Mi esposa y mi fantasía

Hola amigos lectores de relatos eróticos. Creo que al visitar esta historia, ustedes son como yo, calientes y decididos a experimentar emociones distintas a las vistas en la vida social.

Soy un hombre profesionista, de 34 años, hombre que ha tenido la oportunidad de viajar por todo México y parte del extranjero, permitiéndome con ello tomar la vida de una manera distinta a la mayoría. Me gusta mucho la lectura y ella me ha enseñado a liberar mi mente, mis criterios y decisiones (los libros son considerados las llaves de la libertad).

Mi esposa Mary, mujer de 27 anos de edad, poderosamente sensual, coqueta y de excelente cuerpo. Es bajita de estatura (1.58 m) pero con unas curvas más que perfectas para satisfacer la mirada de cualquier hombre, sobre todo al latino que como todos saben, gusta de cuerpos curvilíneos, delineados y bamboleantes (rítmicos), y no los cuerpos parejos, sin movimiento sensual y rígidos. Para el hombre, un buen cuerpo hace que la ropa se vuelva curva tras la tela y una mujer que explota su vestimenta para lucir su cuerpo es una mujer de decisión. El vaivén de las caderas de Mary, la exposición orgullosa de sus senos bajo escotes atrevidos y su coquetería natural, resulta ser el símbolo más femenino de ella.

Mary, como les he dicho, posee un cuerpo delicioso y tal vez parezca repetitivo con las demás historias que han leído, pero en este caso, les puedo asegurar que la descripción de ella, es verdadera.

Todo sucedió después de haber cumplido tres años de casados. Cualquier lector de esta sección, casado sabrá que ahora en día el apetito sexual dentro de los matrimonios, se acaba peligrosa y rápidamente lo que motiva que el hombre o mujer, tengan sueños con más y variadas fantasías sexuales. La mujer es más reservada y eso lo entendemos ya que es su naturaleza; al ser la mujer más reservada, conserva en silencio sus fantasías y aun llega a negarlas frente a su pareja. El hombre tiende más a hablar sus fantasías y planteárselas a su mujer.

Por ello, Mary, siendo una mujer deliciosamente atractiva, despertó desde el noviazgo, un deseo sexual en mí, que incluso podría rayar en lo lujurioso, ya que su cuerpo me incitó a desearlo y verlo lucir tras ropas atractivas en un principio y cada día más, recortar el tamaño de la misma hasta casi desear verla exuberantemente provocativa: minifaldas, escotes, zapatillas altas, tanguitas, y prácticamente prohibirle usar brassiere y medias en sus piernas, de forma tal que al usar minifaldas, sienta la libertad de no traer nada debajo que le limite la visión de sus prendas íntimas.

Mary se acostumbró a vestir de esa forma y además al salir conmigo a distintos lugares, ha visto que es normal ver a varias mujeres vestidas así, lo que provocó que hasta ella, busque la manera de vestir más atrevida que otras mujeres.

El morbo de verla más atrevida y hasta exhibirse entre la gente nació desde un día que la vi sentada, frente a unos cuatro jóvenes en el restaurante, ella con minifalda y un gran escote. Al regresar yo del baño, logré ver debajo de su minifalda, su tanguita a la vista, resaltando lo blanco de la tela. Ella no se inmutaba de exhibirla tal vez por no darse cuenta o porque le gustaba. Sentí unos terribles celos pero a también un deseo bestial.

El morbo de sentírla con otro hombre nació cuando un día revolcándonos sexualmente en el carro después de salir de una Discoteca, en mi mente no se desaparecería la imagen de ella bailando con un amigo que se encontró ahí, y con el cual bailo unas veces rozándose sus cuerpos ocasionalmente generando en mi un sentído de odio, celos y voyeurismo. Esa noche Mary y yo nos cogimos deliciosamente en el carro, dentro de un estacionamiento y el deleite del sexo, revolucionaba nuestros instintos y nuestras fantasías, generando que ambos gritáramos de placer. Por mi parte, caí en el «error» de plantearle al momento que sentía su máximo placer – Mary, mi amor, qué culo tienes, esta riquísimo… ya veo por qué vuelves locos a todos – a lo que mi querida esposa revolcándose de placer en la parte posterior del auto, sentada de frente a mí y con su mirada dando a la parte posterior del auto, se enrollaba con sus brazos alrededor de mi cuello, agitando su melena corta (que por cierto es algo que me excita sobremanera, ya que despide un aire de puta que me hace venir majestuosamente). Mary me respondió tal vez por deseo o por deleite – Ah sí, tú crees que vuelvo locos a los hombres – a lo que contesté inundado de sudor sexual – No me digas que no te das cuenta que tu cuerpo vuelve locos a todos – decía en lo que la penetración se hacía cada vez más acelerada – Creo que todos al verte desean cogerte incansablemente, meter sus vergas en tu conchita y darte un revolcón de ensueño – Mary con los ojos drogados de placer agitaba su cabeza de un lado a otro sin mirarme y entre gemidos me respondía – no seas loco, sólo quiero ser tuya, soy tu mujer y tú mi hombre, sólo quiero tu verga dentro de mí, ahhhh – sin embargo la naturaleza misma del reto y del placer por dominarla y hacer lo que yo quisiera, me hacían insistirle, y ella a negarse, generando tal vez una situación de placer por dominio. Para ese momento, ambos estábamos por llegar a una explosión increíble, cuando de pronto, sentado yo en el asiento posterior, la volteé dándome la espalda, de forma tal que me cabalgara dándome sus nalgas en mi miembro – Entonces sucedió algo extraño: tenerla así, me causo un encanto maravilloso, ya que al verla reflejada en el espejo retrovisor del carro, me dio la sensación de que era otro quien se la cogía, ya que solo veía parte de su rostro y senos, gimiendo de placer, sin que yo me viera en el mismo. No sé si ella apreció lo mismo, pero sus movimientos se volvieron incansables galopando sobre mí, hasta que próximos a explotar, Mary comenzó a decirme – Mi amor, qué rica verga tienes, me haces feliz y más estando aquí, en tu carro, fuera de mi casa, ahhh, cógeme más, dame hasta que te canses, dame hasta que llegue a la casa escurriendo de tu semen – yo tomé sus palabras como si no me las dijera a mí ya que como casados que estábamos en ese momento, los dos deberíamos llegar a la misma casa (no sé si ella pensó lo mismo, pero yo aproveché y le comencé a hablar como si yo fuera otro) – Así putita, dame toda tu conchita, déjame llenártela toda de mí, para que cuando llegues a tu casa, no sepas qué decir y la emoción te vuelva a surgir cuando te digan de dónde vienes – Mary, quedó pensativa, como dudando de lo que le decía y a la vez como si se sintiera con otro – Hummm, qué rico, … pero ¿qué crees que me puedan decir? – a lo que sutilmente contesté ya más excitado – No sé, Mary, pero tal vez tu esposo te llame la atención por llegar tarde, tomada y con olor a sexo – Mary ya entrando en el juego me contestó excitada – No me pueden decir nada, ya que saben que adoro el sexo, las vergas y que haría todo por coger con quien me desee – Yo estando ya a los límites de aguantar no colmé en llenarla de besos en su espalda y agarrando sus senos, mientras ella apoyaba sus dos manos en los respaldos de los asientos delanteros, para embestirme directamente y decirme – Te gusté esta noche querido, ya que me has cogido increíblemente, y sólo espero que mi esposo no se dé cuenta de que me has cogido pero sobre todo, que me gusta andar de puta buscando más vergas para que entren en mí – yo estaba ya con la cabeza apoyada hacia atrás, próximo a explotar cuando de pronto hice mi ultima pregunta _ asiiii Mary, assiiiii, ohhhh, qué puta eres ( y se me ocurrió hacerle la pregunta más fuerte) assssii y por cierto Mary… sólo aceptaste salir conmigo sin saber mi nombre – a lo que ella contestó salvajemente – Claro amor, para coger no importa quien seas, pero sabes… vi tu credencial y sé que te llamas… ¡¡¡Eduardo!!! – al decir eso, me vine como nunca ya que ese no es mi nombre y ella llena de deseo, me nombró por otro nombre causando en mí todo lo incontrolable. Ella por su parte comenzó a girar y subir y bajar rítmicamente para exprimir con su conchita toda mi verga que hacia erupción dentro de ella. Sus movimientos eran salvajes y logré ver que su rostro se deformaba de placer pero sin dejar de verse en el espejo, hasta que se retorció echando su cabeza hacia atrás brindándome todos sus senos ante mis manos que la abrazaban por atrás.

A partir de ahí, todos nuestros encuentros sexuales los hacíamos de esa manera, imaginándonos con otros y otras alcanzando orgasmos increíbles y cuantiosos.

Como les comentaba en un principio, el deseo sexual como pareja formal, se acaba y sólo renace cuando sabemos que nuestra pareja no está tan segura con nosotros y que por el contrario, causa emoción y deseo entre otros.

Por ello, comencé a comprarle ropa a Mary, cada vez más juvenil, de moda y provocativa, así como ropa interior sexy que causara en mi persona deseo al sentírla vestida así por dentro.

Después de semanas de hacer el amor así, imaginándonos en locuras, decidí un día que nos fuéramos de reventón por ahí, iniciando a las tres de la tarde de un viernes hasta que ya no aguantáramos más. Para tal efecto la cité en mi trabajo a esa hora, a las tres, ya que es la hora en que salgo a comer, sin embargo yo ya no regresaría pues me iría con Mary.

Al dar las tres de la tarde de ese día, mi esposa Mary llegó a mi oficina, causando estragos en mi mente y en los ojos de mis compañeros de trabajo. Llegó con una minifalda de color azul rey, tela durazno (de esas que se untan al cuerpo sensualmente). El diseño de la minifalda era algo avergonzante, ya que era tan diminuta que apenas cubría las redondeces de sus nalgas. Todo era un conjunto, para lo cual la parte superior cubría su busto dejando un escote amplio, ya que tan sólo se detenía el vestido en la parte superior sólo se sostenía por un pequeño listón que rodeaba su cuello. Su cabello arreglado para la ocasión y un maquillaje que la hacía resaltar su bella boca pequeña, su naricita respingada y esos ojos seductores que lanzan miradas de deseo. Llevaba un par de zapatillas altísimas y lo más impactante: no llevaba medias en sus piernas.

Al pasar a mi privado, se sentó, dejando ante mí un agradable panorama, ya que su minifalda, se recogía naturalmente al sentarse, exhibiendo sus piernas totalmente y mostrando entre ellas, una prenda blanquísima ( su tanguita), provocando que no dejara de verla. Sus senos se apreciaban sin sostén e invitaban a mirarlos detenidamente ya que incitaban por mostrar algo más de sí, por el escote tan pronunciado. En una ocasión en que ella se inclinó brevemente para acomodarse su zapatilla derecha, logré admirar su pezón erecto libremente al extenderse la tela dejando tan maravillosa vista.

Al preguntarle cómo había llegado, me excitó aún más al decirme que había decidido tomar un microbús (transporte pequeño en México, buseta en algunos países sudamericanos), lo que me puso cachondon pues en esos transportes todo se ve, y todo se intenta. Ya me imagino al chofer al verla subir y a los pasajeros al verla sentar.

Ya estaba por recoger mis cosas y Mary me comenzó a platicar algo que me dejó pensativo.

-Mi amor, ahora que nos vayamos a comer, no quiero que me lleves a un restaurante formal, como es viernes, que te parece si me llevas a una cantina (restaurante donde te cobran la bebida, mas no la comida, por lo que es frecuente que la gente salga de ahí ebria).

Otra cosa que me dejó pensativo fue que Mary me indicó, que ella se adelantaba para reservar el lugar y que yo llegara posteriormente.

Y eso ¿por qué, mi amor? – le pregunté inquieto. -Es que déjame decirte que hoy me siento otra, como que deseo romper con las reglas y por eso quiero hoy hacer más cosas -. Salió sonriente y al tomar el elevador, volteó y me sonrió.

A los quince minutos salí corriendo hacia el BAR ANTONIOS, y al llegar realmente tardé en encontrarla. Al verla sentada, me dirigí hacia ella, quien ya había tomado dos copas, según vi en su mesa. Al acercarme más, logre ver una blancura que destellaba bajo su mesa, ya que sus piernas cruzadas, no lograban ocultar su tanguita, por lo pequeña de la minifalda. No sé si ella se daba cuenta pero no tapaba esa situación y enfrente de ella una mesa de ocho individuos bebían y comían admirando a mi mujer. No dije nada aunque dentro de mí sentía un nudo en el estomago por los celos que ello me causaba. En esos momentos, realmente me olvidaba de los que tanto fantaseábamos en la cama, imaginándola con otros.

Cuatro de la tarde de ese viernes y comenzamos a comer. Nos dieron las ocho de la noche y seguíamos, ya no comiendo pero sí bebiendo. Mary ya se notaba acalorada por el vino dentro de ella y yo algo más desinhibido por la situación. Mary más abierta y después de tanta plática de mil cosas, comenzó a abrirse ante mí.

-Ay mi amor, no sabes cómo me he sentído últimamente. Tenemos cinco días de no hacer nada de cositas por tus juntas en el trabajo, y en verdad me siento hervir por dentro. Hoy vine vestida así para que me hagas el amor como tú sabes. ¿O que no te habías hecho la pregunta de por qué venía así vestida?.

La verdad sí me pregunté el porque de la ropa, sobre todo porque esta muy provocativa y no me imagino cómo la pasaste en el transporte –

Uyyy si te contara todo lo que pasé. Desde que salí de casa, ni un hombre se quedó callado y me decían mil cosas, pero el que sí se pasó fue el chofer de la microbús, ya que cuando me bajé el también se bajó y acercándose a mí me dijo – señorita, no sé si mis ojos hoy hayan sido premiados, pero el que no está tranquilo, soy yo, viéndola tan puta, y aunque lo calla, grita por dentro que ya quiere mi verga dentro de usted, nadamás dígame y ahorita bajo a todo el pasaje-

Y tú qué hiciste amor, porque ese cabrón si se pasó – le dije

-Sólo me di la vuelta y sin decirle nada me retiré y aunque él me gritó no sé qué cosas, yo seguí mi camino.-

-Y cómo te sientes amor, porque yo me siento hervir de deseo. Es que vienes…, no sé cómo decírtelo… vienes distinta… vienes… riquísima… no sé, pero vienes…-

-Vengo muy puta, eso es lo que quieres decir verdad- directamente dijo. A lo que yo quedándome callado como buscando una respuesta sólo la miré.

-La verdad es que hoy quiero sentírme diferente, ser otra, hacer otras cosas, no sé, ser una PUTA – al decir esto me heló la sangre, ya que siempre lo habíamos fantaseado pero el sentírla así me incomodaba y a la vez me excitaba. Ya eran las nueve de la noche, y las copas ya habían hecho algún efecto en nosotros, por lo que en una de esas Mary me preguntó:

Oye mi amor, cuál fantasía tienes tú, alguna que sólo te caliente- a lo que le contesté inmediatamente sin ponerme a mirar las consecuencias.

-Pues veras, siempre he querido verte coqueta, putona, como si no te importara nada más que satisfacerte, en un lugar público, donde a la vez hagas travesuras sin que yo me de cuenta-

Ella me completó la fantasía diciéndome: sabes amor, algo similar he pensado yo, pero sabes cómo; Cuando me haces el amor, imagino que estamos en un lugar lleno de gente, donde todo es posible y lo que no , se inventa para lograrlo. Ahí tu ves chicas guapas y buenotas, y de vez en vez, te las ingenias para manosearlas, tocarlas o guiñarles el ojo como si yo no te viera. Y que yo por mi lado, coqueteo con algunos hombres sin que tú te des cuenta.

Sonreí y seguimos tomando pero avanzadas las horas, salí al baño y a mi regreso, Mary sentada, no se daba cuenta que su minifalda de plano estaba muy arriba enseñando todo lo lindo de sus piernas y parte de su tanguita. Al sentarme y sin decirle nada, apreciaba desde donde estaba yo sentado, su conchita, vestida de la delgada tela de la tanguita y de la cual me excitó sobremanera, algunos vellitos de su cuquita a la vista. Yo estaba ya cachondon y le indiqué a Mary que fuéramos a un salón de baile.

Ella aceptó y cuando íbamos rumbo al lugar, ella con unas copas encima, subió su minifalda hasta la cintura, mostrándome su tanguita. Inmediatamente la tomó de ambos extremos y la columpió hacia arriba, encajándose la tela entre su rajita, restregándola y su mirada entrecerrada me deleitaba, al momento en que su lengua jugaba recorriendo sus labios.

Mary y yo ya no podíamos más y me saqué la verga de mi pantalón en lo que manejaba. Mary seguía hundiéndose la tela entre su rajita y yo exhibiéndole mi trozo de carne. Mary se venció y se agachó dándome una mamada infernal en lo que yo manejaba sobre la avenida. Se recostó en su asiento bocabajo, dejando su culito al aire, permitiéndome hundir mis dedos en su culito y en su conchita en lo que ella mamaba con profesionalismo mi verga. Se la hundía hasta el fondo de la garganta y ensalivándola, la recorría con su lengua, para después enrollarla y succionarla con hambre. En cada alto, yo simulaba no pasar nada, ya que los autos que quedaban a nuestro lado, volteaban a ver y Mary, debajo ocultándose pero sin sacarse ese bastón de su boca.

Logré que Mary tuviera un orgasmo ya que mi posición al volante no me permitía hacer mucho, pero sí lo suficiente para que ella se prendiera totalmente. Al llegar a la MARAKA (salón de baile variable), Mary quedó a disgusto por lo inconcluso de este manoseo.

Estando estacionados en lo que el valet parking llegaba, Mary se salió del auto y desde la ventanilla del mismo, me dijo:

-Amor yo compro mi boleto, y para seguir nuestro juego, te espero allá adentro, me buscas eh-

El valet tardó como diez minutos en desocuparse y cuando llegó, le entregué el carro. Al dirigirme a la taquilla, cuál fue mi sorpresa al ver que las mujeres tenían entrada libre y los hombres tenían que pagar boleto, por lo que hice fila para comprar mi boleto. Eso me tardó más de veinte minutos lo que sumado, me daba ya media hora afuera y Mary dentro.

Logre entrar finalmente y tardé en localizar a Mary, ya que estaba bailando la salsa de Celia Cruz de moda. Al no encontrar una mesa, opté por colocarme en la barra y esperar a que terminara la música; no puedo negar que sentí unos celos terribles verla bailar con un desconocido totalmente.

Pero la música no terminaba y ella seguía bailando. Casi media hora después el tipo dio por concluida esa sesión y se dirigieron al otro lado de la pista por lo que tuve que levantarme para ir en su búsqueda. Al llegar a ella, se encontraba sentada en una mesa con dos tipos y una chica. Al verme, y antes de que me sentara se levantó y dirigiéndose a mí, me hizo una seña para que la siguiera. Así lo hice y alejados de esos tipos, me indicó al oído -Hola amor, te tardaste en llegar, mira no encontré mesa pero esos tipos me invitaron a sentarme y además me invitaron unas copas, que por cierto ya me hicieron efecto, porque están tomando otra bebida de la que bebimos antes. Ya llevo dos copas y tu no llegabas. Mira que te parece si jugamos a que no nos conocemos, pero tú me cuidas, en lo que estoy con ellos. Actúa como si yo te llamara la atención y no me quitas la mirada de encima para que ellos vean que me estas echando el ojo, qué te parece. -No me gusta la idea Mary, tú viniste conmigo a divertirte y no con ellos – Mary se adelantó diciéndome – Mira amor, esta noche vamos a vivirla diferente, vamos a ver, ¿cómo me dijiste que querías verme? Coqueta, provocativa, puta, ¿no es así? Pues vamos a jugar a ello, tú me cuidas y yo te doy gusto sí.-

Sin esperar respuesta se regresó al lugar, y sentándose al lado de esos tipos de aspecto corriente, tomó su vaso y echó un trago, cruzando su pierna y mirándome por la orilla de su vaso.

Yo sin decirle nada, pedí una copa más y la admiraba. Sentía unos celos terribles pero me fui tranquilizando en lo que me familiaricé verla sólo platicando y bailando con esos tipejos. Más de una vez, desde mi ángulo de vista, logré ver su tanguita al subírsele la minifalda y por el juego de luces, no lograba ver sus senos desnudos, cuando se agachaba para acomodarse los zapatos. No sé si esos tipos hayan visto sus senos y pezones por estar más cerca de ella, pero lo que sí vi fue que se estaban deleitando con lo que Mary les mostraba.

Nos dieron las dos de la mañana y tanto Mary como yo, ambos por nuestro lado, nos encontrábamos borrachos, ya que nuestras actitudes así nos lo decían. Mary se levantó para ir al baño y en su camino hacia mí, se tambaleaba, pero al estar a mi lado, me sonrió tontamente y abrazándome me dio un beso en la boca y acercándose al oído me dijo: Oye mi amor, se me ocurrió un juego que nos va a retar a los dos… ¿te atreves…?-

Al voltear mi rostro. Vi que las parejas que estaban a mi lado o los meseros, se me quedaron viendo. Yo no pensé nunca que me veían por el hecho de que una mujer se me acercara y me tratara de esa forma, ya que no sabían que ella era mi esposa. En fin, le pregunté a Mary que ahora que pensaba y ella con la lengua trabada por el alcohol, me dijo, plantándome otro beso.

-Sabes mi amor, siempre me has dicho que todos quieren cogerme y darme hasta que se cansen ¿verdad? Pues estaba pensando qué harías tú si yo vestida así, estando como estoy, siguiera con ellos hasta que terminara la fiesta. Seguramente ellos, me darían un aventón a la casa ¿no lo crees?

Realmente no lo acepté, y dando por terminado ese juego, le dije que se viniera conmigo. Ella hizo un gesto de desagrado y me dijo – voy al baño, regreso por mis cosas y nos vamos –

Al momento que ella se iba al baño el mesero me preguntó la hora, indicándole que eran ya las 2:40 am. Pensé en tomarme una copa más y la pedí antes de retirarme y me la ofrecieron. Olvidé el tiempo, pero confiando en que Mary llegaría a mi lugar, di la espalda a la pista para beber mi copa. Acabé con la misma y extrañado volteé a la mesa donde estaba mi esposa. No estaba nadie y levantándome pregunté al mesero por las gentes ahí sentadas

-Hace cinco minutos se retiraron – Mary se había ido con esos tipos. Me lleva la chingada pensé en mí. Salí del lugar y para mi sorpresa mi auto no arrancaba, hasta que pasada una hora logré arrancar la máquina. Salí a dar vueltas como loco pensando dónde estaba Mary. Para eso me dieron las cinco de la mañana y pensé en que ya estaría en la casa. Me dirigí a ésta y al entrar efectivamente ahí estaba mi esposa. Saliendo de bañarse pues el cabello lo tenía húmedo, pero ya estaba con una corsetería sensual.

Al verme, sonrió y me dijo coquetamente – amor por qué tardaste tanto, ya me cansé de esperarte, ya no aguanto más esta calentura sexual. Vino a mí y abrazándome me besó de una manera ardiente, queriéndose comer mi lengua con sus labios y su conchita hervía de placer, y sólo me dijo – Ahora las cosas las hago yo para que no rompas nuestra fantasía y no nos quedemos con dudas. Extrañado le pregunté a qué se refería a lo que Mary me contestó sensualmente – tu fantasía de verme con otros, ya se te olvidó, por eso forcé las cosas para que esos tipos me trajeran a casa en lo que tú te quedabas en otro lugar, y yo con ellos en su carro vestida como iba vestida para ver si aguantabas – Yo con coraje y deseo le pregunté – y bien ¿a qué horas se fueron esos cabrones o dónde te dejaron? -Mary sólo contestó – Mira amor, imagínate sólo que esos tipos me trajeron a la casa, esta bien, y poco a poco te diré las cosas. –

Yo con el coraje me dejé llevar por las caricias de mi esposa y fuimos a la puerta principal donde Mary me dijo _sabes que siempre he tenido la fantasía de que hagamos el amor a las puertas de la casa, tú y yo vendados de los ojos a esta horas de la madrugada, corriendo el peligro de que alguien pase y nos vea. – la idea me gustó y de inmediato comenzamos con ese ritual amatorio sexual, revolcándonos entre deseo borrachera y adrenalina pura. Abrimos la puerta de la casa y fuimos a dar al portón del garage, donde lo entreabrió Mary, dejándolo más abierto que cerrado. Inmediatamente me puso una gruesa venda en los ojos y ella lo hizo después.

En lo que nos besábamos , Mary me preguntó si no quería saber todo lo que pasó con esos tipos desde que los vio en la Maraka hasta ese momento. Yo golpeado por la curiosidad le dije que sí, que me contara todo.

Mira mi amor, cuando llegué, recorrí todo el lugar para encontrar una mesa donde estuviéramos tu y yo, pero todas estaban llenas. Le di una vuelta total y no encontré nada, y uno de los meseros me dijo que estaban todas ocupadas, por lo que esos hombres que viste, me vieron y uno de ellos se paró y me dijo que me sentara con ellos para que no me cansara. Jamás me preguntaron si iba acompañada, pero yo estaba cansada y acepté pensando en esperarte. Como tardaste, ellos me ofrecieron una copa y la acepté por el calor que hacía ahí adentro. Ellos no me preguntaban si esperaba a alguien o iba con alguien, pero me seguían invitando copas. Como vi que tardaste en llegar, no negué cuando uno de ellos me invitó a bailar. Pensé en que sería más fácil para ti verme bailar que estando ahí sentada con extraños. Acepté y la música siguió y siguió hasta que logré verte. Cuando iba hacia ti, una travesura se me ocurrió. Hacerme pasar como extraña para ti, y que los demás vieran qué suerte tenías, ya que al acercarme a ti te plantara un beso. Nadie sabe que estamos casados y eso le genera un morbo Mary seguía relatándome todo en lo que yo acariciaba su culo bello ambos con los ojos vendados y a un metro del portón del garage abierto. Para eso estando con ellos, no creas que no te veía y me gustaba verte enojado porque sabía que tus fantasías eran sólo eso y que no te gustaría verme con otros ¿verdad? Yo estaba entrando en calor y mientras la besaba y llegaba a su conchita, para darle una mamada total y riquísima, le pedí continuara.

Mary siguió poniéndole picante al asunto – Como pensé que ello te haría desistir de decirme que quieres verme con otros, decidí hacer algo que te pondría a todo en prueba. Irme con ellos a la salida y pedirles que me dieran un aventón a mi casa. Cuando fui al baño, ahí me alcanzó uno de ellos y me dijo, que ya estaba pagada la cuenta y que ya nos fuéramos por lo que ya no pasé contigo. En lo que decidí si irme con ellos o contigo, pensé en que la noche se acababa y debía hacer mi sueno realidad y mi travesura mayúscula, por lo que decidí irme con ellos pidiéndoles me dejaran aquí, en lo que les coqueteaba para ver sus impulsos. Así lo hice a sabiendas de que te enojarías conmigo. Cando íbamos en el carro, que por cierto adelante iban el conductor y su chica y atrás el otro tipo y yo. Me dijeron dónde me dejaban y les fui indicando. En el camino nunca dejé de mostrarle mis piernas al hombre de mi lado. En lo que Mary relataba todo, yo estaba ya penetrándola teniéndola a cuatro patas como perrita, ella bufaba de placer pero no dejaba de contarme todo.

Siguió relatándome – era tanto mi calor que me llevé una sorpresa al voltear y ver al tipo con su verga fuera del pantalón y masturbándose discretamente. Yo hice como si no lo hubiera visto y seguí viendo afuera del auto. En un alto, volteé nuevamente y vi su verga paradísima y con un capullo al frente enorme, mucho más enorme que el tuyo y la verdad me sentía nerviosa de tenerlo a mi lado y yo con una fiebre enorme. Me hice la dormida y sentí cómo esa verga rozaba mis manos. Me hice la dormida y comencé a pronunciar tu nombre para que ellos pensaran que sí estaba dormida. Entonces sentí unas manos que me hicieron dar media vuelta para quedar inclinada frente a él. No hice nada y de pronto sentí ese trozo de carne en mis labios y no opté más que por mamarlo. En un principio lo hacía como si estuviera dormida pero posteriormente lo hice con descaro, mamándolo todo hasta las bolas y agarrándolo con ambas manos. Nunca imaginé otra verga en mis manos y mi boca, y realmente fue sensacional.

Yo por mi parte la penetraba lleno de calor pensando que lo de ella era una fantasía. Mary siguió – Entonces después de un buen rato, el chofer se detuvo y yo sin saber por qué, seguí mamándole la verga fuertemente a ese extraño hasta que se vació en mi boca. Nunca imaginé esto pero ya lo hice amor. Me ganó el deseo. Cuando me levanté estábamos estacionados aquí enfrente de la casa.

Vendado de los ojos, Mary intempestivamente se separó de mí y cuando yo quise tocarla, me dijo sin que yo viera algo:

» ¡Tú no! «.

Desnuda, me dijo que estaba entre las piernas de un hombre mientras él le empezaba a acariciar todo su cuerpo. Yo no veía nada y sólo me dejaba llevar por sus palabras. Me decía que sentía cómo se paraba su verga frente a ella, y que se iba a poner de rodillas entre esas piernas, y me indicó, en lo que yo me tocaba la verga, que estaba bajándole el zipper, y que le iba a tomar su verga para empezársela a masturbar muy lentamente, viéndolo a los ojos mientras le preguntaba sonriendo que si sentía rico… Después de masturbarlo suavemente por unos minutos, mi «infiel» y complaciente esposa (dentro de mi imaginación ya que no veía nada), me indicó que sacaría de su bolsa una botellita con aceite que iba a untar con las dos manos en su verga bien parada, para hacerlo gozar aún más, según me decía…

En ese momento, me dijo pero como diciéndole a otro que su anillo de bodas era una tradición solamente, poniendo burlonamente su dedo con el anillo justo en la punta de su verga mientras lo masturbaba con la otra mano… Como insinuándole que se viniera en el símbolo de nuestro feliz matrimonio…

«Imaginaba yo» que el hombre que tenía Mary frente a ella, no podía creer su buena suerte, ya que éste prometía ser el mejor palo de su vida. Y obviamente el hecho de que ella fuera una mujer casada le daba más sabor a la aventura, porque sabía que ella estaba arriesgando su matrimonio con tal de tener su verga, o al menos eso creía yo…

Después de un rato, ella no se conformó con comentarme que le estaba agarrando la verga y que fue acercando poco a poco su cara y su boca para, finalmente, chupársela de una sola lamida desde la base hasta la punta y de regreso a los huevos, en los cuales se entretuvo un rato besándolos y metiéndoselos a la boca mientras lo seguía masturbando lentamente, diciéndole que tenía una verga rica… De ahí, con pequeños besitos de vuelta a la cabezota de su verga gruesa en la que jugaba con la punta de su lengua ya que, según me dijo, la tenía tan grande que no le cabía en la boca.

Al oír esto, pasaban por mi mente imágenes de mi esposa completamente desnuda, excepto por sus tacones, hincada entre las piernas de un tipo que ni siquiera se había quitado la ropa y que sólo tenía la vergota de fuera, para que Mary se diera gusto mamándosela.

Cuando él ya no pudo más, según me decía Mary al haberle mamado la verga como sólo una esposa sabe hacerlo, ella le quitó la ropa, lo acostó a mi lado en plena banqueta de la calle y lo montó para sentarse despacito en su verga bien parada, todo el tiempo mirándolo fijamente a los ojos y sonriéndole mientras me decía que esto siempre lo habíamos pensado e imaginado…

Me decía en lo que yo no dejaba de masturbarme, que lentamente subía y bajaba en ese palo grueso y duro que tanto la hacía gozar mientras él le manoseaba toscamente sus firmes nalgas y sus piernas bien abiertas…

Me explicaba que ella se agarraba las tetas y, sin dejar de mirarlo un segundo, se acercaba lentamente a su boca para lamer su propio pezón, para después ofrecérselo sonriente para que él las chupara, él se las lamió sin dejar un centímetro seco y le mordisqueaba los pezones, mientras ella no dejaba de cogérselo lentamente, clavándose cada vez más en esa estaca que la estaba abriendo como nunca antes lo había hecho nadie, acariciándole los huevos y riendo de felicidad mientras se abría las nalgas.

Yo seguía vendado pero la realidad en las palabras de Mary, me ponían excitadísimo, imaginándome cómo este tipo, que acababa ella de conocer unas cuantas horas antes, se venía, jadeando de placer con su verga bien adentro de mi adorada esposa, llenándola con sus semen mientras yo oía que Mary decía que su verga era más grande y más rica que la mía…

Mientras ella me contaba esto, se reía de mí, diciéndome que mi verga era una simpleza comparada con la vergota gruesa de ese extraño.

» Lo que me he estado perdiendo… » Dijo Mary, mientras apretaba duro mis huevos en su mano hasta ver que me dolía.

» Este cabrón me cogió más rico que tú porque la tiene mucho más grande y gruesa… «Esa sí es verga! » » Y tú eres un pendejo por haberme dicho que tu fantasía era que otro cabrón me cogiera… y debes recordar que siempre te decía que yo sólo era para ti, y que lo que me decías, sólo lo decías para excitarte y yo… nunca quise, pero era tanta tu insistencia que poco a poco se me fue metiendo en la cabeza esa idea tonta tuya, y sin querer, fui sintiendo un cierto placer nada más de imaginarme con otro y por eso, mírate ahora, otro cabrón me esta cogiendo y ahora ¡tú eres una pendejada por dejar que otros me cojan! » Al decirme esto me escupió la cara burlándose de mí y en verdad a mí me extrañó su actitud aun cuando yo tenía vendados los ojos…

» ¡Él sí me hizo sentír mujer! ¡No como tú, poco hombre! » » Nada más mírate, ahí sentado en el suelo, con los ojos vendados y tocándote tu verga en lo que un cabrón me coge de maravillas … ahhhhh… uuummmm ¡huele cómo me coge! »

Cuando Mary vio que yo tenía mi instrumento bien parado me empujó lejos de ella, y según me dijo, se recostó en el suelo con las piernas abiertas y riéndose de mí, me ordenó que le chupara bien su hoyo donde la acababan de coger, hasta dejárselo limpio…

Yo con los ojos vendados, y siguiéndole el «juego», le obedecí inmediatamente, hincándome entre sus piernas, y empecé, causándome una sensación que me hizo dar un vuelco… su conchita se encontraba humedísima y sus jugos tenían un sabor diferente, por lo que me quedé sin moverme, como queriendo adivinar de qué se trataba todo esto. Mary al ver que me detenía, inquirió inmediatamente – No pares, o ya te diste cuenta que sí me están cogiendo de verdad – … Ella se retorcía y no dejaba de decir entre gemidos que en ese » hoyote » que yo estaba mamando acababa de estar la vergota gruesa de un hombre de verdad, escupiendo semen y llenándola con su venida… »

» Ándale papito… Cómete su semen… Así… »

Me decía bien caliente, al sentir mi lengua entrándole. Cuando empezó a venirse, se retorcía gritando que yo era un pendejo que no le servía para nada, y que ella había sido una puta porque yo la había orillado a eso y que después de mucho pensarlo se animó, y ahora no se arrepiente, porque con él cogío más rico que yo, y porque ella sabía que eso era lo que yo quería… Que fuera una puta cada vez que estuviera con otro.

Después, me dijo que se lo iba a seguir cogiendo cuando ella quisiera, y que aunque ella ya tuviera compromisos hechos conmigo me iba a dejar plantado si él o ellos la llamaban…

Dijo que yo tenía la culpa, por haberla dejado coger con otro, ahora ya le había gustado… y ¡que yo me tenía que aguantar!

» Nunca me había sentado en un palo tan grande y tan rico como el de él… De todos modos… A ti no te importa que se cojan a tu esposa, ¿verdad?… ¡Pues ahora no te la vas a acabar! » » Además, ¡a ti nunca se te ha parado como se le para a el! » » Ya quisieras tener siquiera la mitad de la verga que él tiene… ¡No eres ni la mitad de hombre que él es!. Entiéndelo cabrón… desde ahora ya nunca me vas a poder coger como él… ¡Nunca! ¡Cornudo baboso! » Pareciera que le gustaba la idea de, siendo una mujer casada, irse a coger con otro hombre mientras su marido la esperaba en casa, ya que me estaba advirtiendo que así iba a ser de ahí en adelante.

Bueno, pues esto fue apenas el sábado pasado, y después de esa situación extraña, ya que nunca vi nada de lo que sucedía, y sólo me dejaba llevar por lo que Mary decía.

Desde entonces nuestras relaciones sexuales se han tornado algo distintas, llenas de calor y de placer que hace que ambos explotemos a extremos insospechados, ya que Mary desde entonces me dice cuando tenemos relaciones sexuales que ha vuelto a ver una vez por semana más o menos a ese hombre, y que en ocasiones, cuando yo estoy de viaje, se ha quedado a pasar la noche entera con él para regresar a la casa, bien cogida, hasta la tarde del día siguiente. Incluso, que se fue una semana entera con él y sus amigos a una casa de campo, allá por Valle de Bravo.

Recuerdo que en una ocasión, compró unos trajes de baño tipo tanga (los cuales nunca había querido usar cuando iba a la playa conmigo) y tan sólo me indicó que los tendría para cuando fuéramos de paseo, pero las veces que hemos salido, nunca los ha llevado consigo, y cuando hacemos el amor, me dice que sólo los usa cuando estoy de viaje y se va con sus amantes.

Cuando estoy por salir de viaje, ella aprovecha la noche previa para probarse esos bikinis tipos tanga frente al espejo sabiendo que yo la observo así como a sus deliciosas nalgas y me pregunta de una manera coqueta.

» ¿Tú crees que ahora que te vayas de viaje, y me vaya a la playa con mi amigo, le agrade si las uso en la playa frente a sus amigos? Quiero que me presuma ante ellos toda la semana, Imagínate, ¡yo seré la única mujer ahí!. » » Mientras él me va a tener a mí para divertirse toda la semana tú sólo tendrás tu mano para jalártela en el hotel ahora en tu viaje, ¡Pobre tonto! »

Cuando estamos en pleno faje y pronto a cogérmela, antes de irme de viaje, Mary me dice que cuando está con su amante siempre es muy cariñosa con él mientras que le platica como gusta humillarme y que cuando está en el cuarto con él, ella le dice :

«¡Me gusta ponerle los cuernos al pendejo de mi marido! Él cree que le cuento mis fantasías sexuales cuando hacemos el amor, pensando que lo hago para excitarlo y él se imagina que estoy con alguien… Si supiera el estúpido que muchas veces vengo a que me des verga sin que él se entere… ¡Que se joda por pendejo! Quien le manda andarme metiendo en la cabeza ideas de que me meta con otro y me este prestando, ¿verdad mi rey? » » ¡Quiero ponerle sus cuernotes al baboso! ¡Déjame bien cogida para el estúpido, para que cuando llegue, me lama tu semen!

¡Cójeme duro con tu vergota mi amor! Para que me hagas el hoyo más grande y no sienta su verga cuando el pendejo me la meta… No quiero que se le olvide nunca que me culeaste … ¡Tú sí que me sabes dar verga! Cógeme papacito… Asi… Quiero que él se dé cuenta de que estoy bien usada por ti, y que le dejaste bien abierta y bien culeada a su esposa. ¡Quiero que cada vez que me coja por el resto de su vida se de cuenta de que su verga ya me queda chica para este hoyote que me estás haciendo! ¡Por andar prestando a su esposa! »

Lo anterior me lo dice mientras le meto hasta el fondo mi trozo de carne en su conchita, y por lo menos yo pienso que todo esto me lo dice porque siempre me he excitado con la idea de que otros se la están tirando seguidamente

Cuando ve que estoy excitadísimo, me pregunta si quiere que me cuente más de sus «fantasías»a lo que yo le acepto el plan y ella empieza a contarme, que A veces su amante la hace llamarme de algún cuarto de hotel mientras se la está cogiendo por el culo solo para que ella me diga que me ama o para inventarme que va a llegar tarde porque se encontró con unas amigas. A él le gusta ver a mi esposa infiel tratando de controlar mientras ella habla por teléfono con el cornudo de su marido sólo para reportarse y tenerlo tranquilo…

» Si supiera el imbécil » según dice el, riendo. » Ni se imagina que mientras oye la dulce voz de su adorada esposa diciéndole por teléfono que lo ama, la perra está de rodillas en el piso de un cuarto de hotel, ofreciendo su culo bien parado y abriéndose las nalgas para que le metan la verga sin piedad por atrás.»

Mary me dice que luego, cuando ella cuelga el teléfono, él le saca la verga del culo y se da los últimos jalones para venirse en la boca y en la cara de mi adúltera esposa, embarrándola de semen toda, hasta su anillo de bodas, mientras los dos se ríen de mí.

A mí me gusta cogérmela todavía caliente, pensando que se la ha cogido otro… Ella me dice que le gusta llegar conmigo chorreando de semen de otro hombre por sus piernas para que yo me los coma y luego me la coja. Estamos de acuerdo.

Cuando le meto la verga, pensando que otro ya se la cogió, siento un placer inusitado como si la hubieran dejado bien abierta y bien llena de venida.

Ella me dice :

» Así papacito… Cógeme en su semen… Méteme tu verga en su venida… ¿Sientes cómo me dejó? Me cogió rico tonto… Y me echó mucho semen y muchas veces… ¡Muchas más que tú! Así… Ahora sácamela y déjame chupar sus semen en tu verga… Mmm… ¿Te gusta verme chupar su semen en tu pito, cornudo? Es que me gustan mucho, mira… Mira cómo me los como… ¡Así me los comí en su vergota!

Métemela otra vez, que quiero que te vengas en su venida… Quiero sentir el semen de los dos bien revueltos en mi hoyo caliente… Así… » » ¿Te estás viniendo ya, papi? ¿Quieres mezclar tu semen con los de un hombre de verdad en el hoyote de tu esposa? ¡Échamelo! ¡Ándale pendejo, lléname tú también con tu semen, porque cuando acabes te lo vas a comer todo! Lo tuyo y lo de él… ¡Así papi!… ¡Quiero que te vengas rico imbécil, para que me eches mucho semen y tengas más de comer!… ¡Cornudo! »

Sin embargo, ahora, después de todo, ya no sé si todo lo que dice tiene un fundamento, o simplemente lo hace para que yo goce cuando hacemos el amor…Ustedes qué opinan… ¿Mary es una mujer de palabra o no y mi fantasía se hizo o no realidad?