Capítulo 1

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  • Dominación de los jefes de mi esposa

Dominación de los jefes de mi esposa

Nunca pensé que una fiesta de empresa cambiaria mi forma de ver la vida y cambiar mi manera de entender la sexualidad.

Me presento, mi nombre es Juanjo 58 años. 170 cm, moreno rapado y con barba abundante.

El caso es que mi vida sexual con mi mujer era prácticamente nula, lo cual siempre hacía que estuviéramos en constantes discusiones. La última fue porque nos invitaron por pareja a una cena que organizaba la empresa donde trabajaba ella de secretaria, en primer lugar deciros que ella se llama Sonia, 48 años , morena pelo rizado muy simpática , por lo menos fuera de casa, mide sobre 165 y pesara unos 70kg bien proporcionados. Dicho esto entramos en materia.

A mí no me hacía especial ganas de ir a ver divertirse a sus compañeros con los cuales no tengo ni medio afinidad y menos coincidir con sus jefes que me parecen unos prepotentes de cuidado, pero aun así y para que la discusión no fuera a mayores, accedí a ir, aunque creo que ella también me lo dijo de compromiso.

Ella estaba realmente guapísima, vestido ajustado color morado por encima de las rodillas. Al llegar al sitio en cuestión se transformó, derrocho alegría y simpatía con todos, sintiéndome un poco apartado, después de las presentaciones de rigor, nos sentamos a comer y la cena transcurrió de lo más normal. Luego decidieron ir a tomar unas copas, le intente decir que nos fuéramos a casa pero……al acercarme solo con verle la cara de desaprobación desistí y me mi a la media hora en un local del centro solo en la barra con la única compañía de un copazo. Sonia alternaba de grupo en grupo de compañeros relacionándose, cosa que vi normal, hasta que llego al grupo donde estaba el director y varios ejecutivos la mayoría sesentones, todo bien, normal hasta que me di cuenta de un detalle, mientras se reían, Gustavo el director la tenía sujeta por la cadera y entre risas y risas miraba hacia la barra encontrando mi mirada. Haciéndome sentir incómodo y más cuando la cuadrilla y sin apartar la mano de la cadera de Sonia se acercaron hasta donde estaba.

.-hombre, tu serás Juanjo, Sonia no para de hablar de ti, encantado. Dijo Gustavo.

.- ah, si ¿-dije esbozando una falsa sonrisa y estrechando su mano.

Me presento al resto, tres trajeados, que no paraban de sonreír, en m medio de la conversación que duraría una hora aprox. Los combinados me los bebía de tres en tres más bien por evadirme de una situación que no era muy agradable para mí. Mientras tanto Sonia disfrutaba, parecía otra persona, se movía alrededor de esos tiburones como pez en el agua y nunca mejor dicho.

Llego la hora del cierre del local y yo quería irme a casa entre otras cosas porque estaba muy pasado de copas, y yo cada vez veía o se me hacía ver a Sonia cada vez más suelta, ya no solo le acariciaba el director, si no cualquiera que estuviera en el grupo le pasaba la mano por la espalda ignorando mi presencia. Me dirigía hacia el coche cuando uno de los directivos me agarro por los hombros y me dijo:

– Pero vamos a ver Juanjo , como vas a conducir ¿, no estás en facultad para hacerlo,

– Es cierto Juanjo, yo en tu estado no me monto contigo- apostilló Sonia.

– Esbozando una sonrisa Gustavo propuso ir a su chalet, según él , así me daría tiempo a despejarme y ellos a seguir, y si queríamos podíamos pasar la noche allí puesto que tenía habitaciones de sobra,

– Le pregunté a mi mujer y dijo que era lo más coherente, así que con una voluntad anulada por el alcohol, me monte en el asiento trasero de un Audi espacioso, otros dos se montaron conmigo y Sonia en el asiento del copiloto. Dirigiéndonos a la casa de Gustavo, dentro de mí borrachera veía como mis acompañantes se daban codazos riéndose, les oí decir que lo de las copas había surtido efecto, con lo que pensé que me habían echado alguna sustancia en la bebida, mire hacia delante y vi como cada vez que metía marchas rozaba la pierna descubierta de mi mujer, algo que lejos de enfadarme, hizo que me fuera excitando dejando volar mi imaginación.

– Me bajaron entre risas sujeto por los dos que ni se el nombre pero que a partir de aquí llamaré miguel y pablo, entremos en un salón amplio y me depositaron en un sofá, detrás venia Gustavo con Sonia riéndose , realmente parecían una pareja , ella se me acercó con intención de ver mi estado , me dio un beso en la mejilla y se volvió hacia el corro , me ofrecieron una bebida la cual rechacé porque ya no me cabía mas, ellos se pusieron una y Gustavo puso música y al principio bailo suelto , pero luego fue buscando a Sonia , y juntos se liaron en un baile muy pegado y sensual , el no dejaba de mirarme y sonreír , mientras que ella apoyaba su cabeza en el hombro de su acompañante, a los pocos minutos y desde mi platea , pude ver cómo era ahora pablo el que le “arrebataba” a Sonia de los brazos , a ella también se le veía un poco mareada.

– Gustavo y pablo los dejaron bailando y acariciándole la espalda y creo que vi que sus manos llegaban hasta sus nalgas y se dirigieron hacia el sofá, sentándose cada uno a mi lado.

– .- que tal lo llevas, Juanjo?

– .- bien, bien, -articule a decir.

– Miguel. soltó una carcajada y dijo:

– .- y tan bien, como que te estás empalmando, jajajajajajajajaajajaj

Hubo una milésima de silencio y explotaron en carcajadas, ERA CIERTO¡¡

Yo no sabía dónde meterme, y de repente se levanta Gustavo y me dice al oído:

.- esto lo va a hacer más fácil, relájate y disfruta.

Se acercó a Sonia y le dio un morreo de película, ella se separó intrigada, pero le comento que yo estaba con una erección y que me iban a brindar el espectáculo con el que tanto tiempo habían fantaseado,

Le agarro de los hombros y la bajo hasta ponerla de rodillas, todo esto sucedía a escasamente dos metros de mí. Ella me miraba pero no se cortaba, no le daba vergüenza, tenía claro en su mente lo que iba a pasar.

Desabrocho su cinturón y su pantalón cayo hasta los tobillos, sus manos deslizaron el bóxer también hacia abajo dejando ver un falo considerable pero sin empalmar.

.- Sonia, enseña a Juanjo como se hace- dijo.

Ella se colocó la mano a la espalda y con su boca busco el glande para introducir en su boca, en cuanto el miembro cogió forma empezó un vaivén de cabeza, mantenía los ojos abiertos mientras miraba a Gustavo.

Yo no sabía qué hacer, es más, no podía hacer nada, tenía mezcla de rencor y excitación pero mi voluntad era nula, miguel y pablo se despojaron de las chaquetas y se acercó a la pareja, cosa que imperativamente corto de raíz Gustavo:

.-Eeeeh esta zorra es mía, si queréis luego más tarde os la dejo, divertiros con Juanjo, jajajajajjaa.

Se acercaron y se bajaron los pantalones delante de mí , se subieron al sofá y entre risas me refregaban sus poyas en mi cara, Gustavo y Sonia miraban sin dejar lo que estaban haciendo divertidos, entonces todo dio un giro él se desacoplo de la boca y se plantó frente a mí con una tremenda erección, la apoyo en mis labios y poco a poco fue empujando hasta que entro la mitad, a partir de ahí no fui yo, me volví perra y chupe y chupe y chupe sintiéndome cada vez más excitado. Se retiró y miguel y pablo se lazaron como lobos a intentar que se las mamara, cosa que hice lo mejor que supe, en un primer momento pablo la entró y roce con mis dientes cosa que entendí que no era del agrado al sentir una bofetada.

.- no lo vuelvas a hacer, entiendes ¿

Se hizo el silencio.

.- siiiiii, perdón, dije yo.

Y todo fue un estruendo de carcajadas.

Colocaron a Sonia en el sofá , apoyada en los brazos y con su culo al aire y mirando hacia mí,,,,,,,,,,,, Gustavo se colocó detrás y se la metió lentamente dejando a Sonia que le saliera un gritito de placer. La cogió del pelo y la obligo a mirarme , mientras yo me tragaba la poya de esos sesentones que si bien eran normalitas eran duras como piedras.

.-chicos soltad al ciervo que estoy a punto de correrme- dijo Gustavo, cosa que hicieron y me levantaron poniéndome al lado de las nalgas de mi mujer, El me agarro fuerte la cabeza mientras gruñía llenando de semen su coño , saco su verga indicándome que se la limpiara , era la primera vez que probaba lefa y después me dijo:

.- suéltala perra, lame el coño este que lo he dejado lleno de pequeños gustavos y si no quieres criar hijos míos trágatelos todos, deja ese coño reluciente, que seguro que mis socios quieren probarlos, y así hice, me acomode y me amorre a su coño que rezumaba goterones de semen, lamiéndolos , sorbiéndolos bajo la atenta mirada de los allí presentes , solo se oía la respiración alterada de Sonia la cual derivo en otro orgasmo que termino de llenarme la cara de sus propios fluidos, derrumbándose en el sofá.

Vamos, Juanjo , no les hagas este feo a mis invitados, no vas a dejar que se vayan disgustados,- dijo Gustavo., me puso de rodillas en medio de la sala y me rodearon con sus falos erectos acercándolos a mis labios , yo ya estaba totalmente entregado y mi boca alternaba, entre las poyas , escuchando sus gruñidos de placer agarrándome la cabeza para que la penetración fuese más profunda, en un momento alce la mirada y vi a Sonia sentada en el sofá con las piernas abiertas acariciándose el sexo. Mi boca se había convertido en una vagina de la cual entraban y salían rítmicamente y sincronizada mente cada miembro. De repente me quitaron esos manjares y se dirigieron a mi mujer a la cual bañaron literalmente de lefa desde la cara escurriendo por los pechos y bajando hasta su coño.

Gustavo me dio una colleja y me dijo: .- ya no tengo que decirte lo que debes de hacer, muestra iniciativa, y de rodillas (cosa que les gusto) me acerque a Sonia para fundirme en un beso lascivo del cual le quite todo el néctar que contenía en su boca, para ir bajando por sus senos, vientre, coño y piernas, lamiendo y tragando toda la corrida.

Bueno no ha estado mal, se dirigió Gustavo a todos los presentes, pero estoy cansado creo que deberíais yendo cada uno a su casa, que se acerca el fin de y tengo muchos planes rondando mi cabeza, Sonia, Juanjo, os habéis portado como mis perras, no quiero que os duchéis, pedid un taxi y que os lleven a casa, Sonia, a ti te quiero a primera hora en mi despacho, vestido ajustado y sin ropa interior y duchada.

Dicho esto, y sin mediar palabra nos metimos en el taxi, llegamos a casa, se ducho, me dio un beso en la mejilla y dándome la espalda me dio las buenas noches y se durmió…