Mi primera experiencia como prostituta
Mientras trataba de localizar unos expedientes que mi jefe necesitaba el timbre del teléfono sonó, mi interlocutora la secretaria privada del Delegado me indico que debía presentarme de inmediato ante él, por lo que sin pensarlo dos veces y después de colgar informe a mi jefe el subdelegado, que me habían llamado y al saber el de quien se trataba me apresuro para que acudiera al llamado.
Intercambie un rápido saludo con el Delegado y mientras me invitaba a tomar asiento frente a su escritorio y hacía lo propio no dejaba de observarme atentamente a los ojos.
Tu sabes –me dijo- que yo siempre he tenido un especial cariño y atracción por ti. –continuó con voz un poco entrecortada- asentí con un movimiento de mi cabeza, -entonces con más seguridad continuó- quiero, necesito de ti un favor muy especial que seguramente te parecerá una grosería o una locura, tanto que no encuentro las palabras para decírtelo.
-y dicho esto guardó silencio esperando alguna palabra mía-
Dígamelo sin más señor yo juzgaré lo más benignamente su proposición –dije mientras sonreía un poco tímida para animarlo a hablar-
Bien mi niña quiero que esto que te voy a decir quede entre nosotros y que si te parece un insulto, por favor, lo olvides y hagas un esfuerzo para perdonarme y mantengamos nuestra amistad como hasta ahora -volvió a mirarme fijamente a los ojos y nuevamente asentí con un gesto-.
Recordarás al señor… que te presenté hace algunos días-. Volví a confirmar con la cabeza y continuo-. Pues bien esta tan impresionado como yo con tu belleza y me ha sugerido que te invitemos a una comida, unas copas y después nos acompañes a un hotel para que ambos te hagamos el amor. –Dijo rápidamente y nuevamente se quedó callado esperando mi reacción-.
En mi mente se agolpó el recuerdo de las veces que el Delegado había intercedido por mí tanto en el trabajo, como en los innumerables problemas personales que me había ayudado a solucionar en su calidad de abogado y por los que nunca aceptó ningún pago.
Sabía también por el tiempo que tenia de conocerlo y todas las atenciones que siempre tenia para mi persona que yo le gustaba mucho.
En verdad me sentía comprometida y agradecida con él y sabía que no podía negarme tajantemente a una propuesta amorosa suya y me sentía obligada a complacerle.
Pero la petición que me hacía iba más allá de cualquier limite y realmente estaba anonadada. Con voz apenas audible le pregunte porque me pedía esto tratando de no sonar molesta o alterada, que no lo estaba pues en realidad era más mi asombro que otra cosa.
Me explico que aquel hombre era dueño de la cadena de laboratorios en la que fungía como apoderado y que siendo su jefe tan importante para él y sabedor de tenia este extraño gusto por realizar tríos sexuales y de que con ello afirmaría su posición ante él, se había atrevido a proponérmelo considerando por supuesto que el mismo estaba ansioso por tener relaciones conmigo, aunque no jamás había participado en un trío.
Yo permanecía silenciosa por lo que él se esmeraba en explicar de mil maneras lo importante y beneficioso que le resultaría y cuando considero que no tenia más argumentos que exponerme y un poco apenado y hasta exasperado por mi mutismo me propuso como alternativa que en todo caso aceptará la cita tan solo con su jefe, y se quedó callado observándome un tanto angustiado.
Resuelta le dije: -usted sabe que no tengo con que pagar todos los favores y atenciones que me ha prodigado y si mi cuerpo sirve para compensar en algo todo lo que le debo estoy a su disposición-. Rápidamente atajó mis palabras asegurando que bajo ninguna circunstancia trataba de cobrarse ningún favor y que aceptaba sin reparos mi negativa si acaso yo abrigaba la más mínima sospecha de ello.
Pero sabía por más que él lo negara que todo su comportamiento conmigo desde siempre había estado encaminado a conseguir de mí algo más que amistad y haciendo acopio de ánimo, le repetí que aceptaba la propuesta y que de ninguna manera tendría una cita por separado con su jefe ya que obviamente quedaría expuesta a que el trío se realizará con dos extraños en vez de uno y prefería que fuera él quien estuviera presente considerando sobre todo que esa experiencia sexual también iba a ser nueva para mi y prefería contar con su ayudan y protección.
Alzando el tono de su voz un poco, tratando de demostrar seguridad me expresó su profunda gratitud por el sacrificio que iba a realizar y se lamentó agriamente por tener que compartir la oportunidad que se le presentaba para hacerme el amor, pero su expresión no me convenció para nada y note un brillo libidinoso en sus ojos o al menos así me lo pareció.
Quizás para no sentirse peor rápidamente dio por terminada nuestra entrevista y quedo de avisarme oportunamente de la fecha en que se realizaría el evento y categóricamente aseguro que entendería si yo razonando las cosas prefería no hacer aquello, sobre todo repitiendo que mi amistad era para el lo más importante.
Con sonrisa fingida me despedí besándole una mejilla.
Vuelta al trabajo y con el paso de los días deje de pensar en el asunto, aunque en el fondo de mi se mantenía una ligera excitación que se acrecentaba a veces cuando me sorprendía imaginando cómo se daría un encuentro de esa naturaleza, sobre todo porque haciendo un gran esfuerzo pude recordar aproximadamente el aspecto de aquel hombre jefe de mi jefe.
Y que aparecía en mi mente alto y apuesto. Tengo que admitir que la relación íntima con el Delegado no me provocaba ninguna sensación particular pues hasta entonces yo sentía por él un afecto paternal y que a partir de su proposición, yo tenia sentimientos muy encontrados hacia su persona y cada vez me inclinaba más a considerarlo un degenerado chantajista y aprovechado.
Casi una semana después de nuestra reunión y cuando casi había olvidado el compromiso inesperadamente su secretaria se apersono frente a mi escritorio para entregarme un sobre, lo abrí tratando de controlar mis nervios y encontré dentro un cheque al portador por una gran cantidad de dinero y una nota hecha a mano por el Delegado donde me decía que sin que lo considerara una ofensa el monto del mismo era una bonificación por el asunto que habíamos acordado y que además una pequeña parte del mismo podría yo usarla para adquirir ropa bien sexy para el esperado encuentro.
Además me indicaba la fecha, hora y lugar a los que debía acudir, poniendo a mi disposición una vehículo con chofer para que no tuviera problema con el transporte.
Apreté los papeles un tanto disgustada pues el pago me hizo sentirme humillada pues significaba que era tratada como una prostituta, pero casi de inmediato me tranquilice pensando que si iba a ofrecer mi cuerpo a unos degenerados esa cantidad de dinero apenas si compensaba mínimamente lo que pudiera pasar.
El día de la cita llegó rápidamente y hasta entonces no volví a ver al Delegado, usando el dinero de mi «paga» compre lo necesario para la ocasión. Seleccione un hermoso conjunto de lencería color oro: brasier de media copa con broche al frente y tanga de corte francés, todo de finísimo encaje semitransparente, también un par de finas medias de color natural con muslera de encaje, no encontré un liguero que combinara y opté por prescindir de el ya que no lo necesitaba por tener las medias su propia liga integrada.
Como mi piel es muy blanca el dorado de la lencería la hacía resaltar mucho más y el detalle de encaje de las medias remarcaba mis muslos, debo decir que tengo un cuerpo bien formado y firme un poco musculoso, con el vientre plano y una cintura pequeña que resalta mis caderas y nalgas. Esto se lo debo a mi genética y al ejercicio ya que desde niña practico la danza y tome clases de ballet y termine la escuela de arte como bailarina y coreógrafa, además en la actualidad acudir regularmente al gimnasio para hacer aeróbicos y pesas.
Un elegante mini-vestido negro de licra ajustable con pronunciado escote, zapatillas de tacón alto, saco y cartera del mismo color, maquillada y peinada en salón y con un suave y finísimo perfume que se desprendía por todos los poros de mi piel me hacían lucir despampanante.
Mi madre toco la puerta de mí recamara anunciando la llegada del chofer que me buscaba. Ella creía que asistiría a una reunión con motivo del cumpleaños de un alto funcionario y que seguramente llegaría bastante tarde pero para tranquilizarla le dije que no se preocupara ya que el mismo compañero pasaría a dejarme al término de la fiesta.
Me mire por última vez al espejo y la imagen que me devolvió me hizo sentirme muy sensual, levantando un poco el vestido acomode las medias y girando mientras me veía comprobé que el encaje no se viera fuera del vestido. Bese a mama para despedirme y al salir de la casa respire profundamente como para tomar valor y aborde el automóvil de la dependencia.
El lugar de la cita era el lujoso restaurante de un céntrico y elegante hotel.
En la sala de recepción nervioso me esperaba el Delegado, mientras besaba su mejilla para saludarlo sonrió aliviado y susurro en mi oído que me encontraba arrebatadora, cosa que pude constatar pues la mayoría de los hombres que había en el lugar no dejaban de mirarme significativamente.
Nos dirigimos al fondo del restaurante donde nos esperaba su jefe quien caballerosamente se puso de pie para saludarme de mano y recorrer la silla para que pudiera sentarme.
Era tal y como lo recordaba: alto, delgado y muy apuesto.
Durante un buen rato se dedicó a lanzarme piropos haciendo hincapié en que mi atuendo hacía resaltar mucho mas mi belleza, luego comenzó a platicar diferentes asuntos triviales con una gran familiaridad, logrando para mi sorpresa que lo ameno de sus frases hiciera desaparecer mi nerviosismo y desconfianza por completo. La comida fue increíble tanto por la variedad de platillos que él, a quien desde ahora llamaré Germán aunque no sea su nombre real, pidió expresamente para mí negándome incluso la posibilidad de consultar la carta del restaurante. Terminada la frugal comida pasamos al bar del hotel que tenia un ambiente muy agradable con música en vivo a un volumen que permitía charlar a gusto, la sobremesa fue deliciosa, al punto que por momentos olvidaba la razón por la que me encontraba en ese lugar. Al Delegado le costaba más trabajo que a Germán mantener la naturalidad y constantemente lo descubría mirando lascivamente mis piernas o el escote de mi vestido; Germán seguía platicando graciosos acontecimientos de su trabajo con el Delegado.
A mí que jamás bebía licor, German me convenció para que en lugar del refresco que yo quería pedir probara algunos cócteles, argumentando a su favor que el mismo gusto para la comida lo tenia para la bebida cosa que resultó absolutamente cierta.
Así al calor de un par de copas yo comencé a desinhibirme por completo y a participar activamente en la conversación como si lo conociera de toda la vida. Media hora después Germán de pronto me tomo suave pero firmemente por el brazo mientras me rogaba que lo acompañara, yo volteé a mirar al Delegado como pidiendo su consejo y el solo asintió con un gesto.
Me dejé llevar hasta el vestíbulo del hotel donde German dijo al encargado un numero y este a cambio le entregó una llave, subimos por el elevador y recorriendo un pasillo llegamos hasta un cuarto que evidentemente había reservado con anticipación.
Era muy amplio y lujoso como todo en aquel lugar, nos sentamos en el enorme y acojinado sillón de la estancia.
Cuando pensé que era hora de que se cumpliera el propósito de la cita y que entre ellos habían decidido que German sería el primero en hacerme el amor, y que este no tardaría en echárseme encima, muy por el contrario se levantó para servirme y servirse un licor de un pequeño bar que estaba allí mismo. Bebimos mientras él seguía platicando agradablemente y me volví a sentirme a gusto y divertida con su charla, a pesar de que sabía que tarde o temprano tendría que comenzar la acción por llamarla de algún modo.
Alguien toco la puerta de la habitación y Germán solicito se apresuró para abrir, era el Delegado que evidentemente se había demorado mientras pagaba la cuenta del restaurante y del bar.
Se arrellanó a un lado de mí mientras Germán le servía una copa para después sentarse también y quedándome en medio de los dos.
Estaba un poco mareada resintiendo el efecto de la mezcla de licores que había ingerido pero estaba perfectamente consciente de todo lo que sucedía a mí alrededor seguramente debido a la espléndida comida y mi excelente condición física.
La plática de Germán continuo y el Delegado participaba casi tan entusiasta como él en esta, mientras charlaban comenzaron a tocarme los brazos las manos y las piernas, tan delicada y despreocupadamente que yo no tenia reparo alguno en que lo hicieran.
German de pronto me miró fijamente y con mucha seriedad me dijo mi boca le parecía muy sensual y que quería besarme. Como respuesta acerque mi cara hacia él.
Su beso fue largo y muy suave, cuando separó sus labios de los míos el Delegado tomando mi mejilla con su mano me acerco para poder besarme también aunque un poco más apasionadamente que Germán, que mientras tanto acariciaba uno de mis muslos metiendo su mano por debajo del vestido a la altura donde terminaba el encaje de la media.
Cuando el delegado libero mi boca, Germán ocupó su lugar pero esta vez su beso fue más intenso y comenzó a hurgar con su lengua mi garganta mientras seguía acariciándome las piernas; el Delegado aprovechó para meter una de sus manos por debajo de mis nalgas que comenzó a pellizcar y acariciar mientras con la otra sobaba mis senos por encima del vestido.
Nos estuvimos besando un buen rato en la boca pero pronto comenzaron a besar y morder mi cuello y nuca sin dejar de acariciar mis piernas, nalgas y senos a placer pues habían levantado completamente la falda del vestido que ahora tenia levantada hasta la cintura, además de que metían sus manos por mi escote y bajo el brasier para tocar directamente la piel de mis senos.
Creo que estuvimos así unos quince o veinte minutos hasta que Germán me dijo que sería preferible que me sacara el vestido ya que de otra forma se iba a arrugar demasiado, y automáticamente me puse de pie dándole la espalda para que bajara el cierre mientras el Delegado seguía acariciándome, como pude me saqué el vestido por los pies y lo sacudí para volverle su forma natural y lo coloque en la mesilla que servía como cantina y volví para sentarme, pero ambos me lo impidieron pues teniéndome de pie podían tocarme mejor.
Estaban realmente extasiados acariciando, pellizcando y mordiendo mis piernas, nalgas, senos y restregando mis partes más íntimas sin cesar.
Sobra decir que yo me encontraba completamente mojada que mis pezones completamente erectos y salidos de la pequeña copa del sujetador apuntaban hacia el techo de la habitación.
No soy muy alta, más bien bajita por lo que aquellos dos hombretones que median alrededor de 1.80 m cada uno recorrían mi cuerpo a placer con sus manazas, ofrecido tan a modo para ellos mientras de pie mantenía abiertas las piernas aceptando sus caricias mientras respiraba excitada y de cuando en cuando emitía gemidos de placer; esto los excitó sobremanera y ambos hincados uno frente a mi y el otro a mi espalda comenzaron a besar, morder y chupar mi entrepierna, primero sobre la diminuta tanga y luego haciéndola a un lado para repetir interminablemente sus caricias directamente sobre mi clítoris, vagina y ano y provocando que yo me remolineara entre ellos mientras tomaba sus cabezas y apretándolas fuertemente contra mí sexo y nalgas, además sus manos no dejaban de ocuparse de mis senos caderas y piernas.
Así, seducida por los dos hombres tuve un primer e intenso orgasmo que me inundo de oleadas de placer y casi desfallecida me safe de su abrazo para recostarme en el sillón.
Ellos aprovecharon este momento para desnudarse completamente y entonces comprendí bien que mi idea del trío sexual: uno primero y después el otro era más bien ridícula.
La diferencia entre el físico de ambos hombres era notable. El Delegado regordete y con la piel casi sonrosada como la de un bebé y con su miembro un tanto flácido que parecía diminuto contrastaba totalmente con el musculoso y bronceado cuerpo de Germán, que además presentaba una erección impresionante. Sin embargo en mi cuerpo y mente perduraban aún las tremendas sensaciones que entre ambos me habían provocado.
Nuevamente se sentaron a cada lado de mí, Germán volvió a besarme en la boca apasionadamente mientras volvía a acariciarme y susurrándome al oído me dijo: Me encantaría sentir tu boca en mi pene y con toda la sutileza de que era capaz bajo mi cabeza hacia él, yo lo bese primero con bastante timidez para después comenzar a chupar su cabeza suavemente y luego mientras lo sostenía firmemente con una mano aumentaba más la velocidad, dejaba de chuparlo para volver a besarlo e incluso darle pequeñas mordidas. German suspiraba y gemía complacido mientras me decía al oído lo rico que se lo estaba mamando; me acordé del Delegado y me volví para poder mirarlo. Había dejado de tocarme y tan solo miraba la escena abriendo más de lo acostumbrado sus ojos y cuando noto que le prestaba un poco de atención enarco su frente con el gesto característico en él cuando estaba contrariado, debido seguramente por mi dedicación hacia su jefe, automáticamente me separe de Germán pero sin soltarle el pene mientras continuaba masajeándolo rítmicamente con mi mano y acerqué mi boca al vientre del Delegado cuyo pene descansaba flácidamente entre sus piernas, me dedique a prodigarle el mismo tratamiento que antes había dado al de Germán y breves instantes después estaba completamente erecto llenándome la boca demostrándome que no era tan pequeño como me había parecido; Germán se zafo de mi mano y hábilmente me volteo completamente hacia el Delegado de modo que pudiera aplicarle la mamada mas eficazmente y demostrándome así que su inclinación a los «tríos» era verdadera; se recostó colocando su cara bajo mi entrepierna y comenzó a darme a su vez la mamada más grandiosa que jamás me hayan hecho: comenzó lengueteando suavemente mi clítoris mientras con sus manos habría al máximo los labios de mi vagina para poder introducir también allí su lengua, y turnando clítoris y vagina. Yo disfrutaba inmensamente mientras seguía mamando el pene del delegado aunque con menos eficacia, luego Germán comenzó a picar con sus dedos mi vagina que ya para entonces estaba completamente lubricada, y empezó a moverlos expertamente a modo de simular una cogida, no sé cuántos dedos tenia en ella, pero la sensación era tal que parecía como si en realidad fuera su pene y no los dedos los que me follaban, y todo esto sin dejar de lengüetear, chupar y morder mi clítoris que a esa alturas debía estar completamente inflamado por las caricias que le prodigaba sin cesar.
Dejando de mamar por un momento el miembro del Delegado mire a German y pude apreciar como con la otra mano masturbada su propio miembro desesperadamente, señal de que disfrutaba tanto como yo la mamada que me prodigaba y que me tenia a cien por hora, volví a ocuparme del Delegado pero esta vez usé mis brazos y manos para apoyarme mejor en el sillón y comencé a mamar su pene con la pura boca y acompasando con movimientos de mi pelvis el ritmo que la lengua y los dedos de German me imponían, lo hice de forma tal que muy pronto el Delegado se vino a chorros en mi garganta mientras sostenía mi cabeza con fuerza para evitar que mi boca lo soltara por lo que me trague la mayor parte de su semen.
Germán seguía comiéndome con maestría y minutos más tarde provocó en mí un tremendo orgasmo tan intenso como jamás lo había tenido hasta entonces.
El miembro del Delegado se separó un tanto flácido de mi garganta dejándome libre y dándose cuenta de esto de inmediato me jalo hacia él mientras se enderezaba sobre el respaldo del sillón para hacerme montar sobre su erección.
Mi vagina se abrió poco a poco mientras su pene se deslizaba dentro de ella.
Cuando sintió que me llenaba por completo sujeto firmemente mi cintura para hacerme subir y bajar sobre él, comencé a cabalgarlo disfrutando cada caricia de su miembro en mis entrañas pero él mantenía el control de nuestros movimientos llevando el ritmo que más placer le provocaba y mientras aprovechaba para chupar mis senos y morder mis pezones que tenia ahora justamente frente a su boca.
Me mantuvo cogiendo así un buen rato hasta que al fin se vino gimiendo de placer mientras bombeaba hasta la última gota de su vital líquido en mi vagina, no por eso perdió la erección ni dejó de atender mis tetas y dándome más libertad de movimientos me dejo cabalgarlo a gusto para que consiguiera también el orgasmo, que logre moviéndome en círculos sobre su pene, y subiendo y bajando sobre el hasta terminar con un grito de placer mientras me venía desesperada.
Me quede abrazada sobre Germán hasta que sentí las manos del Delegado sobre los hombros jalándome para que me levantara del sillón y me separara de German.
Apuradamente me llevó hasta la recámara del cuarto y señalándome el baño me pidió que me aseara un poco mientras me daba una nalgadilla con una mano, con la otra apuntaba significativamente hacia la cama.
Aproveche para deshacerme de la tanga que todavía conservaba puesta y que se encontraba completamente humedecida tanto por mis jugos como por la saliva y el semen de German. La lave usando jabón para tocador y la extendí sobre el talluero, mientras aprovechaba para orinar pues lo necesitaba, luego me metí en la regadera enjabonado abundantemente mi cuerpo y sobre toda mi intimidad y me enjuague profusamente sin mojar mi cabello para conservar el peinado. Cepille mis dientes e hice gárgaras con un enjuague bucal que afortunadamente había en el botiquín del baño.
Salí enredada en una toalla terminando de secarme ante la sonrisa del Delegado que se acercó para quitármela y mirándome de arriba abajo me dijo que era mucho más hermosa de lo que había imaginado y abrazándome por la espalda mientras acariciaba mis senos fue acercándome a la cama donde me tumbo boca abajo para echarse sobre mí, mientras besaba mi espalda y cuello.
Luego abrió con sus dos manos mis piernas lo mas que pudo y comenzó a picar mi vagina tratando de introducir su miembro.
Con todo su peso encima yo me encontraba totalmente sometida y le dejaba hacer tratando de ganar un poco de aire, al fin consiguió penetrarme y comenzó a moverse sobre mí cogiéndome hasta el tope mientras seguía besándome la nuca y el cuello, luego se fue levantando de encima de mí sin dejar de meter y sacar su pene; jalando mi cintura levanto mi culo hasta que su miembro quedó cómodamente instalado dentro de mí mientras estaba hincado atrás de mí.
Esto le permitió penetrarme mas profundamente y comenzó a acelerar sus movimientos. Yo tenia la cabeza sobre la cama y gemía a cada empujón de su miembro en mis paredes vaginales, él gruñía y gemía constantemente evidenciando el esfuerzo y deleite que le producía cogerme de esa manera.
Entre quejidos que salían de mi boca pude ver a German acercarse a la cama mientras secaba su pelo con la misma toalla que el Delegado había arrancado de mi cuerpo por lo que supuse que había aprovechado el «intermedio» para ducharse también.
Lucía otra vez una tremenda erección. Subió a la cama para hincarse frente a mí mientras le pedía al Delegado que dejara de moverse un momento, para delicada pero firmemente hacerme levantar la cabeza a la altura de su vientre y poderme meter el pene por la boca y comenzar a follarme por ella, ante el espectáculo de verme doblemente empalada, el Delegado se encendió y acometió contra mi vagina con todas sus fuerzas, era la primera vez en la vida que era penetrada por dos hombres a la vez. Me sorprendí no solo de permitir a los dos hombres hacer de mí lo que querían sino de estarlo disfrutando tanto, parecía que mientras mas me cogían, mas lo necesitaba y solo trataba de mantenerme firme en esa posición apoyada con piernas y manos sobre la cama, cada empujón del Delegado provocaba que el miembro de Germán se introdujera hasta el fondo de mi garganta y así con la vagina y la boca llenas de pene, tuve un increíble orgasmo que me hizo gemir desesperada mientras trataba de jalar aire por la nariz. Deseosa de mas placer comencé a moverme entre ellos tratando de coordinar los movimientos de mi cabeza y pelvis chupando el pene del Delegado y apretando con mi vagina el de Germán, acelerando el mete y saca y de cuando en cuando moviendo en círculos mis caderas a su alrededor provocando una mayor penetración y mucho mas placer en mi.
Esto les llevó a proferir una serie de exclamaciones acerca de lo «buena» que estaba y de lo bien que hacia el amor, y todo esto mientras suspiraban, jadeaban y gemían de gusto, pues ahora era yo quien se cogía a los dos al mismo tiempo disfrutando si esforzarse casi nada ya que inmóviles mantenían firmemente sus miembros para que los acariciara con mis movimientos con los que logre que se vinieran con poca diferencia de tiempo entre cada uno para llenarme la boca y vagina de abundante y tibio esperma.
El Delegado fue él ultimo en venirse y me jalo hacia él mientras su miembro terminaba de vaciarse, apretando con fuerza mis senos siguió besándome el cuello, los hombros y la nuca diciéndome en voz baja: -mi amor que cogida tan rica jamás creí que fueras tan buena haciéndolo, me tienes loco mamacita-.
German también se acercó para besarme en la boca apasionadamente y seguir acariciándome mientras repetía como eco las frases del Delegado quien al fin terminó por zafar su erección de mi vagina para recostarse sobre la cama y echarse a descansar.
Entonces Germán que continuaba muy caliente me tumbo en la cama para penetrarme rápidamente la vagina que yo sentía escurrir de esperma del Delegado, obviamente a German eso no le preocupaba en lo mas mínimo y comenzó a mover su miembro con velocidad y maestría, yo alcanzaba a ver al Delegado que abría los ojos tan sorprendido como yo por la embestida de que estaba siendo objeto. German sin mucho esfuerzo hizo que me viniera una vez mas haciéndome retorcer de placer entre sus brazos.
El vaivén de la penetración era tan fuerte y rápido que me fue empujando hasta la orilla de la cama muy cerca del Delegado, mi cabeza colgaba del colchón y yo me sujetaba como podía para evitar caer a la alfombra, en esta lucha no me di cuenta en qué momento se levantó el Delegado, pero cuando lo volví a ver apuntaba su pene contra mi boca mientras sujetaba mi cuello y me pedía casi desesperado que se lo mamara otra vez.
Abr la boca y él me penetró moviéndose acompasadamente hasta que consiguió endurecer su erección, estaba muy incómoda y de plano solté mis brazos de la cama dejándome resbalar hacia el piso, mientras ambos seguían con sus cuerpos el mío para evitar que sus miembros dejaran de penetrarme, cuando mi cabeza estaba a unos centímetros del suelo German me tomo fuertemente las caderas para impedir que siguiera resbalando por lo que tuve que echar mis brazos hacia abajo apoyándolos en la alfombra como si estuviera intentando pararme de manos. Los enormes espejos en las paredes y techo de la habitación reflejaban la increíble escena que a mí me pareció más una pose de ballet o de gimnasia que una escena de sexo aunque los penes que se movían en mi boca y vagina demostraban todo lo contrario. Aguante así hasta que el Delegado se vino otra vez aunque su liquido en mi boca fue mucho que antes y por la posición que guardaba resbalo por mis mejillas y fue manchando lentamente la reluciente alfombra.
El Delegado se retiro rumbo al baño y alcance a ver su miembro tan flácido que me pareció mas bien cómico, a pesar de que en la punta escurría todavía algo de semen. German aprovecho y zafándose de mí y haciendo gala de habilidad y fuerza me dio media vuelta manteniéndome al borde de la cama y penetrando nuevamente mi vagina por detrás. Yo seguía apoyando mis brazos en el suelo y eso le permitió levantarme por las piernas que sujetaba firmemente a los lados de su cintura haciendo que me abriera completamente y consiguiendo que su penetración fuera mas profunda. Los rápidos movimientos de su pene me hicieron venirme nuevamente, esta vez en un largo y continuado orgasmo. German termino dentro de mí y por el tiempo que tardo en hacerlo me di cuenta que regó abundantemente mi intimidad.
Nos tumbamos en la cama a descansar abrazados y al poco rato el Delegado salió del baño completamente vestido y recién bañado, se acercó a nosotros y me dijo que era tarde y tenia que retirarse. Me pregunto si deseaba quedarme mientras miraba interrogante a Germán, iba yo a decir algo pero Germán se apretó a mí y de reojo alcance a observar como indicaba al Delegado con un gesto de su cabeza que se retirara, fiel a su palabra el Delegado me miro fijamente esperando mi respuesta. Moví mi cabeza indicando así que me quedaba.
En verdad quería seguir haciendo el amor y me desilusionó un poco la intención de retirarse del Delegado, este se toco el pene sobre el pantalón y sonriendo con ironía dijo: -La maravilla de la juventud, yo estoy completamente seco y agotado, mientras ustedes- Y mirando a German fijamente y con tono entre amenazador y cómplice termino: -Te encargo a mi pequeña me respondes por ella, bueno, les dejo y que se diviertan-. Me beso en la frente mientras apretaba uno de mis pezones que para mi sorpresa aún se encontraban increíblemente erectos.
Mientras caminaba a la salida agrego: -Tienes el auto y el chofer a tu disposición el no se moverá hasta que te lleve a tu casa.- Y dicho esto se retiro.
Cuando se oyó cerrar la puerta German me abrazo con gran ternura y me dijo dulcemente que no me preocupara por nada y que me cuidaría como a una joya preciosa mientras comenzaba a acariciarme de nuevo. Pasamos varias horas haciendo el amor en todas las formas posibles y yo estaba sorprendida de su aguante ya que conseguía una erección tras otra sin mucha dificultad.
Además yo misma logre varios orgasmos más.
Agotados y ya muy entrada la noche terminamos bañándonos juntos en la regadera mientras seguíamos besándonos y ya vestidos un apasionado beso casi a las puertas del hotel fue nuestra despedida.
El chofer dormitaba en el auto cuando le toque la ventanilla para que me dejara entrar.
Partimos hacia mi casa mientras avanzábamos por las calles recordaba los detalles de la increíble aventura que ahora me parecía como un sueño pero tanto el cansancio como el dolor de mis entrañas eran prueba contundente de que todo había sucedido y de la realidad: había sido la prostituta de dos hombres al mismo tiempo y asombrosamente me había comportado a la altura de la situación saciando sus apetitos al máximo y lo sorprendente era que yo lo disfrute tanto o más que ellos.
Al día siguiente me presente a la oficina con la cara ardiendo de vergüenza, mientras estaba a punto de introducir mi tarjeta para checar, el Delegado me sorprendió arrebatándomela suavemente mientras le indicaba al encargado del reloj que a partir de aquel mismo día yo no estaba obligada a esa disposición y le entregó un memorando donde con su firma respaldaba su instrucción.
Me recibió con tal naturalidad y alegrándose mucho de que estuviera sana y salva y me acompaño hasta mi escritorio que estaba adornado por un grande y hermoso arreglo floral, arrancando la tarjeta anexa y poniéndola en mi mano se metió a la oficina de mi jefe, mientras yo leía el mensaje de esta y que solo decía: Gracias. Atte. German.
Esta fue mi iniciación como prostituta de altos vuelos, pues el enorme pago recibido, las galanterías y lujo de que fui rodeada antes y después de ese encuentro me hacían una puta pero de las caras.