Más de mi familia
La historia que les voy a contar, me ocurrió en una discoteca, a la que fui con mi hermano mayor…
Después del espectacular encuentro que tuvimos Lorena, Fabián, mi abuelo y yo, la parejita de novios, se separaron y Lorena empezó a visitarme más seguido –en realidad, a quien buscaba era a mi abuelo-, déjenme aclararles, que mi amiguita no sabía que todos los miembros de mi familia estábamos involucrados en nuestras experiencias sexuales.
Bueno, una noche, mi hermano nos invitó –Lorena y a mí-, a una discoteca, claro que nosotras aceptamos, así, que nos preparamos para tener una noche de juerga.
Como muchas otras ocasiones, Lorena pidió permiso a sus padres para pasar la noche en mi casa.
Cuando íbamos en el auto, nos sorprendió un poco, que el barrio por donde manejaba mi hermano, no fuese precisamente lo que llamaríamos de lo mejor, sino más bien uno de esos sitios por donde una evitar caminar.
Se detuvo frente a una casucha destartalada y apenas iluminada.
¿A qué venimos aquí? Le dije a mi hermano y él sólo me indicó que guardara silencio.
Lo seguimos hasta la puerta, donde apareció un tipo enorme y moreno, quien saludó a mi hermano y tras intercambiar algunos comentarios, nos indicó que siguiéramos.
Cuando nos internamos en el recinto, descubrimos que se trataba de una discoteca, con música muy alta, luces de colores y abarrotada.
Lorena y yo nos miramos sorprendidas, pero apreciando el buen ambiente que reinaba, pues sonreímos.
Un mesero –que por cierto estaba buenísimo-, nos llevó a una pequeña mesa y en seguida, mi hermano ordenó tres tequilas.
Apenas dimos un trago y nos invitó a bailar.
Los tres nos dirigimos a la pista y entre risas nos dedicamos a mover nuestros cuerpos al ritmo de la música; en algún momento, me pegué a mi hermano y él me susurró:
-Esta noche te ves buenísima, hermanita. Estás para comerte. ¿Qué llevas debajo de ése vestido?
Sonreí con coquetería y me encogí de hombros.
Me había puesto un vestido negro, de tirantes delgadísimos y me cubría a medio muslo; era uno de esos vestidos que están hechos para la seducción, no precisamente ajustados, pero de una tela suave que se amolda a cada una de mis curvas, debajo sólo llevaba una minúscula tanguita negra.
-Averígualo tú mismo.
Le susurré con voz ronca y me pegué a su cuerpo, frotando mi vientre a su polla.
Para entonces, Lorena, ya se había hecho de un compañero y bailaba un poco alejada de nosotros.
Me seguí rozando sobre el cuerpo de mi hermano, moviéndome con sensualidad; al volver el rostro, vi una pareja que se estaban dando una buena calentada, se besaban, sacando sus lenguas, una mano de él, la tenía en el seno de la chica y la otra, perdida, debajo de su falda, el muchacho, con brusquedad, abrió unos de los botones de la blusa y vislumbré un seno blanco.
Después, como si fuera totalmente natural, le sacó el pecho y empezó a mordisquear el pezón, la joven echó la cabeza hacia atrás, disfrutando de la caricia y se frotó sobre la polla de su acompañante…
Esto me calentó muchísimo y no aparté la vista de los lengua que se movía sobre ése rosado pezón….
Mi hermano debió darse cuenta de mi interés, porque se me pegó al cuerpo y en seguida con una mano levantó la falda de mi vestido, dirigiéndola a mi chochito.
-Mmm… estás mojada… eres una putona, hermanita.
Yo sólo asentí, cerrando los ojos y disfrutando de sus dedos que empezaron a frotar mis chochito ya húmedo; en pocos segundos localizó mis clítoris inflamado y lo tomó entre sus dedos, sacándome un gemido de placer…
Para entonces, ya ni siquiera bailábamos, sólo nos movíamos con el vaivén de los otros cuerpos a nuestro alrededor… sentí uno de sus dedos penetrándome… me moví con impaciencia… necesitaba más!!!
Estaba ardiendo… mi hermano entendió el mudo lenguaje de mi cuerpo, porque sentí cuando metió otro dedo, mientras sus labios me mordisqueaban en el cuello; cuando abrí los ojos, vi a la pareja que antes observé; él le había sacado los dos pechos, que eran enormes, blancos y duros, brillaban por la saliva que el muchacho había dejado…
Cuando bajé la vista, vi cómo ella le sacaba su polla del pantalón… abrí los ojos sorprendida… era una polla dura, enorme y prieta… y ella empezó a hacerle una paja ahí mismo en la pista de baile… me estremecí… y luego me acerqué al oído de mi hermano y le dije:
-¿A qué lugar nos has traído, cabrón?
Mi hermano rió y el movimiento de sus dedos en mi vagina aceleraron, haciéndome jadear.
-Este es un lugar donde puedes hacer lo que quieras, ¿me entiendes? Coger, si te da la gana, nadie te dirá nada…
-Entonces cógeme, cabrón!!!
Le dije con rudeza y él sólo rió.
Me tomó de la mano, me sacó de la pista y me llevó a un rincón, me levantó en vilo, puso mis piernas alrededor de su cintura, se desabrochó los pantalones, sacando su polla enorme, dura y metiéndomela de golpe; me embistió con fuerza, entrando y saliendo, mientras me susurraba que era una puta, que le encantaba tirarse a su hermanita, que si tuviéramos mamá, probablemente también se la cogería; con sus bruscos movimientos, me clavaba cada vez más profundo su tranca y yo me movía sobre él como una loca, gimiendo y jadeando con placer; me bajó el tirante de mi vestido, dejando al aire mis tetas grandes y desnudas, comenzando a chuparlas y morderlas con fuerza…
Cuando miré hacia el frente, vi a Lorena, que nos observaba sorprendida…
Vaya, la muy pendejita, ¿qué creía, que sólo mi abuelo era bueno cogiendo?
Le sonreí y me moví con más rapidez, notando cómo mi hermano estaba a punto de explotar…
El orgasmo llegó de manera brusca, haciéndome lanzar un grito, que provocó que mi hermano se corriera en ese mismo momento, sentí su leche caliente derramándose en mi interior y después resbalando por mis piernas…
Jadeando, mi hermano puso mis pies en el suelo, luego, con uno de sus dedos, recogió parte de su lechita y lo dirigió a mi boca y chupé con deleite…
Luego me besó, metiéndome la lengua en mi boca…
Cuando mi hermano acomodó su ropa, se volvió, encontrándose con Lorena, que no había dejado de mirarnos. Mi hermano sonrió.
-Vaya, vaya, ¿disfrutaste del espectáculo, putita? A que quieres tu parte, ¿eh?
Lorena, no atinó a responder, así que riendo, le dije a mi hermano que la dejara en paz, la tomé de la mano y la arrastré al servicio; mientras me lavaba, le conté a Lorena, que los hombres de mis familia eran unos cojonudos y calentones, que entre todos nos cogíamos y lo disfrutábamos a morir, que si la experiencia con mi abuelo le había resultado buena, que esperara a probar lo que era que todos la cogiera…
Lorena me miró alucinada, sin poder creer todavía la información que le estaba soltando…
Como no estaba segura de lo que mi amiga estaba pensando, me acerqué a ella y le dije:
-Me apuesto a que estás toda mojada, amiguita, además, recuerda que te vi tirarte a mi abuelo, lo vi cogerte por todos tus orificios, así que ahora no te hagas la remilgada…
-Mientras le decía esto, metí una de mis manos bajo su falda corta y le froté el coño, notando en seguida su pegajosa humedad; Lorena trató de apartarme, pero la retuve, enterrando uno de mis dedos en su coño… –Venga, te voy a compensar…
Al decirle esto, la llevé hasta uno de los servicios y cerré la puerta, la senté en el retrete, abrí sus piernas, le quité la braguita, me arrodillé y enterré mi rostro en su chocho; Lorena gimió con fuerza, pero no hizo nada por impedirlo…
Nunca había probado el chocho de una mujer…
El sabor eran distinto a la polla de un hombre…
Pero me gustó hacerlo y como a mí me encantaba que me mamaran, pues sabía perfectamente lo que debía hacer…
Tomé entre mis dientes su clítoris y le hice una mamada de antología, sacándole suspiros de placer… enterré mis lengua en su hoyito y froté su clítoris con el dedo, mis movimientos se hicieron más apremiantes y en seguida noté cómo su cuerpo se tensó y luego sus jugos bañaron mi rostro con su corrida…
Me aparté, me incorporé y la besé en la boca, nuestras lenguas se unieron….
Cuando salimos del servicio, riendo por nuestra experiencia, nos dirigimos a la mesa, encontrando a mi hermano en compañía de un muchacho más o menos de su edad, alto, moreno y robusto.
Nos sentamos, un poco apretados, por el espacio reducido y me hermano hizo las presentaciones.
Yo quedé junto a su amigo, que con descaro observó mi escote con lascivia; miré a mi hermano un poco sobresaltada y él sólo se encogió de hombros, luego vi cómo su mano se posó sobre el muslo de Lorena y bajar lentamente, hasta perderse debajo de su falda… Lorena se sonrojó enseguida, pero ya me imaginaba lo que mi hermano le estaba haciendo, con esas manos tan expertas…
A pesar de la buena cogida que me había dado mi hermano y la mamada que le había hecho a Lorena, yo seguía caliente, estaba tan acostumbrada a tener pollas para mí, que me sentía incompleta…
El amigo de mi hermano, seguía hablando con él, pero se fue acercando más a mí, con total descaro, bajó de una de sus manos y sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo, ésta se escabulló debajo de mi falda y de golpe me metió uno de sus dedos en mi vagina…
Yo jadeé sorprendida por la brusquedad, pero sus dedos se movían con habilidad, haciéndome alucinar…
Mi hermano y él seguían hablando, como si nada estuviese pasando…
Yo podía ver a Lorena, cada vez más ofuscada, por las arremetidas que mi hermano le estaba prodigando a su coño…
Los dedos de ése descarado encontraron mi clítoris y lo pellizcaron…
-Vale, pues –le dije entredientes-, quizá deberíamos ir a otra parte…
Mi hermano sonrió de oreja a oreja.
-Creí que nunca lo dirías, hermanita.
En silencio, le hizo una seña a uno de los meseros, luego éste le indicó con la mano hacia una puerta.
Nos dirigimos hacía allá y nos internamos en una habitación, con una alfombra bastante mullida, iluminada y sin muebles.
En cuando entramos, el amigo de mi hermano, me hizo arrodillar y sacó su polla del pantalón, al verla, me quedé muda… no era más grande que las que yo conocía, pero sí muy gorda… no creía que pudiera comerme toda esa tranca.
-Anda, puta, cómetela…
Me dijo con brusquedad, tomando su polla entre las manos y dirigiéndola a mi boca.
-No creo que…
No me dejó decir más, porque me la metió de golpe en la boca y empezó a follarme con fuerza; yo apenas podía respirar y sólo alcanzaba a darle lametazos, mientras ésta entraba y salía de mi boca… pronto mi boca se adaptó al tamaño de esa polla y comencé a disfrutar con su follada… chupé con energía, mientras mis manos masajeaban sus huevos enormes y afeitados…
No sé qué hacían exactamente en ése momento mi hermano y Lorena, pero podía escuchar los gemidos de mis hermano, así que me imaginé que mi amiga le estaba haciendo una mamada…
-Me voy a correr en tu boca, puta y te vas a tragar mi leche.
Me dijo el muy cabrón y en seguida, un chorro de leche golpeó mi garganta; casi no podía respirar, mientras esa polla gorda se corría en mi boca, haciéndome tragar toda su leche… Cuando terminó, sacó la polla un poco flácida y yo jadeé con fuerza, tratando de recuperar la respiración…
En seguida me empujó de los hombros, perdí el equilibrio y caí en el suelo… luego me abrió las piernas, me arrancó mi tanguita y enterró su cara en mi coño…
-Qué buena estás, puta… qué bien sabes…
Decía, mientras daba lametazos y mordiscos a mis chocho y yo gemía y me movía con fuerza… disfrutando más que nunca de una mamada…
-Me estoy poniendo duro nada más de probarte…. te voy a meter toda mi verga en tu coño y te voy a montar como a una perra…
Quizá fueran sus palabras, no paraba de hablar y yo me calentaba más y más… imaginando todo lo que me haría ése cabrón… las arremetidas de su lengua se hicieron más profundas y sin poder contenerte, tuve un orgasmo espectacular, que me hizo gritar y chillar como una posesa… de alguna manera él se deshizo de sus pantalones y me metió su verga gorda en el coño de golpe… yo chille con dolor… era demasiado gorda para mi… pero poco le importó, porque empezó a follarme con desesperación, yo no podía parar de gemir.
-Qué puta tan deliciosa… qué buena estás… –decía entre jadeos-… te la voy a meter hasta el fondo… qué coño tan mojado tienes… me apuesto que tu culo es tan bueno como el del cabroncete de tu hermano…
Esto sólo podía significar una cosa y de sólo pensarlo, tuve un orgasmo violento, él siguió bombeando, hasta que gritó y sentí su corrida deslizándose por mis entrañas… cayó sobre mi cuerpo, exhausto…
Teníamos el cuerpo mojada por el sudor y respiré profundo; cuando volví al rostro, me encontré a mi hermano, follando a Lorena, ésta bramaba como perra en celo y tenía una expresión de vicio en su rostro, que me hizo calentarme nuevamente.
Mi acompañante se incorporó y se puso a observar a mi hermano, que embestía a Lorena con violencia; unos segundos después, ambos se corrieron… Lorena quedó laxa, como si se hubiese desmayado y mi hermano se incorporó.
Nos miró con seriedad, se puso de pie y se dirigió a mí, apuntándome con su polla a la cara.
-Límpiala.
Me ordenó y yo me arrodillé frente a él y empecé a chuparla, hasta que la dejé limpia y dura otra vez.
Sentí una mano que me apartó y vi a mi acompañante, que me hizo a un lado y tomó mi lugar, metiéndose la verga de mi hermano a su boca y empezó a mamarla como un experto…
Mi hermano empezó a gemir y yo me coloqué atrás y mordisqué sus nalgas duras, pasé mi lengua por su raja, hasta que succioné su ano… instintivamente, mi hermano separó las piernas, dejándome espacio para maniobrar con su orificio trasero… cuando se dilató un poco, metí uno de mis dedos y lo escuché gemir…
A mi hermano le encantaba coger y también que lo cogieran!!!
Y al parecer su amigo tenía las mismas aficiones que mi hermanito, porque a través de sus piernas, podía ver cómo la gorda verga del muchacho estaba otra dura y parada…
Los gemidos de mi hermano se hicieron más apremiantes, sabía que estaba a punto de explotar… Sorpresivamente, el muchacho se sacó la polla de mi hermano y él protestó…
-Hay que dejar un poco…
Escuché que le dijo.
El ano de mi hermano, estaba completamente dilatado, así que sin decir nada, se puso a cuatro patas, ofreciendo su culo… Su amigo se arrodilló y blandiendo su verga, la dirigió al ojete de mi hermano.
Yo no podía creer que tremenda traca le cupiera, pero me demostró que estaba equivocada, porque esa verga se deslizó por el ano de mi hermano sin dificultad y empezó a culearlo con maestría… yo los observé fascinada, fijándome en la expresión de sus rostros, que era de puro placer…
Siguió bombeando cada vez con más rapidez… Lorena ya se había recuperado y observaba fascinada… con esta escena, mi chocho volvió a inundarse de jugos… y empecé a masturbarme sin dejar de mirarlos…
-¿Te gusta lo que ves, putita? ¿Quieres que a ti también te rompa el culo? Me voy a guardar mi leche para ti, puta…
Me dijo mirándome y bombeando en el culo de mi hermano, quien se estaba haciendo una paja… aguantando las embestidas de tremenda tranca…
-No te corras, cabrón… porque entre los dos vamos a montar a la perra de tu hermanita…
Con un último empujón, salió del interior, de mi hermano… Mi hermano se dejó caer en la alfombra, luego se volvió de espalda, con su polla dura, a punto de reventar; el muchacho me levantó en vilo y me puso encima de mi hermano, que me penetró en seguida y empezó a bombearme…
Luego sentí que alguien humedecía mi culo… sobre mi hombro vi a ése cabrón chupándome el ojete, tratando de dilatármelo.
-No, no va a caber….
Traté de decirle, pero él no hizo caso.
-Claro que cabrá, puta y te va a gustar. A tu hermano le gustó.
De golpe me metió un dedo, luego fueron dos, hasta que lo vi incorporarse y apuntar la punta de su verga a mi culo…
Me hermano seguía bombeando en mi coño con maestría y Lorena se había colocado con las piernas abiertas sobre su rostro, obligándolo a que le mamara el coño…
Sentí una fuerte presión en la entrada del culo y protesté, pero él no hizo caso y me ensartó su verga… Yo grité con dolor… era demasiado gorda…
-Vamos, puta, disfrútala… –me decía mientras me bombeaba con fuerza-… te voy a reventar… qué puta eres… mira que cogerte a tu hermano…
No podía dejar de gemir y lloriquear un poco… pero mi cuerpo se adaptó a la invasión de su verga…
Y como si se pusieran de acuerdo, mi hermano y su amigo adoptaron un mismo ritmo, penetrándome por el coño y el culo…
No hay nada mejor que una doble penetración… empecé a gemir con verdadero gusto… moviéndome al mismo ritmo que ellos…
Las manos de ése cabroncete me estrujaron las tetas y siguió metiendo y sacando su verga…. Lorena se acercó a mi rostro y me besó, entrelazando nuestras lenguas y una de sus manos empezó a masajear mi clítoris.
-Puta… eres una puta…
-Sí, soy una puta y cuánto lo disfruto!!!
Le respondí con verdadero placer…
-Me voy a correr…
Anunció mi hermano, que había estado aguantándose…. Sentí su polla crecer en mi interior y luego explotar… simultáneamente la verga que tenía en el culo explotó, invadiéndome de leche por mis dos orificios… sin poder contenerme más, tuve mi propio orgasmo, que fue espectacular; Lorena también debió correrse porque la escuché gritar…
Las cuatro nos dejamos caer, cansados, pero satisfechos.
Me acurruqué junto a mi hermano, que me abrazó y me besó con pasión.
-Gracias…
Le susurré….
-Cuando quieras, hermanita…
Luego volvió a besarme…