Mi amigo y la morena
Mi nombre es Toro. Tengo 32 años y vivo en una hermosa isla tropical.
Mi historia sucedió hace ya algunos años pero aun la recuerdo como si hubiese sucedido ayer.
Un domingo de verano donde el calor arreciaba, como suele hacerlo aca en el caribe, mi amigo Abdel y yo decidimos hacer lo que más nos gustaba para esta época.
Asi pues recogimos nuestros equipos de buceo y nos dirigimos hacia la playa de siempre.
Mi amigo Abdel es ahora un hombre en sus treinta, alto, de fuerte complexión y de un físico envidiable. Habíamos crecido juntos así que nos conocíamos vida, obra y milagros…
Yo sabía muy bien acerca de sus múltiples aventuras y conocía los comentarios que sobre él se decían. Abdel era muy popular entre las chicas por su físico, pero lo más que enloquecía a sus parejas era su descomunal miembro viril.
Mi gran amigo era toda una celebridad entre el grupo de amistades de la secundaria.
Nuestras conversaciones giraban siempre en el mismo eje: quien tenia la verga mas grande, cuantas pajas nos habíamos hecho la noche anterior y con cual de las chicas nos habíamos acostado (detalles incluidos)
Realmente no se si todos estábamos mintiendo acerca de las chicas, pero lo que era yo realmente no tenía mucho éxito en cuanto a lo sexual.
Yo prefería pajearme y aducía que de esa manera podía clavarme a quien quisiera… Volviendo a lo nuestro, Salimos de mi casa en el auto de mi amigo pero al llegar a la playa de costumbre nos topamos con que la misma estaba repleta de personas.
En ese instante Abdel me propone que nos mudemos a una playa menos congestionada, que el conocía una no muy lejos y que de seguro me agradaría. Realmente esto me extrañó porque la playa de siempre era nuestro lugar de buceo.
Viajamos cuarenta minutos hacia otra población costera de la Isla hasta llegar a un paraje solitario donde estacionó su vehículo junto a otros tantos.
Bajate, me dijo, pero trae solamente la careta y el «snorkel» porque el camino es a pie y algo largo.
Caminamos por aproximadamente media hora por una vereda muy definida entre arbustos y plantas propias de la zona hasta llegar a una playa muy hermosa donde no se veía un alma. Yo estaba listo para entrar al agua cuando me dijo
«A donde vas?.. todavía no hemos llegado…»
Continuamos pues caminando hacia la pared de un acantilado que se introducía en el mar. Al acercarnos mas pude observar que al otro lado del risco se extendía una playa mucho mas amplia y hermosa que la que había encontrado minutos atrás y donde podían verse al menos diez personas.
«Muy bien, me dijo Abdel, Quitate la ropa»
«Que dices!, respondí, Cómo que me quite la ropa!!!»
«Vamos hombre no seas timido. Esta es una playa muy exclusiva y pocas personas saben de su existencia así que encuérate y vamos a «sorkling» que fue a lo que vinimos»
y mientras me hablaba se quitaba la ropa hasta quedar completamente desnudo.
En ese momento entendí su éxito con las mujeres. Un pene que flácido llegaba por debajo de la mitad de sus muslos y de un grosor realmente considerable.
«Que, te vas a desvestir o te vas a quedar mirándome la polla todo el dia?»
Su pregunta me subió los colores a la cara. En verdad nunca había visto nada igual. Avancé a desvestirme y dejamos la ropa en una pequeña cueva en la pared del acantilado.
Al llegar donde se encontraban las demás personas mi amigo fue recibido con mucha familiaridad. Todas las chicas y chicos de aquel lugar lo conocían. Parecía que después de todo no conocía a mi amigo tanto como creía… y lo mejor estaba por llegar…
A nosotros se acercó una chica morena de pelo largo muy lacio. Sus senos eran perfectos, ni muy grandes ni muy chicos, exquisitamente firmes y hermosamente redondeados.
Su piel completamente bronceada por el sol dejaba escapar unos contornos rosados justo debajo de su pubis completamente depilada.
Sus caderas eran un monumento la mezcla de razas de los hispanoamericanos. Mi pene comenzó a erectarse y yo no podía hacer nada para evitarlo.
Opté por colocar mis manos en mi recrecido miembro tratando de ocultar una descomunal erección mientras mi rostro cambiaba de colores como un semáforo.
Tu debes ser Toro no? Por lo que se ve es tu primera vez en una playa nudista…. No te preocupes, aquí estas en familia, verdad Abdel?..
«Así es», le respondió mi amigo a la vez que la pegaba a su cuerpo y le regalaba un jugoso beso.
Nos acompañas al agua? Le preguntó Abdel a la descomunal morena
«La pregunta ofende» le respondió mientras tomaba su mano y lo conducía al agua. Yo por mi parte deje el equipo en la orilla porque sabía que lo menos que haríamos en esa tarde sería bucear.
Me acerqué a la morena por la espalda mientras Abdel la besaba y acariciaba frenéticamente.
Con el agua hasta las rodillas acaricié sus glúteos redondos y firmes y comencé a besar su espalda.
Era la primera vez que hacía algo así. Nunca lo había hecho en público y mucho menos con mi mejor amigo. El caso es que entre los dos comenzamos a chuparla desde el cuello hasta su coño.
Lamiendo sus deliciosos senos, mordisqueando sus pezones erectos, pasando por su ombligo hasta llegar a sus labios rosados y carnosos, húmedos por la lubricación vaginal e impregnado de ese olor característico que embriaga y descontrola.
La morena era para nosotros como un manjar del cual estábamos disfrutando a cabalidad y compartiendo como los mejores amigos que éramos.
Mientras nos calentábamos escuché que entre jadeos mi amigo le decía a la morena:
Ves como te lo traje… Te dije que te iba a complacer no?… Ahora complaceme tu.
En ese momento comprendí que todo estaba ya planificado y yo, sin saberlo, era parte de esos planes. Sin pensarlo dos veces mi amigo levantó a la morena por la cintura y la cargó hasta la orilla depositandola en la misma sábana que estaba acostada cuando llegamos.
«Quiero que te acuestes» me dijo la morena y yo como hipnotizado le obedecí sin preguntar.
Me acosté en la sabana boca arriba con mi pene totalmente erecto y esperando lo que ella iba a hacer Acto seguido se sentó mirando hacia mi introduciendo toda la extensión de mi miembro en su húmeda vagina.
Yo estaba en la gloria. El sentir mi pene envuelto por la tibieza y suavidad de su vagina me hacia delirar.
Abdel se ubicó detrás de la morena y esta a su vez se reclinó hacia delante pegando su cuerpo contra el mío creando asi mas friccion con mi penetración.
De pronto siento como el inmenso pene de Abdel comienza a friccionar el mio tratando de introducirse en la vagina de la morena.
Cuando logro hacerlo ésta gritaba de placer y dolor mientras yo experimentaba algo totalmente nuevo para mi.
El roce del pene de mi amigo contra el mío dentro de la vagina de esta mujer me provocó emociones insospechadas.
Sentía su miembro duro rozando la cabeza de mi pene a la vez que el mio rozaba el suyo y sus bolas chocaban contra las mías.
Esto me excitaba grandemente. La morena estaba al borde el orgasmo. Apretaba mi pecho mientras besaba y mordisqueaba mis tetillas desesperadamente. En dos ocasiones mi amigo tambien se pego a mi pecho mordiendolo.
«Estoy por venirme» dije entre jadeos
Inmediatamente la morena de salió de encima de mi dejando el cuerpo de mi amigo prácticamente sobre el mío, tomó los dos penes a punto de reventar y como pudo los introdujo en su boca.
Mi amigo se aferraba a mi cuello como las tantas veces que jugábamos a la lucha libre mientras la morena nos hacía sentir la gloria en la tierra.
No tardé mucho en venirme llenando la boca de aquella mujer de espeso néctar blanco.
El pene de mi amigo, que también estaba en aquella boca, se llenó de mi leche provocando a su vez un descomunal orgasmo que cubrió mi miembro aún duro de su blanca y espesa leche.
La morena engulló y tragó cada gota de aquel maravilloso néctar dejando nuestros respectivos miembros totalmente limpios.
Nuestros cuerpos descansaron sobre la playa por largos minutos mientras disfrutábamos del placer sentido y de la maravilla de haber compartido como amigos el mas delicioso sexo.
Desde ese momento me considero un hedonista empedernido y pude confirmar cuanto vale un buen amigo…