Capítulo 2
-No, quiero estar presente…
No pasó desapercibido el escalofrío que le recorrió todo el cuerpo…
-Fátima. -Está bien AMO, como usted desee.
-Buenas noches…
-Fátima. -Buenas noches AMO…
Así terminó el último capítulo…
A las siete en punto de la mañana…
-Fátima. -Buenos días AMO, son ya las siete.
Abrí los ojos y la vi con una bata de estar por casa…
-Buenos días PECADORA, ¿hay café?
-Fátima. -Si AMO, es de cápsulas…
Salté de la cama, comprobando con la mirada que había tenido que madrugar, pues el dormitorio no tenía nada que ver a como estaba el día anterior…
-Veo que has madrugado PERRA, hasta te habrá dado tiempo a rezar…
-Fátima. -No AMO, solo lo hago por la noche…
Noté dudas en sus palabras, como que me quería contar algo y no se atrevía, pero no la quería violentar…
-Vamos a por el café PERRA.
Esta vez sí me siguió a cuatro patas y para nada se le veía incomoda, aunque el piso era pequeño, así que tampoco es que tuviese que andar mucho. Me quedé en la parte de la isla que daba al salón, viendo como ella incorporándose metía una cápsula en la cafetera…
-Fátima. -Es café con leche…
-Desnúdate y de rodillas PECADORA.
Se quitó la bata, dejándola caer al suelo, dejándome ver su cuerpo, sus kilos de más a la vez que muy bien repartidos, ya que no tenía ni pizca de barriga, la verdad es que la mayoría estaban en sus caderas y su enorme culo. A cuatro patas dio la vuelta a la isla y bajándome los bóxer que eran mi única prenda, se llevó mi polla a la boca. Mantenía la mirada como buena temerosa de dios bajada…
-Levanta la mirada PERRA PECADORA, me gusta que me mires que reflejes con tu mirada en la mía tus pecados.
La verdad es que hasta yo estaba asombrado de mi forma de hablarle, era la primera vez, pero ver sus reacciones a mi forma de dirigirme a ella, me hacían ver que acertaba. La dejé chupar y lamer mi polla mientras yo disfrutaba del café, hasta que noté que me iba a correr y apurando mi café se la saqué de la boca y en mí misma taza me corrí. Vi su cara de sorpresa, pero más cuando volví a apuntar a su cara y a su cuerpo y me meé en ella.
-Fátima. -Gracias SEÑOR por premiar a esta mala cristiana.
No salía de mi asombro, a la vez que se disparaba mi perversidad…
-En pie PECADORA.
La dejé levantarse y puse un cartucho de café en la máquina y mi taza llena de mi corrida a recibir el café. No hicieron falta palabras, cogió la taza y con una cucharilla movió el café y mi leche y se lo bebió sin mostrar asco…
-Fátima. – ¿Puedo volver a ducharme AMO?
-Si, yo lo haré en mi casa, no sé si me vendré antes o después de trabajar…
-Fátima. -Sobre eso…
-No es negociable, vamos a comer los tres.
Bajó la cabeza y sin decir ni pio, se fue a la ducha, siendo seguida por mí. La dejé duchándose y me fui a mi casa a ducharme, cambiarme de ropa y preparar una bolsa con mis “juguetes” y ropa, me iba a quedar en su piso todo el fin de semana. Al final se me echó el tiempo encima y me quedé trabajando en mi casa, hasta que cerca de las doce recibí un whatsApp de Fátima.
“Perdón SEÑOR si le molesta esta PECADORA, pero necesito contarle el motivo de la visita de mi madre. Ufff no se si sabré explicarme. Ella viene a sacar mis demonios de mi cuerpo a castigarme por ser mala cristiana y para que después yo saque los suyos.”
Me pinchan y no sangro, me quedé noqueado, como a estas alturas aún existen fanatismos religiosos. Tardé en reaccionar…
“No cambia mi decisión, las dos sois unas malas PECADORAS, a partir de ahora yo me encargaré de vosotras. Estaré allí cuando lleguéis, tú actúa como siempre, pero evita que la otra pecadora entre en tu cuarto y a ser posible que esta vez sea ella la primera en ser castigada.”
La vi escribir y borrar varias veces hasta que…
“Así lo haré SEÑOR, gracias por ser tan benévolo conmigo, espero que lo sea también con la pecadora de mi madre”
Con una sonrisa en la boca, una vez recobrado de la anterior sensación, se me vino a la cabeza la figura de su madre. Bajita no llega al 1.60, lo que la lleva a usar tacones altos, además de ser muy elegante en su forma de ser y vestir, rubia con los ojos azules, el pelo siempre de peluquería y a media melena, para mi gusto maquillada de más, esta sí que era de misa diaria y más cerca de los 70 que de los 60, pero muy apetecible aun para una mente perversa como la mía. Los viernes termino a las 12, así que con toda tranquilidad me fui, parando antes en una tienda de electrónica que hay cerca de mi casa y adquirí una minicámara, la más barata y básica, solo permitía tarjetas SD de poca memoria, solo era para saber cuándo entrar y tener algo que me diera seguridad en caso de que saliese mal. Pasadas la una de la tarde estaba entrando en el piso de Fátima, que relucía, se había esmerado antes de irse. Al tener tiempo dejé mis bolsas en la cama y me metí en el ropero. Abrí todos los cajones, comprobando que quitando el tanga que llevaba puesto la noche anterior, todos los demás eran horrorosos, aunque la mayoría eran bragas enormes y horterísimas, no encontré por ningún sitio medias, solo pantis, ni en la parte donde tenía la ropa que ya no le entraba. Desistí de seguir mirando y me cambié, me puse cómodo…
“SEÑOR, acabo de recoger a mi madre y ya vamos para mi casa ¿Cómo tengo que actuar?”
Lo leí y sonreí, seguía con la esperanza de que me hubiese arrepentido.
“No me gusta repetir las cosas PERRA.”
“Perdón SEÑOR.”
Rápidamente me levanté y busqué un sitio donde colocar la minicámara, dándome cuenta de que el reclinatorio que la noche anterior estaba en la habitación ahora estaba en el comedor pegado a la pared. Esperando que entendiera que era allí donde lo quería, moví un poco la mesa y puse el reclinatorio frente al mueble o mejor dicho frente a la minicámara, que disimule moviendo una foto, como no de un santo. Sentí el ascensor y esperando que fuesen ellas me metí en el cuarto comprobando que en mi portátil se veía perfectamente a pesar de ser de mala calidad, el salón. Sentí la puerta y hablar a madre e hija, y pasos dirigirse al dormitorio, por lo que rápidamente bajé la ventana del portátil para que no se diera cuenta, apareciendo Fátima en ese momento en el dormitorio, se la veía nerviosa… No la dejé hablar, la besé con fuerza, y eso la desarmó…
-Fátima. -AMO por favor…
-Ya estas tardando en salir PECADORA o te sacó yo…
El tiempo que estuvo dentro me fastidió bastante, porque al volver a abrir la ventana en el portátil, Carmen que es como se llama su madre ya estaba de rodillas en el reclinatorio, eso sí, se había desnudado de cintura para arriba. Solo la podía ver de espaldas, y ver que llevaba una falda color camel y unas medias o pantis beige con unos zapatos a juego con el color de la falda, lo que si pude ver es como Fátima se desnudaba, llevaba pantis negros y un conjunto de braga y sujetador horrorosos beige, y sacando de un cajón del mueble una túnica negra se la puso…
-Fátima. – ¿Cuánto has pecado esta semana?
-Carmen. -Mucho madre, he pecado mucho, he robado -me quedé de piedra, pero no dijo ni que ni donde- he mentido y me he tocado mucho.
Sin esperármelo, porque no me lo esperaba, no me había dado cuenta de que Fátima tenía en su mano derecha el gato de ocho colas, le soltó un latigazo con todas sus fuerzas en la espalda de su madre.
-Fátima. -Este por mentirosa…
Le dio tres más, además de por mentirosa, por ladrona, por tocarse y por engañar a su marido… Carmen solo decía “gracias madre por sacar los demonios a esta pecadora” y tras el último latigazo se puso a rezar…Noté que Fátima estaba esperando a que terminara su rezo para seguir, pero yo ya había visto lo suficiente y estaba empalmadísimo así que parando de grabar, no quería que a mí se me viera, salí al salón, no pudiendo evitar sobresaltarse Fátima al verme…
-Además de pecadora, ladrona, jajajaja, quien me lo iba a decir, Doña Carmen toda una ladrona…
Giró si cara hacía mí, dejándome ver una cara de terror…
-Carmen. – ¿Quién esta…? -no terminó la frase al verme- ¿Raúl?
Fue a levantarse, pero para nuestro asombro, el mío y el de Carmen…
-Fátima. -¡¡¡Ni se te ocurra PECADORA!!! -a la vez que le soltaba con fuerza otro latigazo en su ya marcada espalda- él está aquí porque se lo he pedido yo, ya que no consigo que dejes de pecar.
Lo más asombroso, fue que volvió a su postura original y se puso a rezar.
-Desnúdate PERRA. -se sacó la túnica- Todo, ya hablaremos sobre tu vestuario, y tú hija del demonio, quítate la falda, una PECADORA no puede estar vestida ante su salvador -ni yo mismo entendía mis palabras- ¡¡¡a que esperas!!!
Santiguándose se puso de pie y sin levantar la mirada, se desabrochó la falda y dejándola caer por sus piernas se quitó la falda. Que distinta a su hija, llevaba un liguero blanco a juego con las bragas que eran de encaje. Fue a quitárselas…
-No HIJA DEL DIABLO… Tú ocupa el sitio de tu madre y reza hasta que yo te lo diga…
Quería comprobar si lo que por mi mente pasaba en ese momento era cierto. La cogí de la mano y girándola bruscamente la hice apoyar sobre la mesa y sacar su culo. Por su altura me iba a ser imposible follármela en esa postura, por lo que llevé mi mano a su coño y apartando la braga, le metí de golpe tres dedos, dándome a mí mismo la razón, la muy guarra estaba chorreando…
-Carmen. -Si Padre -sus palabras me llevaban a tiempos de la inquisición, pero quien era yo si eso me permitía follármela- castigue a esta pecadora que solo piensa en fornicar.
Con mucha fuerza, debido a mi excitación, la cogí del pelo y volviéndola a girar, la tiré de mala manera sobre la mesa y con fuerza le rompí, porque se las destrocé, las bragas y abriéndole las piernas todo lo que daban de si, importándome muy poco hacerle daño, me bajé el pantalón de deporte y de un solo golpe la penetré…
-Ufffff, tienes coño de GUARRA, hija del diablo, te lo voy a sacar a pollazos y latigazos. ¡¡¡Mírame PECADORA!!! -fue hacerlo y empezar a escupirle, en su cara, en sus caídas tetas.
Su coño era un charco, sonaba cada vez que entraba y salía del el, eso sí lo tenía limpio de pelos, no como su hija, que lo tenía cuidado pero con pelo.
-Carmen. -Perdón Padre, me corrooooooo, aggggg, esta mala puta se corre, castígueme, deme fuerte Padre, agggggg.
Todo esto en parte era tan nuevo para mí que me tenía terriblemente excitado, mi mente iba a mil, y mi polla a punto de reventar. Con una mano restregué mi saliva por sus tetas a la vez que le metía los dedos en su boca para que me los chupara. Para más inri los rezos de Fátima subían su volumen por encima de los gemidos de su madre.
-Me corroooooooo PECADORAS, os voy a sacar todos los demonios a hostiasssss. -Me salí del coño y terminé de correrme en su barriga y tetas…- ¡¡¡Fátima!!! En pie y limpia a la GUARRA de tu madre.
-Fátima. -Si SEÑOR.
Hizo intención de coger su túnica para limpiarla…
-Con la lengua, unas pecadoras como vosotras no merecen otra forma de limpiarse.
Me miró con miedo, pero rápidamente inclino su cabeza y sacando su lengua empezó a limpiar mi corrida…
-Carmen. -Me corrooooo, me corro otra vez Padre, ufffff, esto no me había, agggggg, pasado antes Padre…
Me salí del coño y me separé lo justo para agarrar a Fátima del pelo y sin miramientos, llevar su boca al coño chorreante de la madre. Esta vez no hubo rechazo, rápidamente empezó a lamer la leche que sobresalía del coño de su madre mezclados con sus jugos…
-Carmen. -Agggggg, quita, quita que me meo, no seas GUARRA.
Para evitar malentendidos, cogí con fuerza la cabeza de Fátima y la incrusté más en el coño de su madre, que no pudo parar su meada, que fue a parar a la boca y cara de su hija. Me molestó que intentara quitarla, así que apartando a Fátima de mala manera, que la hizo caer al suelo de culo…Cogí a Carmen del pelo y sacándola de la mesa a rastras la llevé al reclinatorio, pero girándolo, la dejé de pie con el culo expuesto en una especie de ángulo recto…
-Ve a por una vela y enciéndela, pero antes trae mi bolsa del dormitorio.
A cuatro patas, pero a una velocidad que jamás había visto en una PERRA, se fue a por mí bolsa. Mientras esperaba empecé a azotar su culo con las manos…
-Que sea la última vez que una HIJA DEL DIABLO como tú, ordena algo.
No contestó, porque estaba ¡¡¡rezando!!! Apareció con mi bolsa en la boca y al dármela sí que se puso de pie y cogiendo una vela la encendió.
-Sobre su espalda, y ve bajando poco a poco.
Sonrió y mientras yo cambiaba mis manos por la regla de cuero, ella martirizo a su madre con la cera de la vela, aunque era asombroso ver como esta no se quejaba, ni por la cera ni por mis azotes que para nada eran flojos, solo rezaba. Esta situación me llevó a empalmarme otra vez, pero a pesar de la cara de deseo de Fátima…
-Túmbate en el suelo PECADORA, y que tu madre se suba en tu espalda.
Me miró no se si sabiendo lo que iba a pasar o con pena de no ser ella, poco me importó. Ahora si tenía el culo de Carmen a la altura perfecta, pero antes me puse delante de ella…
-Chupa PECADORA, lubrica la polla de tu Padre.
Dejó de rezar y mirándome…
-Carmen. -Por favor Padre, eso no lo he hecho nunca, eso es pecado mortal.
Casi me atraganto de la risa, recordando las palabras de su hija el día anterior, si chupármela era pecado, cuando la empalase… Sin importarme sus palabras, se la metí en la boca bastante rato, comprobando que era cierto que jamás se había metido una polla en la boca, lo que hizo que se me pusiera más dura. Sin hablarle, la saqué de su boca, haciéndome reír y mucho al ver su cara, con todo el pintalabios corrido y el rímel de los ojos resbalando por su cara. Me giré y abriéndole los cachetes de su culito, que no es muy grande, apoyé el glande en la entrada su ano y de un doloroso golpe se la metí…
-Carmen. -Agggggg, nooooooo, Padre, nooooooo, eso son cosas del diablo, sáquela, quemaaaaaa, agggggg.
Tanto mi grito como el suyo se tuvo que oír en todo el bloque. La cogí del pelo con ganas de infringirle más dolor, y a pesar de que a mí me dolía, me la follé con ganas…
-Me corrooooo PECADORA, que eres una PECADORA.
Fue increíble, a pesar de mi anterior corrida, creo que jamás había tenido una corrida como esta. Recordé encima de quien estaba Carmen, comprobando que la hija era tan guarra como la madre, en el suelo y a pesar de sus gordos muslos había una mancha enorme, o se había corrido o se había meado. Me salí esta vez con cuidado, más por mí que por ella, ya que su culo era estrecho.
-Bajete de la PECADORA y las dos de rodillas ante mí.
Me puse bien el pantalón de deporte y me senté en el sillón, esperando a que ambas se pusieran como les había ordenado. Me di cuenta de que les faltaba mucho que aprender, pero para su primera vez no estaba mal. La cara de Carmen era un poema, toda llena de churretes, mientras la de Fátima estaba perfecta y sonriente.
-Fátima. – ¿Puedo hablar SEÑOR? -asentí- Mientras sacaba los demonios del cuerpo de mi madre, yo he pecado, me he corrido y me he meado.
Eran increíbles y creo que insaciables, y como supe más adelante desperté unas bestias sexuales, porque Carmen me reconoció que se excitaba, pero ni ella ni Fátima habían llegado a tener orgasmos, hasta mi aparición, eso sí, Carmen le ponía los cuernos al marido con un compañero del trabajo, y seguía haciéndolo tras su jubilación y que la única que lo sabía era Fátima.
-Lo se PECADORA, ya he visto el suelo. Más tarde lo solucionaremos, ahora quiero saber dónde ha robado la PERRA de tu madre. -se puso de todos los colores posibles, así que lo disfrace un poco- es la única manera de perdonar tus pecados.
Mano de santo, se tranquilizó de golpe y entrelazando las manos y mirándome…
-Carmen. -Gracias Padre -me hacía gracia que me llamase Padre, por lo que la dejé- esta pecadora el martes se llevó sin pagar unos pendientes del Corte Inglés. -en ese momento bajó la cabeza- y no es la primera vez Padre, pero, pero no lo puedo evitar, este demonio que llevo dentro…
Ahí fue cuando me contó lo relatado anteriormente…
-Está bien, ahora quiero que limpies el coño de la GUARRA de tu hija, lo quiero como el tuyo.
Necesitaba descansar, así que no les dije nada porque las dos se pusieran de pie y se perdieran por el pasillo… Me eché en el sillón y cerré los ojos hasta que…
-Fátima. -Ya está AMO.
Abrí los ojos y contemplé como brillaba el coño.
-Está bien, ahora prepara la comida y tú lávate, que pareces una PUTA de las que hacen la calle.
Seguí a Carmen dejando que ella se descalzara, se sacara las medias y entrase en el baño, mientras me metí en el ropero. Tiré toda su ropa interior, pantalones a montones, y bastantes zapatos planos, y no había terminado cuando vi asomar la cabeza de Carmen.
-Carmen. -SEÑOR, -esta vez no me llamó Padre- ya está la comida en la mesa.
La seguí, se había vuelto a poner las medias y los zapatos.
-Ahora cuando comamos coges varias bolsas, metes todo lo que hay en el suelo y lo tiras o lo donas PERRA.
-Fátima. -Así lo haré SEÑOR.
-Carmen. – ¿Puedo ponerme el sujetador SEÑOR?
Asentí, los tenía bastante caídos.
-Hoy os voy a dejar comer en la mesa, el resto de los días ya veremos, porque me voy a mudar aquí.
Las dos me miraron con miedo o eso creía yo…
-Carmen. -Es lo mejor SEÑOR, a mi hija le hace falta alguien que la cuide, es una mala cristiana, y se lo he dicho mientras terminaba la comida.
-Si ya lo he comprobado -mentira- necesita quien controle sus demonios, pero tú eres peor, ya pensaré algo.
-Fátima. -Mi madre lo necesita más que yo y hasta le diría que mi…
CONTINUARA…
Soy Amo, me encanta la dominación, me gusta tener, someter y humillar a parejas y a quien se quiera iniciar, necesitar un tutor o conocer este estilo de vida.
Mi Skype es ra_ul1967, mi correo ra_ul1967@hotmail.com y mi Telegram @Amo_Leo, hablo y respondo a todo el mundo, siempre que lo haga con respeto.
Nota del autor: Soy como escribo, soy exigente, dominante y no suelo dar segundas oportunidades, cuando ordeno algo es para ser obedecido, algo que suelo advertir a quien desea ser adiestrada o entregarse a mí. No trato con hombres solos, aunque no me importa hablar con ellos. Ni miento, ni juego, ni sigo ni persigo a nadie por muy buena que este o por muy sumisa o perra que sea.
No entiendo a quien estando advertida o advertidos en caso de parejas sumisas, se enfadan conmigo y hasta me tratan de mentiroso o manipulador cuando corto con ellos cuando no cumplen.
Seguro que en la red hay quien los o las acepte, yo no.