De vacaciones y solo con mi tía

La verdad es que no se como todo comenzó, o mas bien si.

Aquellas vacaciones de verano, en las que yo acababa de licenciarme con mis veinticinco años de la facultad de Derecho fueron para mi inolvidables.

Mis tíos me habían invitado a pasar la semana entera con sus dos hijos en la torre que tenían en la montaña, yo la verdad estaba encantado de pasar unos días de descanso.

Pues bien mi llegada fue sonada y junto con mis primos mi estancia se anunciaba memorable, pues con ellos me divertía un montón.

El tercer día de mi estancia mi tío nos comunico que a la mañana siguiente había quedado con unos amigos para irse de caza todo el día yo la verdad no soy nada amante de este deporte además a mi eso de madrugar no me va, así que le pedí que me dejara en casa y se fuera el con mis primos.

El acepto y todos contentos nos pusimos a cenar y luego a la cama.

Ya eran las ocho de la mañana cuando me levante con ganas de hacer pis y me fui al cuarto de baño, y allí para mi sorpresa encontré a mi tía sentada en el water meando, al verme me dijo:

– Hola hijito entra y cierra la puerta que tengo frió, y no te de vergüenza de tu tía que somos familia caray!

-Perdóname, pero es que me estaba meando y como la puerta estaba abierta yo pensé…

– Anda que tontito me ha salido, entonces se levanto, con lo que pude ver sus hermoso y gran culo y se sentó en el bidet para lavarse.

Yo al ver aquello, me puse a cien y sentí como mi pene se estaba endureciendo de una manera palpable pues solo llevaba puesto mis calzoncillos, no olvidemos que era verano y hacia mucho calor.

Como es natural mi tía también se dio cuenta y se sonrío pero enseguida me dijo:

– Pero hombre mea de una vez que si no tu colita va a reventar. Y no me digas que te da vergüenza hacerlo delante, mira si quieres yo no mirare y cerro los ojos.

Como estaba a reventar, por lo que había bebido la noche anterior, me la saque y me puse a vaciar mi vejiga, cuando acabe me subí los calzoncillos y le dije adiós a mi tía y me volví a mi cuarto sonrojadísimo.

Una vez en mi cama, recordando lo que había pasado me masturbe con gran frenesí y estando en plena faena se abrió la puerta de mi cuarto y entro mi tía que me dijo:

– Venia para darte una explicación de lo que había pasado pero veo que tu ya lo has comprendido muy bien .

Yo me quede petrificado, estaba allí tendido en mi cama, desnudo y con mi tranca durísima y brillante por culpa de mi excitación.

– No te preocupes por mi y continua con lo que estabas haciendo antes de que yo entrara, esto lo iba diciendo a medida que se iba acercando hasta sentarse en mi cama.

– Quieres que te ayude? Me dijo con una sonrisa llena de ansia.

Sin esperar mi respuesta me atrapo mi miembro con firmeza y comenzó un suave sube y baja que muy pronto, para mi desgracia, dio sus frutos.

Un hermoso chorro de leche espesa y tibia que le mancho su camisón de seda roja, enfadada grito.

– Vaya ahora tendré que lavarlo.

Entonces se puso de pie y ni corto ni perezoso se lo quito quedándose desnuda como yo la había imaginado algunas veces durante mis fantasías nocturnas, pues he de deciros que a pesar de sus sesenta y largos años estaba ante una hembra muy pero que muy apetecible.

– Te gusta lo que ves? Te gustaría follar conmigo?

Yo la verdad no podía en aquel momento pronunciar palabra así que asentí con la cabeza, entonces ella se subió encima mío y empezó un mete y saca que nos hizo proferir gritos y palabras propias de la mas baja de esas películas X que tanto había visto.

La verdad es que no tarde mucho en correrme y según creo mi tía ya lo había hecho al menos un par de veces pues había notado unos grititos y unos temblores que me dieron que sospechar.

Entonces ella se levanto, cogió su camisón manchado que estaba en el suelo, me beso muy tiernamente y dijo:

– Bueno cariñito mío, lo he pasado muy bien y espero que este sea nuestro secreto. Así que me voy a mi cama a dormir, haz tu lo mismo mi niño.

Y así lo hice.