Hola saludos a todos, he descubierto de casualidad esta página sobre relatos, la verdad es que me ha gustado mucho, me lo estoy pasando muy bien leyendo relatos de otras personas y me he decidido a mandar alguna experiencia mía, podría contar algunas más, pero de momento he visto la sección de voyeur y algunos me han recordado a una cosa que me pasó a mí, ya enviaré más con otras historias de momento aquí va esta:

Soy una chica de Madrid, tengo 22 años y el año pasado estuve trabajando en unos Grandes Almacenes (no sé si se pueden decir nombres…)

Yo trabajaba en una sección de ropa para jóvenes en ese momento, y era un viernes por la tarde, ya sobre las 9 y algo. El día había sido de lo más normal y sin ningún problema.

Había poco trabajo en ese momento y yo estaba hablando con una compañera, y un chico pasaba por allí, estaba mirando ropa con aspecto distraído.

No le presté mucha atención pero no tardé mucho en darme cuenta de que me estaba mirando a mí.

Me sorprendí un poco, aunque ya estaba acostumbrada a que de vez en cuando los chicos o los hombres me miraran de pasada las piernas o algo así.

No es que me considere muy guapa ni nada de eso, me considero normal. Mido 1,70, soy delgada, morena con el pelo liso y corto y los ojos azules.

Y lo que llevaba era el uniforme de trabajo que tocaba en ese momento, que era una blusa rosa, una falda oscura que a mí me llegaba hasta la mitad del muslo, unas medias oscuras y unos zapatos con tacones.

Bueno no le di demasiada importancia hasta que me fijé que me miraba muy descaradamente las piernas y tampoco hacía muchos esfuerzos por apartar la vista, solo la quitaba después de que yo le mirara. Me empecé a sentir incómoda, ya que por donde yo iba el me seguía haciendo que miraba ropa…

Atendí a una pareja y les cobré lo que habían comprado, y cerca de la caja estaba el chico que aún miraba.

Me estaba poniendo nerviosa, pero me pude fijar y la verdad tenía que reconocer que el chico era bastante guapo, de unos 22 o 23 años, moreno y vestido con ropa moderna, muy majo de cara.

Quizá si hubiera sido otro hubiera reaccionado de otra forma, pero no sabía a donde irme y me fui para los probadores yo sola, me metí en uno sin cerrar y me quede pensando unos segundos sobre la situación. Bueno cuando pasaron unos momentos escuché que alguien se metía en los probadores (que estaban vacíos la verdad) y entonces salí rápidamente ya que yo allí no pintaba nada.

Me pegué un susto cuando vi que era el chico el que se había metido dentro y me crucé con él, le pude ver perfectamente mientras pasaba algo nerviosa a su lado para salir, y a él se le desvió otra vez la mirada al suelo, a mis piernas.

Yo salí de los probadores y él estaba dentro y me dí cuenta de que no llevaba nada de ropa para probarse «Mira qué bien!» estaba pensando yo… Entonces le perdí de vista durante un rato, cuando llegó la hora de cerrar le vi salir de los probadores buscando pero no me vio, y se fue por las escaleras imagino hacia la salida.

Entonces cuando me llegó a mí la hora de salir también me puse mi abrigo, cogí mis cosas y salí del centro con otra compañera, y nos fuimos a la estación de cercanías, eran sólo 3 paradas hasta donde yo me tenía que bajar, no iba mucha gente, pero me lleve una gran sorpresa cuando en la entrada estaba este chico que cuento mandando un mensaje con el móvil creo.

Me vio y yo también a él y ya me puse otra vez nerviosa porque vi que venía detrás otra vez. Yo hacía como que no pasaba nada con mi compañera y hablaba, y hasta me olvidé del chico.

Cuando llegó el tren montamos en él, ella y yo nos pusimos en uno de los sitios de 4 asientos, el tren iba casi vacío, pero por supuesto el chico se montó también. Él se montó en uno de los asientos de 2 que quedan junto a la puerta, de forma que mirando en frente me podía ver de perfil bastante bien.

Yo hablaba con mi compañera como siempre, pero estaba muy nerviosa, y sin saber por qué me quite el abrigo y me cruce de piernas, y con la falda que no era muy larga se me veían bien de sobra. En la siguiente parada se bajó mi compañera y algunos de los pocos que iban en el tren. Entonces yo ya sólo pensaba en aquel chico con una mezcla de nerviosismo y una sensación rara, como cuando estás intentando ligar en un pub y el chico que te gusta te mira a los ojos.

Con esa sensación me dio por, no sé cómo llamarlo, exhibirme quizá suene mal, pero mientras estaba cruzada de piernas cogí mi bolso que estaba en el asiento de al lado (no lo quería para nada) e hice como que me costaba esfuerzo alcanzarlo y gire las piernas un poco a la derecha. Miré disimuladamente (la verdad es que era difícil disimular mirar casi hacia atrás) y le vi con la vista clavada en mis piernas y su cara era de estar muy nervioso.

El trayecto seguía y yo decidí seguir también con aquello, me giré un poco y casi estaba de costado al pasillo, así que él me estaba viendo justo de lado, y empecé a poner mi cara de indiferencia altiva que uso para ligar y empecé yo misma a mirarme y tocarme el zapato y los tobillos, como si me los hubiera comprado nuevos y estuviera presumiendo a mí misma.

Me cruzaba y descruzaba de piernas y no podía evitar mirar de vez en cuando al chico que estaba claro que estaba muy excitado, esta vez me quede mirándole más tiempo y le eché una mirada a la entrepierna, y estaba claro que estaba empalmado, llevaba unos pantalones modernos, beige claros que quedaban muy ajustados (la verdad es que también le hacían muy buen culo) y se notaba mucho el bulto de estar «puesto» Entonces eso sí que me excitó a mí también, y llegamos a la penúltima parada.

Allí se bajó prácticamente toda la poca gente que había, y quedaríamos en total en ese vagón unos 4 en total, pero los demás estaban muy lejos y no podían ver nada de todo esto. La última parada dura solo unos 5 minutos o así, y yo estaba también nerviosa y algo excitada, y mientras estaba cruzada de piernas me quite el zapato y empecé a ajustarme la media en el pie.

Volví a mirar descaradamente y aquello sí que me sorprendió, se había puesto su chaqueta encima y tenía las manos debajo de la chaqueta, me quedé mirándole y vi que había un movimiento rápido en su mano derecha. Siempre había pensado que si alguien se hacía una paja así era un guarro, y pensar que lo hacía por mí me daba «cosa», pero en aquel momento lo único que sentí era que me excitaba muchísimo, pero muchísimo y lo digo en serio.

Así que me senté en el asiento mío justo enfrente, y así le tenía justo enfrente de mí al chico. Pero este lejos de cortarse seguía mirándome y «atareado». Sentada en frente de él, me cruce lentamente de piernas pensando en «ponerle» aún más, y él seguía, yo le miraba ya con todo el descaro, y con mi cara de «superioridad» e indiferencia (aunque estaba muy nerviosa) Los dos ya nos mirábamos directamente, sabiendo perfectamente lo que pasaba, y a mí me estaba excitando su carita de «gustillo» que estaba poniendo, y yo cada vez me movía más, cruzaba de piernas, las ladeaba y las deslizaba más hacia adelante.

Miré al chico y seguía excitadísimo cada vez más evidentes los movimientos que hacía, y de buenas a primeras el mismo se apartó un poco la chaqueta y vi perfectamente como tenía el «miembro» fuera del pantalón y que se estaba haciendo una paja, y el que yo lo viera aun le excitaba más. Yo me quedé de piedra, y no seguí con mis «juegos» seguro que estaba pálida y petrificada, pero me quedé allí con la vista fija en lo que él hacía y con los ojos como platos.

De pronto se le escapó un gemidito (que tuvo que sonar alto para que yo lo oyera) y comprobé como llegaba al orgasmo en directo, y totalmente anonadada y sin saber qué hacer. Se manchó su chaqueta supongo ya que cuando vi que salía el esperma se tapó de nuevo.

Con la sorpresa aún, llegué a mi parada, me bajé, no quería ni mirar y me fui a la puerta más lejana a él, y nada más bajar me fui a toda prisa a mi casa, mirando hacia atrás, pero nadie venía.

Llegué a casa bastante confundida y nerviosa, pero lo primero que hice antes de cenar, incluso antes de cambiarme de ropa, fue meterme en mi habitación y me masturbé con más placer que nunca.

Y antes de acostarme aún me masturbé más veces acordándome de todo eso.

Ya han pasado meses pero todavía me excito muchísimo al acordarme de aquello.