El sol se había puesto y la playa comenzaba a vaciarse cuando conocí a Javier. Él era moreno, con ojos verdes y una sonrisa que podía derretir el hielo. Tenía 25 años, musculoso y con una mirada que me hizo sentir como si fuera la única persona en el mundo. Nos encontramos en una fiesta en la playa, donde la música y las risas llenaban el aire.
Javier se acercó a mí con una copa de piña colada en la mano. «Hola, soy Javier,» dijo con una voz suave y seductora. «No creo haberte visto antes en la playa.»
«Hola, soy Sofía,» respondí con una sonrisa. «Sí, vine una semana de vacaciones, Acabo de llegar de la ciudad”
Pasamos la noche riendo y bailando juntos. La química entre nosotros era palpable. A medida que la noche avanzaba, Javier se acercaba más y más, susurrando palabras dulces en mi oído. «Sabes, Sofía, eres realmente hermosa,» me dijo. «Me encantaría conocerte mejor.»
Cuando la fiesta comenzó a disminuir, Javier me agarró de la mano y me guio hacia un lugar más tranquilo, cerca de los acantilados, atrás de las rocas. Las olas rompían suavemente contra la orilla y la luna iluminaba el camino.
«Este lugar es perfecto,» dijo Javier, acercándose a mí. «¿Te gusta?»
«Sí, es hermoso,» respondí, sintiendo mi corazón latir más rápido.
Javier me miró a los ojos y luego bajó la vista hacia mis labios. «¿Puedo besarte?» preguntó.
«Claro,» susurré, y sus labios se encontraron con los míos. El beso fue suave al principio, pero pronto se volvió más apasionado. Nuestras lenguas se encontraron y exploraron, dejando un deseo ardiente en ambos.
«Eres tan apasionada,» dijo Javier, mientras sus manos recorrían mi espalda. «Me encanta.»
«A mí también me encanta,» respondí, sintiéndome cada vez más excitada.
Javier me llevó a una toalla en la arena y nos sentamos. Comenzó a besar mi cuello, lentamente, dejando un rastro de besos que me hacían temblar. «Te deseo tanto,» susurró.
«Yo también te deseo,» respondí, acariciando su pelo.
Javier se movió hacia mis senos, desabrochando mi blusa y besando mi piel suave. «Eres tan perfecta,» dijo, mientras sus manos recorrían mi cuerpo.
Lo ayudé a quitarse la camisa y comenzamos a explorar cada centímetro del cuerpo del otro. Nuestras manos y bocas eran insaciables, dejando un camino de pasión y deseo.
Cuando llegamos al clímax, Javier me llevó a la posición del misionero. «Estoy listo para ti,» me dijo, mientras entraba lentamente en mí. «Eres tan apretada y caliente.»
«Sí, así,» gemí, sintiendo cada centímetro de su pene dentro de mí. «Más rápido.»
Javier aumentó el ritmo, y nuestros cuerpos se movían en perfecta armonía. «Me encanta” susurró, mientras sus movimientos se volvían más intensos.
«A mí también,» respondí, sintiendo una ola de placer recorrer mi cuerpo.
Cambiamos a la posición de la vaquera, y sentí el control total sobre nuestros movimientos. «Así, así,» gemí, moviéndome hacia arriba y hacia abajo, sintiendo cada centímetro de su pene dentro de mí.
«Eres increíble,» dijo Javier, acariciando mis pechos. «Te quiero dentro de mí para siempre.»
«No salgas, por favor» respondí, sintiendo una conexión profunda y emocional con él.
Finalmente, nos movimos a la posición del perrito, donde Javier me tomó desde atrás, dándome un placer intensísimo. «Más rápido,» gemí, sintiendo la intensidad de nuestros movimientos.
Segundo después sentí su orgasmo dentro de mí, seguido del mío propio.
Nos quedamos abrazados, respirando juntos, sintiendo la conexión que habíamos creado. «Esta noche ha sido mágica,» susurré.
«Sí, lo ha sido,» respondió Javier, besándome suavemente. «Va a ser la m
ejor semana de tu vida.”
…..
Si quieren saber más de mi o leer antes, pueden seguirme en
https://onlyfans.com/u164447941