Llevaba dos días alojado en un hotel en las afueras de Málaga, junto a la playa, llegaba de trabajar sobre las 10 de la noche, me daba una ducha y me bajaba a tomar un sándwich al snack, a los dos días saludaba cortésmente a los habituales, europeos de avanzada edad que huían del gélido invierno de su tierra, al tercer día, después de los corteses saludos una pareja de ingleses me invitaron a su mesa, charlamos y tomamos una copa hasta que a la una de la madrugada cerraron el bar y me invitaron a su habitación a tomar la penúltima, el (Tom) pasaba los 60s era alto y delgado, mientras que su esposa (Bárbara de ascendencia española) acababa de estrenar el medio siglo y era rellenita, pelirroja y de aspecto jovial y simpático.

El caso es que en su habitación Bárbara comenzó a quejarse amorosamente que su Tom ya no era el que era y que su virilidad solo respondía en «determinadas situaciones», esto me lo explico guiñándome un ojo coqueta.

Tom estaba un poco borracho y su esposa cada vez más dicharachera conmigo, coqueteando e insinuándose, el ambiente en la habitación era caluroso por lo que salí a la terraza a tomar el fresco, Bárbara me siguió, Tom se quedó sentado en su sillón apurando el whisky, en la terraza sentí como Bárbara se rozaba en mi trasero y sonreía en plan muy pícaro, la situación estaba clara pero no quería ser yo el que rompiera el hielo, por si las moscas, le seguí el juego y sentí como apretaba sus inmensas tetas en mi espalda, me volví y la bese, ella respondió como si el mundo se fuera a acabar, apretándose fuertemente contra mí y poniéndose de puntillas para acomodar su pubis a la altura de mi paquete, acerté a mirar a Tom en la habitación, se había quedado en calzoncillos y sonreía magreandose el solo, Bárbara me metió de nuevo en la habitación y comenzó a desnudarse al ritmo de la música de salsa que salía del hilo musical de la habitación, llevaba ropa interior blanca con ligueros y era, dentro de su edad, atractiva, bajita y gorda, el sujetador era inmenso porque inmensas eran sus tetas (posiblemente una 130), yo bailaba a su ritmo y me deje quitar la camisa y los pantalones para quedarme solo con los slips, los refregones de Bárbara habían tenido cierto efecto sobre mí,  mi polla estaba dura apretando en los calzoncillos, me dio la espalda y ofreció el broche de su suje para que se lo quitara, cuando se volvió alucine, dos tetas blancas, marmóreas, grandes, un poco caídas y con el pezón rojizo y pequeñito danzaban arriba y abajo al ritmo de su dueña, arrime mis labios a ellas y comencé a chupárselas, Tom seguía tumbado en su sillón con su polla flácida en las manos y sin perderse detalle, aprobando mis progresos con su mirada, Bárbara estaba supercaliente, le estaba chupando las tetas, que ella se levantaba para ofrecer a mi boca y le sobaba el coño sobre las bragas, el calor que despedía su raja a través del algodón de las bragas era tremendo, me quito mis slips y se quitó sus bragas, dejando ver una raja abierta y encarnada, con grandes labios vaginales absolutamente rapada, se sentó en la cama me hizo señas de que me acercara a ella y sin mediar palabra comenzó a chuparme la polla mientras ella se pajeaba, ofreciéndole a su Tom una magnifica vista del espectáculo, lo hacía bien pero lo que de verdad me calentó un montón fue ver la cara de puta que ponía mientras succionaba mi polla con todas sus fuerzas, hace una hora apenas, en el snack, parecía absolutamente ingenua, ahora chupándome la polla era una autentica zorra, se la sacaba de la boca y se golpeaba con ella en la cara mientras le decía al marido:

-Mírame cornudito mío, mira como chupo la polla de este tío joven, estoy toda mojada de saber que estas mirando mientras chupo polla como una zorra.

El marido seguía sentado masturbándose duramente, su polla seguía flácida pero un poco más gorda:

-Chúpasela puta, chúpale la polla como a mí me gusta

Ella me pajeaba, chupaba y sopesaba mis pelotas mirándome a los ojos con una cara de zorra viciosa increíble mientras el cornudo de su marido gemía en el sillón, me excitaba la situación y comencé a mover mi polla en su boca para correrme, ella me miraba a los ojos y restregaba sus tetazas en mis muslos mientras se pajeaba, me corrí en su boca de zorra cincuentona hasta la última gota, hecho esto ella se incorporó y se fue a por su marido que la esperaba de pie con la polla semierecta en la mano y para mi sorpresa se alzó y le beso en la boca con pasión, estaba compartiendo mi leche caliente con el cornudo de su marido, me fije en la polla de Tom justo cuando veía a este sorber parte de mi corrida de la boca de su mujer, nunca había estado esa noche más tiesa que ahora, aprovechando el momento la puso a cuatro patas sobre la cama y comenzó a follarla salvajemente:

-Ahora te folla tu cornudo, sabes que cuando le das leche se pone muy caliente

-Si¡ si¡ folla a tu putita, me gusta darte leche caliente con mi boca, eres un cornudo que te empalmas con le leche caliente de mi amante¡ folla a tu puta¡ ponme a punto para que sienta la polla joven de mi amante en todos mis agujeros¡¡

-Si¡ si¡ te follo¡ me gusta la leche caliente¡¡

La situación era un poco delirante pero para que voy a mentir, me estaba poniendo un montón de caliente otra vez, esta vez era yo el que se pajeaba en el sillón viendo a la parejita follando, la escena duro unos diez minutos, justo lo que Tom tardo en caer agotado y sudoroso sobre la cama, ella cuando su marido le saco la polla miro anhelante en mi dirección, cuando vio que mi polla estaba dura y gorda de nuevo se le cambio el semblante, era la imagen de la felicidad:

-Ven aquí y fóllame, enséñale a este cabrón como follas mi coño de zorra, que sepa lo cornudo que es¡¡ follame- suplicaba

En la misma posición que la tenía su marido antes de zafarse de ella, a cuatro patas, la folle sin contemplaciones, metiéndosela de un solo golpe en su más que mojada vagina, para mis sorpresa tope con un coño suave y apretado, comencé a bombear polla y a pellizcar sus gigantescas nalgas y sus tetas sin contemplaciones, le gustaba a la zorra el dolorcillo, cada vez que le apretaba un pezón ella apretaba su coño en mi polla y gemía como una puerca.

Su marido casi agotado se puso debajo de Bárbara, le comió el coño un poco pero solo era una excusa, a los dos minutos estaba chupándome los huevos mientras mi polla entraba y salía del coño de su mujer, de vez en cuando paraba y decía:

-Me voy a beber toda la leche que tu amante suelte por las pelotas que le estoy chupando como un cornudo

-Así me gusta mi cabron, que le chupe los huevos a mi hombre mientras me folla

Ella comenzó a gemir más de continuo y a mojarse cada vez más:

-Te estas corriendo puta, me estas llenando toda la cara de flujo

-Trágatelo cornudo, trágate todo mi caldo y chúpale las pelotas si ¡si me corro¡¡¡ me corro¡¡

El caso es que la gordita Bárbara comenzó a moverse como el rabo de una lagartija y así estuvo varios minutos, no sé si fueron varios orgasmos o uno muy largo pero sí que se lo estaba pasando en grande, la lengua del cornudo iba de mi polla y mis pelotas a su coño alternativamente, el tipo estaba bien enseñado, cuando ella se relajó un poco Tom con la mirada ida me ordeno:

-Enculala ¡folla por el culo a la puta de mi mujer ¡follala viva

Ella levanto sus nalgas y las abrió con sus manos, ofreciéndome su agujero abierto y mojado por su flujo, saque la polla de su coño y la apunte en su culo con delicadeza.

-Sin piedad, enculala sin piedad¡¡ de un golpe ¡que vea como se corre la puta en mi boca- decía el marido fuera de si

-Rómpeme¡¡ rómpeme el culo¡¡ venga¡ venga¡ no te cortes¡

No me corte, en una sola embestida la encule hasta la raíz de mi polla, su culo como su coño era apretado y me gustaba, ella gritaba de dolor y placer mientras el marido nos calentaba con sus arengas:

-Eso es follala duro¡ Bárbara es una puta con el culo roto¡ ábrelo con la polla¡ le gusta que la enculen¡ si¡ si¡ tus pelotas están muy ricas- decía mientras me las lamia y chupaba

-Ay¡ si¡ si¡ enculame, me están follando el culo cornudo, mira como me follan el culo y tú le chupas las pelotas, eres un cornudo chupapollas¡¡

La escena era surrealista pero absolutamente caliente, yo bombeaba polla sin piedad en el culo de Bárbara y su marido, entre sus piernas, dispuesto a tragarse todas las corridas que de la operación resultara, dos veces Bárbara entro en convulsiones orgásmicas mientras la culeaba, al finalizar la segunda le llene su conducto anal de leche caliente con una buena corrida, con un movimiento de sus nalgas saco mi polla de su culo, aun dura y chorreante, su marido la pillo con la boca al vuelo y se tragó los restos de su corrida, a lengüetazos me la dejo húmeda y brillante, acto seguido abrió las nalgas de su mujer descubriendo extasiado su culo rebosante de leche, chupo todo lo que había y limpio su agujero a lengüetazos, absolutamente fuera de sí, mire su pene, por segunda vez en la noche estaba empalmado, se empalmaba exclusivamente cuando tragaba leche del amante de su mujer ofrecida en alguno de los receptáculos de placer de esta, alucinante. Acto seguido aprovecho el estado de su verga para encular el agujero abierto de su mujer, durante dos minutos estuvo empeñado en la faena hasta que cayó de nuevo extenuado en la cama.

Bárbara se incorporó se puso una bata, tomo algunas cosas de su aseo y me dijo:

Vámonos a tu habitación, otro espectáculo más y mañana tendremos que ir al entierro de este cornudo, su corazón no aguantara.

Me puse los vaqueros y la camisa y nos fuimos a la habitación, al salir pude oír a Tom:

-La puta es tuya, dale bien duro.

Llegamos a mi habitación y Bárbara saco un benjamín de cava del minibar mientras se quedaba de nuevo en pelotas, mientras brindaba con ella me conto su historia, esto es más o menos lo que entendí:

Tom era obispo anglicano, descendiente de una familia inglesa con raigambre en el clero, de pequeño sus compañeros de colegio le ataron y le taparon los ojos, hecho esto, al menos diez de ellos se pajearon y se corrieron en su cara y en su boca, el tema le dejo marcadísimo pero ya se sabe todo permanecía oculto y dentro del terreno de las fantasías, ella servía en su casa hasta hacia diez años, sorprendentemente para ella él le pedio que se casaran, a lo que ella accedió gustosa, el caso es que después de cinco años de casado una noche de borrachera Tom le confeso que la había visto follando con uno de los trabajadores de la mansión y que su gran fantasía era beber toda la leche que él le diera pero a través de ella, marcado por su experiencia infantil, todo les fue bien, Bárbara se follaba a su amante y cuando terminaba se iba al cuarto de al lado donde Tom esperaba ansioso la leche del amante de Bárbara, hasta que este descubrió la tostada y comenzó a ponerse pesado intentando hacerles chantaje, le despidieron y para esquivar el escandalo llevaban un año y medio viajando por los países mediterráneos viviendo aventuras similares, cuando me vieron en el snack del hotel Tom le pregunto si yo le gustaba a Bárbara, ella dijo que si y tramaron la jugada, y eso era todo.

Yo estaba un poco flipado por todo el tema pero el caso es que Bárbara me lo conto con absoluta naturalidad y buen rollo, también me dijo que pasaría conmigo (si yo lo creía conveniente) todo mi tiempo libre mientras que estuviera en Málaga, que no me tenía que preocupar de nada y que sería mi puta y que podría hacer con ella lo que quisiera, a pesar de su edad Bárbara era (es) una hembra apetecible y muy lasciva así que la oferta me pareció interesante.

Nos tumbamos en la cama y Bárbara comenzó a lamerme todo el cuerpo, a excitarme, se empeñó en una mamada de las mejores que he recibido nunca, me había corrido dos veces esa noche y le costó su trabajito, el caso es que mi polla flácida entro en su boca y a los diez o quince minutos estaba en su boca plena, llena y radiante, Bárbara era una mujer muy sexual, a pesar de su obesidad, su piel era tersa y suave y la verdad me ponía a cien, una tía zorra, caliente y folladora que podía hacer las delicias de cualquier hombre, atada a su marido por un trauma infantil que ella había acabado asumiendo y que juraría que le excitaba tanto o más que a él.

Con sus piernas absolutamente abiertas, tumbada en la cama, me ofreció su cálido coño:

-Follate a tu puta cielo¡¡ quiero ser tu zorra¡ tú esclava¡ clávamela¡ hazme lo que quieras¡

Me puse sobre ella y le deje caer todo mi peso mientras se la clavaba, su coño siempre estaba mojadísimo y apretado, sus tetas rollizas duras y dispuestas, ella se las apretaba mientras yo la follaba tranquilamente, follamos con calma un buen rato, después me dejo tumbado en la cama y me monto ella, me cabalgaba fuera de sí, pidiéndome:

-Si¡ si¡ follame¡ pellízcame las tetas y las nalgas¡¡ si si follame¡¡ más fuerte¡¡ pellizca más fuerte¡¡

Mis dedos pellizcaban sus tetas sin delicadeza y ella pedía más y ponía cada vez más cara de puta, sentía sus jugos pringándome todo y mi polla deslizarse en su coño, aunque lo que le gustaba era tenerla clavada hasta los huevos y hacer movimientos circulares sobre mi mientras yo le chupaba, amasaba y pellizcaba sus prodigiosas tetas que con la excitación estaban duras y enhiestas, mas levantadas y dispuestas que la primera vez que las vi, sus orgasmos eran especiales, nunca antes había sentido a una mujer correrse así, estaba casi tres minutos temblando, gimiendo y con una especie de convulsión, con la cara totalmente ida y la lengua fuera, soltando toda suerte de obscenidades, me gustaba sentir como se corría.

Estaba corriéndose viva de nuevo cuando sentí que mi tercera corrida llamaba a la puerta me deje ir y le llene el coño a Bárbara de leche, cuando ella sintió que mi corrida había concluido y su coño estaba lleno de nuevo se incorporó y poniéndose la bata me dijo:

-Discúlpame unos minutos, tengo que darle de comer a Tom- tras lo cual desapareció en dirección a su habitación, yo estaba rendido y me quede totalmente dormido, estaba soñando con una diosa que daba de beber semen a sus adeptos por todos los agujeros cuando sonó la puerta, era Bárbara que ya estaba de vuelta.

Nos tumbamos en la cama y me quede dormido abrazado a ella, desperté cuando Bárbara se paseaba por la habitación con el carrito del room service y un par de desayunos continentales, después de la noche pasada tenía el apetito disparado y desayunamos rápido y copioso, terminamos el desayuno y en un plis plas Bárbara estaba chupando mi polla de nuevo, era insaciable.

No hay nada como una mamada después del desayuno (incluso antes), tumbado en la cama con la regordeta y simpática Bárbara chupándome los huevos y pajeandome con su mejor cara de puta caliente, golpeándose la cara con mi polla después de chuparla bien fuerte, restregándome los pezones por la punta del capullo y vuelta a empezar, me corrí tranquilo y fluido, llenándole la boca de leche caliente, ella se puso la bata y salió de su habitación:

-No me lo digas, vas a darle el desayuno a Tom- bromee.

Salí del hotel a las once de la mañana en dirección al trabajo con las piernas flojas. Volví a las nueve de la noche, después de viajar durante todo el día por la provincia de Málaga (es preciosa os la recomiendo) cuando abrí la puerta de la habitación Bárbara ya estaba allí, llevaba un conjunto de raso transparente sofisticadísimo que le sentaba de maravilla a su cara pizpireta y a sus orondas y blancas carnes, una mesa dispuesta con vino de Burdeos, caviar, pates y todas las delicatesen habituales de un buffet frio de lujo, el baño estaba preparado y en su punto, me desnudo y me ayudo a bañarme como si fuera mi odalisca, me seco y me envolvió en un albornoz de seda azul con mis iniciales en dorado sobre el bolsillo, me quede flipado. Nos sentamos a cenar:

-Creo que Tom debería de estar aquí.

-A mí me encantara que venga pero él sabe que solo estará aquí si tú das tu permiso-

-Por mí no hay problema

Se levantó y fue a por su marido, en un par de minutos estaban conmigo, Tom me saludo agradecido:

-Gracias, eres un señor- y se sentó en el sillón

-Por qué no te sientas con nosotros?- le pregunte

-Como otras muchas cosas, la gastronomía para mí  solo es un placer visual- me lo dijo sin humillarse, convencido y de buen rollo.

Terminamos la cena y Bárbara descorcho una botella de don Perignon, brindamos y ella comenzó a echarse el champan entre sus tetas con la ropa interior puesta, dando vueltas alrededor mía insinuante:

-Es una puta, una zorra caliente, arráncale la ropa, rómpesela a esta puta y follala ya ¡follala ¡-casi ordeno Tom fuera de sí.

Le arranque el tanga y la empuje en la cama, abrí sus piernas y acerque mi cara, observe (y me gusto) su coño rasurado de labios prominentes y raja encarnada con un pequeño pero sobresaliente clítoris y pode oler la fragancia de su perfume sensual y carísimo, comencé a comerle el coño, lamiendo y chupando su clítoris y metiendo la lengua en su raja mojada mientras ella se pellizcaba las tetas y se las amasaba.

-Me gusta¡ me gusta¡ ves Tom? lo estás viendo? me voy a correr viva, mira bien como me come el coño¡¡ mira cornudito mío¡

En apenas cinco minutos las ya familiares convulsiones de Bárbara cuando se corría, aparecieron, su coño se inundó de flujo y me pidió que la follara, se dio la vuelta y se puso en cuatro, abrí sus nalgas y se la encaje en el coño de un golpe, la estaba encalomando viva, tenía sus dos inmensas tetas cogidas en un pellizco por el pezón y bombeaba bien fuerte:

-Míralo bien cabronazo¡¡ mira como me folla¡¡ me vuelve loca de gusto¡¡ sis si follame¡¡

-Follala ¡métele polla a esta puta caliente¡¡ abre bien el coño zorra¡¡ llénaselo de leche caliente¡¡

-Si si follame¡¡ córrete bien en mi coño¡¡ es la cena de mi cornudo¡¡

Nuevamente Bárbara estaba retorciéndose, corriéndose convulsionada mientras la follaba, alternaba los pellizcos en sus pezones con fuertes palmadas en las nalgas que le dejaban las marcas de mis manos señaladas, con los golpes y pellizcos su corrida fue más larga aun, casi cinco minutos gimiendo y soltando procacidades:

-Así me folla mi amante¡ vaya espectáculo que te estamos dando cabronazo¡¡ mira como me viola el coño¡¡ si¡ si follame viva¡¡

-Follala¡¡ mete polla bien dentro de su coño de puta¡¡ puta¡¡ puta te está follando¡¡

-Si ¡si me folla¡¡ me folla¡¡

Me corrí como un burro, sentía la leche caliente salir a borbotones de mi polla y mezclarse densa con los jugos de Bárbara, cuando la saque Tom ya estaba a nuestro lado dándole lametones a mi capullo y limpiándolo con la lengua, me aparte y me senté en el sillón a observar la operación, Tom estaba cenando, Bárbara no se había movido, seguía a cuatro patas mientras su marido estiraba de lado los labios de su coño abriéndolo y lamiendo y chupando todos los jugos, de Bárbara y míos, que salían de su raja, su polla estaba tiesa.

Esa fue mi rutina malagueña al margen del trabajo durante diez días, lo justo (ya empezaba a cansarme un poco) durante mis diez días en Málaga, la despedida fue triste, sobre todo para Tom (se quedaba a dieta) y yo volví a mi casa con mi maleta más llena de lo que llego, dentro estaban los generosos obsequios de la pareja. Como experiencia la cosa había estado bien pero alargarlo no hubiera sido bueno…al menos para mí.