levantando mi torso para hacer contacto con sus tetas, comencé a disparar chorros de semen en las profundidades del chocho de mi madre, ella jadeaba y me apretaba contra sus pezones, acabamos juntos y nuestro clímax duró una eternidad, nos acariciamos, nos besamos, le comí su cuello y lóbulos, sus labios eran fuente eterna de placer y lujuria.

Mientras acababa inundando la concha de mamá con mi esperma, me sentía de estar en el paraíso, no tenía ningún sentimiento retorcido o pervertido, tampoco de culpabilidad, follar con mamá me parecía lo más natural y exquisito del mundo, sentir que mi verga se reventaba dentro la chichita de mamá era simplemente lo máximo, mientras estaba dentro de ella, ella me pertenecía, era solo mía y nada podría alejarme de ella, mamá estaba en este mundo para mí, era mía sin que la tomara.

Ella se deslizo a mi lado jadeando con fuerza, yo la mantuve pegada a mí en un abrazo protector y posesivo de macho, antes de relajarse a mi lado me beso en la mejilla y luego mi brazo, mi pene salió de su vagina y mi semen escurrió por sus muslos, me sentí abandonado fuera de la concha de mi mami, me giré y la bese en los labios, ella respondió mi beso invadiendo mi boca con su lengua cálida y suave, estábamos vientre con vientre y mi pene descansaba en su estómago, mamá apretaba mi miembro con su pancita − ¡ay! hijo … pero tu pene jamás descansa … está siempre durito ¿verdad? … como le gusta a mami ¿verdad? … − mamá me besaba y hablaba, mi juventud hacía que mi pene conservara casi en toda su plenitud su erección y ella se regocijaba de esta particularidad mía.

Mamá había metido su mano entre nuestros cuerpos y acariciaba mi glande con la punta de sus dedos – hijo es mejor que te vayas a duchar … tu hermana regresará de un momento a otro … − dijo mamá agachándose a besar mi pene, luego ella se fue al baño, se ducho rápidamente, yo estaba recogiendo mi ropa para irme a mi habitación, mamá tenía razón mi hermana debía estar de camino a casa a esta hora, deposité mi ropa sobre mi cama y me puse la bata de baño para ir a la ducha, me duché lo más rápido posible y me fui a mi cuarto a vestirme, sentí que mi hermanita saludaba a mamá, habíamos manejado los tiempos muy bien, nos encontramos los tres en la cocina donde mamá preparaba algo de cenar, Yasna estuvo hablando de su amiga, del colegio, de sus tareas y al parecer todo era normalidad, excepto que mamá de vez en cuando me rozaba con sus manos o sus brazos o sus tetas, lo que mantenía mi pene en una semi erección permanente.

Después de cenar mamá dijo que estaba cansada y nos dejó a mi y a Yasna a limpiar la vajilla y la cocina, así que mientras yo lavaba los platos, mi hermana comenzó a limpiar la mesa y a trapear a tierra, yo admiraba su magnifico culo a cada momento que ella se inclinaba, Yasna sin duda había sido favorecida con la belleza de mamá, luego de la espectacular tarde con mamá me fui a mí dormitorio con un cierto cansancio, intentando dormir, tornaban a mí mente los momentos con mamá, pero mientras sucumbía al sueño, el espléndido culo de mi hermanita giraba en mi mente.


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