Atrapada y sin salida
Elena, se casó muy joven a los veinte años, estaba enamorada de Alberto, y su amor no podía esperar más tiempo, tuvieron unos años en los que se dedicaron a disfrutar sus jóvenes cuerpos y a los 23 años se quedó embarazada.
Al principio, todo fueron alegrías, por la llegada del bebé (una preciosa niña), pero poco a poco la alegría fue desapareciendo, dando paso a la mayor de las angustias económicas.
La atención del bebé requería un desembolso de dinero bastante grande, cosa que con el sueldo de Alberto no llegaba…(la hipoteca, los gastos de la casa, la alimentación, ropa, etc….) por lo que decidió volver a trabajar, no la hacia mucha ilusión que digamos prefería poder quedarse con la niña, pero la vida…
Hablaron de ello después de echar un buen polvo, y al final coincidieron en dejar a la niña al cuidado de los padres de Alberto, vivían más cerca que los de ella y a partir de ése día se dedicó a buscar trabajo.
Al principio, no fue fácil, en cuanto se presentaba en una empresa y se enteraban que tenia una hija lactante, la decían que ya la avisarían, pero no era así y su ya mermada economía se deterioraba más, con el paso de los días; hasta que un buen día, como un milagro caído del cielo, la aceptaron de administrativa en una gran empresa, parecía seria, las mujeres tenían que llevar faldas o vestidos al igual que los hombres, trajes, nada de vaqueros, aunque fuera con un contrato de tres mese, no importaba, lo importante era meter la cabeza?- – – si entonces se hubiera imaginado Elena, pero sigamos con la historia.
Los primeros 90 días de contrato, fueron maravillosos, cobraba un buen sueldo, y su economía fue subiendo, sus compañeros de trabajo eran agradables, no así el jefe de personal, un tío de 47 años, pero que se conservaba en plena forma por su aspecto juvenil.
Los problemas empezaron a surgir a medida que se acercaba la fecha de caducidad del contrato, Elena estaba nerviosa, no sabia si la iban a renovar y se lo comunicó a su marido, quien después de escucharla, la realizó una buena comida de su precioso chochito y acto seguido penetrarla con fuerza, llegando juntos al orgasmo mientras él se corría en su culo, después la mamó los pezones, pues sus pechos seguían cargados de leche (cuando podía, seguía amamantando a su preciosa niña) y la dolían de lo cargados que los tenia.
Elena podía presumir de un cuerpo esplendido a sus 24 años, todavía joven, con unos pechos pletóricos, rematados por unos gordos pezones muy oscuros y bien firmes, lo que volvía loco a su marido, pero a pesar ! de haber de su buen cipote de 17 centímetros, seguí nerviosa y no conseguía dormir, sobre todo al pensar que faltaban ya 30 días para que la renovasen y justo al día siguiente tenia un entrevista con el jefe de personal.
Al día siguiente, al levantarse, se miró en el espejo y vió que presentaba unas horribles ojeras, fruto de su noche en vela, decidió aplicarse más maquillaje y sombra de ojos para disimularlas.
Cuando llegó al trabajo, Carla, su compañera, la dijo que el jefe de personal quería hablar con ella en cuanto llegase y Elena, casi meándose del susto, acudió a su despacho, llamó a la puerta y esperó a que la invitaran a entrar.
Pase, Elena, buenos días, la saludó amablemente, pero ella siguió mosqueada y muy nerviosa.
Me han dicho que quería verme.
En efecto, así es, quería hablarla de su contrato de trabajo – (el corazón la golpeaba en el pecho con tanta fuerza, que parecía que se la iba a salir).
Ya sabe que la política de la empresa, no es precisamente, hacer contratos indefinidos y no hay excepciones, dijo con rotundidad y Elena notó como sus ojos se llenaban de lagrimas.
¿Es que no están contentos con mi trabajo?, preguntó casi sin voz.
No, al contrario, la empresa está satisfecha con su labor, pero la política de empleo hay que respetarla y en eso es tajante.
Pero…… no lo entiendo, si están contentos conmigo……..y qué voy hacer ahora, con el sueldo de mi marido no podemos salir adelante, necesito este trabajo, suplicó.
El jefe de personal, se limitaba a mirarla, con el gesto serio.
Haré lo que sea, me escucha?.
Si, si, la estoy escuchando y como puede comprender no es agradable para mi…..
Pero no me ha escuchado, le acabo de decir que le «haré lo que sea» por conservar el puesto de trabajo, ¿me entiende ahora?, dijo poniendo cara de desafío.
Él, pensó lo que iba a decir, ese «lo que sea», quiere decir «lo que sea»?.
Así es, contestó rotunda, llena de desesperación.
No se….. dudaba, no sé.
Vamos, decídase, seguro que una chica joven como yo, tiene «ALGO», que usted desea.
¿Hasta dónde está dispuesta a llegar?, quiso saber interesado por el rumbo que había tomado la conversación.
No tengo limite, afirmó categóricamente.
Se levantó de su asiento y lentamente rodeó la mesa, se sentó frente a ella y la miró.
Elena, desesperada, con los ojos llenos de lagrimas, le miró a la cara y se arrodilló ante él, (mentalmente pidió perdón a su marido por lo que iba a hacer, pero no tenia más remedio), alzó sus manos hacia la bragueta del hombre, pero este la detuvo.
Espera un poco ¡¡¡¡, le miró extrañada, como se dirigía hacia la puerta de salida y pensando en que iba a abrirla para que el personal viera lo que iba a hacer, se puso de pié de un salto.
Pero no, no iba abrir la puerta, al revés la cerró con llave y se la guardó en el bolsillo, se giró hacia Elena y sonrió, como un buitre ante una victima moribunda, se aproximo a ella, la cogió del pelo con una mano y la obligó arrodillarse de nuevo entre sus piernas, se desabrochó la bragueta y extrajo su miembro flácido, pero de buen tamaño (calculo 15 cm, osea que cuando la tuviera tiesa mediría unos 18 cm, más o menos que la de su marido), cuando el tío habló la arrancó de sus pensamientos.
Vamos, chúpamela, putita, veamos hasta donde estás dispuesta a llegar.
Sintiendo asco, cogió el pene que tenia frente a su cara y se lo llevó a la boca, engullendo el capullo, notó el sabor agridulce de los restos de orina y sudor, el muy cerdo no se había lavado, pensó, pero dejó a un lado sus pensamientos y se concentró en mamarle la polla que ya sentía como se ponía tiesa contra su paladar.
El la observaba mientras se desabrochaba el pantalón y se lo bajaba junto con los calzoncillos.
Aaaahhhhh ¡¡¡¡ Ssssiiii ¡¡¡¡, por lo menos sabes chupar una polla, muy bien, decía dando gemidos de placer. Ahora lámeme las pelotas, así muy bien, eres una buena mamona, ¿dónde has aprendido a chupar así?, quiso saber.
En ningún sitio, sólo se lo he hecho a mi marido y…..bueno ahora a usted.
Pues no sabe tu marido la suerte que tiene, encontrar a una mujer que te chupe como lo haces tú, es bastante difícil, mientras hablaba, la sacó la polla chorreando saliva de su boca y se dió la vuelta, poniéndose boca abajo sobre la mesa, Elena se le quedó mirando sin comprender.
Vamos ¡¡¡, a que esperas, mete tu carita en mi culo y chúpame el ojete, eso me encanta.
¡¡¡ Qué hijo de puta ¡¡¡, pensó, se estaba aprovechando a base de bien, pero……metió la cara entre sus carrillos y sacó la lengua, hasta rozar su ano, y comenzó a lamerlo despacio.
Méteme la lengua, guarra ¡¡¡¡, quiero que me laves el culo, la ordenó completamente salido.
Abrió más las nalgas y metió su lengua dentro del estrecho orificio, no lo había hecho nunca, y contuvo las arcadas, pero siguió chupando y lamiendo como él quería.
Al cabo de un rato decidió parar y la ordenó quitarse las bragas y sentarse en la mesa, quería comerla el coño.
Sumisa, se sentó y se abrió de piernas, sentía vergüenza y sobre su cabeza planeaba la sombra de su marido.
Hasta ahora sólo se había espatarrado para él, notó la lengua, recorriendo su raja, llenándola de saliva, la mordió los labios vaginales, pero cuando llegó a su clítoris un escalofrío la recorrió la espalda y soltó un gemido sin poderse aguantar, el tío también gimió y se cebó en su clítoris de tal forma que no pudo hacer nada cuando la arrancó su primer orgasmo, haciéndola temblar de pies a cabeza, la dió la vuelta y metiendo la cara entre su culo, empezó a lamerla el ojetito; esto era nuevo para ella y fuertes oleadas de placer se desataron por todo su cuerpo, lo que ya no le gustó fue cuando sintió la polla durísima tratando de abrirse paso en su ojete estrecho.
No, por favor, por ahí, soy virgen, después de decirlo se arrepintió.
Perfecto, putita, voy ha disfrutar algo que el cabrón de tu marido todavía no ha tenido, la dijo echado sobre su espalda y a continuación sintió una punzada de dolor en su ano cuando el glande logró abrirse paso, aguantó el dolor con lagrimas en los ojos mientras el cerdo del jefe de personal, la taladraba el culo con fuerza, y se calmó un poco cuando sintió como toda la verga se deslizaba en su interior, notando los cojones del muy cabrón contra su vulva, respiró hondo pues el culo la ardía.
Así, muy bien putita, relájate, respira, eso es, ahora te voy a dar por el culo como nunca en tu vida lo han echo. ¿estás preparada?.
Empezó a meterla y sacarla lentamente, pero el dolor persistía, pero mitigar el dolor, el cerdo del jefe, paso su mano por debajo de ella y empezó a frotarla el clítoris.
A la pobre Elena no le quedó más remedio que volver a gemir de placer, definitivamente estaba disfrutando aunque no quisiera y de nuevo tuvo otro orgasmo, el tío, decidido a disfrutarla a base de bien, se la sacó del culo y la dió la vuelta.
Bien, putita, ahora me la chupas otro poco, todavía no quiero correrme, no, quiero disfrutar un rato más.
Al oír éso, Elena tuvo un estremecimiento, mientras le mamaba el cipote se imaginaba horas y horas dejándose joder por el cabrón del jefe de personal, pero no, en algún momento tendría que terminar y decidida a acabar se aplicó todo lo que sabia en chuparle el nabo y los cojones, incluso para provocar que se corriera ya, le lamió de nuevo el culo, metiendo su lengua en el ojete, pero el hijo puta sólo jadeaba y bramaba como un perro en celo, de correrse, nada de nada.
Vale ¡¡¡, déjalo ya, ahora siéntate, quiero mamarte las tetas un poco.
No, por favor se quejó Elena, las tetas no, hace poco que he dejado de dar de mamar a mi hija y quiero que se me retire la leche.
Pues a mi me apetece chuparte los pezones, así que tu verás lo que haces.
No tenia salida, no la quedaba más remedio que sentarse, así que se sentó en el sofá que había en el despacho, esperando que el otro comenzara a sobarla los pechos todavía cargados con leche.
Así, que guapa eres zorra, me excitas sólo con verte, no sabe el cabrón de tu marido lo que tiene y la sentó en su regazo y la pidió que le diera de mamar como hacia con su hijita.
Elena le acercó el pecho y le metió el pezón en la boca, en cuanto el tío apretó su cara contra el pecho recibió un cálido chorrito de leche materna en la boca y se volvió loco mamándola, Elena lloraba, por un momento paró por su mente la imagen de su hija, tan tierna mamando de su pecho, pero ahora….. en vez de su hija estaba el hijo puta del tío este, vaciando sus pecho del preciado liquido.
De repente el contacto de de la mano en su coño húmedo la arrancó de sus pensamientos y de nuevo tuvo otra oleada de gusto, desde su vulva hasta sus pechos, era como si estuvieran conectados interiormente y de nuevo aunque se resistía comenzó a jadear de placer y a gemir, el tío al darse cuenta la introdujo dos dedos en la vagina al tiempo que la masturbaba sin piedad hasta que sin remedio tuvo un orgasmo bestial, reprimía los gritos de placer mordiéndose los labios, cuando él terminó de vaciarla los pechos, se puso en pié y tumbándola en el sofá se sentó encima de su pecho para hacerse una paja con sus preciosas tetas, decidida acercó la cabeza para lamerle el capullo, decidida a que se corriera de una vez, ya no aguantaba más la situación y al fin, el cerdo se corrió soltando chorros y chorros de esperma sobre su cara.
Pasa al servicio y limpíate, la dijo abriendo una puerta (no sabia que el despacho tuviera aseo) se introdujo cerrando la puerta, se miró en el espejo y lloró en silencio y un rato, luego se sobre puso y se la vió la cara, se espabiló con el contacto del agua fría, y todo por un maldito puesto de trabajo, pensó, pero ya estaba hecho y no podía dar marcha atrás, se arregló y se vistió y cuando salió, él, estaba sentado de nuevo con su gesto de seriedad característico, tenia unos papeles encima de la mesa.
Toma firma un nuevo contrato, te mereces una renovación de seis meses.
¿Seis meses…..?, no daba crédito a lo que oía, estaba indignada, tenia que haber aguantado que la …….nada más?.
De momento es lo que hay, dentro de seis meses hablaremos y decidiremos.
Me he dejado follar por seis meses de trabajo, decía negando con la cabeza baja, Dios, es increíble, es, es…..(su cabreo iba en aumento).
Antes de que continúes y lo estropees, te diré que a partir de este mes recibirás un plus extra de 200 euros en tu nomina.
Se calló de golpe, ya no supo que decir, sólo se le ocurrió un gracias apenas audible.
No, no me des las gracias, a cambio de ése plus tendrás que estar dispuesta para cuando te necesite, así que te trasladaras junto a Carla, mi secretaria, así te tendré más cerca, eso es todo ya te puedes marchar.
Dios, en que lio se había metido, pensaba mientras caminaba hacia su mesa y Carla la salió al paso: ¿Qué tal?, ha habido suerte?.
Si, me han renovado el contrato por seis meses más, pero su voz era desganada, no tenia motivos para celebrarlo.
Enhorabuena ¡¡¡¡¡, Elena, cuanto me alegro.
Pues yo, Noooooo ¡¡¡¡¡. Y se fue hacia su mesa.
Carla la vió alejarse y se quedó pensativa, tengo que hablar con ella.
Esa noche, lo primero que hizo al llegar a casa, fue darse una ducha, quería eliminar de su cuerpo el contacto sucio de la mañana y empezó a frotarse con fuerza mientras lloraba………..luego más calmada, se puso el albornoz y se preparó una tila.
Ya en la cama, permaneció pasiva mientras Alberto, la poseía, no quería mirarle a la cara por temor a ver la cara del jefe de personal, cuando su marido la pidió explicaciones por su pasividad, le puso la excusa que suelen poner las mujeres «me duele la cabeza».
Ah¡, por cierto, tengo que darte una buena noticia, me han renovado el contrato seis meses más y me han subido el sueldo 40.000 ptas., ahora pertenezco al departamento de personal, junto a Carla.
Eso es maravilloso, cariño, enhorabuena, le gritó Alberto.
Le costó mucho conciliar el sueño……….
Llevaba una semana trabajando en su nuevo puesto, junto a Carla, pero de momento D. Luis (el jefe de personal), no la había solicitado para sus caprichos, que era lo que más temía, estaba pasando a máquina unos informes cuando vió salir del despacho a Carla, venia sonriendo, la verdad es que Carla era una chica muy simpática, siempre estaba alegre y como compañera de trabajo era maravillosa, siempre dispuesta ayudar en todo.
Elena me ha dicho D. Luis, que quiere verte, la dijo con la mejor de sus sonrisas.
Elena, se puso tensa, y caminó hacia el despacho que tanto temía, llamó y esperó a que la invitaran a pasar.
Buenos días Elena, pasa por favor y cierra la puerta con llave (lo que se temía), cuando se volvió el estaba sentado encima de la mesa, así que ya sabia lo que tenia que hacer, se arrodilló entre sus piernas y alzó las manos a la bragueta, pero, él la detuvo.
No, zorrita mía, hoy no quiero eso de ti, ya he tenido bastante con Carla (Carla……tendría que hablar con ella), quiero mi ración de teta, así que dame de mamar, vamos.
Se sentó en el sofá, ella en su regazo y se sacó el pecho, metió el pezón en su boca y se dejó mamar mientras sus pensamientos volaban dentro de su cabeza, ya estaba acostumbrada, a los gemidos de placer que daba el cerdo mientras se bebía su leche caliente, cuando tuvo el pecho vacío, se lo guardó y esperó a que se cambiara de postura, se sacó el otro pecho, lo tenia más hinchado, con el pezón inflamado y repitió la misma operación, volviendo a viajar con la imaginación.
Se sobresaltó cuando sintió la mano de D. Luis debajo de su falda, subía por sus muslos, en busca de su entrepierna, le facilitó el camino abriéndose de piernas y tuvo que permitir que la mano se colara por un lado de sus braguitas en busca de su chochito, dos dedos se introdujeron en su vagina mientras otro (el pulgar creía), la frotaba el clítoris, era su punto débil, y sin poder contenerse poco a poco obtuvo un orgasmo con la mano que la masturbaba, al mismo tiempo su pecho se vació de con! tenido y el se incorporó.
Joder Elena, eres magnifica, qué gusto me das, si hasta gozo haciéndote una paja, a que tu marido no te trabaja como yo?.
(La verdad es que no, pensó), pero mintió, si, cuando me trabaja me dá muchísimo placer.
¿Seguro?, insistía, ¿a que no te proporciona tantos orgasmos como yo?.
(Sabia que no, uno y gracias, pero siguió mintiendo no quería satisfacer el Ego del cerdo de su jefe), si también me corro muchas veces con él.
Joder, es lo que me imaginaba, tú, con ese cuerpazo que tienes, si fueras una puta profesional, no tendrías precio, anda hazme una buena mamada en la polla que me he puesto muy caliente, la ordenó mientras se abia la bragueta y se sacaba el miembro completamente erecto, se lo metió en la boca y notó sabor a semen y olia a sexo (Carla pensó) y le aplicó una mamada de campeonato, al tiempo que le masturbaba con la mano, ésta vez no tardó ni cinco minutos en sentir los grandes chorros de esperma en su boca, se lo tragó todo y le limpió el glande con la lengua, como a él le gusta, luego se arregló y salió del despacho mientras oía como su jefe se despedía: hasta la próxima vez.
Al cabo de un mes, la confianza con Carla era muy intima, también estaba casada, pero sin hijos, su marido Juan, se quedó en el paro y no tuvo más remedio que hacer «algo» para que la renovaran el contrato, ella había admitido que también se dejó seducir por el jefe para obtener un puesto de trabajo.
¿y que tuviste que hacer para que te hicieran fija?, quiso saber Elena.
Este no es el mejor sitio para hablar, cuando salgamos, si quieres te vienes a mi casa y comemos juntas y te cuento todo lo que quieras saber. A las tres y cinco salían del edificio de la empresa camino de la casa de Carla, se prepararon comida y se sentaron en el sofá, más relajadas para tomar café mientras charlaban.
Pero dime, tú estás fija en la empresa, ¿como? (Elena estaba impaciente por saber).
Primero, estuve nueve meses como vas estar tú en las garras de D. Luis, pero de él no depende el hacerte fija en nomina, depende del gerente, D. Ignacio, él si puede; D. Luis es como una especie de filtro, si le gustas a él, físicamente y trabajas bien para la empresa, entonces te propondrá para que conozcas a D. Ignacio, el resto depende de como te lo hagas tú.
Y cómo es D. Ignacio?.
Como te lo explicaría……..¿tu marido tine una buena polla?, (Elena se extrañó de la pregunta), no, no te creas que te quiero proponer algo raro, te lo digo porque si no estás acostumbrada a los «buenos calibres»……ya te puedes ir acostumbrando, tiene un aparato descomunal, de unos 27 o 28 centímetros, y gorda muy gorda, si te la trabajas bien, la encontraras deliciosa, palabra. En cuanto a D. Ignacio, dá la sensación de un hombre tranquilo, tiene 58 años, es guapo físicamente y se conserva en forma para su edad, pero no te fíes detrás de esa fachada, se encuentra un follador insaciable, nunca está satisfecho.
Joder, pues si que me lo pintas bien, dijo Elena, haciéndose una idea.
No, mujer, no te preocupes, ya te digo que si te dedicas a disfrutar, vas a disfrutar pero a tope, como ahora.
Por favor, Carla, AHORA, precisamente disfrutar, no disfruto, su gesto se volvió sombrío, estoy echa un lio, no se que pensar, desde que empezó esta locura, con mi marido no es lo mismo, me siento fría y distante y le quiero mucho (sus ojos se llenaron de lagrimas que caían despacio por su mejilla). – Bah ¡¡¡, venga no llores mujer, no hay que tomárselo así.
Carla la abrazó para consolarla, tienes que hacer lo que yo, tú, limítate a disfrutar con tu cuerpo todo lo que quieras, con tu marido y con otros, pero tu amor, sólo para tu marido, el resto… a disfrutarlo.
Elena la escuchaba mientras lloraba silenciosamente, Carla la abrazó más para darla consuelo y la besó en la mejilla, humedecida por las lagrimas, Elena enderezó la cabeza, pero Carla no soltó su abrazo y las caras de las dos mujeres se quedaron muy juntas, podían olerse una a la otra, Carla la miraba a los ojos directamente y vió el brillo del deseo reflejado en ellos, no supo porqué pero se quedó quieta, cuando los labios de Carla se posaron en los suyos, los sintió cálidos y jugosos, deseables, permitió que la lengua de su amiga penetrara entre ellos y antes de que tropezara con sus dientes, abrió la boca, el contacto de las dos lenguas rozándose, la produjo una sensación nueva, muy excitante y al final Elena, llevada por el deseo, se abandonó al primer contacto lésbico de su vida cuando Carla deslizó una mano entre sus muslos en busca de su vulva; cuando llegó a ella y notó los dedos de una mujer acariciando su coño y frotando su clítoris, estalló en un orgasmo desconocido hasta ahora para ella, mil sensaciones de placer se juntaron en torno a su cuerpo, terminaron en la cama entregadas a la lujuria, chupándose, lamiéndose, masturbándose y orgasmando una, dos……y mil veces si cabe.
Descansaban en la cama, abrazadas, Carla fumándose un cigarro, le daba largas caladas, Elena, sobre su pecho, y abrazada a ella, habían tenido una hora de lujuria lésbica sensacional y suspiraba completamente satisfecha, cuando Carla apagó su cigarro, agachó su cabeza y sus miradas se cruzaron de nuevo, no se dijeron nada no lo necesitaban, Elena empezaba a descubrir el maravilloso mundo del sexo y quería conocerlo todo, alzó la cabeza y besó los labios de Carla, ahora fue su lengua la que avanzó en busca de la otra, sus manos acariciaban lentamente los p! echos de su amiga, atrapando los erectos pezones, jugando con ellos entre sus dedos.
Espera ¡¡¡, la detuvo Carla, abrió un cajón de la mesilla y sacó un pañuelo negro, la vendó los ojos.
Es como si jugásemos a la «gallinita ciega», verás que excitante, la dijo, se dejó vendar los ojos, sintió las manos de ella, sujetando su cabeza y guiándola a… el olor era inconfundible, estaba frente al chochito de Carla, sacó la lengua en busca de sus grandes labios que cubrían su vagina, los rozó y los atrapó con sus propios labios, succionándolos, introduciendo su lengua por el túnel de la vagina, hurgando cada rincón, tratando de proporcionar el máximo placer a su amiga-amante, que seguí sujetando su cabeza frotando su cara contra su sexo. De pronto………
Una lengua invadía su propio sexo, atrapó su clítoris y comenzó a frotarlo rápidamente, antes de ser consciente de que una cabeza se había metido entre sus piernas, un orgasmo la invadió completamente y se entregó a él gimiendo y jadeando.
Cuando empezó a recuperarse, se enderezó en la cama, quería ver al que le había proporcionado tal orgasmo. Sshhhh ¡¡¡¡, Shhhh, susurraba Carla en sus labios, tranquilizándola, no te quites la venda todavía, disfrutaras mucho más por el morbo que produce no saber….., se dejó tumbar en la cama, mientras sentía los labios de Carla bajando por su pecho, estomago y finalmente su vulva, que chorreaba flujos por la calentura y el orgasmo que acababa de tener, dejó escapar un gritito de placer cuando sintió los labios inconfundibles de Carla sobre su chocho, su lengua incansable, penetraba por su vagina, agitándose, (parecía tener vida propia), proporcionándola mucho placer.
Un cipote se apoyó en sus labios, el glande, luchaba con los dientes para ! abrirse camino hacia su boca, la abrió y notó como el desconocido miembro penetraba lentamente, su sabor no le era familiar, recorrió el glande con la lengua, era gordo, pero no exagerado, como el de su marido(pero él no podía ser, entonces…..el marido de Carla seguro) más tranquila con el reconocimiento que había hecho, permitió que el miembro siguiera introduciéndose, cogió aire cuando la rozó la campanilla y lo soltó lentamente mientras empezaba a sentir la polla desconocida por su faringe, la sensación era incomoda, tenia la boca muy dilatada y la mandíbula la molestaba un poco, aún así, sacó la lengua lo que pudo y lamió un poco la base de los cojones que estaban pegados a sus labios, oyó gemir de placer al propietario de los huevos y los lamió un poco más, respirando ruidosamente por la nariz para no ahogarse.
Pero no, el cipote que la ahogaba, comenzó a retirarse despacio, y cuando salió de su boca chorreante de saliva, cogió aire a bocanadas hasta que se recuperó, vol! vió a sentir la boca de Carla en su vulva y acabó teniendo un orgasmo.
Carla, se echó encima de ella: Disfrutas?, la preguntó Mmmm ¡¡, muchísimo, contestó Elena Ahora viene lo mejor, añadió Carla introduciendo su lengua dentro de su boca. Jugó con ella, bebiéndose su saliva. El «desconocido», la levantó las piernas y se las apoyó en la espalda de Carla, una polla luchaba por hincarse en su estrecho culito, relajó su ano sintiendo como se introducía el glande primero y después toda la tranca se deslizó dentro de su culo; quiso gritar de placer, pero sólo oyó unos grititos apagados por la voraz boca de su amiga, que para colmo se movía al mismo ritmo que le penetraba el miembro «desconocido», parecía que la que la estaba dando por el culo fuese Carla, el morbo de no saber «Quien», unido a la lujuria de su amiga, la llevaron a una cadena de orgasmos que no parecían tener fin, Elena derrotada por la lujuria y el placer se sometió completamente a las folladas que la daban, y al final el miembro se introdujo entre las bocas de ambas mujeres y comenzó a derramar espesos chorros de semen, procurando tragars! e todo lo que podían.
Te presento a juan, mi marido, dijo Carla cuando la quitó la venda – ante ella tenia a un hombre joven como Carla y ella misma, era guapo, con un cuerpo proporcionado y un buen rabo (lo acababa de comprobar), se besaron en la boca a modo de saludo.
Está enterado de todo, le contó Carla, no le he ocultado nada, y ahora compartimos los amantes, siempre que podemos y nos queremos con locura, así es como he podido superarlo, ahora debes dejar pasar tiempo, y poco a poco, si quieres nos presentas a tu marido y cuando cojamos más confianza, le invitamos a jugar a «la gallinita ciega», le encantará, seguro, dijo confiada Carla.
Que le va a gustar, no lo dudo, pero lo que no sé es como va a encajar lo del trabajo.
De momento no se lo cuentes, insinuó Carla, acariciándola un pecho.
Ten cuidado, la previno Elena, están llenos de leche aún.
Pero si hace seis meses, que dejaste de dar el pecho a la niña, ¿como no se te ha retirado?.
El cabrón de D. Luis, se encarga de mamarme las tetas todos los días, por eso es por lo que se retrasa.
Se acercaron los dos, uno a cada lado de Elena y atrapando un pezón con sus bocas, comenzaron a mamar de ellas, gimiendo de gusto al recibir los chorros de leche caliente en sus bocas, Juan, el marido, comenzó a masturbarla el clítoris (como hacia El jefa) y sin poder contenerse, (era su punto débil), empezó a gritar mientras la masturbaban y la vaciaban los pechos, en el fondo se alegraba de tener leche todavía, pues la sensación de la mamada unida a la masturbación era indescriptible, y tuvo un gran orgasmo.
Tu marido no te mama las tetas?, quiso saber Carla.
No se atreve, dice que le dá corte y no me atrevo a pedírselo, por temor a que piense que soy una golfa.
Pues arrímale tú, tonta, y no le dejes escapar cuando empiece a mamar.
No sé, ya veremos.
Verdaderamente, Elena, estaba atrapada y sin salida en un mundo de sexo y lujuria que desconocía, y que después de probarlo la encantaba, el problema era introducir en ese mundo a su marido. A su favor tenían el desahogo económico que gozaban, prosperaban rápidamente, gracias a los dos sueldos, y sus suegro cuidaban encantados de su pequeña…….
Esa mañana, estaba muy nerviosa, contemplaba a su jefe, había intentado todo, mamarle la polla, dejarse follar, que la chupara las tetas, pero lo había rechazado todo y estaba mosqueada, no era normal.
Escucha, dijo por fin después de un largo silencio, sabes que dentro de 30 días vence tu contrato de trabajo, así qué…….he hablado de tí a D.Ignacio, el «Gran jefe», y está deseando conocerte, ahora depende de como te portes con él para conseguir tu ansiado puesto fijo en esta empresa.
No se lo podía creer, Gracias, dijo tímidamente, pero su jefe la cortó. No, no me des las gracias, es lo menos que puedo hacer por ti, después de todo lo que tu has hecho por mi, la dijo, y ahora sube a verle y que tengas suerte.
Se levantó de la silla y sujetó el pomo de la puerta…..pero no abrió, cerró con la llave y se giró a D. Luis, rodeó la mesa y se arrodilló entre sus piernas (estaba tan acostumbrada a ello, que lo hacia de forma natural), le abrió la bragueta, extrajo la polla, que tantas veces la había hecho feliz y le dedicó su mejor mamada, hasta ponerla erecta, él, no decía nada, se dejaba hacer; se subió la falda hasta la cintura, y se quitó las bragas, se sentó encima de su polla y movió el culo, buscando nicarsela hasta lo más profundo, le besó en la boca y sacándose un pecho, le metió el pezón en los labios, se dejó mamar la teta mientras se follaba su polla, ella tuvo tres orgasmos y lél se corrió abundantemente en su lujurioso coño. Se lavó en el aseo, se arregló y se marchó, dispuesta a conseguir el puesto fijo.
La temblaban las piernas, estaba de pie, frente al «Gran jefe», hablaba en esos momentos por teléfono y no se atrevía a sentarse sin que se lo pidiera, esperaría en esa postura el tiempo que hiciera falta, por lo menos tenia tiempo para observarle y la verdad es que Carla se había quedado corta en su valoración, D. Ignacio era muy atractivo para su edad, su apariencia era la de un artista de cine, y aún desde la distancia en que se encontraba, podía oler su perfume, fuerte varonil y muy atrayente; vamos que si tuviera que valorarle del 1 al 10 le daría un 12 a D. Ignacio, aunque estaba de lado respecto a Elena, veía como la observaba de reojo. – Tú, debes de ser Elena, dijo nada más colgar el teléfono.
Si señor.
Luis, el jefe de personal, me ha hablado muy bien de ti, dice que eres muy eficiente en tú trabajo y está muy contento contigo.
(Elena intentó captar si había «sorna» en las palabras de D. Ignacio, pero no, parece que se refería al aspecto laboral). Bueno, creo que ya sabes que la política de la empresa, en cuanto al personal fijo en plantilla…….
No obstante y dado que Luis te ha «recomendado» (ahora si que captó a lo que se refería), como comprenderás tengo que comprobar que son ciertas tus referencias. (Elena asintió con la cabeza tímidamente, mientras le veía levantarse de su sillón de cuero, y dirigirse hacia ella, lo que aumentó más su nerviosismo), se sentó en el borde de la mesa y la ordenó girar sobre si misma, muy despacio, (mientras Elena giraba despacio, como la había mandado, sintió que la desnudaba con la mirada), sonriendo la ordenó que se sentara en la silla. (ahora si que tenia la oportunidad de lucirse y lo hizo, se sentó con las pier! nas cruzadas, procurando que la falda mostrara generosamente, – pero no desacaradamente – sus preciosas piernas y muslos, al ver el brillo de sus ojos, comprendió que casi tenia ganado el examen).
Se aproximó a ella, apoyándose en el brazo de la silla, paseó su mano por su pierna, desde su rodilla subiendo por los muslos, sintiendo su mano caliente pero no sudorosa.
Eres preciosa, chiquilla, la tendió la mano y se levantó, la atrajo hasta él y la abrazó con fuerza, pegando sus labios a los suyos, sintió su lengua intentando abrirse paso entre sus dientes y abrió la boca dejando el paso libre, su aliento era fresco y muy agradable, se dejó devorar por la ansiosa lengua, mientras sentía las manos recorriendo su cuerpo, apretando sus nalgas, como si fuera un pulpo (en ese momento recordó las palabra de Carla, «no te fíes por las apariencias……es insaciable»), el retrocedió hasta sentarse de nuevo en el borde de la mesa mientras seguía morreandola, la sujetó por la nuca y suavemente pero con energía, y la obligó a ponerse en cuclillas (ya sabia lo que tenia que hacer), le desabrochó el cinturón y los pantalones y se los quitó, miraba como hipnotizada el gran! bulto que tapaban los calzoncillos, él se terminó de desnudar y se dedicó a observarla, Elena tenia la cara justo frente a su tremendo paquete. ¿Te asustan las pollas grandes, Elena?, me encantan, cuanto más grandes mejor (ni se lo pensó al contestar), – bien, eso me gusta – Anda ¡¡, trabájame la mia, por favor. Tiró de los calzoncillos para abajo y se la abrieron los ojos como platos, menudo pollón que tenia «el viejo», y estaba flácida, calculó que totalmente tiesa debía rondar 27 o casi 30 centímetros, en eso Carla no la había mentido, la sujetó con las dos manos y como si fuera una manguera se tragó el enorme capullo, tuvo que dilatar la boca más de lo habitual, comenzó a recorrerlo con la lengua y al poco, él comenzó a gemir de placer (eso quería decir que iba por buen camino), después de recorrer el tronco de aquel mástil, llegó a sus cojones, gordos, apenas sin vello y los lamió a base de bien D. Ignacio, ya gemía y jadeaba y tomó la decisión de pasar! al ataque.
Le tumbó encima de la mesa y le alzó las piernas, jugó un poco más con sus huevos y animada por los jadeos del hombre, le abrió las nalgas y le metió la lengua en el culo, dilatando su ano para profundizar con ella, D. Ignacio bramó de placer, eso la hizo suponer que lo estaba haciendo bien, ledió una mamada de nuevo y le pidió que la penetrara: «Ahora hinqueme su polla profundamente, hágame explotar de placer, le necesito», (Elena se sorprendió así misma de las palabras que acababa de pronunciar). No se hizo repetir y volviéndola de espaldas la apoyó una pierna sobre la mesa (estaba nerviosa y excitada, no sabia como iba a reaccionar al sentir un miembro tan grande), notó el glande de D. Ignacio, rozándola la entrada de su vagina, introduciéndose lentamente, cuando tuvo la mitad del miembro dentro, empezó a experimentar un placer enorme, que iba en aumento poco a poco, se echó hacia atrás, clavándose el enorme aparato hasta que las pelotas de D. Ignacio, hicieron ! tope, gritó y bramó de gusto, aquello era sencillamente maravilloso, nunca se había sentido tan llena de polla como ahora, empezó a sentir el nacimiento de un orgasmo en sus entrañas, que fue ampliándose a medida que D. Ignacio metía y sacaba su cipote, se corrió tres veces y se tumbó en la gruesa y mullida moqueta del despacho (las piernas casi no la sujetaban).
D. Ignacio, se metió entre sus piernas, que ella alzó facilitando así que la penetrara más a fondo, en cambio él, decidió cambiar de destino y apuntando a su culo, se la clavó en dos golpes, al principio, era como si la desgarraran las entrañas, pero una vez acostumbrada al descomunal tamaño (y sobre todo gracias a las enculadas que había tenido con D. Luis, su culo acogió con placer a su nuevo inquilino), las embestidas arreciaron y se corrió gritando otra vez. Él, la sacó el miembro, y lo mantuvo al alcance de su vista, tenia el glande amoratado, las gruesas venas, a punto de explotar, se lo arrimó a la boca y le dedicó una deliciosa mamada, pero no quería que se corriera todavía, quería seguir disfrutando de la experta polla un poco más, la guió de nuevo a la entrada de su chocho y literalmente se la enchufó, luego cogió a un D. Ignacio sorprendido del culo y lo atrajo contra ella, quería que el miembro profundizara cuanto pudiera, moviendo sus caderas y empujando del culo ! del hombre, que ya empezaba a mostrar síntomas de cansancio, porque le temblaban lo brazos. Al darse cuenta, Elena lo tumbó sobre su pecho, metiéndole un pezón en la boca, D. Ignacio dió un grito ahogado de placer al recibir los chorros dulces de leche en su boca (aquello no se lo esperaba) y después de correrse dos veces más, el pobre viejo, descargó su semen por fin. A medida que sentía los chorros de esperma en el interior de su coño, Elena, fue consciente de que aquel hombre, en vez de correrse, parecía una fuente de la que no dejaba de manar semen, incluso cuando se retiró, salieron espesos chorros de su coño totalmente inundado, no obstante, D. Ignacio permaneció encima de ella, mamando la leche de sus tetas hata que las vació, cosa que ella también agradeció pues si no la empezarían a doler.
Cuando volvió de nuevo a su puesto de trabajo, Carla la miró ansiosa, esperando una explicación.
Te quedaste corta, D. Ignacio es ………el perfecto amante que pudiera desear una mujer y su polla…….sencillamente increíble (los ojos la brillaban de felicidad al recordar las cuatro horas que había pasado con él). Bueno y del contrato ¿qué?, quiso saber Carla.
Ah¡, éso, pues que………(dudó para darle suspense a su respuesta), a partir de hoy, ya soy fija en plantilla……. – Carla la abrazó y la besó en la boca, realmente se alegraba de que lo hubiera conseguido, sabia al igual que ella que no había sido fácil -, y con una subida de sueldo, pero……(siempre hay un pero), a cambio, él me solicitará los martes y jueves, concluyó satisfecha.
Tenemos que celebrarlo, dijo Carla, – se me ocurre una buena idea, por que no nos vamos a cenar los cuatro y lo celebramos con una orgía por todo lo alto, ¿que te parece?, (Los respectivos maridos, se conocían hace ya seis meses, y se llevaban de maravilla, incluso en una ocasión, Carla había hecho el amor con Alberto, ella sola para probarle, sólo faltaba ver como reaccionaria cuando la viera follar con otro hombre), Elena, dudó un instante y luego metió la mano por debajo de la falda de su amiga, hasta llegar a su sexo, estaba muy mojado y lo acarició un poco por encima de sus braguitas, la besó en la boca, es una idea perfecta, la dijo, así podremos jugar con Alberto, a la «Gallinita Ciega».
En fin, sólo deciros, que aquella noche nos lo pasamos….bueno podéis imaginaros cómo, a partir de ése día, Alberto y Juan, decidieron hacerse bisexuales mutuamente y en nuestros encuentros, nosotras por un lado y ellos por otro, nos procuramos placer, acariciándonos y lamiéndonos, para luego montar una orgía alucinante. Después de dos años, estamos pensando en cambiarnos de vivienda y comprarnos un chalecito, al lado de donde viven Carla y Juan, así estaremos más tiempo juntos para nosotros, mis suegros, al margen de todo ésto, siguen con nuestra hijita, crece preciosa rodeada de todos los caprichos.
Muy buen relato. Ratifica lo que siempre pensé, una buena puta siempre lo será y usará cuALQUIER CIRCUNSTANCIA para justificar sus puterias y disfrutar de una buena pija,
Enhopabuena.