Joder… vaya noche

Hace un par de años mi amiga Ana, gran amiga mía desde la niñez, se trasladó a vivir a Barcelona por motivos de trabajo y allí conoció a un chico estupendo con el que decidió casarse después de unos meses de salir juntos.

Debido a que todos sus amigos y amigas vivíamos lejos de Barcelona, nos propuso hacer la despedida de soltera y soltero justo un día antes de la boda para que casi todos pudiéramos acudir; total, uno solo puede celebrar su despedida de soltero una vez en la vida.

Mi novio Carlos, Juanje mi hermano y sus amigos no conocían mucho al novio, pero se unieron a la fiesta de despedida de soltero de los hombres y yo naturalmente a la de las chicas.

La boda al día siguiente era por la tarde, por lo que disponíamos de toda noche y la mañana posterior para dormir.

Mi hermano mi novio y yo llegamos pronto a Barcelona, fuimos directamente a la casa nueva de Ana y conocimos a su futuro marido Sergio, que además de alto y guapo, era encantador.

Ana estaba guapísima,  con su pelo negro,  largo y rizado,  sus ojos castaños y una cara tan dulce . Toda la mañana,  hasta la hora de comer,  la dedicamos a ayudar a la novia a formalizar algunas cosas que quedaban pendientes de la boda.

A la hora de la comida se unió a la ayuda nuestro amigo Tomas que llegó a esa hora.

Y a eso de las 4 de la tarde,  mientras Juanje y Tomas se quedaban ayudando a Ana a subir un montón de cosas a su casa nueva, Sergio fue a preparar el banquete del día siguiente y yo me fui a un salón de belleza y me hice un corte y un peinado moderno con el pelo muy rubio cortito y con escalones, también me hice la manicura, tomé unos rayos UVA, un tratamiento de piel,  depilado total de piernas,  dejando el vello de mi pubis muy recortadito, tal y como le gusta a mi hombre…bueno a mis hombres…

A las nueve llegue al hotel donde ya me estaba esperando Juanje.

Aquella noche se presentaba muy calurosa y húmeda por lo que debíamos ponernos ropa ligera.

Yo me quise poner sexy y me decidí por un vestidito amarillo de gasa, muy vaporoso, con tirantes, gran escote y muy cortito de muslo; a mi hermano y a mi novio les encantaba y los ponía como unas motos.

-¡Como te queda ese vestido ! – me dijo mi novio

Mi hermano se acerco a mi y me dijo…

-¡Eva…joder, estas increible…!

-¡Ya sé que te gusta amor mío,  luego te dejo que me lo quites. – le respondí.

-¡No sé si voy a poder aguantar… – contestó excitado. – ¡Estas buenísima!

A mí me encanta y me pone a tono que me diga esas cosas y él lo sabe,  pero es que además aquel vestido era realmente muy sexy y me quedaba muy bien,  las cosas como son.

Nos despedimos con unos ardientes besos y nos dirigimos cada uno a nuestra fiesta,

ellos con los chicos y yo con las chicas.

Al verme llegar mis amigas me saludaron.

-¡Joder chica,  nos vas a quitar los pretendientes ! – comentó Carmen,  que por entonces estaba soltera y buscando novio.

-¡ Que guapa y que sexy estás ! – dijo otra

-¡ Vaya piernas ! – me piropeó mi amiga Ana.

Cuantas más cosas oía,  más me gustaba,  más me recreaba y me paseaba entre ellas y mi vestidito levantaba el vuelo vaporoso y dejaba ver por entero mis muslos. El camarero que nos serviría la cena,  no me quitó ojo en toda la noche.

Toda la cena fue de cachondeo,  risas,  mucho vino y sobre todo criticando a los hombres,  yo no se que pasa pero siempre que nos reunimos las mujeres acabamos hablando de los mismo,  de hombres,  supongo que ellos hagan lo mismo hablando de mujeres.

Luego ,  tras el cava y los cafés,  se hizo un reparto de cosas típicas de despedida,  regalos de sex-shop,  como : condones de colores y de sabores,  pollas andantes,  conjunto de lencería supersexy ,  un pequeño consolador para la futura novia,  etc…

Después nos fuimos a una discoteca donde casi todas seguimos bebiendo bastante y estuvimos hasta las tres y pico de la madrugada riendo,  vacilando y bailando.

Recuerdo que otras dos amigas y yo estuvimos bailando encima de los altavoces de la discoteca con bailes más que sensuales y poniendo cachondo al personal.

Un camarero nos tuvo que ayudar incluso a quitarnos de encima unos tipos que no hacían mas que intentar meternos mano.

A eso de las cuatro decidimos irnos cada una a su casa o a su hotel, ya que al día siguiente teníamos una boda y debíamos descansar, sobre todo Ana que era la que se iba a casar. Nos despedimos,  cogimos varios taxis y nos fuimos a descansar.

Yo llegué a mi hotel,  pedí la tarjeta en recepción y me fui a mi habitación. Antes de abrir la puerta se oían ruidos y risas tras ella.

Mi sorpresa fue cuando nada más entrar encontré una escena curiosa: mi novio Carlos y su amigo Tomas, totalmente borrachos, tumbados en la cama en calzoncillos roncando como unos locos, Lolo mi primo, tirado en el suelo bebiendo a morro de una botella de ron y junto a éste mi hermano Juanje y Sergio que era el futuro novio, sentados en el suelo sobre la moqueta azul contándose chistes verdes.

Todos ellos tan solo con los calzoncillos.

Me observaron cuando entré,  menos Carlos y Tomás que estaban los dos profundamente dormidos y roncando. Se hizo un silencio…

– ¿Que ha pasado? – pregunté sorprendida.

– Estos,  que no saben beber – dijo Sergio.

Según me explicaron,  el caso era que habían estado en una discoteca y algunos no habían aguantado muy bien la mezcla de copas,  como era el caso de mi novio y de

Tomás,  entonces habían decidido traerlos a la habitación del hotel ,  quitarles la ropa,  tumbarlos en la cama y esperar a que se les pasara la mona.

– Y ¿que hacéis todos en calzoncillos? – pregunté de nuevo

La pregunta se contestaba sola,  ya que hacía mucho calor ese día,  sobre todo en aquella habitación,  ya que recuerdo que aquella noche fue muy caliente en todos los aspectos. Lolo se disculpó diciendo que hacía mucho calor y que se habían sofocado acostando a los dos en la cama y hasta que se les pasara la borrachera,  no era cuestión de dejarlos solos,  por lo que continuaron su particular fiesta en nuestra habitación del hotel y lo más frescos posible.

– ¡ Vale !. Esperaremos un rato hasta que se les pase un poco ¿no? – comenté.

Me invitaron a sentarme en el suelo con ellos y accedí,  me quité los zapatos y me acomodé encima de una almohada en el suelo,  me sirvieron una copa y seguimos contando chistes ,  charlando,  bebiendo y fumando durante un buen rato.

Después de algún chiste con cierto picante,  Sergio,  el futuro novio,  me invitó a que me quitara el vestidito,  para quedarme en ropa interior como ellos.

– ¿Por que no te quitas ese vestido?,  estarás más cómoda, …hace tanto calor. -comentó.

Yo en principio me negué,  no era cuestión de despelotarse delante de cinco tíos,  aunque dos estuvieran k.o. en la cama.

-¡Vamos mujer,  no te hagas la estrecha ! – insistió Sergio.

Parecía muy interesado en verme sin el vestido. Pero yo seguí negándome. Lo cierto es que el calor invitaba a desnudarse.

-¡Venga bonita !,  no ne preocupes. – saltó Juanje para animarme.

A Juanje, naturalmente él no se iba a asustar de verme sin ropa ya que me ha visto desnuda varias veces e incluso hacemos el amor los dos juntos pero, al fin y al cabo Lolo,

mi primo, me habia visto desnuda alguna que otra vez pero en cambio Chema y Sergio eran desconocidos para mi.

La verdad es que yo estaba muy caliente y en el fondo deseaba desnudarme delante de ellos,  ya que me apetecía ponerles cachondos,  además despues de los magreos que nos

habian dado en la discoteca, a mi por lo menos me habían dejado muy excitada,  pero aun así seguí en mis trece.

Fue después de unos cuantos chistes y unas cuantas copas,  cuando Sergio insistió tanto que al final accedí a quitarme el vestido,  total,  tampoco tenía tanta importancia el hecho de quedarme en ropa interior.

-De acuerdo,  me quito el vestido. Pero sólo el vestido. – les aclaré.

Me puse en pie,  y Juanje me ayudó a bajarme la cremallera de la espalda que se resistía un poco y mi vestido cayó al suelo lentamente.

Todos se quedaron contemplando mi figura en ropa interior,  mirándome de arriba a abajo fijamente,  aproveché para hacer lentos mis movimientos y haciendo posturas muy sexys para que disfrutaran de las vistas. Para ser sincera me gusta lucirme y que los chicos disfruten viéndome. Además sentía una sensación rara sabiendo que mi novio estaba dormido en la cama y yo le estaba haciendo una pequeña trampa con otros chicos,  prácticamente a sus pies.

Mi sujetador,  sin tirantes,  de seda de color blanco con encajes cubría casi justos mis pezones,  que para entonces ya se notaban erectos a través de la tela,  al igual que mis braguitas de seda brillantes,  que tapaban lo mínimo por delante en forma de uve y con una tirilla por detrás que se me metía por el canalillo del culo.

-¡ Date la vuelta ! – me gritó Sergio que se iba excitando más y más mientras bajo su slip se empezaba a notar un paquete mucho más abultado,  al igual que a los otros chicos.

Yo le obedecí y me giré lentamente. Mis muslos morenos les encantaban a todos y así me lo hicieron saber con algún que otro piropo,  mi cintura y mis senos duros también les gustaron. Al final me senté de nuevo apoyándome sobre una de mis caderas. Todos los chicos apuntaban sus ojos hacia mi,  incluido Juanje que aunque me conocía bien,  le

encantaba cuando me ponia asi.Aquello de que tres chicos cachondos me desnudaran con sus miradas me hacía sentir un placer enorme.

El más lanzado era Sergio que no hacía más que comentarme:

-¡Que buena estas tía…tienes un cuerpo divino…quien te pillara…ahora mismo…!

El tío no se cortaba un pelo,  delante de todos y delante de mi novio aunque éste estaba dormido sobre la cama. Yo le hacía entender que él se iba a casar al día siguiente y que lo iba a hacer con mi amiga,  que se cortara un poco,  que incluso estaba mi novio allí,  pero él como si nada. Lo cierto es que aquellas frases me ponían a tope y supongo que al resto de los chicos también.

-¡Que boca,  que piernas,  que tetas,  que todo…. ! – comentó otra vez,  sin dejar de mirarme con descaro.

La cosa se animó cuando todos se unieron a las frases de admiración. Lolo, Juanje y Sergio no pararon de piropearme. Como me gusta que me digan cosas bonitas y es que me pongo a cien.

-Perdónanos – dijo Juanje en un arranque de disculpa- pero es que justo nos hemos tenido que venir cuando íbamos a ir todos a un streap-tease,  y sobre todo este (refiriéndose a Sergio) anda muy salido,  ya sabes… se casa mañana y…

Sonreí. Sergio clavó sus ojos en los míos y me preguntó con descaro:

-¿Podrías hacernos tú un strep-tease privado?

Le miré sorprendida.

-¿Que dices ? – pregunté con un leve enfado.

-Si quieres nos desnudamos nosotros primero. – saltó Sergio.

-Oye no,  mejor no. – conteste algo seca,  aunque mi otro yo deseaba verles desnudos.

-Nosotros tenemos calor y nos despelotamos,  ¿verdad chicos? – volvió a decir Sergio.

Después de estas palabras,  en un visto y no visto,  procedieron a quitarse la única prenda que llevaban cada uno de ellos,  sus calzoncillos. Se pusieron en pie y lentamente se bajaron sus calzoncillos al unísono,  dejándome ver todos sus cuerpos desnudos y sus pollas tiesas como robles. Parecía que se habían puesto de acuerdo. Lo hicieron a la vez como si lo tuvieran ensayado.

La situación me parecía increíble,  como si de un sueño se tratase. Como me gustaba contemplar sus cuerpos desnudos y con aquellas pollas a tope apuntando al techo. A Juanje ya le he visto muchas veces desnudo y esta bastante bien,  ya tiene un paquete hermoso.Lolo mi primo es normalito, aunque más de una le quisiera y es aparentemente muy tímido,  ya que no se le oyó decir casi nada.Y Sergio es muy guapo,  con una barba muy recortada,  ojos canela,  bastante alto y con una buena polla tambien.

Yo estaba alucinada viendo a esos tres hombres desnudos y deseosos de sexo mientras mi novio estaba totalmente ebrio durmiendo en la cama. Hay que reconocer que esta situación era el doble de excitante,  sobretodo porque yo estaba muy caliente,  el alcohol ayudaba a deshinibirse y el calor era sofocante.

-¡ Venga preciosa ! – dijo Lolo – ahora te toca a ti.

Los demás chicos le ayudaron a jalearme y animarme a desnudarme.

Tuve que resistirme lo justo,  ya que aquellos chicos,  el alcohol y el calentamiento me animaron,  entonces decidí complacer a aquellos cuatro lobos en celo y hacerles un streap-tease completo:

-Me habéis pillado borracha que si no…. dije a modo de disculpa.

-¡ Bien ! – gritó Lolo bastante excitado.

– No me creo que vaya a hacer esto – insistí en las disculpas,  cuando era todo mi cuerpo el que me empujaba a desnudarme y lucirme delante de esos tres hombres desnudos.

Me levanté,  me situé en el centro de aquel corro de chicos sedientos de sexo y fui girando sobre mi misma lentamente mientras me contoneaba sensualmente. Ni yo misma me creía lo que estaba haciendo.

Me fui desabrochando los corchetes del sostén,  haciéndoles sufrir un rato sin desvestirme del todo. Sus ojos se clavaban en mi cuerpo y deseaban ardientemente verme desnuda.

Poco a poco retiré el sujetador de mis pechos,  dejando asomar mis pezones,  siguiendo con mis giros,  para luego,  poco a poco mostrar por entero mis tetas. Ellos aplaudían. me silbaban y me piropeaban.

A todo esto,  los de la cama ni se enteraban. Aquella situación me hacía sentirme muy cachonda sabiendo que mi novio podía despertarse y pillarnos.

Después y siguiendo con mi baile giratorio,  me humedecí los labios y me sobé las tetas sin dejar de contonearme.

Alguno de ellos se agarraba su polla con la mano intentando contenerla como si fuera un caballo desbocado ante aquella lujuriosa danza.

Metí la punta de los dedos por dentro de la braguita rozando ligeramente mi vello púbico.

Eso les gustaba,  incluso alguno se masturbaba mientras me contemplaba.

Luego,  de espaldas,  metí mi mano también por la braguita acariciando mi culo.

Con la punta de mis pulgares,  entre mis caderas y los elásticos de las braguitas lentamente las bajé, dejándolas un rato a la altura de mis ingles, dejándoles contemplar mi culo redondo,  girándome después y dejando entrever los pelitos recortados de mi sexo, luego procedí a bajarlas por completo,  haciendo una parada en mis muslos, otra en mis rodillas, otra en mis tobillos y me las saqué por completo,  quedándome en pelotas rodeada de esas cuatro pollas que me apuntaban como cuatro cañones dispuestos a disparar.

Mi cuerpo moreno y excitado,  se contoneaba como si fuera el baile de los siete velos,  pero sin velos.

Seguí por un rato con mi erótico baile, y ellos continuaban observándome por todo lo largo de mi cachondo cuerpo.

Me sentía húmeda cada vez más.

Ellos seguían gritándome todo tipo de cosas,  desde «guapa» hasta el «vaya polvo que tienes» y otras cosas.

Yo,  sin dejar de girar sobre mi misma, recorría con mis manos la silueta de mi cuerpo,  apretaba mis manos contra mis caderas, me giraba y me sobaba el culo, volvía a girar y me acariciaba la parte interior de mis muslos, mi culo, mis tetas,  mi pelo, me acariciaba el coño, sacaba mi lengua y la pasaba por mis labios, les guiñaba un ojo… parecía toda una profesional.

Ellos naturalmente babeaban…

Sergio,  el más excitado de todos,  no se pudo resistir,  se levantó de pronto.

-¡Te voy a devorar ! – me gritó.

Y se lanzó sobre mí,  metiéndose una de mis tetas en su boca,  agarrándome fuertemente el culo con sus manos.

Tan fuerte fue su embestida que caímos al suelo los dos,  yo de espaldas y él sobre mí. La verdad es que fue un golpe fuerte y me hizo daño.

Como pude le di un empujón,  quitándomele de encima y él se quedó un poco sorprendido.

-¿Que haces ? ,  ¡ Estas loco ! – le grité

Pero aquel chico,  estaba superexcitado,  no estaba en sus casillas y quería comerme entera sin miramientos y sin importarle lo que yo le hiciera o le dijera.

De nuevo volvió a las andadas,  se tiró sobre mí,  me quedé tumbada en el suelo sin casi poderme mover y él volvió a colocar sus labios y su lengua en mis tetas,  inmovilizándome con sus brazos; yo al principio intentaba separarle de mí empujándole sobre sus hombros,  pero al mismo tiempo sentía en mi interior un gusto enorme.

Al lamerme los pezones y acariciar mis pechos me hizo sentir un gusto enorme y deje poco a poco de resistirme,  empujándole cada vez con menos fuerza. Mi punto débil son las tetas…

-¡Para ya,  por favor ! – le repetía intentando guardar una invisible distancia.

Estaba como un toro,  se retorcía sobre mí y apoyando su cuerpo sobre el mío,  me sostenía los brazos con su cuerpo y mientras me besaba el cuello,  me lamía las orejas,  me metía la lengua entre mis labios…

Yo apenas podía hablar y menos levantar la cabeza y ver como reaccionaban los demás,  que sin tardar mucho me rodearon y empezaron a sobarme como si de un rito satánico se tratase. Notaba sus manos por mis pies,  por mis piernas, tocándome el coño,  los muslos,  otros me besaban,  me chupaban. ¡ que sensación !. Yo estaba prácticamente inmóvil.

-¡Dejarme,  no me hagáis esto ! – volvía a suplicarles,  pero al mismo tiempo estaba totalmente entregada a aquel maravilloso acto.

Es una sensación en la que sientes un miedo terrible y eso se suma a un gran gusto interior que te hace captar mayores vibraciones…

Mis gemidos se hacían más y más fuertes,  acompañados de algún grito y alguna lágrima,  no sé si de gusto,  de dolor,  de miedo ó de nervios.

Cuanto más oía mis gemidos y mis gritos notaba más y más placer.

Tres hombres estaban chupándome,  besándome y tocándome por todo el cuerpo.

Yo me iba relajando cada vez más,  cerraba los ojos y me concentraba intentando darle a mi cuerpo todo el placer que recibía de ellos.

Notaba como se humedecían mis muslos, seguramente por los flujos de aquellos ardientes penes,  por mis propios fluidos o por sus húmedas lenguas.

Sergio recostado a mi lado,  me sostenía la cabeza con sus manos y me besaba mientras nuestras lenguas se cruzaban,  primero dentro de mi boca y luego dentro de la suya.

Ligeramente podía ver como Lolo, me acariciaba la cintura y el ombligo con una mano y con la otra me acariciaba el vello de mi coño, mientras recorría con su lengua el interior de mis muslos y Juanje me chupaba los pezones mientras sostenía las tetas entre sus manos…

Aquello era increíble. Siempre había soñado con algo parecido,  que varios chicos ardientes me sobaran,  me metieran mano por todos lados y me chuparan me besaran e hicieran con mi cuerpo lo que quisieran.

Me giraban poniéndome boca a abajo en el suelo, me chupaban los glúteos, la espalda,  la parte de atrás de mis muslos, la nuca, las piernas, me volvían a girar otra vez boca arriba y yo me dejaba hacer como si fuera una muñeca.

-¡Dios mío,  que gusto ! – me salió un grito de repente.

Sergio levantó su cabeza y me sonrió. Se puso en pie.

Me daba miedo. Yo seguía tumbada boca arriba. Los demás continuaban en sus chupeteos,  tocamientos y besos por todo mi cuerpo. Sergio se sentó sobre mis hombros aplastándome contra el suelo y colocando su polla sobre mi barbilla.

Comenzó a pasar su glande por la comisura de mis labios.

Yo notaba el dulce sabor de sus jugos pre-seminales. Saqué mi lengua instintivamente y empecé a lamer aquella verga. El cerró los ojos y lanzó un gemido.

A pesar de estar aplastándome,  el gusto que me daban entre todos era muy superior al dolor que pudiera sentir por el peso de Sergio sobre mi.

Yo seguía metiendo y sacando de mi boca su extraordinario miembro erecto.

Sentí de pronto como uno de ellos me separaba las piernas,  no podía ver quien era,  puso su boca en mi pubis, comenzándome a besar alrededor de mi recortadito vello,  por mis ingles y pasando su lengua por mis labios vaginales. ¡Que gusto!

Reconocí que era Juanje cuando dijo:

-¡Que rica estás !

Un placer inmenso recorrió mi cuerpo,  era tal el gusto que sentía que parecía que me iba a desmayar.

El chupeteador de Juanje metió su lengua en mi coño y lamía mi clítoris.

Movía con estilo su lengua dentro de mis labios y todo mi chochito se estremecía de gusto.

Chupaba, besaba, mordía y acariciaba mi coño.

Le agarré de las orejas para notarle más dentro de mí y enseguida tuve un orgasmo increíble, lanzando una especie de lamento.

Él a continuación bajó a mi ano chupando a su alrededor,  mientras yo seguía corriéndome en un largo orgasmo, sin dejar de degustar toda la polla de Sergio como si fuera un rico caramelo.

Lolo recorría la parte interior de uno de mis muslos con su lengua,  pudiendo notar su ardiente aliento,  dándome ligeros mordiscos y Juanje me sobaba las tetas y con su capullo recorría mis curvas, por las caderas, el vientre, las axilas…

Estaba siendo comida entera por tres lobos y estaba totalmente entregada a aquel juego tan ardiente que no quería que acabara nunca.

Con mis dientes dibujaba círculos en el duro falo de Sergio, haciéndole sentir mayor placer.

Él me acariciaba la cara,  el cuello y el pelo.

De pronto Juanje dijo:

-¡Que buenísima estas, te la voy a meter ahora mismo…!

Sergio sacó de repente la polla de mi boca que para entonces parecía le iba a estallar y se levantó empujando a su amigo y a la vez separando a todos los demás de mi cuerpo, yo no entendía lo que pasaba.

-Yo debo ser el primero. – dijo como confirmando un turno prefijado.

Me asustaba todo aquello,  pero al mismo tiempo quería que continuase.

Tras separarse todos, Sergio se colocó enfrente de mi,  mientras yo continuaba tumbada en el suelo.

Por un momento levanté la vista hacia la cama,  pero pude observar como mi chico continuaba prácticamente inconsciente, yo le miraba como suplicándole: «me van a follar estos locos y tú ahí sin enterarte de nada…»

– Preciosa… – me dijo Sergio,  haciendo una pausa.

Se arrodilló a mis pies. Me separó aún más las piernas,  me agarró por las caderas y acercó mi coño hasta pegarlo a su sexo.

Me cogió por los tobillos y los colocó en cada uno de sus hombros.

Nuestros cuerpos parecían pegarse por el sudor.

Él de rodillas, yo tumbada con mis piernas a lo largo de su cuerpo y nuestros genitales en pleno contacto.

Colocó la punta de su polla en mi húmeda conchita y comenzó a acariciar con el glande mis labios vaginales.

Yo me moría de gusto, sin poder reprimir algún gemido, pero aún tuve fuerzas para resistirme diciendo:

– ¡ Por favor,  no me la metas…!

Me sonrió de nuevo,  sin hacer el menor caso de mis palabras,  siguió con su polla arriba y abajo de mi caliente rajita. Cerré los ojos…

– ¡ Que coño más lindo tienes ! – comentó mientras su polla crecía en la entrada de mi sexo mojadito.

– ¡ No me la metas ! – insistí por si no me hubiera oído. Pero todo mi cuerpo deseaba ser penetrada y penetrada hasta la extenuación.

– ¿ Sabes ? – me contó – Tu novio Carlos,  el que ahora está ahí totalmente grogui,  ha estado tirandose a mi futura mujer toda la tarde.

Abrí los ojos. Su cara sonriente resplandecía.

-¿Que ? – contesté confusa y sorprendida.

-Lo que oyes, … – continuó Sergio,  colocando su falo en la entrada de mi cueva -…mientras tú estabas en la peluquería,  él y Tomás han estado tirandose y comiéndose a Ana de todas las formas posibles,  incluso metiéndosela los dos a la vez,  uno por delante y otro por detrás… ¿ que te parece?

-¿Como lo sabes? – pregunté algo incrédula.

– Les hemos estado vigilando toda la tarde y lo hemos visto con nuestros propios ojos.- me contestó.

-Es eso cierto Juanje…?

-Si…lo siento Eva pero es verdad…

Aquellas palabras de mi hermano me sentaron como un jarro de agua fría pero supe que era verdad fue confiaba y confío muchísimo en mi hermano y se que el nunca me mentiría una cosa que yo detesto, la mentira.

Me quede sosprendida y senti rabia y celos en ese momento.El cachondeo que tenía era tan grande que aquellas palabras provocaron que yo me vengara.

Le dije que adelante que me la metiese.

Pero, con una condicion, no queria quedarme preñada asi que se cada uno se coloco un condon.

Despues, Sergio se coloco en la misma posicion y le agarré por el culo y le apreté contra mí,  notando como toda su polla entraba dentro de mí.

Necesitaba ser penetrada y no podía aguantar más. Poco a poco toda su verga se metió en mi coño.

Que sensación. El gusto era increíble,  ya que todos me habían excitado muchísimo, pero tras oir las palabras de Sergio el gusto era aun mayor y sentía su polla contra las paredes de mi chochito,  arrancándome frases de gusto que no podía ni controlar:

-¡Que bien lo haces…Así,  así,  así,  hasta dentro…Quiero notarla entera dentro de mi…!

Estaba totalmente ida en aquel maravilloso polvo. Él empezó a moverse dentro de mi coño con gran maestría, con un rítmico adentro y afuera, haciendo una paradita casi al final y colando toda su polla de golpe hasta el fondo en un intento por darme un trozo extra. La verdad es que follaba muy bien.

Los demás se limitaban a observar a distancia y a pajearse mientras observaban como Sergio y yo nos uníamos en un coito increíble.

El gusto me fue llegando más fuerte,  incluso una vez,  aún tuve tiempo de asomarme a ver la cama donde estaban Carlos y Tomás,  que seguían igual, profundamente dormidos.

De pronto, en una de las fuertes embestidas, sentí como mi piel y mi cabello se erizaban,  como mi cuerpo sudoroso se convulsionaba, como mi coñito se humedecía aún más,  como de mi boca salían gritos y gemidos de extremo placer y como un intenso orgasmo recorría mi interior, mientras mordía mis labios y arañaba el culo y la espalda de aquel hombre.

Cerré los ojos e hice sentirme en aquel orgasmo por más tiempo apretando mi coño contra sus huevos. Por mi cabeza pasaban las imágenes de todos los chicos sobándome y besándome y mi novio tirándose a Ana.

Me corrí como pocas veces.

Sergio continuaba en el rítmico vaivén,  haciendo su parada,  y metiéndola después hasta el fondo,  mirándome y sin borrar la sonrisa de su rostro.

El ritmo se fue acelerando hasta que de pronto noté como él cerraba los ojos y en una de sus fuertes metidas, su polla se tensó y se corrió dentro de mi.

Por un momento se quedó inmóvil.

Me abrió las piernas,  las dejó caer al suelo y se tiró sobre mí,  besándome y juntando nuestras lenguas en su boca.

Todos seguían observándonos y masturbándose gracias a aquel polvo. Unos segundos después Sergio se separó de mi y se quedó observándome,  siempre con su bonita sonrisa y mirando mi cuerpo tendido en el suelo.

-¡Estas que triscas…! – me dijo.

Siguió observándome y sonriendo. Yo me quedé pensativa mirándole y algo me pasó por la cabeza:

-¡Ahora lo entiendo ! – salté de pronto – habéis organizado todo esto con toda la intención,  para vengaros de Carlos,  joderle bien y de paso joderme a mi.

Todos sonrieron y de alguna manera lo asintieron.

-Bueno,  si tu le quieres llamar venganza – contestó Sergio – Carlos le ha hecho una buena despedida de soltera a mi novia y tu me la estás dando a mí. ¿no?

Me reí.

-¡Visto así…! – dije – . Yo lo he pasado muy bien. Espero que te haya gustado a ti…

-¿A mi…? – preguntó – ¡ he disfrutado como nunca !,  pero… pasa una cosa.

-¿Que ocurre…?

-Pues… la fiesta no ha acabado. Tendrás que follar con todos. No se van a quedar con esa empalmada…

Me quedé mirándole, y sus palabras me gustaron,  seguí sus órdenes,  me sonrió y a partir de ahí continuó la fiesta-orgía de despedida de soltero.

Me dejé hacer de todo como si fuera la mayor puta. Me pusieron a cuatro patas.

Lolo colocó su polla junto a mi boca y sin tardar me la metí hasta el fondo de mi garganta.

Echó su cabeza hacia atrás y gozó como loco. Juanje se colocó tras de mi,  deseoso de follarme, puso la punta de su falo en mi chochito, al principio le costó algo colarla en mi chochito y al fin, poco a poco me penetró.

Sergio se puso bajo mi vientre tocándome y besándome las tetas,  gozando como loco y dándome a mi mucho gusto también.

Las embestidas que me daba Juanje por detrás eran bastante fuertes, pero mi coño esta adaptado bastante bien a su polla.

Después, decidió ponerse debajo mío porque según me dijo quería verme las tetas bailar al ritmo de un buen polvo.

Sergio se fue excitando de nuevo y también quiso ser el primero en encularme, y así como estaba, a cuatro patas, pasó su pene por mi vagina, recogiendo mis flujos y luego poco a poco fue acercando su polla a mi agujerito y mientras me acariciaba la espalda fue metiéndomela por el culo, haciéndome daño al principio y luego más y más gusto.

Juanje que ya se situó debajo, logró penetrarme por delante, y casi al mismo ritmo empezaron a follarme uno por delante y otro por el culo con mucha fuerza.

Yo sentía algo de escozor y dolor,  pero también mucho placer.

Lolo, bastante excitado, metió su polla en mi boca y yo con mucha dulzura comencé a chuparle.

Era todo un enjambre de hombres comiéndose a una insaciable mujer.

Juanje, sin dejar de decirme cosas bonitas y acelerando su ritmo, no pudo aguantar mucho tiempo y fue el primero en detener el ritmo, se corrió dentro de mi mientras me sobaba las tetas, lo que hizo que yo también me corriera, que en cadena hizo tener un orgasmo a Sergio soltando su leche dentro de mi culo y que a su vez llegando la vibración a Lolo se corrió dentro de mi boca,  tragándome su leche que entraba en mi garganta a borbotones.

Al rato, me colo caron en el aparador y lo hicimos de nuevo, me las metian en mi coño, me enculaban, me las metían en mi boca, me sobaban, me chupaban, me mordian.

Se apartaban unos a otros diciendo » ahora me toca a mi » e iban pasando por mi chochito una y otra verga sin parar…fue una sesion alucinante…

Todo eso duro varias horas, después, ellos se marcharon y se llevaron a Tomas a su cama.Se fueron todos menos mi hermano Juanje que me ayudo a desnudar y a meter en la cama a mi novio…bueno ex-novio ya…

Después, mi hermano y yo nos fuimos a su habitación porque queríamos disfrutar el uno del otro pero solos.

Nada mas entrar en la habitacion, me cogió en volandas se sentó en una silla y me puso encima de su verga tiesa.

Mi coñito escocido recibió con gusto a aquel tronco y empecé a subir y a bajar por toda su longitud.

Juanje prefería follarme él solo, además yo tambien lo deseaba.

Me agarraba por el culo y hacía subir mi coño hasta la puntita de su glande y luego me soltaba, lo que hacía que todo mi cuerpo cayera sobre aquella dura polla.

Una y otra vez me metía su pene,  notando como chocaban sus huevos en la entrada de mi rajita.

Debido a la gran excitación y a mis grititos de gusto y de mis frases de aliento, Juanje no tardó en correrse dentro de mi.

Se quedo un rato con los ojos cerrados y luego me besó con ganas.

Nunca hasta entonces había sido devorada de aquella forma por esos tres hombres, que se quedaron completamente satisfechos y me hicieron sentir muchísimo placer.

A la mañana siguiente, Carlos y yo nos confesamos mutuamente nuestras historias

y decidimos seguir cada uno por vías separadas de mutuo acuerdo.