Caminos de progreso
El último año de estudios antes de la facultad ya estaba terminando, sus 17 años era el único dato que decía que era una adolescente, su figura rubia, más bien alta 1,72, senos firmes y sensuales se escondían detrás del uniforme del colegio antes denominado «el de señoritas» mixto desde hace muchos años, el grupo de compañeros se reunía siempre entre ellos las mas afines eran las cuatro María Luisa, Emilia, Fernanda y ella Cristina, eran inseparables.
En el verano anterior fueron a la costa haciendo de la noche y la playa herramientas para liberar el sexo reprimido de esa ciudad que las atrapaba en hipocresías de conductas, el departamento alquilado sirvió para las fiestas y las parejas circunstanciales , solamente Fernanda era novata en el sexo, aprendiendo a gozar no solamente con chicos , también entre ellas.
Cada una tenia lo suyo, todas eran bonitas y bien formadas, sus cuerpos responden a cualquier regla de buen gusto o lascivia , en esos meses decidieron estudiar en Buenos Aires, pero la crisis golpeaba, lejos podrían pensar en vacacionar, las reuniones en la casa María Luisa les dejaba lejos la única solución de salir de la chatura del pueblo, una estrategia, un camino a seguir , buscar una oportunidad de poder ser profesionales, las unía aún más.
Cada una busco la posibilidad en su familia y amistades, una beca, un trabajo, la madre de Emilia, en su casa rompió el hielo entre los padres y sus hijas, posiblemente por estar separada desde hace muchos años, su independencia y manejo de esa sociedad inquisidora, las ubico preguntando directamente.
¿Qué es lo que quieren?
Todas dijeron estudiar medicina, era lo que siempre quisieron.
¿ Cual es la ayuda que tienen en la familia? ¿Cuánta plata?
Esta pregunta les llevo dos días poder contestarla.
Lograron conseguir un departamento cerca de la facultad, de un primo del padre de María Luisa alquilado en $ 400,00 sin depósitos ni nada.
Cada una de las familias podía colaborar con pesos ciento cincuenta, ($150,00) faltaban aproximadamente $ 1.200,00 entre todas.
En son en joda , una de ellas dijo que tendrían que changuear a trabajar de putas, un silencio se hizo a los minutos que ceso la última carcajada, ya todas habían comprendido que putas lo fueron por lo menos en el verano, la madre de Emilia, era blanco de comentarios de la sociedad , muchos la indicaban que esa era su profesión que le permitía vivir bien, más, el padre de Fernanda tuvo peleas con su madre por un supuesto encuentro.
El comentario de pedidos non santos de amigos de los padres se puso sobre la mesa, solo a Cristina directamente le ofrecieron plata, todas los habían echo por las ganas de hacerlo, ahora en la crisis los valores se resquebrajaban, las otras por la edad de los interesados y por la percepción , dijeron que les veía cara de que algo iban a dar.
El pueblo recibía la visita de varios empresarios del campo que vivían en la Capital, ellas sabían que tendrían que saber ya, si esa era la veta , al comentarle a Clara (la madre de Emilia) contó que una sola vez en su vida lo hizo por dinero y hasta ese momento se arrepiente, pese que fue por no ver ninguna solución, tener que alimentar a su hija, lo que si hace es recibir regalos de sus amantes circunstanciales, viajes, ropa, perfumes, su cara denotaba preocupación.
Quedaron en reunirse al otro día, Clara pidió que no les comentaran a los padres, la encrucijada era terrible, cada vez estaban más cerca de la profesión más vieja del mundo y no eran ilusas de no saber que toda esa sociedad las crucificaría cuando empezaran .
Cristina sin comentar nada con sus amigas, encontró al vejete (55) que le había ofrecido dinero por sus favores sexuales, se sentó en el bar de siempre, (frente a la playa) mirándolo lo atrajo, el tomo su teléfono celular como la otra vez y de igual forma la llamaron de la barra por su nombre, está vez no le corto, el repitió lo mismo dos horas $ 300,00 , se repasaba su vestimenta , era juvenil, normal, aparentemente no tenia ningún cartel de puta, al silencio de ella le indico un lugar para que subiera al auto y se agachara en el, corto y asintió con la cabeza sabiendo que lo estaba mirando.
Espero que saliera y fue rumbo a la cita, vio el auto en el lugar indicado subió al mismo y se agacho en el buche del acompañante, miro al conductor, quién sonrío, pocos minutos pasaron hasta pedirle que se sentara, ella no conocía esa casa, bajaron y la llevo a la pieza, cama matrimonial, se desnudo , sabiendo que es lo primero que hay que hacer, la freno y le ofreció champagne , lo tomó de un sorbo quizás un acto reflejo del miedo que tenía, la penumbra de la pieza se fue aclarando en el reflejo de sus ojos, el colchón era duro y el vejete también se desnudaba, al ver su pene , su cara de asombro la llevo a una exclamación !que grande! , el sonrío, el viagra lo hacía sentir un padrillo y siempre su pene fue enorme, se dio cuenta de la inexperiencia de ella, por ello le dio otra copa que la desinhibió totalmente, ella pensaba que un poco alegre la situación le sería más pasable, las manos de ese hombre la acariciaban, sus dedos en la vagina producían la lubricación, sentado sobre la cama, a su pedido le dio la espalda , esa enormidad la fue abriendo, la elasticidad de su vagina fue tensada al máximo, el lubricante y anticonceptivo permitía el entre total , !gozo!, borracha, alegre, íntimamente se sentía llena de sexo, esa barra de carne era mucho más grande que la de cualquiera que la hubiese penetrado, acabo y empezó ella el juego de subir y bajar, el frenesí se apodero, nunca hubiese imaginado el goce que tenia siendo una prostituta, que estaba vendiendo su cuerpo, pero eso no le importaba la plenitud del goce estaba con ella, ambos acabaron, no había tenido que disimular como le habían dicho , pensando comprendía que era para no cansarse, no le costaba más disfruto de su primer compromiso.
Le preguntó porque lo hacía , le dijo la verdad, la conversación paso de una entrega de sexo a un dialogo entre dos generaciones, el tiempo había pasado, solamente estuvieron en sexo esa pose y fue la única relación, le extraño que no le pidiera más cosas,( esto desde el paso a prostituta que había hecho).
Sus preguntas sobre porque la invito, si tenia el cartel de puta, sonrío dijo que invitaba a las mujeres de las cuales se enteraba el nombre y agrego, no eres la única que acepta, le pidió un teléfono ambos se los intercambiaron su nombre era Carlos.
Era viudo, sus comentarios lejos lo ponían de un aprovechador, le entrego el dinero y la dejo en una parada de colectivos, con plata para un taxi.
Cristina no dijo nada en la reunión, sus amigas no se animaban , pero en sus miradas , se veía que sabiéndose putas por deporte ,querían probar , si esa era la solución.
Las cuatro fueron a inscribirse, vieron el departamento, algunos ahorros de una tía de Fernanda la ayudarían por un tiempo, la visita a la casa del tío de Emilia completo el panorama, al verlas les dijo que no tendría problema de conseguirle trabajo de relaciones públicas en congresos o eventos, pero no se hacia responsables ante nadie si ellas aceptaban invitaciones de los asistentes, que les quedara claro.
Cristina no dijo nada, hasta que ya inscriptas , viendo que el trabajo les acercaba oportunidades de prostituirse se reunieron, esa noche el congreso era de un laboratorio de traumatólogos.
Todas sin excepciones recibieron invitaciones non santas, determinaron el precio, $200,00 pagaderos antes de empezar, María Luisa y Cristina fueron a las habitaciones de los interesados y Emilia y Fernanda usaron el departamento.
Los caminos de la prostitución son muchos, la manera de vestirse ahora , indican la profesión, las fotos que envían a sus clientes ofrecen ese algo más que las «chicas» manejan desde la base de gozar que aprendieron siendo putas.