Capítulo 1

Capítulos de la serie:
  • Mi pareja, su hija y la nuera I

Ante todo, decir que todo lo relatado es fruto de mi invención, aunque siempre basado en hechos paralelos y conversaciones mantenidas, trasladadas al ámbito BDSM.

Con esto de la pandemia y el teletrabajo, en mis descansos me dio por darme de alta en una de tantas páginas que existen para encontrar pareja. Aunque mis gustos no van por los derroteros de la pareja “vainilla”, sí que me entretenía en ver y leer perfiles e ir analizando siempre los comentarios y presentaciones que, en este caso, las mujeres siempre suelen escribir. Descripciones que si las juntamos todas pueden variar en dos frases. Pero esto no va por ahí, uno de esos días de teletrabajo, ya casi a última hora recibí un mensaje donde solo se podía leer las primeras palabras, porque para leer más hay que pagar, las primeras palabras era su número de teléfono. Tras entrar en su perfil y leerlo, me puse en contacto con ella y empezamos a intercambiar whatsapp. La primera vez fue como modo de presentación, me dijo que su nombre es Merche y yo que el mío es Raúl. La conversación fue muy amena, y para nada se tocó el tema sexual, pero sí que la fui llevando a mi terreno, a saber si era o podía ser una mujer sumisa. Las conversaciones que manteníamos me dieron a entender de que era una mujer servicial y predispuesta a contentar, pero eso, aunque no quiere decir nada sí que ayuda, porque por nuestra edad, aún existen mujeres que están educadas a ser amas de casa y a servir al marido e hijos. Este caso en particular no era así, ella es trabajadora y bastante independiente. Todo esto me llevó a ir introduciendo en la conversación de una forma amena y por supuesto no de golpe, mi forma de ser, de entender una relación. Le fui hablando de que era controlador, que no quiere decir que prohíba, solo que me gusta estar en todo momento enterado de lo que hace, que me gusta manejar el día a día, el saber y opinar hasta como se viste, etc. … siempre sin tocar el tema sexual, hasta que uno de esos días en los que estábamos chateando salió el tema de forma natural y por parte de ella, ya que estuvo viendo el bodrio de película de 50 sombras y a ella le impactó, pero no le desagrado. Durante un tiempo no volvió a salir nada relativo a este tema. Con el levantamiento en Granada del cierre perimetral, por fin conseguimos quedar a tomar un café y conocernos en persona. Quedamos en una cafetería céntrica para desayunar, pues tanto ella como yo teníamos otros compromisos posteriores. Como no es lo mismo conocerse a través del teléfono que en persona, siempre vas con la duda de que todo lo escrito fuese verdad o no estuviera exento de exageración. En este caso la cosa fue genial, en la conversación, por su movimiento corporal y su forma condescendiente de hablar, me afirmé en mi primera opinión, es decir, que tenía mucho de sumisa. Después de este desayuno, quedamos un par de veces más y todo muy bien, sin tocar para nada el tema sexual. En todos estos encuentros me fue poniendo al día de su vida, divorciada, con tres hijos, dos niñas y un niño, este último casado y viviendo en otra ciudad, las dos niñas, Rocío y Triana viven con ella, y esta última además vive con su pareja Inés. Rocío con 25 años, estaba más en casa del novio que en la suya propia, pero si embargo Triana de 23 años y su pareja Inés de 21, ambas con un buen trabajo vivían con ella y no tenían visos de irse, algo que Merche hasta agradecia. A mí que me apetecía, pues Merche me gustaba, tener por primera vez en años una relación estable y en mi ciudad, pero por experiencia sé que o es sumisa, muy sumisa, o no llegaría a nada, ya que si no es así no logro excitarme, y viendo en todo momento la predisposición de Merche a atenderme, y después de unos meses de hablar como pareja “convencional”, sin pasar a más, solo unos besos y más de llegada y de despedida, en los dos o tres cafés que nos tomamos. Así que la última tarde que quedamos a tomar café, a pesar de llevar ya varios meses entre whatsapp por la pandemia y quedar, solo nos habíamos visto un par de veces a tomar café, más por mí que por ella, ya que como he dicho a mí me gusta un tipo de mujer y no quería caer en una relación que al final no iba a llevar a nada, y más cuando después de las primeras conversaciones que tuvimos a través del móvil, no le había vuelto a mencionar nada de mi forma de ser, salvo el episodio de las 50 Sombras, y en las dos veces que nos habíamos visto en persona, ella se había presentado con pantalones.

Le escribí un whatsapp…

“Buenos días Merche, esta tarde te quiero a las seis en la cafetería de siempre, y si recuerdas lo que hablamos cuando nos conocimos, a mí me gusta controlar y una de las cosas que me gusta es controlar como se viste mi pareja, me gustas, pero no quiero seguir si tú te encuentras a disgusto con mi forma de ser, de pensar, por lo que no quiero que contestes a este whatsapp, yo voy a estar allí, si a las seis no estas sentada esperándome, daré por finalizada esta relación, pero si estas allí será como a mí me gusta, como al principio más de una vez te he escrito, y sabiendo que si vas, podré comprobar que efectivamente vas a mi gusto, por lo que lo considerare como una aceptación.”

“Si no apareces, te diré que ha sido un placer conocerte, no me gusta jugar con los sentimientos de nadie, y con los míos menos, y sé que si no eres como creo que eres, digo creo eh, que puedo estar equivocado, lo nuestro no va a salir bien, y prefiero ponerle fin ahora que más adelante.”

Dejé el móvil y me puse a trabajar. A las cinco cuando terminé de trabajar, me duché, me vestí y abrigué, era un día de mucho frío, y quería ver si llegaba, por lo que iba a llegar con tiempo, para ver desde la calle si ella acudía o no. A eso de las seis menos cinco la vi aparecer, algo que me alegró, no se apreciaba bien su ropa, por el abrigo que llevaba, sí que vi que llevaba falda y tacones, no muy altos, lo suficiente para que fueran de mi gusto. Esperé a que cogiera mesa y se sentara, aunque lo hizo sin quitarse el abrigo. Entré y me fui directamente a la mesa, me acerqué y por primera vez y sin dejar que se levantara le di un beso en los labios, más para ver su reacción, que fue buena, me devolvió el beso acompañado de una sonrisa.

Me senté…

-Buenas tardes, Merche, me gusta que estés aquí, porque eso supone que me aceptas como soy…

-Merche. – Hola Raúl, no digo que no me haya sorprendido, que, sí que lo ha hecho, pero te mentiría si te dijese que no lo esperaba, recuerdo perfectamente todo lo que me has dicho y escrito todo este tiempo.

– ¿Entonces?, ¿Por qué las dos anteriores veces te has presentado con pantalones, sabiendo que no me gusta?

– Merche. – No suelo usar falda, por mi trabajo, sabes que suelo usar siempre pantalones, y es muy raro que la use, de hecho, esta se la he pedido a mi hija Triana, hasta las medias son de ella, que tiene mí misma talla, porque tengo solo pantalones y vestidos.

-Quítate el abrigo ¡¡¡ya!!!

Fue la primera vez que le hablé imperativamente, por la cara que puso le sorprendió, sin decir nada y ahora si nerviosa, se levantó, se quitó el abrigo y se mostró ante mí, con una blusa negra, abrochada hasta el cuello, una falda beige a la rodilla, y medias negras, digo medias, porque en nuestras pocas conversaciones sobre esto, siempre se lo deje claro.

– Merche. – ¿Me puedo sentar?

Me descoloco un poco, y me gusto, o tenía experiencia y se lo había callado, o era sumisa y le salía natural. Asentí con la cabeza y se sentó, yo que estaba frente a ella, me cambié y me senté a su lado, dejándola pegada al cristal, al hacerlo le eché el abrigo que estaba en la silla sobre sus rodillas, llevé mi mano bajo la falda, y ella, volviéndome a sorprender, abrió las piernas todo lo que daba la falda, solo quería comprobar si llevaba medias, pero ante esta invitación lleve mi mano hasta sus bragas, comprobando que estas estaban húmedas, así que solo las roce, haciendo que lo notara, la saqué volviendo a mi sitio.

-Me tienes gratamente sorprendido, tu forma de actuar no es de principiante, ¿Qué es lo que no me has contado?

– Merche. -Es la primera vez que hago algo así, llevo tiempo deseándolo, desde que me hablaste de tu forma de ser, de que te gustaba controlar, no digo que al principio me sorprendió, y ¿sabes?, me excito, hacía años que no lo hacía, tanto que esa noche después de varios años me masturbé. Me hizo darme cuenta de cosas y actitudes raras entre Triana y su novia. ¿Recuerdas el día que te dije que había visto la película de 50 sombras?, la vi con ellas, y aunque no es la primera vez que lo hacían, con el rabillo del ojo veía como sus manos se movían más de lo normal bajo la manta que tenían echada sobre sus rodillas, pero lo que más me puso, fue ver como ambas con disimulo, no tanto como creían, sacaban sus manos y se las metían una en la boca de la otra, de la película vi poco, me viniste a la mente, y me vi a mi así, me excito tanto, que conforme acabó la película me fui a mi cuarto a masturbarme. Posiblemente sin nuestras conversaciones no me habría dado cuenta, y sin que tú, me hubieses dicho en ningún momento que eres Dominante, en ese instante lo relacione todo, y eso me excito más. A partir de ese día ha sido un antes y después, porque he estado observando…

En ese momento la corté, quería saber más…

– ¿Observando o espiando PERRA?

Fue la primera vez que la llamé así, más que nada para ver su reacción, aunque viendo lo excitada que estaba, sabía que o le gustaba o no se había dado ni cuenta.

– Merche. -Cierto, las espiaba, espero que no te molestes pero prefiero reservármelo para mí, solo decirte que lo que vi y no una vez, me tiene en estado de excitación constante, me veo así, como ellas.

Ese como ellas me dejó un poco descolocado, y ya no quería que parara, quería que lo contara todo, así que jugándomela…

-Para empezar, cuando estemos solos, seré Amo o Señor, jamás a solas me volverás a tutear PERRA, y ahora quiero que me lo cuentes todo, y si no, ahí está la puerta, si quieres ser MI PERRA, será con todas las consecuencias, tú decides…

Me miró a los ojos, no vi duda, si nerviosismo…

-Merche. -Así será Señor, lo tendré en cuenta, y perdone mi nerviosismo, lo deseo y haré lo que me pida. Como le he dicho antes, las espié, al principio solo los gestos que se hacían, a veces era una la que la trataba mal, pero otras veces era al revés. Como ya sabe por mi trabajo tengo acceso a cámaras, y mi calentura llegó hasta tal punto, que un día le pedí a uno de los técnicos que me preparara dos cámaras pequeñas que lo que grabaran lo mandara a mi portátil, le dije que acabábamos de contratar a una muchacha y solo serían dos semanas, quería ver lo que hacía cuando se quedaba sola. Una vez que me las dio y me explicó el funcionamiento, y sabiendo que en ese momento no había nadie en la casa, me fui del despacho y entre en su habitación, las puse de tal forma que no se vieran, y que se viera toda la habitación. No tardé mucho en ver el resultado. Esa misma tarde cuando llegaron a la casa, se extrañaron de verme allí, yo no suelo llegar hasta dos o tres hora después que ellas, ya que como sabe, suelo comer al lado de mi trabajo. Excusándome les dije que no me encontraba bien y que me iba a mi cuarto a descansar, y conforme entre encendí el portátil y vi que funcionaban bien las cámaras, ya que estas se activan y graban con movimiento. Lo que vi, uffff, solo pensarlo Señor y me mojo más de lo que ya estoy. Mi nuera conforme entró agarró del pelo a mi hija, y le dijo que no se fuese a pensar que porque está la PUTA de tu madre, voy a dejar pasar mi turno PUTA, que hoy le tocaba a ella, y que no se preocupara que yo no iba a escuchar nada, al principio no entendí, luego la vi sacar una caja de su armario, sacó una bola con correa, que se la puso a mi hija en la boca y sin más la tiró sobre la cama, le subió la falda le bajó los leotardos que llevaba, y vi que no llevaba bragas. Sacó algo de la caja y empezó a azotarla un rato, hasta que cogiéndola del pelo la tiró al suelo, le quitó la mordaza, se bajó los pantalones y cogiéndola del pelo, le ordenó, digo que ordenó, porque sonó así, tanto que me corrí en ese momento Señor, no sé el por qué, pero no podía quitar la mirada de lo que estaba viendo, le puso el coño en la boca a mi hija y le dijo que no parase hasta sentir sus jugos.

En ese momento la corte, ya me quedó claro que su hija era sumisa, y quería saber eso de “como ellas”.

– ¿Ese como ellas que me has dicho antes?, ¿a qué se debe?, supongo a que ambas son sumisas ¿no?, sáltate el resto y háblame sobre eso.

– Merche. -Otra de las veces fue al revés, era Triana la que dominaba a su novia, y en una de las ocasiones viendo una de las grabaciones, las oí hablar de buscar a alguien, que ambas lo necesitaban, y se tenían que decidir ya. Esta conversación ya la han tenido varias veces Señor, y hasta la fecha que yo sepa no han dado ese paso.

Estaba ya muy excitado, pero mucho, pagué los cafés y le dije que fuese al baño, se quitara las bragas y me las diera, que aún estaba a tiempo de dar marcha atrás, y que si lo hacía, se iba a perder una nueva forma de vivir, de sentir, de ser feliz, pero si aceptaba era con todas la consecuencias. Me miró, sonrió, se levantó y fue al baño, mientras venía el camarero con la vuelta ella volvió roja como un tomate, me las dio, estaban chorreando, tanto que si las estrujo, les hubiese sacado jugo.

– ¿Cómo has venido PERRA?

– Merche. -En el metro Señor, tenía la cabeza a mil como para conducir jejeje.

-Vamos a mi coche, hoy es día de presentaciones, si no recuerdo mal, más de una vez me has dicho que tus hijas me querían conocer, así que hoy es el día.

Su cara cambio, se le notaba preocupada, a mí en ese momento me daba igual, solo quería conocer a su hija y a la nuera.

-No te preocupes PERRA, que no va a pasar nada que nadie quiera, y no va a pasar nada si ven que estás sometida a MI.

Asintió y me siguió. En el coche y antes de arrancar, llevé mi mano a sus piernas metiéndola hasta su coño, noté que tenía pelo, no mucho, pero algo tenia, y recordé que sobre eso no le había dicho nada. Metí todos los dedos en su coño, empecé a sacar y meterlos con rapidez y brusquedad, no hizo falta mucho, ya que empezó a correrse, manchando toda la falda de sus jugos, saqué mis dedos de su coño y los llevé a su boca, sin decirle nada los chupó y limpió.

-Así empezó todo PERRA, viendo como ellas se lamian sus jugos, jajajaja

– Merche. -Gracias Señor.

No tardamos en llegar a la casa, en todo momento estuvo callada, y con sus manos agarradas a los bordes del asiento, mientras conducía, sin mirarla, no dejaba de meter mis dedos en su coño. Quería tenerla excitada, quería que una vez en su casa no diera un paso atrás. Aparcamos en su cochera, ya que tiene varias y siempre tiene una vacía, saqué mi bolsa de deporte, donde llevo mis juguetes. En el ascensor me pegué a ella y junté mi boca a la suya, la morreé y mordí con fuerza, con mi mano, por primera vez, pellizqué sus pezones que estaban duros como piedras.

-No se te ocurra correrte PERRA, a partir de ahora solo lo harás con mi permiso

Asintió y volvió a engancharse a mi boca, solo nos separamos cuando entramos en casa. Al principio se quedó cortada porque además de Triana y su novia también estaba Rocío, su otra hija. Yo ya estoy acostumbrado a este tipo de situaciones, pero ella estaba nerviosa. Nos presentó y me gustó lo que vi, Triana y su novia, solo llevaban una camiseta larga para estar en casa y estaban descalzas, aunque era invierno, es cierto que, en la casa hacía calor, Rocío era la única que estaba vestida, la obviaré por ahora, porque nada tiene que ver en esta historia, además fue presentarme y despedirse, algo que alivio a mi PUTA. Conforme salió le dije que se quitara el abrigo, sonó a orden, además era lo que quería, me fijé en la reacción de Triana e Inés, y esta fue de asombro pero no de indignación. Sabía porque MI PUTA, no se había quitado el abrigo, su falda estaba llena de sus jugos y se notaba al ser beige. Me senté en el sofá sin pedir permiso, mientras ellas estaban de pie, y MI PUTA se quitaba el abrigo, no estaba nerviosa y eso me gustaba.

-Quítate solo la falda y la blusa, sobre todo la falda que la tienes manchada y te puedes descalzar.

No me gusta descalza, solo lo hacía para ver las reacciones de su hija y la novia.

– Merche. -Si Señor.

Esa respuesta nos descolocó a los tres, para que voy a mentir, ni yo me lo esperaba. Y aprovechando el desconcierto de las dos, me levanté y le dije a Triana de forma imperativa, “dame esa bolsa”. No dijo nada, se limitó a coger la bolsa, la verdad, estaba más cerca de mí que de ella, y al dármela noté que tenía un leve tembleque en la mano, no supe discernir si de nervios o de excitación. Me levanté y me dirigí a la habitación de MI PERRA, no sabía la que era, tampoco era difícil, entré cuando estaba quitándose la blusa, dejando ver un sujetador negro de encaje precioso, solté la bolsa, me pegué a ella, la cogí del pelo y sin cerrar la puerta del todo, por si querían mirar, la puse de rodillas…

-Ahora te toca a ti PERRA…

Lo entendió a la perfección, me desabrochó el cinturón, sacando mi polla de los pantalones y de los bóxer se metió mi polla en la boca, no tenía experiencia, no tenía ni idea…

-PERRA, ¿no has chupado nunca una polla?, aprende, porque seguro que la PUTA de tu hija y su novia, darían lo que fuera por estar aquí de rodillas.

Lo dije sabiendo que la novia estaba en la puerta, se reflejaba en el espejo, fue mera casualidad, y eso me excitó más.

– Merche. -Lo siento Señor, aprenderé, jamás he pasado del misionero.

Estaba lo suficientemente excitado como para miramientos, así que, cogiéndole la cabeza me la follé con fuerza y rabia, tanto que a veces le venían arcadas y las babas resbalaban al suelo.

-Me voy a correr PERRA, como se te escape una solo gota lo vas a lamentar ZORRA, y cuando acabe quiero que limpies las babas que has dejado caer al suelo GUARRA.

Se lo decía en alto para que me escuchara su nuera, la cual tenía una mano entre sus piernas. Eso hizo que me corriera, que me vaciara en MI PUTA. Conforme terminé y se la saqué de la boca, se tiró al suelo y con su lengua limpio todas las babas.

– Merche. -Gracias AMO, -era la primera vez que lo hacía, y según me dijo más tarde se había dado cuenta de que su nuera estaba tras la puerta tocándose- Aprenderé a chupársela, aprenderé a ser su más fiel y entregada PERRA SUMISA.

-Si, y esto te va a costar un castigo PERRA, me tenías que haber dicho que no sabias, ¡¡¡a la cama a cuatro patas ya!!!

Pegó un salto y me gustó lo que vi, solo llevaba las medias y el sujetador, tenía una buena figura y estaba en forma. De un tirón le arranqué el sujetador, que le tuvo que doler, pero no dijo nada, saqué un flogger de mi bolsa.

-Voy a darte 10 azotes PERRA, quiero que los cuentes y des las gracias.

Se los di, empecé de menos a más, los fue contando uno a uno y dando las gracias. Cuando acabé…

– Merche. – ¿Puedo correrme AMO?

La muy ZORRA se quería correr, así que le di permiso para hacerlo, la muy GUARRA lo hizo, y no se cortó, lo hizo gritando Gracias SEÑOR, sin importarle que la escucharan. En ese momento miré al espejo y ya no estaba su nuera.

-PERRA, te quiero fuera sin lavarte, solo con una camiseta y las medias.

Salí de la habitación abrochándome los pantalones, y al entrar en el salón, estaban las dos en el sofá muy calladas y coloradas.

– ¿Me poneis algo fresquito?, tengo la boca seca.

-Inés. – Ahora mismo Señor.

Se levantó y me di cuenta de que había unas bragas en el sofá, que supuse, luego lo comprobé que eran de Inés. Triana rápidamente las cogió y las escondió entre sus manos. Me senté en el sofá donde antes estaba Inés, observé como la respiración de Triana era agitada y que no se atrevía a mirar a ningún sitio y menos a mí. En ese momento entró la PERRA de su madre, con una camiseta que le llegaba justo al culo, enseñando la medias, y sus tetas, porque se les pegaba de una forma que parecía que no llevase nada. En vez de sentarse en el sofá, se sentó en el suelo delante de mí apoyando su cabeza en mis piernas, miró a su hija, le sonrió y se volvió a mi…

– Merche. -Gracias AMO.

Volvió Inés con una pequeña bandeja con coca cola y Fanta, que le temblaba en la mano…

-Inés. -No sabía que iba a querer USTED…

-La Coca cola está bien, además quiero pedirte un favor Inés, me gusta mucho la higiene, y me gustaría que le depilaras el coño a tu suegra.

Casi se le cae la bandeja.

-Inés. -Si ella quiere…

-Ella hará lo que le diga, ¿queda claro?

-Inés. -Si claro lo que digas, perdón lo que USTED diga…

CONTINUARÁ…

Soy Amo, me encanta la dominación, me gusta tener, someter y humillar a parejas y a quien se quiera iniciar, necesitar un tutor o conocer este estilo de vida.

Mi Skype es ra_ul1967, mi correo ra_ul1967@hotmail.com y mi Telegram @Amo_Leo, hablo y respondo a todo el mundo, siempre que lo haga con respeto.

Nota del autor: Soy como escribo, soy exigente, dominante y no suelo dar segundas oportunidades, cuando ordeno algo es para ser obedecido, algo que suelo advertir a quien desea ser adiestrada o entregarse a mí. No trato con hombres solos, aunque no me importa hablar con ellos. Ni miento, ni juego, ni sigo ni persigo a nadie por muy buena que este o por muy sumisa o perra que sea.

No entiendo a quien estando advertida o advertidos en caso de parejas sumisas, se enfadan conmigo y hasta me tratan de mentiroso o manipulador cuando cortó con ellos cuando no cumplen.

Seguro que en la red hay quien los o las acepte, yo no.