Capítulo 1
En el cine I
Como goza mi mujer de las sesiones de cine.
Era sábado, y habíamos discutido, como por otra parte era natural en las últimas semanas, todo, como siempre, era culpa MÍA, así que para reparar el agravio invite a Maria al cine, importaba más bien poco, por no decir que nada la película, solo quería recuperar el cariño y la complicidad de mi pareja.
La sesión era numerada y nos correspondió como era natural la última fila, a mi lado un chaval que no paraba de comer palomitas y al lado de María un señor de unos 45 años, algo rellenito, y con la mirada fija en la pantalla, esto seria hasta normal sino fuera por que la película todavía no había comenzado.
Pero bueno me acomode en la butaca y en poco tiempo me di cuenta que la película no valía para nada, era lo que se dice un auténtico Bodrio y que sólo le salvaba la carga erótica que tenía.
Sería por eso por lo que mi compañía estaba deslizando su mano por mi entrepierna por encima de mis vaqueros, aquello conociéndola, no acababa más que empezar, por que ella era una chica de 30 años con unos pechos de impresión y una calentura increíble de las que a veces me las veía y me las deseaba para complacerla.
Efectivamente el tiempo me dio una vez mas la razón, a los 20’ de magreos pude observar como el compañero de asiento no nos quitaba ojo, a lo que ella le correspondió con una mirada desafiante, se centró en su asiento y vi, en un momento en el que la claridad se hizo en la sala de cine a través de una escena de bastante luminosidad, como ella sin soltarme se deslizaba con su mano derecha hacia su vecino de asiento, él la volvió a mirar sin dar crédito a lo que le estaba haciendo, y de paso me miro a mi, donde dentro de lo que pude disimule viendo la pantalla, contemple como le bajaba la cremallera y le extraía el miembro, y se acercaba para darle un trato de favor, se le podía oír la respiración entrecortada, y como le lamía la cúpula del falo, le susurro algo al oído, y acto y seguido, él se levantó y marchó, María se volvió a mi y me murmuró:
_ en 5 minutos te espero en el baño de caballeros-
No pude decir más. Solo la desazón se me hizo presente en mi pecho, que latía a 1000 por hora, creía que en uno de esos minutos interminables el corazón se me salía por la boca, no lo dude mas, me levante y me dirigí al servicio, entre y solo escuchaba a través de una puerta retirada, la reparación entrecortada de ella.
El espejo reflejaba la escena que estaba ocurriendo el servicio de enfrente.
El compañero (que llamaremos Andoni) tenía a María contra la pared, le desabrochó la camisa y dejó sus pechos libres, no paraba de tocarlos ni de juguetear con sus pezones, el se bajó los pantalones a media altura y le había puesto el miembro entre las manos.
Me imaginaba el perfume que desprendía mi mujer a través de sus bragas blancas que debido a la excitación se me antojaban húmedas, prenda que de repente el despojo de su dueña y sin más como si le fuera la vida en ello le apuntó con su pene, e inició un movimiento continuo entrando y saliendo de ella, Maria se intentó acomodar subiéndose y rodeándole con sus piernas, pero él quiso dejar claro que la iniciativa allí la llevaba él, que ella ya había jugado bastante en la butaca, la puso de rodillas y le pasaba el pene por la cara, se situó detrás de ella y le penetró con fuerza por su vagina.
Ella estaba loca, no podía contener el éxtasis, chillaba y gemía alcanzando uno de los orgasmos más prolongados de los que he sentido con ella.
Ella se levantó y suavemente mordía la tetilla sus manos se apoderaron de su miembro y comenzó a besarle la oreja, yo no podía, no debía continuar con esta locura, cómo podría vivir después, si estando apunto de hacer realidad, la fantasía de mi vida, ver a Maria compartiéndola con otro hombre.
Entre en el baño, y me quite la camisa me afloje la correa y ella me saca el pantalón, Andoni, al principio se cortó, como era lógico no sabia que hacer, pero para eso estaba ella se metió el poyòn en la boca eso hizo que el se dedicara de lleno otra vez a ella, al la vez que le daba una mamada de campeonato me despojo de mi minúsculo slip dejando que aflorase mi pene, que acto seguido comenzó a acariciarlo arriba y abajo, me fije el el pitorro de mi acompañante y vi que aparte de lo largo que estaba era grueso, para que nos hagamos una idea parecía una botella de refresco y los huevos como pelotas de tenis, me acerque a ellos, y sin mediar palabra, le clave mis manos en las nalgas de Maria y se las abrí dejando el Ano a la intemperie, quería que quedase a la mirada obscena de Andoni, me agaché y saqué mi lengua con ella ejercía círculos dibujando el ano, le di a ella mi mano para que me lamiera un dedo en saliva,se lo meti hasta los nudillos, la muy perra solo sabía emitir gritos de placer, y frases
.- folladme, no puedo mas, soy vuestra zorra.
no pude mas y me coloque debajo de ella quedando mi boca a la altura de su sexo, le agarre el clítoris con los labios y de vez en cuando le daba duro con la lengua estaba todo mojado por su orificio salían gotas de néctar que yo recogía con mi boca, intentando saciar mi lujuria.
Entonces Andoni apuntó bien con su vergajo y de un golpe de riñones se lo introdujo de golpe, ella se recostó encima de mi y me practico una felación de órdago, arrancándome gemidos y convulsiones.
Ella estaba caliente, muy caliente, pero yo mas, tanto que me atreví desde mi posición a lamerles los cojones a nuestro acompañante casual y pasandole la lengua por su pireo hasta llegar a su ano, reconozco que al principio no me gusto su sabor, pero ya me daba igual, cambiaba y le mordisqueaba los huevos, después pasaba a darle lengua a mi maria, para acabar enterrando mi lengua en su ano, Creo que fue en cuestión de seg.
Cuando los tres hechos un ovillo el, empezó con unos estertores a darle fuerte en su coño y de cuando en cuando sus bolas golpeaban mi frente, yo lamiendo como un poseso y ella derritiéndose de gustos encima de mí, así fue como los tres llegamos al orgasmo casi al unísono, dejando la vagina de mi mujer al sacar la poya un reguero de semen que fueron derechos a mi boca, le relamí todos los pliegues de sus labios vaginales dejándoselos limpios sin rastro de lefa.
Sin mediar palabras nos vestimos y salimos primero andoni, sin antes haberle dado un beso en la mismísima lengua de ella, y a mi me miro con una sonrisa plácida, para alejarse disimuladamente del aseo, nosotros también salimos, momento en el cual la película que había terminado y en el pasillo se juntaban las personas que salían de ella y las que a la vez entraban, nos confundimos entre ellas, y hoy en DÍA no hemos vuelto a ver a Andoni, pero lo que os puedo asegurar, es que las películas hoy en DIA no tienen la misma emoción y siempre miramos de soslayo a ver si nuestro amigo nos acompaña en una nueva sesión.
Se agradece comentarios positivos y sugerencias.