Faltaba un mes para la finalización de cursos, yo estaba feliz porque por fin terminaría la Secundaria.

Ese lunes, entró al salón el director acompañado de un maestro nuevo, me llamo mucho la atención de ver que medía tan solo 1.30 m, pero se notaba seguro y con una gran personalidad.

~Por situaciones ajenas a nosotros, el maestro de Física ha tomado un permiso especial de emergencia, el Maestro Gustavo se hará cargo de la materia y de los exámenes finales ~ diciendo esto se marchó dejando al nuevo maestro al frente.

La clase se desarrolló sin mayor contratiempo, pero al terminar, el nuevo maestro menciono mi nombre junto al de otras dos compañeras ~a mi oficina ~, dijo con voz grave que no admitía ninguna clase de protesta.

Me sorprendí al ver que mis dos compañeras, eran dos chicas aplicadas, pero con mala fama de putitas. Yo también tenía algo de esa fama, pero estaba un poco atrasada.

Luego de darles una fuerte advertencia, las chicas salieron del despacho del profesor nuevo algo preocupadas, yo me quede sola frente a el algo nerviosa.

~Yo me encargo de esas chicas ~, me decía mirándome fijamente a los ojos, la duda que tengo es que si tu estarás dispuesta a lo que sea con tal de emparejarte con tus compañeras ~me decía de tal manera que, para mí, estaba más que claro cuáles eran sus intenciones.

Me puse de lo más nerviosa, pensando que tal vez él ya sabía de mis escapadas con el de física, al igual que las otras dos.

~Eres muy atractiva, sería una pena que no pasaras de año ~ me dijo sin apartar la vista, haciéndome sentir sola, indefensa.

Sali de su despacho con el alma en vilo, sintiéndome muy avergonzada.

El viernes, antes de la salida, me dirigí hacia su despacho para hablar con él y dejar en claro cuál era mi situación y si me dejaría aprobar la materia.

Casi abría la puerta cuando escuche murmullos y algunos ruidos extraños dentro de la oficina del maestro, así que me aleje, pero intrigada, me di vuelta por el pasillo y me asome a la ventana de la oficina desde el jardín, sabía que nadie me vería.

Me quedé helada, no supe que hacer, ahí, sobre el escritorio, estaba sentado el nuevo maestro con la verga de fuera y mis dos compañeras agarradas de su verga mamándosela entre las dos, parecían como poseídas.

Sentí un frio recorrerme toda la espalda, y en un momento dado, al moverse una de las chicas, la vi, pude verle la enorme verga a mi nuevo profesor, como entraba y salía de las bocas de mis compañeras. Su tamaño era enorme, impresionante. Sentí como mi sexo palpitaba de excitación y claramente noté como me empezaba a mojar. En ese momento quise estar ahí, junto a mis dos compañeras, disfrutando de esa increíble verga.

Toda la semana siguiente semana no se apartó de mi mente la imagen de las dos chicas mamando verga hasta decir basta, no sé qué más paso en esa oficina, pero no era difícil adivinar.

El viernes siguiente, al salir de clases, me topé con mi nuevo maestro a la salida, amablemente se ofreció llevarme a mi casa, quise negarme, pero el amablemente me dijo que necesitaba hablar conmigo.

Así que llegamos a mi casa, lo invité a pasar, mis papas no estaban, en ese momento recordé que habían salido a ver a mis abuelos el fin de semana.

Le ofrecí algo de tomar y preparé algunas botanas. Estuvimos conversando animadamente. En un momento dado, sentados junto en la sala, sin querer aprete accidentalmente el control de la tv, me quede helada al ver las escenas de una película pornográfica que había estado mirando mi papa, como era costumbre.

Como si el mismo demonio hubiera intervenido, las escenas eran de tres colegialas cogiendo con un enano con una verga igual o mayor que la de mi maestro, no supe que hacer, me quede helada, sin poderme mover, hasta que finalmente, haciendo un tremendo esfuerzo logre apagarla.

~Perdón, ~ trate de disculparme, ~ mi papa… ~ no me salían las palabras. Estaba nerviosa y toda colorada, temblaba visiblemente.

~No te preocupes ~dijo con voz calmada, ~ tu papa sabe cómo matar tiempo ~, decía medio burlón, aparentando total normalidad.

~Eso me recuerda ~ dijo mirándome directo a los ojos. Se acerco un poco más a mí, poniendo distraídamente una mano sobre mi pierna como si fuera un mueble.

Sin querer me sobresalte, me daba cuenta de lo que se venía, empecé a respirar agitadamente.

~Debemos hablar acerca de tus calificaciones ~ su mirada sobre mí y su mano sobre mi muslo, cada vez más peligrosamente yendo hacia arriba.

Se sentía, firme, caliente, me recosté sobre el respaldo del sofá, separando un poco más las piernas inconscientemente. El aprovecho para meter más su mano hasta tocar mi sexo.

Yo me estremecí tremendo, muy nerviosa, empecé a jadear, primero despacio, luego ya más agitadamente. El aprovecho, me apretó el sexo dejando que sus dedos entraran por mi abertura, frotándome despacio

~ Ahhhh ~se me escapo un gemido. Lo mire directo a los ojos y él se acercó y me planto tremendo beso en plena boca al tiempo que me dedeaba ya muy descaradamente, al tiempo que se me empezaban a salir los jugos.

El condenado maestro me tenía completamente dominada, completamente excitada, completamente entregada, completamente caliente.

Instintivamente, estire la mano y la coloque sobre su enorme bulto, ~ahhhh ~ exclame al contacto, sin poderlo evitar, dándole unos apretoncitos involuntarios, o al menos eso pensé.

El maestro se subió al sofá poniéndose de pie junto a mí, muy junto, peligrosamente, de un movimiento rápido se sacó los pantalones poniéndome su enorme verga cerca de la boca, muy cerca, tal vez demasiado.

Yo cerré los ojos, abrí la boca y de pronto ya la tenía dentro dándole unas deliciosas mamadas.

~Lo sabía ~ exclamo en voz baja.

Yo se la agarre fuertemente, masturbándolo y al mismo tiempo chupándosela al ritmo que entraba y salía de mi boca. Se sentía delicioso. Yo cerraba los ojos y suspiraba de placer.

De un jalón me quito los calzones, se acomodó entre mis piernas y me empezó a chupar el sexo, tan rico, pero tan rico, que me hizo estremecer, sin pensarlo, le tome la cabeza y con las manos me la frotaba en el sexo haciéndome estremecer y escurrir de excitación.

El hombre me chupaba y se bebía mis jugos llevando hasta un tremendo estado de excitación que sentía que me venía.

Él lo noto enseguida y, rápidamente, me acomodo en cuatro y sin más me la metió todita haciéndome pegar un grito de dolor, se quedó quieto un momento y al poco, me la empezó a meter con cierto ritmo semilento que me hizo ver las estrellas.

El condenado maestro sabía lo que hacía, sabia como dar placer a una mujer, especialmente a una Colegiala putita caliente como yo.

Después, tomo un ritmo más acelerado que hizo que pusiera los ojos en blanco y me vine en un tremendo orgasmo de lo más abundante, haciéndome gemir y suspirar hasta caer rendida sobre el sofá y el encima de mí.

Solo duro unos segundos, se levantó rápido, aprovecho que yo estaba totalmente desfallecida, parecía un hilacho, sin fuerzas, como pudo, me acomodo de perrita, el detrás de mí y sin más, empezó a cogerme por el culo, trate de resistirme, pero ya no tenía fuerzas, así que decidí mejor ponerme flojita y dejar que me hiciera su puta.

Me dio unas rápidas cogidas jalándome por las caderas, metiéndome toditita su enorme verga hasta que finalmente se vino tremendo dejándome el culo lleno de su leche caliente.

Se quedo conmigo en mi casa todo el fin, coge y coge, haciéndome a su antojo, metiéndomela por todos lados, a su entero gusto, hasta que finalmente, me dejo botada, llena de leche por todo el cuerpo y se marchó.

Continuará…

Venta de Contenido

Melany0209@proton.me