Capítulo 2

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Sumisión e infidelidad morbosa II

1ª prueba.

Daniel ideó una serie de pruebas.

Se trataba de averiguar el grado de sometimiento de sus esclavas, ver hasta donde eran capaces de llegar.

Sonó la melodía de Whitney Houston escogida para el movil. Era Daniel que, desde la cama con Amparo, me dictaba sus órdenes.

-¿Por donde vas?

-Estoy llegando.

Tenía orden de dirigirme al mercado.

Andando, nada de coche.

Eran las diez de la mañana y las calles estaban atestadas de gente, y resultaba muy vergonzante aquello. Me había hecho vestir con un vestidoveraniego largo, muy ligero y vaporoso.

Era blanco con grandes rosas de suave color tal estampadas.

Debajo nada. Mis enormes tetas se bamboleaban, mientras mi culo se meneaba con exageración, tales eran los deseos de nuestro amo para mí y mi hija.

Siempre con ropa de escándalo, y siempre meneando el culo y haciendo mecerse las tetas.

La gente miraba sin reparo.

Se les caía la baba y alguno soltaba alguna burrada, mientras yo sonreía a todos y daba las gracias, fuera cual fuera la obscenidad que dijeran, por deseo expreso de mi dueño.

Encontraba aquello muy fuerte y humillante, pero me encantaba. No llevaba nada, ni bolso ni nada, para que se notara que solo estaba mareando.

-Estoy al pié de las escaleras.

-Vale, sube y entra. Cuando estes dentro, haces lo siguiente. Te vas al puesto de. . .

Obedeciendo, me acerqué hasta un puesto donde se exponían melones y sandías, los primeros de la temporada.

Inclinándome sobre ellos, hice como si los observara, mientras el frutero, un hombre de unos cincuenta años, clavaba sus ojos desorbitados en mis tetas.

-Hermosos melones-observé con voz insinuante-¿Cree que son los mejores del mercado?

El hombre me imitaba estupefacto, sin saber si estaba oyendo lo que creía oir y en el tono que parecía.

-¡Uuuufff, que calor hace¡-Exclamé mirándole con cara de puta, la boca entreabierta y mirada de vicio, mientras me desabrochaba un boton del vestido, pronunciando mi ya provocador escote.

-¡Será marrana¡-Oí exclamar a una vieja a mi lado.

-¡Oh, perdone señora¡No era mi intención. Pero es que. . . hace tanto calor.

Agarré entonces media sandía que había expuesta, y me la restregué por las tetas sobre el vestido, con lo que se empapó, tranformando su media transpartencia en transparencia total.

-¡Puta¡-sentenció la vieja largándose.

-Necesito alguien que me limpie¿te gusta el jugo e sandía?

El frutero estaba fuera de sí, a punto de saltar sobre mí y follarme allí mismo, en el momento en que no se de donde, de entre el grupo que se había formado a causa de mi numerito, salió la que parecía su mujer y me dio una sonora bofetada, ante la risa de muchos y las aclamaciones de muchas.

-¡Lárgate de aquí marrana¡

No sabía como reaccionar, Daniel no había calculado aquello o, si lo había hecho, prefirió dejarlo a mi improvisación.

Afortunadamente, un adolescente que trabajaba en alguno de los puestos, muy avispado, salió para «salvarme».

-¡No se preocupe Antonia, yo me la llevo¡-Se hizo cargo mientras desde atrás me agarraba las tetas y me llevaba con él.

-¡Huuummm, que manos tienes¡Eres maravilloso-Le alabé una vez apartados-Me has salvado¿cómo podría darte las gracias?

-¿Quieres agradecérmelo guarrona?-A pesar de su juventud estaba mas despierto que el cincuentón-Ven conmigo.

Me llevó hasta unos almacenes de la mano y allí, sin mediar palabra, se desabrochó la bragueta y se sacó la polla.

-Venga, a mamar. Lo estás deseando.

Le sonreí mirándole a los ojos y comencé mi tarea. El chico estaba loco y bufaba como un loco. Notaba que se iba a venir de un momento a otro.

-¿Quieres metérmela en el culo?

-Si claro¿crees que estoy loco?A saber lo que me puede pegar uha guarra como tú. Sigue mamando.

Me excitó que me tratara así, y me dediqué a mamársela lo mejor que pude, hasta que se corrió en mi boca como un poseso.

Me levanté entonces,  me arreglé un poco el pelo y me abroché un botón del escote.

-No tengo nada malo que pegarte cielo.

Me encantas y, si alguna vez lo deseas, estaré encantada de recibirte en mi casa o donde quieras, por el agujero que desees.

Cada dos meses me hago análisis y estaré encantada de mostrártelos.

Todo por recibir tu polla alguna vez. -Saqué ua tarjeta de mi bolsillo y se la dí con un beso en los labios.

-Llámame cuando quieras.

Esto no entraba dentro de las órdenes de Daniel, pero había modificado una de sus prerrogativas del contrato para permitirnos la libertad de follar con quien deseáramos, si bien tendría él la última palabra. Y lo cierto es que el chico me había encantado.

Cuando vi las imágenes en compañía de daniel y Amparo, acabamos follando como locos.

Era uno de los morbos de la prueba ser filmada.

2ª prueba

La segunda prueba fue ideada por mi hija. Espero que los lectores sepan perdonarme los saltos en la cronología.

Pronto comenzaron a surgir fuertes tensiones en casa y fuera.

Desde el primer día tanto Amparo como yo nos empecinamos en obedecer cada una de las órdenes de Daniel, por nimias que fueran.

La de no cerrar nunca la puerta del baño por ejemplo, no tardó en desatar la tormenta. Solo hubo que esperar a la primera vez que Juan sorprendió a la niña cagando.

Nunca había ocurrido algo parecido en casa.

Con un reniego, cerró la puerta, y ella con otro la volvió a abrir, continuando con su cagada.

Se desató el infierno y yo me puse del lado de Amparo incondicionalmente.

Otra por la ropa. En mi podía resultar escandaloso, pero lo de la niña era de juzgado.

Con sus trece años y su par de tetas crecidas antes que los dientes, solo aceptaba vestir blusas superajustadas o transparentes, minifaldas, vestidos vaporosos. . . ya sabéis, las órdenes de nuestro amo.

Si en casa y el vecindario fue unánime el desprecio por mi al consentirlo y defenderlo a capa y espada, en el colegio fue lo mas. Incluso intentaron expulsarla y dieron parte a las autoridades.

No es que tuviéramos mucho interés en que Amparo siguiera estudiando, ni ella misma tampoco, pues solo le interesaba ya ser una zorra, cuanto mas mejor, pero daniel si lo deseaba así. Le daba morbo recogerla en el colegio o follársela en el aseo.

El caso es que era un escándalo cuando iba allí citada por los profesores, o por mi voluntad, a requerimiento de Daniel o Amparo, mi Amo Supremo y mi segunda Ama respectivamente. Los niños comenzaron por mirar boquiabiertos solo, pero pronto comenzaron a tomar confianza.

Era superexcitante ver como los amigos de mi hijo me soltaban obscenidades, pero no era ahí donde la puta de Amparo quería llegar, al menos no aún.

A su edad, muchas chicas están bastante desarrolladas, pero los chicos suelen ser niños casi en su totalidad.

Niños que no obstante empiezan a sentir como se les pone dura al ver a una tía buena.

Amparo me hacía pasar una y otra vez ante ellos con mis andares inseparables, con exagerado movimiento de caderas y bamboleo de tetas. «!No menees tanto el culo que se te va a marear la mierda¡»»¡Vaya par de tetas, pareces la central lechera asturiana¡»»¿Me haces una cubana?»»!Pedazo de puta¡»Los comentarios iban subiendo de tono y yo siempre les obsequiaba con la mejor de mis sonrisas. Hasta que un día uno se atrevió a tocarme el culo.

No hacía falta que se me hubiera ordenado para que sonriera aún mas feliz. Me encanto aquello.  Del culo a las tetas y en un par de días, toda la pandilla me sobaba a conciencia.

Un día el mas avispado, un pelirrojo con cara de listo, me tomó de la mano.

-Ven conmigo guarrona.

Me llevaron entonces a una obra abandonada donde se reunían. Sentándose en un destartalado sofá, se bajó los pantalones y sacó su polla.

-Vamos, siéntate aquí encima.

Creí que nunca iban a pedírmelo.

De un solo golpe, me la metí hasta adentro, cabalgándolo hasta que se corrió.

Después, tumbándome en un colchón en el suelo, dejé que fuera él quien me follara. Cuando hubo acabado, fueron pasando uno por uno todos.

Creo que mas de un machito ibérico que se las da de semental, tendría mucho que aprender de los jovencitos.

Continuará.

Continúa la serie