Capítulo 3

Capítulos de la serie:

Estábamos algo cansados, nos quedamos acostados esperando a que llegaran las bebidas, tocaron la ventanita clásica que hay en los moteles para entregar los servicios.

Recuerdo la primera vez que fui a un motel y pedí algo, era así de «me voy a vestir para cuando lleguen a entregar»… desde hace varios años ya no es algo que me preocupe. Así que me levanté y fui así desnudo a recibir el pedido, tomé el dinero y pagué, llevé las bebidas a la cama, Torres para mí y una cerveza preparada cubana para ella. Bebimos un poco, platicamos de todo y nada, películas, familia, relaciones, etc. estábamos sentados en la cama frente a frente, dejé mi bebida en el buró y me pasé detrás de ella pasé su cabello al frente y comencé a besar su espalda, la acosté boca abajo y comencé a jugar besando y lamiendo su espalda en zig zag, subía de nuevo, su espalda era suave, tibia, bajé nuevamente deslizando mi lengua por toda la espalda por encima de su columna y llegué a sus nalgas, me encantaba su culo, era grande, nalgas suaves y Julieta sabía moverlo muy rico, las mordí, las besé, las chupé y subí con mi boca para ponerme a mitad de su espalda, volví a bajar pero esta vez ya no me detuve, abrí sus nalgas con mis manos y deslicé mi lengua entre ellas bajé más y justo al llegar a su ano me detuve y volví a subir, lo hice un par de veces más, no sé si ella podía aguantarse pero yo no, así que la cuarta vez ya no me detuve y bajé y me quedé ahí un rato, ella se levantó y se acomodó para quedar en cuatro frente a mi, el tener ese culo frente a mi cara me elevó la temperatura y todo lo demás, pero no quería penetrarla aún, quería mantener mi boca en ese lugar tan estrecho, tan rico, lo recorría por la orilla con mi lengua para después lamerlo directamente una y otra vez, con mucha intensidad, escuchaba su respiración agitada «nunca habías hecho esto pero sigue» dijo, seguí lamiendo con mas intensidad y metiendo un poco la punta de mi lengua y mientras lo hacía podía ver, sentir y oler cómo se humedecía cada vez más su vagina, abrí mas sus nalgas ponía mi boca y le daba pequeñas chupadas, dejaba escurrir algo de saliva y volvía a pasarle mi lengua la deslizaba una y otra vez, me incorporé para quedar detrás de ella, acerqué mi verga que estaba muy dura y caliente y la metí en su vagina, ahhh era tan rico sentirla tan mojada y tener esa vista de su culo moviéndose delante de mi, sus nalgas rebotando una y otra vez… la tomé del cabello y la jalaba con un poco de fuerza, «así, así soy tuya, soy tu p#ta, no pares» decía, yo aumentaba la intensidad y se la metía más rápido, «si eres mi p#ta, que rico te mueves, me encanta tener tu culo frente a mí» le dije, ella gemía, gritaba, me detuve y me salí para cambiar la posición la quería tener de frente así que se acomodó boca arriba sobre la cama, en la orilla y yo me paré sobre el piso, la tenía frente a mí abierta de piernas esperando que se la metiera, esa vista también era muy excitante, quería darle muy rico y mientras lo hacía ver sus ojos, su cara de placer, ver mi verga entrar y salir mojada de su vagina tan perfectamente depilada.

Entré en ella, su vagina era tan suave, tan mojada y caliente, puso sus piernas detrás de mí, y al momento de meterla ella me atrapaba con sus piernas como si no quisiera que me saliera, me salía, volvía a entrar y ella me apretaba nuevamente hacia ella, me acerqué a su boca y nos besamos intensamente tenía mi pene adentro y comencé a moverme mientras nos besábamos y frotábamos nuestros cuerpos nos movíamos juntos muy rico, al mismo ritmo, nos faltaba poco, así que me levanté y quedé nuevamente frente a ella de pie, comencé a meterla más y más rápido «así papi, déjame bien cogidita, anda quiero que me dejes bien cogidita», puso sus piernas en mis hombros y me hice un poco hacia adelante y miraba su cara llena de placer, sus gestos,su mirada perdida, ella gritaba «más, dame duro, que rica verga, voy a terminar, voy a terminar, ahhhhh» terminó con un grito, yo estaba tan excitado de verla, de escucharla, de sentirla, saqué mi pene y lo puse sobre su pubis para venirme «vente, vente así, dame tu leche» tampoco pude contenerme y con un grito de placer llené su pubis con mi semen, ella tomó un poco con sus dedos y se los llevó a la boca mientras me miraba a los ojos.

Así terminó nuestra aventura, han pasado ya muchos años, ahora Julieta tiene un bebé y anda por los rumbos del sur pero ya tiene cerca de tres años que no tengo noticias de ella, solo estos recuerdos muy muy ricos.

Continúa la serie