Viaje a casa de mis tios II y final

Hola, soy Mari José, me recuerdan, la chica que descubrió el sexo en el trayecto de su viaje en bus a casa de sus tíos, como les prometí aquí tienen la continuación de mi viaje, el cual me abrió los ojos y me convirtió en una persona que disfruta completamente de las mieles de la vida.

Bueno, como les platiqué bajé del bus ya no siendo virgen, pero me encontraba contenta de mi experiencia, por lo que sólo me quedaba el llegar a casa de mis tíos. Mi tía Martha es como de 29 años, morocha, de muy buen cuerpo, ya que tiene unas tetas y un culo de campeonato, incluso llegó a ser finalista de belleza en su escuela, ella es la hermana de mi padre. Mi tío Oscar, tendrá unos dos años más que mi tía, tiene un cuerpo atlético y es bastante atractivo, los recordaba aún a pesar que hace bastante que no nos veíamos. Abordé un taxi rumbo a casa, el tipo que lo manejaba al mirarme, casi se le cae la quijada al mirar mi cuerpo y el breve vestido que traía puesto, en principio me incomodó pero aún así abordé el taxi, me percaté que acomodó su retrovisor para tener una perfecta visión de mis piernas, lo que me pareció una fantástica idea para cabrear al tipo, por lo que fingiendo no darme cuenta entreabrí mis piernas mostrando una perfecta vista de mis braguitas, las cuales cubrían mi pequeño sexo, pero el trayecto no fue muy largo, por lo que al tipo no le quedó más opción que despedirse de mí, pero pude notar al pagarle que su pene abultaba su pantalón, lo cual me causó mucha gracia.

Al llegar a casa de mis tíos, quién me abrió fue mi tío Oscar, el cual no pudo disimular el asombro cuando me le presenté como Mari José, su pequeña sobrina, él no podía apartar su mirada de mis curvas, lo cual me agradó bastante, me sentí elogiada por despertar admiración, bastante turbado me invitó a pasar, y pude notar por un espejo que había en el recibidor cómo no quitaba su vista de mis nalgas, mientras se relamía los labios, así llegamos con mi tía Martha, la cual llevaba puestos unos shorts de lycra de tipo ciclista de color verde muy claro y un top sin sujetador puesto que se encontraba haciendo aeróbicos, me saludó de beso y me dijo que era toda una señorita, que no quedaba nada de la niña que conocía de tiempo atrás, al voltear para darle instrucciones a Oscar para acomodarme en una de las recámaras para visitas, pude notar que por lo claro del color del short y lo entallado del mismo, cómo se notaba su tanga de color algo más oscuro y que el short se le encajaba totalmente en el canal de sus nalgas, no pude dejar de admirar las nalgas firmes de Martha, a pesar de tratarse de mi tía y por mi condición de mujer.

Una vez instalada y ayudada por mi tío para subir mis maletas a mi recámara, Oscar se sentó a platicar junto a mí en la cama, ya saben preguntando todo tipo de boberías para entablar conversación, pero al encontrarme sentada con una pierna sobre la cama, pude notar que continuamente miraba a mi entrepierna, por lo que nuevamente gracias al espejo del cuarto que daba frente a nosotros, pude notar que mi tío me miraba mi rubio cochito cubierto por mis tanga, noté que incluso se notaba esa parte donde la tela desaparece para encajarse en la raja del culo, por lo que comprendí la turbación de mi tío y su dificultad para sostener el hilo de la conversación, después de un rato me dejó a solas para que descansara, por lo que después de un reconfortante baño, quedé despatarrada sobre la cama sólo en una fina camisetita de tirantas y mis bragas, en cierto momento desperté y pude sentir que alguien abandonaba apuradamente mi cuarto, y noté que en un mueble descansaban unas toallas, por lo que supuse que mi tía me las había ido a dejar y era ella quién alcancé a notar que abandonaba el cuarto.

Mi primer día con ellos comenzó a ser de lo menos esperado por una chiquilla por parte de sus tíos, ya que cuando bajé a desayunar, noté que mi tío se encontraba sólo en slip, mientras mi tía llevaba una pequeña batita de seda bastante corta y a leguas se notaba que no llevaba ropa interior, por tratarse de un pequeño desayunador para cuatro personas, quedamos bastante juntos en la mesa, por lo que me tocó junto a mi tío Oscar, quién se sentó a desayunar junto a mí, pasados unos segundos pude notar que sus piernas rozaban continuamente a las mías, lo cual me extrañó pero más sorprendida quedé cuando sentí una mano que subía por mis muslos, no lo podía creer, cuando bajé mi mirada se trataba de mi tío, quién palpaba descaradamente mis piernas, no importando en absoluto que su esposa se encontraba junto a él, por lo que no sabía qué hacer, si montarle un escándalo allí mismo, pero no sabía si mi reacción le daría problemas a mi tía Martha, por lo que me aguanté los avances de sus manos, tanto que pasados unos minutos, su mano se apoderó de mi cochito, frotándolo sobre mi tanga y tomando posesión de mi clítoris, atrapándolo entre sus dedos y la tela, deslizaba de arriba a abajo su dedo en el canal de mi raja hasta llegar a donde comienzan las nalgas, el tratamiento que me estaba dando, volvió a despertar mi calentura, por lo que abrí lo más que pude mis piernas y me recosté un poco en la silla para facilitarle el masajito tan delicioso en mi conejito, en cierto momento me acordé que sólo andaba en slips mi tío, por lo que pase una de mis manos bajo la mesa y traté de palparle su pene, pero grande fue mi sorpresa al encontrarme con una mano en el miembro de mi tío, ¡ se trataba de mi tía ! Le estaba haciendo una paja de miedo, por lo que me percaté de inmediato que ella consentía lo que me hacia su marido y la ponía arrecha, ya que sus pezones amenazaban con romper la batita que llevaba, después de un rato noté que mi tío se tensaba, por lo que supuse que había eyaculado por la paja de mi tía, y casi al mismo tiempo a mí me arrancaba un tremendo orgasmo, mojando por completo sus dedos dentro de mi cochito, él retiró su mano húmeda y lamió mis fluidos de sus dedos, acto seguido mi tía se levantó y pude notar su mano llena de lefa, y cómo se la limpiaba con su bata, la cual quedó bastante mojada, por lo que atrás de ella mi tío se retiró dejándome estupefacta ante lo que me acababa de ocurrir.

Más tarde me encontré con ellos en la sala donde veían una película para adultos, Oscar vestía un short deportivo y mi tía unos de lycra como los que llevaba el primer día de mi llegada, actuaban normalmente, como si nada hubiera sucedido, incluso me invitaron a ver la película, traté de sentarme pero mi tía se encontraba recostada en casi la totalidad de el sillón, excepto claro donde se encontraba sentado mi tío, ella alegó que le dolía un poco la espalda por lo que me dijo que me sentara en las piernas de mi tío, cosa que le dije que me cortaba un poco, y ella me dijo que no había por qué, ya que éramos familia, por lo que casi obligada me senté en las piernas de mi tío, fue entonces cuando me arrepentí de llevar tan pequeña falda y de vuelo tan amplio, ya que en cuanto me incliné para sentarme, él disimuladamente sin darme tiempo a nada, levantó la faldita por el vuelo, quedando sentada directamente mi piel y mis bragas en las piernas de mi tío, el contacto con sus velludas piernas y las escenas en la pantalla, me electrizaron el cuerpo, recorriendo una descarga eléctrica a mi sexo, mi tío pretextando sostenerme para mantenerme cómoda, me tomó por la cintura y acomodó mi trasero directamente sobre su paquete, el cual era enorme y se encontraba completamente erecto, en cierto momento dijo que quería acomodarse por lo que me pidió que me levantara, cosa que hice, para pasados unos segundos decirme que podía volver a tomar mi lugar, no sin antes realizar la misma operación de levantar mi faldita para que la piel de mis nalgas descansaran directamente en su paquete, sólo que esta vez percibí algo distinto, ya que sentía un trozo caliente de carne duro directamente en mis nalgas, de inmediato supe que su «acomodada» fue para sacar su pene del short, y comenzó lentamente tomándome de la cintura a deslizar de arriba a abajo mis caderas para así frotar su pene entre el canal de mis nalgas, lo cual me puso a 1000, y mi tía a su lado fingía ver la película, pero disimuladamente se tocaba su pubis sobre la calza de lycra, llegando en cierto momento a notar cómo humedecía la tela dejando le zona de su sexo, un bastante notorio manchón de humedad, notando que le excitaba lo que sucedía a su lado, fue entonces que mi tío metió sus manos bajo mi faldita y volvió a tomar mi cochito para masajeármelo, sólo que esta vez retiró la tanga hacia un lado tocando mis escasos pelos rubios del coño, para que en cuanto notó la humedad del mismo se aventuró a todo con su tierna sobrinita, ya que levantándome escasamente, sólo lo necesario para acomodar su pene en la entrada de mi cuevita, meterla de un sopetón, y comenzar el bombeo en mi conchita, era delicioso follarme a mi tío junto a las narices de mi tía, fue entonces que mi tía le presentó su culo en pompa a mi tío para que éste le acariciara la raja del culo sobre la tela, el notar como mi tío sobaba tremendas nalgas me arrancó un orgasmo, pero mi tío continuaba con el mete y saca, mientras metía su mano bajo el short de mi tía y le arponeaba con un dedo en ano, por lo que ella se arqueó por completo y yo notaba perfectamente el movimiento de su dedo entrando y saliendo cubierto por la tela de su short, para este entonces ya no había nada que ocultar entre nosotros convirtiéndose eso en un trío, ya que ella se levantó poniéndose frente a mí se despojó de su top, dejando unas tetas enormes a mi disposición, obligándome a metérmelas a la boca y succionar sus pezones duros y grandes como unas cerezas, mientras ella jalaba la tela de sus short a tal grado que se le encajaban en ambas rajas de su cuerpo, notaba perfectamente como la tela se metía entre sus labios vaginales, era tal la fuerza que la lycra terminó por rasgarse por la presión de sus uñas, a lo que ella la rasgó a tal grado que dejaba visibles grandes porciones de su piel bajo la tela, lo cual a mi visión le pareció en grado excitante, tanto que tuve otro orgasmo, fue entonces que mi tío dio señales de querer eyacular, a lo que yo apreté los músculos de mi vagina, exprimiendo hasta la ultima gota de semen dentro de mi sexo, fue un torrente de lefa en mi vaginita, quedando fatigados entrelazados unos y otros sobre el sillón. Una vez repuestos platicamos sobre lo que acabábamos de hacer quedando de acuerdo en que sería nuestro secreto, siendo la estancia en la casa de mis tíos la temporada en que más he follado en toda mi vida.