Capítulo 10

La repentina entrada en la habitación de Jordana causó un tremendo estupor a los tres participantes. A D. José le excitó todavía mas el ser observado en esa pose y su verga, flácida tras el esfuerzo, comenzó a hincharse de repente, generando una gran incomodidad en el ama de llaves que, apoyada en las piernas de Julia, hacía innumerables esfuerzos por no atragantarse entre el incremento de tamaño de la polla y el movimiento involuntario de su cuerpo tratando de escapar de los azotes de la zapatilla de Julia. Julia por su parte pasó de la vergüenza inicial de verse sorprendida en una escena que era realmente rocambolesca, totalmente desnuda junto a su esposo, con la criada en sus rodillas con el culo también desnudo, siendo azotada y con su boca en la verga de su marido,  a rebelarse ante la situación y, levantándose en cueros y dejando caer al suelo a María, gritarle a Jordana:

¡Pero tu quien te has creído que eres para entrar así en mi cuarto!

El estupor y el asombro cambiaron ahora de bando. El esposo había olvidado por un momento el dolor que le había provocado la caída de María al suelo con su verga en la boca, lo que le había hecho doblar la polla en exceso y no había podido sino dejar escapar un grito que fue imperceptible para el resto de los presentes, totalmente centrados en la reacción de Julia. María se dolía en el suelo, puesto que la violencia con la que se había levantado Julia era equivalente a la velocidad con la que había impactado en el suelo ¡encima de burra apaleada! Pensó mientras estaba tirada haciendo gala de su conocimiento del refranero español…Pero sin duda la mas impactada fue Jordana, que pasó de quedarse pálida, blanca como la nieve, a subírsele los colores por completo a las mejillas. Enfrente tenía a la esposa de su primo, completamente desnuda, con restos de semen y fluidos en la entrepierna y el vello púbico, los pezones erectos y una cara congestionada por el enfado.

Jordana dudó por un instante si enfrentarse a esa mujer, sensiblemente mas joven que ella y poner en su sitio a esa niñata, pero en décimas de segundo su cabeza analizó la situación y entendió, que era la esposa oficial de su primo, que ella no tenía ningún derecho a invadir sus aposentos, puesto que esa era su casa y que ella, mal que le pesase, era solo una invitada. Y por último que no tenía derecho a pedir ningún tipo de explicaciones…en ese preciso instante supo que se había metido en un lío…lo que no sospechaba ni por asomo era que el lio fuera con su “prima”, ya que ella esperaba ser reprendida por D. José.

¡espéreme en su cuarto señorita Jordana! Le espetó Julia con el aplomo de una dama de más edad.

Si, si prim…digo señora… acertó a contestar Jordana y a continuación cerró la puerta abandonando el dormitorio del matrimonio.

En ese instante D. José sintió un deseo mayor por su esposa, ese arranque de autoridad le había parecido de lo más excitante.

¡María ayúdame a vestirme!

Si señora, se apresuró a contestar el ama de llaves mientras se recomponía el uniforme y, cogiendo una toalla y humedeciéndola en el baño le limpió la entrepierna a la señora de la casa, que se excitó un poco con el roce de esa prenda húmeda en sus partes íntimas. Si no estuviese presente su esposo le hubiera pedido a María algo más, pero ahora estaban a lo que estaban. A continuación le ayudó a ponerse las bragas, un sostén nuevo que sustituyó al rasgado por su esposo y una falda con su correspondiente blusa.

D. Jose seguía todo el proceso sentado en la cama con los pantalones en los tobillos y la verga tiesa como un mástil. Ante la falta de atención de las dos jóvenes comenzó a masturbarse con la mano lentamente, con movimientos cadenciosos…

¿De verdad esposo mío? ¿Ahora? Le soltó Julia…

Que quieres, no es sano dejarla así de dura sin descargar…

Está bien yo bajaré a buscar la correa a la biblioteca. María satisfaga al señor…

María la miró con resquemor, pero no le quedaba otra que obedecer así que a regañadientes contestó

Si señora…y a continuación se bajó nuevamente las bragas y se tumbó boca arriba en la cama con las piernas abiertas.

¡No, así no!, replicó rápidamente Julia…ponte a cuatro patas para que se corra rápido

El marido rio la ocurrencia de su esposa y se levantó rápidamente para proceder…

Aun bien no había salido del cuarto Julia que D. José ya había empitonado al ama de llaves con la verga. La tenía tan gorda y dura por todo lo presenciado que la embestida le hizo daño a la muchacha que soltó un Ayyyyy cuando la penetró…

Que lastima de polvo pensó Julia mientras salía, imaginándose lo que hubiera disfrutado del estado de excitación tan brutal que tenía su esposo…pero la afrenta de Jordana no podía quedar así, esa era su oportunidad de mostrar su dominio y posición.

Mientras subía de la biblioteca con la correa en la mano, escucho los jadeos característicos de su esposo cuando estaba a punto de correrse, así que abrió levemente la puerta de su dormitorio y observo como estaba embistiendo a la criada que jadeada y resoplaba con una mezcla de sufrimiento y excitación. Estaba claro que D. José la estaba llenando por completo su joven coñito y la joven lo sufría y disfrutaba a partes iguales.

Un AGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG saliendo de la garganta de D. José le demostró que había llegado en el momento justo en que su esposo se derramaba dentro del ama de llaves que resoplaba y resoplaba por las embestidas recibidas y, por su rostro, estaba claro que lo había disfrutado.

Dejando ya desfogado a su esposo, Julia cerró la puerta y se dirigió al cuarto de invitados donde se quedaba Jordana. Al llegar abrió la puerta sin llamar y Jordana, que estaba sentada en una silla del tocador se puso de pie de inmediato y comenzó una atropellada ristra de disculpas…

Yo…prima…veras…bueno…señora…yo…no tenía…es que…pensé…

Desde el primer día has sido presuntuosa y arrogante conmigo prima. Interrumpió Julia. Te guste o no yo soy la señora de la casa y tu primo es mi esposo. Me debes respeto y obediencia mientras estés bajo mi techo.

Yo, si…si claro, por supuesto…tienes razón yo…

¡Bien pues aclarado esto desnúdate!

Jordana había visto la correa en las manos de su prima y sabía lo que iba a suceder, así que no opuso mayor resistencia, en el fondo le gustaban los azotes y Julia no podía tener tanta fuerza como para dañarla, así que decidió ceder.

Mientras se desnudaba Julia cogió dos almohadones y los colocó en el medio de la cama.

Jordana se quito la bata y a continuación dejo caer el camisón en un acto de chulería tratando de mostrar que no tenía miedo y que conservaba un cuerpazo con unos senos majestuosos, ligeramente mas grandes que los de Julia, el vello púbico era más abundante pero estaba muy cuidado y, además, era poseedora de unos glúteos carnosos y sensuales.

¡Túmbate boca abajo sobre los cojines!

Jordana lo hizo con tremenda parsimonia, lo que alteró mas si cabe a Julia, a la que no le llegaba el momento de comentar la paliza.

Una vez situada Julia colocó la correa sobre las nalgas y calculó la distancia ideal para poder propinar un buen azote. Una vez tenía la medida tomada realizó el primer golpeo

ZASSSS

Uno, gracias prima por querer corregirme, soltó con sorna Jordana, lo que encabritó al límite a Julia que, aguantando la compostura le contestó.

¡veo que te han enseñado bien, así me gusta…NIÑA!

Ese niña tan remarcado le dolió en el orgullo a Jordana que era mayor que su prima pero además le hizo recapacitar en que había cometido un error provocando a Julia…

ZASSSS

Dosss, gracias prima por querer corregirme, soltó Jordana mordiéndose el labio por el dolor del fuerte impacto… Julia se lo iba a tomar a conciencia

ZASSSS

Ayyyyyy treeeess, gracias prima por querer corregirme, el dolor empezaba a ser insoportable

ZASSSS

Cuatro, gracias prima por querer corregirme,

ZASSSS

Cinco, gracias prima por querer corregirme,

ZASSSS

Seis, gracias prima por querer corregirme, las lagrimas ya brotaban de los ojos de Jordana

ZASSSS

Siete, gracias prima por querer corregirme,

ZASSSS

Ocho, gracias prima por querer corregirme,… y en ese momento entró en la habitación D. José

ZASSSS

Nueve, gracias prima por querer corregirme,

ZASSSS

Diez, gracias prima por querer corregirme,

Bien con esto ya es suficiente intervino el esposo

ZASSSS

Ayyyyy, gritó Jordana ante el inesperado azote de Julia que hizo caso omiso a su esposo

¡Que ya vale Julia! Gritó D. José

ZASSSS

Aaaaaaayyyyy, gritó nuevamente Jordana ante otro inesperado azote de Julia que fruto de su enfado seguía haciendo caso omiso a su esposo

D. José enfurecido agarró del brazo a Julia y le quitó la correa y, apoyándola sobre la silla del tocador, comenzó a darle correazos sobre la falda ZAS, ZAS, ZAS, ZAS, ZAS, ZAS,… ante los cuales Julia no reaccionó, tan solo dejó que una lágrima resbalara por su mejilla, mas que por dolor por la impotencia y rabia que sentía…Su esposo se percató de ello y paró de azotarla

¿estas más calmada?

Si esposo mío

Tienes derecho a castigar a Jordana, tu eres la señora de la casa en ausencia de mi madre, pero cuando yo digo que pares, para…

Si esposo mío

Jordana lloriqueaba sobre la cama mientras presenciaba la escena con cierta envidia.

Girándose hacia Jordana D. José le dijo ¡y tú, tu debes saber el lugar que ocupas en esta casa y en esta familia, esas no son formas de entrar ni comportarse, Julia es mi esposa y le debes consideración y respeto! Y acto seguido le volvió a dar la correa a Julia. ¡Ahora puedes continuar el castigo esposa mía, cinco más!

Jordana palideció, eso no se lo esperaba

Juana, sorprendida pero agradecida se recompuso y agarrando con firmeza la correa la blandió en todo lo alto y

ZASSSS

Uno, gracias prima por querer corregirme, dijo Jordana entre sollozos y un tono apenas audible

ZASSSS

Dos, gracias prima por querer corregirme,

ahora ya no eres tan altiva pensó Julia

ZASSSS

Tres, gracias prima por querer corregirme,

ZASSSS

Cuatro, gra…grac..graci…gracias prima por querer corregirme, el dolor era tan fuerte que Jordana apenas podía recitar su letanía

Bien con esto ya es suficiente dijo Julia

¡No continúa! Dijo su esposo

Ya es suficiente, no ves como llora, ya está bien replicó Julia

D. José tomó la correa con la mano y muy solemnemente le dijo a su esposa

¡está bien, entonces desnúdate tu y túmbate al lado de tu prima!

¿Cómo? ¿por qué? Yo estaba siendo benevolente…creí que era lo que te gustaría, ella no puede…

¡Si doy una orden quiero que se cumpla, túmbate! Repitió cada vez más serio el marido.

Julia obedeció y resignada se desnudó y se tumbó al lado de Jordana, sus brazos se tocaban piel con piel, pero Julia giró la cabeza hacia el otro lado para no verle la cara a Jordana que seguía llorando desconsoladamente.

ZASSSS

Uno, gracias esposo, dijo Julia enfadada, sin entender todavía el motivo

ZASSSS

Dos, ufffff, gracias esposo,

ZASSSS

Aaauuuuu Tres, gracias esposo, el dolor efectivamente era alto, Julia pensó en lo que habría sentido Jordana

ZASSSS

Cuatro, gracias esposo, Julia notó como el dedo meñique de Jordana se entrelazaba con el suyo en señal de apoyo y, en ese momento se arrepintió de su arranque de furia y giró la cabeza hacia Jordana

ZASSSS

Cinco, gracias esposo, y mientras D. José les echaba un sermón de como debían tratarse, de lo importante que era la familia, de lo mucho que las quería a ambas… las dos mujeres se miraron con ternura, mientras unas pequeñas gotas iban recorriendo sus mejillas y Jordana le dijo susurrando ¡gracias!

D. José abandonó el cuarto y, en menos de cinco minutos apareció María con el aceite elaborado por Doña Carmen con plantas silvestres de la zona que aliviaba el ardor y curaba las marcas. El ama de llaves se encontró con una imagen poco habitual. Las dos mujeres estaban desnudas, mirando la una para la otra, con los traseros elevados por los almohadones y el culo muy enrojecido por lo que era evidente había sido una sesión de correa importante.

Para la joven ama de llaves aquella era una escena muy excitante. Pronto se puso manos a la obra y, empapando un generoso trozo de algodón en aceite se dispuso a aplicárselo a Julia, pero esta la paró, le dijo al ama de llaves que se lo diera a ella. La joven criada se lo acercó y fue Julia quien comenzó a extenderlo por las doloridas y marcadas nalgas de Jordana, quien recibió el algodón con una sensación de alivio no exenta de placer. Al mismo tiempo María empapó un segundo algodón y comenzó a hacer lo mismo con las nalgas de Julia. Los movimientos suaves y acompasados se fueron alineando como si de una coreografía se tratara y poco a poco el ronroneo de las dos mujeres fue acompañando el deslizar de los respectivos algodones por sus dañadas posaderas. Lentamente fueron llegando al ano, después siguieron bajando por el perineo hasta llegar a la entrepierna…el ronroneo fue pasando a ser exclamaciones de placer

Ufff,…

ahhh,…

diossss…

más…

María, totalmente excitada, dirigía el espectáculo como si de un director de orquesta se tratara, ella se movía hacia abajo…Julia hacía lo propio sobre el cuerpo de Jordana…cuando en un momento dado el ama de llaves soltó el algodón para comenzar a rozar con los dedos las partes intimas de su señora, Julia hizo lo mismo con Jordana y los cuerpos y los rostros de las dos mujeres se fueron acercando uno a otro, el calor que desprendían sus cuerpos desnudos se fue fundiendo, sus pieles, antes solo unidas por el roce de sus brazos, se tocaban ahora por diferentes partes de su cuerpo, la nalga, la cadera, el pecho…ummmmm ambas jóvenes, bajo la atenta mirada del ama de llaves se fueron dejando llevar…ese aceite, ese aceite tenía algo que embriagaba…que provocaba que sus sentidos se excitaran y que sus coñitos excitados por las feromonas del castigo recibido, por los vapores de ese aceite reparador, por el roce de ese algodón, suave y cosquilleante por los lados, húmedo y sensual por el centro, por la suave caricia de unos dedos femeninos suaves, finos, delicados, pasando furtivamente por sus labios vaginales, amagando con penetrar pero sin llegar a hacerlo, jugando con el botón del clítoris sin ser insistentes, haciendo que cada una le sacase a la otra unos jadeos, unos resoplidos, unos espasmos que llevaban consigo toda la excitación del momento, toda la carga erótica que solo una mujer es capaz de trasladarle a otra…y ahí, justo en ese momento en que sin pensarlo, sin forzarlo, el cuerpo de ambas mujeres estaba tan excitado que el orgasmo estaba a punto de estallar…ahí

Ahí se escuchó el rechinar de la puerta abriéndose y las tres mujeres abandonaron su éxtasis, abrieron sus ojos y, girando la cabeza, vieron una figura masculina que las miraba. D. José,… su señor, su esposo y su primo respectivamente…

¡María vete a la cocina, ya arreglaré cuentas contigo luego!

María se recompuso lo mejor que pudo y salió corriendo del dormitorio de Jordana.

Julia y Jordana se miraron aterradas, no creían poder aguantar un nuevo castigo.

D. José las miró fijamente, su mirada era seria, infundía pavor…un escalofrío recorrió los cuerpos desnudos de ambas mujeres. En la habitación se respiraba un ambiente cargado, tenso, con un olor a sexo en el aire…ellas permanecían inmóviles, con las manos entrelazadas…esperando el desenlace…

D. José cogió la silla del tocador y la acercó a la cama. Se sentó en la silla y subió los pies a la cama, justo al lado de su esposa…vaya, vaya con estas dos señoritas…yo que pensaba que mi mujer y mi prima eran unas damas y resulta que son unas viciosillas…

Julia y Jordana, Jordana y Julia se quedaron mudas, nada podía justificar lo que había visto, no podían negar la evidencia…las dos estaban desnudas, sudorosas, excitadas, Julia tenía la mano en la entrepierna de Jordana cuando el había llegado y María tenía la mano en la entrepierna de su esposa…y si el no hubiese entrado en ese momento de seguro ambas habrían tenido un tremendo orgasmo, de hecho seguían tremendamente excitadas y su sexo rezumaba fluidos…

El caballero recogió los pies y movió la silla a la parte central del colchón y le indicó a cada una de ellas que se pusieran boca arriba, una a cada lado de él. La imagen para D. José era un sueño. El sentado en una silla a la altura de mitad del colchón y ellas tumbadas transversalmente, desnudas boca arriba con las piernas abiertas, una en la parte que se correspondería con el cabecero de la cama y la otra en la parte de los pies de la misma.

Al momento agarró el tobillo izquierdo de una y el derecho de la otra y tirando de ellos hacia sí las acerco al borde lateral de la cama. Con asombrosa tranquilidad, manejando los tiempos, sabedor que era el Dios todopoderoso de esas dos pedazo de hembras, el señor sacó un puro del bolsillo interior de su americana, lo cortó con su cortapuros y lo acercó al coño de su esposa. El contacto del puro con su coño le provocó cosquillas y no pudo evitar arquear su cuerpo, lo que facilitaba la entrada del mismo. Apenas introdujo la parte de la boquilla hasta la vitola y comenzó a girarlo sobre si mismo, al igual que se hace con una copa de coñac, para empaparlo de los jugos de su esposa…uffff resoplaba Julia, cuya excitación iba en aumento…pero antes de que aumentara más, él sacó el puro y repitió la operación con Jordana que recibió el cigarro de igual manera que su prima, con un leve resoplido que denotaba la excitación creciente…

Cuando D. José consideró que ya estaba lo suficientemente empapado de su esencia lo metió en la boca y lo encendió. Cada bocanada de humo que salía por su boca era dirigida hábilmente a la entrepierna de las muchachas de manera alternativa. El aire caliente les hacía cosquillas e incluso su vello púbico, empapado de fluidos se movía con el paso del humo y le aumentaba la sensación de cosquilleo.

El hombre estaba disfrutando de la situación, de vez en cuando volvía a meter la boquilla en los coños de las mujeres, que al sentir el contacto húmedo y caliente del puro se retorcían de placer. En otros momentos jugaba con la punta del cigarro, acercándolo a los labios vaginales o al clítoris, no con intención de quemarlas, sino de que sintieran la cercanía del calor…así el experto amante fue consiguiendo llevar la excitación de las jóvenes a un punto de no retorno y primero Jordana y después Julia tuvieron tremendos orgasmos… AAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Aun jadeantes y sufriendo los últimos estertores del orgasmo él les ordenó darse la vuelta y ponerse a cuatro patas sobre la cama. Apartó la silla de tocador y se quitó la americana, los pantalones y los calzoncillos. Cogió los restos de aceite que en su precipitada salida había dejado María y con un dedo empapó el ano de su mujer que, asustada pero complacida por el ambiente embriagador del orgasmo recién disfrutado, no opuso resistencia. ¡Querida, voy a desvirgar ese culito tuyo! Julia no tuvo ocasión de preguntar o decir algo, ya que su esposo apoyó la verga en el esfínter y lentamente lo fue abriendo, dejando que su tremendo y excitado cipote fuera dilatando tan estrecho y virginal agujerito.

A…A…A…AYYYYYYY se quejó Julia mientras Jordana la observaba, sabiendo que ella sería la siguiente, pero sabiendo también que ella estaba mas preparada que su compañera de sufrimientos y placeres…

Las embestidas del miembro de D. José se fueron acelerando y el pinchazo de dolor en las entrañas de Julia fue aumentando ¡Dios es enorme y no me cabe ahí dentro! Exclamó…¡no te quejabas cuando era un dedo o una lengua viciosilla! ¡me pertenece como todo tu cuerpo y lo usaré cuando me venga en gana!

AYYYYYYY por dios…no puedo….no puedo….quítamela por dios….la tremenda verga la estaba partiendo en dos…

Cuando ya llevaban unas cuantas embestidas D. José consideró que era suficiente para la primera vez y sacó la verga del trasero…la salida fue acompañada de un sonoro BLUUP como si se descorchase champán y una sonora cascada de pedos que humillaron y llenaron de vergüenza a Julia. D. José le dio un sonoro cachete y se rio de la salida del aire. Julia se dejó caer boca abajo en la cama y él enfiló con su verga a Jordana, quien no necesitaba aceite, ya que su ojete estaba mucho mas acostumbrado a ser taladrado. El hombre tremendamente excitado no tuvo miramientos ni compasión con Jordana y, asiéndola bien por las caderas, le hundió la polla lo mas profundo y duro que pudo, lo que molestó inicialmente a Jordana, que estaba acostumbrada a un poco mas de delicadeza de su primo. Julia miraba la escena y no entendía como Jordana no gritaba con las tremendas enculadas de su esposo, que empujaba con fuerza su verga dentro de su prima…La muchacha agarró con fuerza la colcha con las manos al tiempo que hacía fuerza con las rodillas sobre el colchón para aguantar las embestidas y así estuvo durante unos minutos eternos hasta que un ¡SIIIII JODEEEERRRR! acompañó la corrida de su primo en su culo…

Su primo saco la verga del culo, del que comenzó a salir un hilillo de semen, y Jordana se dejó caer como su prima, boca abajo sobre la cama…

El acercó nuevamente la silla del tocador y se dejó caer sobre ella…de su verga seguía goteando semen que caía en el suelo del dormitorio y delante de el estaban tumbadas en la cama las dos mujeres agotadas, doloridas y, por que no decirlo, satisfechas…

¡Bien señoras, a partir de ahora ya saben lo que les toca! ¡Las dos son mías!

Continúa la serie