Capítulo 5
- El sabor de la venganza I
- El sabor de la venganza II
- El sabor de la venganza III
- El sabor de la venganza IV
- El sabor de la venganza V
El sabor de la venganza V
ICHARLINES
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Oliver la miró y guardó con ternura el papel en su bolso. Montando en la furgoneta viajaron por las calles del barrio hasta que vieron a tres chavales fumando en un parque. Los tres tenían malas pintas y graciosamente cada uno portaba un color de pelo diferente. Junto a ellos había un gran pitbull que observaba atento como se distraía su amo. Oliver se acercó al grupo.
- Buenos días.
- ¿Qué quieres pijito, que te levantemos la cartera?
- No, vengo a proponeros un negocio, un negocio que os gustará.
- Joder con el pijo, ¿tu dirás?
- Os doy mil pavos para los tres si venís conmigo, con el perro también. Necesito que os trabajéis a tres tías y un pipiolo.
- ¿Nos estás diciendo que por follarnos a unas tías nos darás mil pavos? – dijo el moreno que parecía el jefe.
- Por hacer con ellas lo que queráis sí. Solo hay una condición, el perro elige el primero y trabaja el primero.
- Vale tío, donde hay que firmar.
Oliver sacó diez billetes de cien, repartió tres a cada uno y preguntó.
- ¿De quién es el perro?
El moreno levantó la mano, Oliver le soltó un billete.
- Esto no es justo, el pobre animal también come.
- Os dije mil para los tres así que a callar.
El moreno bajó la cabeza y montó con su perro en la furgoneta. Al entrar vieron a Dona montada en su silla.
- ¿Esta es una de las putitas? – dijo el pelirrojo
- Soy tu jefa gilipollas- dijo Dona con una risita. Ahora cuando lleguemos, dejaremos que el perro elija y después elegiréis vosotros. Podéis hacer lo que queráis, tener cuidado que la que no tenga mordaza, puede morder.
Al entrar en la nave las chicas y el chico habían sido atados cada uno a una esquina. Todas llevaban la mordaza con el agujero, menos Marina, que habían pensado que no merecía el mismo castigo que las otras dos. Los tres hombres se desnudaron, el moreno y aparentemente el jefe, tenía un fibroso cuerpo, con una polla normal sobre dieciséis centímetros. El rubio también estaba bien fibroso y su polla aparentemente era igual que la del moreno. El pelirrojo era enjuto y desgarbado sin un solo músculo definido, bueno si, uno y bien definido, su polla de más de veinticinco centímetros, no muy gorda, pero si bien larga.
- Joder chaval que calladito te lo tenías. -dijo el rubio.
Dona se puso delante de ellos.
- ¿Habéis entendido bien las instrucciones?
- Si, pero pasamos del pipiolo, si uno se tiene que quedar fuera, pues se queda.
- Vale, lo haremos así, primero elige el perro, si es una chica, pues las otras dos os la repartís como queráis.
- Trato hecho.
- Entonces suelta al perro.
El moreno soltó al perro, este fue directo a la jaula de la rubia, que, con las piernas y los brazos abiertos, tembló al llegar el animal. Estaba totalmente indefensa y aunque no tenía miedo a los perros, le daban un poco de recelo. El animal se acercó, le olió su sexo, su culo y salió camino del muchacho, aquí hizo la misma operación y partió hacia Marina. Aquí el animal se entretuvo más tiempo, Marina tenía miedo, pavor digamos, a estos animales y el animal olió su miedo. Se acercó a ella, le olió su sexo, sacó su lengua y lo lamió, parecía que se iba a quedar con ella, sin llegar a la morena. Pero se sentó, la miró, giró su cabeza y salió en dirección a la morena. Esta sí que sentía verdadero miedo a los perros, intentaba moverse en sus ataduras, cerrar sus piernas, alejarse de ahí. El animal lo olió, acercó con precaución el hocico al sexo de la morena y cuando lo tocó, un buen chorro de meada le cayó encima al animal. Se había meado de miedo y esto fue su perdición. El animal sacó su lengua y empezó a chupar. Subió por sus piernas hasta llegar a su sexo. Su lengua rugosa y áspera recorría el canal que había entre los labios del coño de la morena, recogiendo todos sus jugos. La morena se retorcía, el miedo le invadía. Oliver se acercó, el animal no le miró muy bien y ladró.
- Tranquilo, te la voy a ofrecer.
El moreno sujetó al perro mientras Oliver le quitaba la mordaza a la morena y le ponía la barra extensora en las manos, la morena quedó con su cara pegada al suelo sobre sus propios meados. Luego le puso otra barra extensora en sus tobillos, para mantener las piernas bien abiertas.
- Llévate ese perro de aquí, haré lo que quieras de verdad, te lo juro, pero llévatelo.
- Dona habló. Me has hecho la mujer más feliz del mundo, quiero ver cómo este perro te destroza el culo y el coño y como tiemblas de miedo.
- Eres una hija de puta.
El moreno soltó al perro. La morena intentó escaparse, pero le era imposible no podía ni siquiera avanzar unos pocos milímetros. Dona se sentó en una silla frente al espectáculo. El animal olía y lamía su sexo y su ano. Su gran lengua abarcaba todo su sexo.
La morena a pesar del miedo se iba excitando con esa rugosa lengua que le rebañaba el coño entero sacándole gemidos de placer. El animal seguía lamiendo ese sexo que cada vez le daba más jugos que sorber, cada vez estaba más húmedo. La lengua del animal aterrizaba en el clítoris de la morena, haciéndola vibrar y después la deslizaba con rapidez a través de su sexo hasta llegar a su ano, donde rebañaba todos los líquidos. La morena estaba experimentando un gran placer y sus gemidos así lo indicaban. La pericia del animal consiguió un primer orgasmo que le llenó el hocico con los jugos de la morena. Esto azuzó al animal y por su capullo ya empezaba a aparecer su polla, una polla larga y algo gorda. El animal fue tomando posición, se colocó tras la morena.
- Quítamelo, quítamelo.
- No pares, no pares, deja ahí a esa puta – dijo Dona.
El animal olía y miraba como la morena no paraba quieta, pero le ofrecía su culo. Se subió sobre la espalda de la morena clavando sus uñas en su espalda.
- Quítalo hijo de puta, quítalooo.
La sangre empezaba a brotar de la espalda de la morena. El animal iba apuntando a los agujeros de la mujer, pero no acertaba.
- Ayúdale, gritó Dona.
El moreno se acercó, le cogió la polla y la llevó al coño de la morena. De una entró el animal. La morena gritó y el animal se mantuvo quieto durante unos segundos. De improviso empezó a meter y sacar su polla con brío dentro de ese coño. La morena gemía y se corría, se corría una y otra vez, hasta que el animal se paró. Este dio una especie de gemido y un terrible grito sonó en la nave. La bola del animal había atravesado el coño de la morena, dilatándolo al máximo. La morena lloraba y permanecía muy quieta. El animal miraba a un lado y a otro, con la polla dentro de la morena. Lentamente fue saliendo de ella a la vez que de su sexo brotaba un espeso liquido blanquecino. El animal volvió a lamer el sexo de la morena y esta volvió a correrse. Esto hizo que el perro se volviese a excitar, poniéndose de nuevo en posición.
- Ayúdale y esta vez por el culo.
El moreno sujetó la polla del animal, la acercó al culo de la chica y este de un solo golpe, atravesó el culo de la morena.
- Hijooos de putaaaaa.
El animal retomó su rápido ritmo que esta vez también fue más rápido.
- Nooooo jodeeeer, me ha roto el culooooooo
Gritó la morena cuando la bola le abrió el culo como si le hubieran metido un puño. La morena cayó desmayada y el animal se salió de ella, se limpió su polla y fue a tumbarse a una esquina. Ahora es vuestro turno.
El rubio y el moreno se fueron a por la rubia.
- ¿Podemos hacer lo que queramos?
- Menos mutilarla o matarla, absolutamente todo.
Los dos hombres se acercaron, observaron esas tersas tetas, desafiantes con esos pezones tan suculentos. Le acariciaron las tetas, apretaron sus pezones y sus pollas se pusieron rápidamente erectas.
- ¿Rubita guapa me la vas a chupar?, si, verdad que sí, que tu garganta me va a fóllar esta preciosa polla.
La mordaza que llevaba puesta la rubia con un agujero en medio facilitaría esa tarea. El hombre soltó las manos de la rubia, dejando atados sus pies. La rubia cayó de rodillas y con sus manos intentó alejar al hombre, este cruzó la cara de la rubia con fuerza, con mucha fuerza. A la décima bofetada y viendo manar la sangre de los labios de la rubia, paró y le dijo con autoridad.
- Las manos a la espalda y como las vuelvas a poner por delante cerraré el puño.
La rubia puso sus manos a la espalda. El moreno metió lento la polla en la boca de la rubia hasta sentir su arcada, justo le llegaba a la garganta, su polla salió llena de babas, brillante como un cromado. Una vez tuvo la medida, empezó a follarse la boca de la rubia. El rubio metió su mano entre las piernas de la rubia y observó con sorpresa que esta estaba empapada.
- Joder está empapada.
- ¿A qué esperas?, fóllatela
El hombre desató los pies de la rubia y la puso sobre su polla. Ella pudiendo hacerlo, se dejó caer lentamente hasta tener la polla dentro. Al llegar la polla al final la rubia gimió. El hombre moreno le daba con fuerza, pero no quería correrse en su boca, al menos aun no. Cuando tuvo la polla bien mojada de las babas de la rubia. Cogió sus muñecas, las levantó haciendo que esta se tumbase más sobre el cuerpo del rubio, apuntó su polla y la fue metiendo muy lento en el culo de la rubia.
- Cabroneees, me dueleeee.
El moreno sujetaba con fuerza sus muñecas obligándola a tener su cuerpo pegado al de su amigo. Los pezones de la rubia se le clavaban en el pecho y acercó sus manos para apretarlos. Nada más sentir la presión, la rubia se corrió sobre su polla.
- Se ha corrido, jajajaj se ha corrido.
El moreno empezó a meter y sacar su polla a la vez que su amigo hacía lo mismo, tras unos minutos, consiguieron sincronizarse y así cuando uno entraba el otro salía. La rubia, ya era tan sumisa que agradecía esas digamos muestras de cariño y disfrutaba con la penetración. Ella ya llevaba más de una semana en esa nave y había sido violada y castigada de todas las formas posibles. Su cara antes preciosa y con un cutis perfecto, se ofrecía ahora morada y ajada. Su pelo estaba ralo, sin forma y completamente seco. Por su mente ya no pasaba nada, solo quería que aquello terminase y sabía que no habría fin. Así que se decidió a disfrutar y hacer disfrutar a su cuerpo y con su cuerpo. Esos hombres le estaban dando placer, no había brutalidad en sus actos y ella notó como un potente orgasmo le invadía y tuvo que sujetarse con fuerza al hombre rubio. Esta acción hizo que el hombre moreno se corriese dentro de su culo. La rubia se lo agradeció.
- Gracias, tío, qué bien me has follado el culo.
El rubio la levantó un poco del suelo ella se puso en cuclillas y dejó que la penetrara con fuerza. A los pocos segundos se levantó de esa polla a la vez que descargaba un potente chorro sobre el pecho del rubio.
- Jodeeer jodeeeer.
Se lanzó a por la polla del hombre y la metió por el agujero de la mordaza. Así le folló con su boca hasta sentir los calientes chorros que descendían por su esófago. Sabía que nunca saldría de ahí y solo le quedaba disfrutar de esos momentos.
Cuando los hombres se dieron la vuelta, observaron cómo su amigo el pelirrojo golpeaba con fuerza la cara de Marina.
- Me ha mordido la muy puta, me ha mordido.
El pelirrojo, se había acercado a Marina, observando sus preciosas tetas, pequeñas, una ochenta, con esos pezones que unían areola y pezón haciendo un todo y formando un solo bulto marrón que desafiaba enhiesto la gravedad. ¿vas a ser buena? Le había dicho, ella asintió con la cabeza. Acercó su polla a la boca y vio sus intenciones, pero ya era tarde, la boca de la chica se cerró sobre su polla. El al ver sus intenciones llevó sus manos a los pezones y justo cuando ella mordía el los apretó con todas sus fuerzas. Marina abrió su boca, pero le había dejado la marca. Entonces él empezó a golpear su cara sin control. El hombre moreno llegó para sujetarle, la iba a matar.
- Me ha mordido, me ha mordido.
- Tranquilo, tranquilo, ¿estás bien?
- Me duele joder, me duele.
- El moreno fue hacia la rubia, le quitó la mordaza y la llevó donde Marina. Se la puso bien tensa, que le hiciese daño y le dijo al pelirrojo.
- Ahora es tuya, fóllatela, métele esa larga polla hasta el estómago.
El pelirrojo sonrió, se meneó la polla que aún le dolía y consiguió ponerla dura. Dejó la polla en el borde del hierro y de una le atravesó la garganta. Marina tuvo una brutal arcada que llevó a lo poco que tenía dentro a salir expulsado, cayendo sobre su pecho y la polla del chaval. Este sin dejarla recuperar le volvió a meter la polla hasta el fondo y volvió a provocar su arcada. Así estuvo hasta dejar su estómago vacío. Fue por la manguera y limpió el cuerpo de Marina.
- Ahora te vas a enterar hija de puta,
- Goooo,goooo, goooo- decía Marina
El moreno desató las manos de Marina y entre él y el rubio, sujetaron sus manos bien abiertas, pegando su cabeza al suelo. El pelirrojo se escupió en la mano, untó su polla con ello. Se volvió a escupir y untó el ano de la chica. Con rabia apuntó la polla sobre el agujero prohibido de la rubita y de una le atravesó el culo.
- Goooooooooooo
- Dale fuerte, dale fuerte que a mí no me deja.
Sobre el sonoro grito de Marina se escuchaba la voz de su novio que decía que le diesen muy fuerte.
Dona se volvió al chaval y observó como tenía la polla completamente dura.
El pelirrojo le daba sin piedad a Marina y esta gemía y se meaba entera haciendo un charco bajo sus pies. El muchacho no paraba de azotar su culo con ambas manos, mientras sus compañeros sujetaban con fuerza a Marina. El pelirrojo, viendo cercana su corrida, aceleró el ritmo y le llenó de esperma los intestinos. Le clavó la polla con tanta fuerza, que la elevó del suelo. Una vez la hubo llenado pasó el relevo a su amigo.
Mientras, Dona pajeaba al muchacho.
- ¿Te gusta como le han follado el culo, como sufría?
- Siiii, me ha encantado, así siempre será una puta.
Dona siguió pajeando muy lento al chaval, mientras este veía como su novia era sodomizada a la vez que una polla invadía su garganta.
- ¿A tí, te la chupa?
- No, dice que le da asco, la muy cerda.
- ¿te gustaría reventarle el culo y llenar su boca?
- Si joder, si sería la hostia.
- Si eres bueno lo podrás hacer, pero antes junto a mi tendrás que reventar otro culito.
- Como quieras, como quiiiieeeraaaas. Jodeeer jodeeer
El chaval se le había corrido sobre la mano. Dona le metió la mano en la boca hasta que se la dejó bien limpia.