Capítulo 8

…Notaba cuando sus pelotas golpeaban la parte de debajo de mis nalgas, hasta notaba como pinchaban los pelos que le empezaban a salir en ellas. En ese instante se iluminó el teléfono que había dejado en la mesilla iluminando el techo de la habitación, rompiendo toda la magia que estaba sintiendo en ese momento.

-Joder, no te vayas a parar Carlos -le dije medio cabreado medio extasiado- Como te pares te juro que te corto los huevos…

-Uffff, tranquilo, no pienso parar -me dijo embistiéndome más fuerte- Ni por todo el oro del mundo dejaría de darte por el culo.

Volvía de nuevo a sentir la magia, a sentir su polla dentro de mí, la rigidez de su verga con la elasticidad del interior de mi culo, como éste se amoldaba a su nabo, como notaba sus palpitaciones en mi interior. Aceleró el movimiento mientras yo levantaba mis caderas para que llegasen más profundas sus metidas. Mi polla emanaba líquido preseminal en cantidades industriales, empapando la sábana que se encontraba debajo de mí. Carlos se paró, hizo que me acostara de lado, se me colocó detrás, haciendo la cucharita. En esa posición notaba como su verga entraba hasta el fondo mientras yo le agarraba con mi mano izquierda su nalga y él me besaba el cuello, deslizando su lengua por él. Así estuvimos unos minutos cuando el dichoso teléfono volvió a encenderse, entonces notaba como Carlos reducía la intensidad y la velocidad de penetración, descolocándome. No me quedaba otra que sacarme la polla de Carlos y coger el teléfono para ver quien llamaba.

-Vaya -me dijo Carlos disgustado- voy a ser yo quien te corte los huevos…

-Joder, adivina quién está llamando a este teléfono -le dije mirándolo con cara de asombro- No te lo vas a creer…

-Coño, dímelo ya -me dijo- que no estoy para adivinanzas.

-Lo siento, tienes razón -le dije- Es Irene.

Se me quedó mirando fijamente, al igual que él yo no entendía nada, cada vez menos.

-No me mires así -le dije- Estoy igual que tú, no entiendo absolutamente nada.

-Y qué vas a hacer si vuelve a llamar, ¿vas a descolgar? -me dijo- No se te ocurra contestar al teléfono, nadie debe saber que lo tenemos hasta que nos enteremos qué pasa. Por otro lado eso significa que, o Emilio y Pepeca aún no saben que entramos en el edificio vacío, o si lo saben no han querido decirlo a los de arriba. Lo raro es que aún no nos han llamado como dijeron, que aunque fuese desde este teléfono podrían habernos llamado desde otro.

Nos sentamos en la cama, Carlos se veía preocupado, preocupado y caliente porque su polla no había perdido la verticalidad, su rigidez… Le agarré la polla y comencé a masturbarlo, él hizo lo mismo con la mía, nos pajeábamos mutuamente. Nos sentamos más al interior de la cama, ambos con las piernas abiertas y entrelazadas, cada uno cogió el nabo del otro y comenzó a masturbarlo, Carlos además, metía un dedo entre mis nalgas buscando el ojal y lo encontró. Mientras le daba a mi polla, su dedo hacía movimientos circulares en mi ojal para relajarlo y permitir que entrara, y entró. Entró su dedo en mí, al principio la primera falange, lo sacó y me lo puso en la boca para que lo ensalivara, y eso hice. Lo ensalivé bastante y volvió de nuevo a introducirlo en mí, pero esta vez hasta el final, mis respiración se aceleraba, mi polla salía el líquido preseminal en bastante cantidad, mis caderas comenzaron a moverse para ser follado por el dedo de Carlos. Su polla estaba muy dura, su mirada muy excitada, su respiración acelerada, con la otra mano le masajeaba los cojones mientras levantaba sus caderas para mostrarme el culito, por lo que uno de mis dedos se introdujo por su ojal también. Nos acercamos más el uno al otro, ambos siendo follado por el dedo del otro y siendo pajeado, inclinándonos un poco conseguimos unir nuestras bocas y nuestras lenguas se enredaron. Carlos me metió otro dedo y el placer que sentí fue inmenso, saltando sobre sus dedos notaba que se acercaba mi orgasmo, él aceleró el movimiento de su mano mientras su lengua no paraba de recorrer el interior de mi boca.

-Sigue un poco más, cabrón -le dije entre gemidos- Me tienes a punto de correrme.

-Ummm, que rico tienes el culito y que dura la polla -me dijo con la respiración muy alterada- No voy a parar hasta conseguir vaciarte, cabrón.

Aceleré los saltos y comencé a notar como subía el placer desde mis pelotas hacia mi vientre, en ese momento solté el primer trallazo de semen que llenó a Carlos la barbilla y el pecho, los siguientes, que no recuerdo cuantos fueron, cayeron por su pecho y su vientre. Cuando intentaba recuperar el aliento, noté en el dedo introducido en el culo de Carlos, como su esfínter se contraía y dilataba y, acto seguido y acompañado de gemidos, noté en mi pecho como su semen lo llenaba de primera, después me llenó la barriga, el vientre, la polla, los huevos…todo, estaba totalmente impregnado en su leche mientras él no paraba de jadear ni de gemir.

Nos besamos con pasión y fuimos a la ducha, nos duchamos juntos y, mientras nos duchábamos, el uno limpiaba la polla del otro con la boca. Acabada la ducha y ya secos, nos quedamos en la cama con el teléfono en la mano.

-¿Qué hacemos ahora? -le pregunté a Carlos- Si no nos llaman hoy…

-Tranquilo que se pondrán en contacto con nosotros -me contestó- Y pienso que ya saben que nos hemos llevado todo lo que les falta.

A los pocos minutos sonó el teléfono de Carlos, era Carmen. Descolgó y lo puso en “manos libres”

-Hola mi vida -dijo ella- Mañana llegaremos temprano, al final no haremos la fiesta de despedida. ¿Cómo va todo? ¿Lo pasas bien con Nico?

-Hola mi amor -contestó Carlos haciéndome una mueca- Una lástima que no hagáis la fiesta de despedida, ¿no? Sí, todo muy bien, hemos salido por ahí, hemos conocido a gente y la verdad que lo estamos pasando muy bien. Y con Nico me llevo de lujo, como cuando estábamos en el instituto. Y tú, ¿cómo lo estás pasando con Irene? Por cierto, he visto que en la bolsa de los consoladores faltan algunos…

-Joder tío, no se te va una ¿eh? Jajajaja -contestó Carmen- Me traje algunos porque te iba a echar de menos, y la verdad, los he usado…pero bueno ya te contaré muy pronto. Con Irene estupendamente, hemos congeniado muy bien. Y bueno, prefiero que no haya fiesta, así llegamos antes, bueno llego antes para estar contigo. Por cierto, ¿os quedáis cada uno en una casa u os quedáis en la misma? Tengo muchas ganas de verte…jejejeje

-Ummm, eso suena genial -le dijo Carlos mirándome a los ojos- ya tengo ganas de verte. Nos quedamos en casa de Nico y otras veces en la nuestra, ahora mismo estamos en la casa de Nico. Esta tarde nos iremos a la nuestra, haremos una barbacoa.

-Estupendo, ya me contarás como os sale. Bueno mi vida, tengo que dejarte -dijo Carmen- Te llamaré cuando lleguemos a la estación para que vengas a recogerme, o vengáis a recogernos. ¿vale?

-Por supuesto Carmen -dijo Carlos- Allí estaremos. Un beso y adiós.

Colgó Carlos y se volvió a mí.

-Saben que tenemos todo -me dijo- por eso no nos han llamado ni Emilio ni Pepeca, ella ha llamado para saber por mi tono de voz si sabemos algo, y creo que se ha dado cuenta de que sí.

-¿Por qué le has dicho que vamos a ir a tu casa a hacer una barbacoa? -le pregunté temiendo la respuesta-

-Por si mandan a alguien para que devolvamos lo que tenemos -me contestó levantándose de la cama- No estaremos en la casa, pero estaremos vigilando, además avisaré a la policía de que hay alguien rondando por mi casa, para que manden una patrulla por si las moscas.

-Joder, vas dos pasos por delante de ellos -le dije sonriéndole- Dentro de lo malo, me alegro que esto me esté pasando contigo, yo no sabría cómo actuar. Por cierto, me encanta tu culo, uffffff, es que me pone a mil.

Se acercó a mí, se giró y se tocó las nalgas y las abrió dejándome ver el ojal un poco dilatado aún. Le agarré las nalgas y acaricié su ojal, estaba caliente. Acerqué mi boca y lo lamí con la lengua, la punta de mi lengua entró un poco en él.

-Uffff, es que me matas tío -me dijo Carlos- Tenemos muchas cosas que hacer pero…

-Ya, ya lo sé -le dije besándole las nalgas- Vamos a hacer primero lo que debemos y después daremos rienda suelta al placer.

Nos vestimos y fuimos hacia la casa de Carlos, aparcamos en una curva, teniendo visión de la puerta principal de la casa. Nos quedamos sentados en el coche, al cabo de una media hora vimos que un coche pasaba a nuestro lado para pasar por delante de la casa, cuando se acercaba a ella bajó bastante la velocidad hasta casi detenerse. En ese momento, Carlos cogió el teléfono y llamó a la policía.

-Buenas tardes, Policía Nacional -contestó una voz de hombre- ¿en qué puedo ayudarle?

-Hola buenas tardes -dijo con la voz un poco temblona- Mire usted, estoy de viaje, pero una vecina me ha llamado diciendo que hay algunas personas rondando por mi casa, me ha dicho que un Seat León gris marengo acaba de pasar por delante de la puerta reduciendo la velocidad bastante. Quisiera saber si es posible que manden a alguien.

-¿Su vecina le ha dado la matrícula del vehículo? -le preguntó el policía- Y deme también la dirección de su casa, por favor.

-Me ha dicho parte de la matrícula -le dijo Carlos- es que es un poco mayor y dice que no la ha visto bien, pero está segura que empieza por 5 y acaba con LDR. La dirección es Avenida del Embarcadero, nº 179, es una chalet individual, está a unos 150 metros de la farmacia.

-Bien -dijo el policía- ¿puede darme el nombre de su vecina y su dirección? Una patrulla sale ya hacia allá.

-Lo sient…, no le o… bien, …toy en una zon… con poca cobertur… soltó Carlos y colgó apagando el móvil inmediatamente-

Lo miré fijamente, cada vez me asombraba más, y lo conocía menos. Me miró, se acercó y me besó en la boca.

-No me mires así -me dijo riéndose- he leído mucho sobre los servicios secretos, jajaja.

-¿Has leído o sirves en uno de ellos? -le pregunté queriendo aparentar fortaleza- No me has dicho en qué trabajas.

-Jajajaja, estás de broma, ¿no? -me dijo algo incómodo- Trabajo en una empresa con ramificaciones en el norte de África…

-Joder, más claro imposible -le respondí- ¿Eres agente del CNI?

-Nico, por favor…-me dijo con un tono de voz que no me gustó- No soy un agente del CNI…

-Tampoco me lo dirías si lo fueras -le corté- Además, sabías dónde guardar los discos duros…jamás se me hubiese ocurrido en una consigna, pero no contabas con que las abrían a última hora y por eso se te ocurrió lo del trastero…Carlos, son muchas coincidencias y más de dos coincidencias es una realidad. Entiendo que no me lo quieras decir, pensándolo bien tampoco quiero saberlo.

– Pues dejémoslo ya -me contestó esta vez sin negar nada- Estamos ahora en lo que estamos.

Sonrió de lado, algo nervioso. Algo me decía que mentía pero no podía saber en qué. En ese momento pasó junto a nosotros el Seat León que vimos antes, venía a una velocidad reducida, al pasar junto a la casa redujo aún más la velocidad, hasta casi detenerse. De pronto oímos una sirena muy fuerte justo detrás de nosotros, era un coche patrulla de la Policía Nacional que se acercó al Seat León por detrás mientras otro coche patrulla les cerraba el paso por delante. Se bajaron los policías de ambos coches con sus manos en las culatas de sus pistolas y a gritos pedían que se bajaran del coche sus ocupantes. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando vimos que quien se bajaba del lado del conductor era Ana, una de las chicas que conocimos en un bar la noche en que salimos a cenar al restaurante colombiano y que follamos los 4 juntos en mi cama. Lógicamente, del lado del copiloto salió su amiga Silvia, la otra chica de la misma noche. La policía les pidió la documentación, hablaron por la emisora con la Comisaría, y para sorpresa nuestra, uno de los policías aparcó el coche de ellas mientras que montaban una en cada coche patrulla. Vimos que el policía que aparcó el coche de ellas se dirigió a la casa, se colocó delante de la puerta y llamó al timbre, lógicamente nadie abrió, escribió una nota y la dejó pegada en la puerta con un poco de cinta del CNP (Cuerpo Nacional de Policía), se dirigió a su coche patrulla y se las llevaron a comisaría.

-Joder, ahora dime que algo han tenido que ver los policías, porque no es normal que se las lleven detenidas -le dije insinuando que sabía por qué-

-Joder Nico, otra vez con lo mismo…Pues sí, imagino que algo no les ha cuadrado cuando se las han llevado -me dijo alzando la voz- y sí soy agente coño, pero no del CNI.

Me quedé mirándolo con los ojos muy abiertos al igual que la boca.

-Cierra la boca que te van a entrar moscas -me dijo- soy agente del SIGC, Servicio de Información de la Guardia Civil. A veces trabajamos con ellos, con el CNI me refiero…también con la Policía Nacional, claro…

-Y ahora ¿qué hacemos? -le pregunté- ¿nos vamos?

-¡¡¡Y una mierda!!! -gritó- Acabo de decirte lo que soy, y me vienes ahora cambiando de tema. Pregunta lo que quieras, joder. Pero lo único que te pido es que no se lo cuentes a nadie, sólo eso.

-Tranquilo, nadie lo sabrá por mí -le contesté- Pero Carmen igual sí lo puede contar o lo ha contado…

-Carmen no contará nada porque no sabe que pertenezco al SIGC -me dijo de manera rotunda- Cree que trabajo para una empresa que trabaja con la Guardia Civil, es lo que nos dicen que les digamos a nuestras familias, además de tener toda la documentación de esa falsa empresa.

-Bueno, ahora me siento más seguro estando contigo -le dije sin saber qué decir- Al menos me encanta tu pistola…jajaja.

-¡Qué cabrón eres! –me soltó mientras se inclinaba hacia mí y me besaba- Ya has usado mi pistola bastantes veces, casi me la dejas sin munición, jejejeje.

Cuando se marcharon los coches de la Policía, decidimos irnos a mi casa, teníamos que tener claro qué movimientos íbamos a hacer.

-Al menos algo de suerte hemos tenido -me dijo Carlos- No parecen muy profesionales, están cometiendo errores uno tras otro, y eso nos interesa.

Llegamos a casa y nos sentamos en el sofá, me quedé mirándolo esperando órdenes suyas, él sabía mejor que yo cómo moverse en este ambiente. Cogió el teléfono que sacamos del edificio que asaltamos, se puso a investigarlo por todos lados.

-Si comenten tantos fallos, deben de haber dejado algo aquí que se nos pasa -me dijo trasteando el teléfono- Y por ahora no lo veo…

-Imagino que has mirado ya la lista de los contactos, SMS enviados o recibidos, WhatsApp, si tiene correo electrónico…

-¡¡¡Mierda, eso es!!! -me dijo estampándome un beso en la boca y trasteando el teléfono- No he mirado si tiene email, y…bingo, aquí está. Vaya…está nuestro vídeo del coche enviado a una dirección de Gmail, ¿la conoces?

-No, ni idea -le dije mientras me enseñaba la dirección email- pero alguien más conoce nuestro secreto… La única solución es mandarle un email desde una dirección de correo creado nuevo, y ver si contestan, ¿no crees?

-Puede funcionar, Nico -me dijo sonriendo- Crea tú una dirección de correo y cuando la tengas te paso la dirección de éste y vemos qué mandarle. Pero no la crees en Gmail ni Hotmail ni nada de eso, créala en Proton mail como ellos la tienen para mandarnos los vídeos al principio. De esta manera no podrán rastrearla, aunque no creo que lo hagan, pero por si las moscas.

Eso hice, me senté en el escritorio delante del pc y me puse a crear una nueva dirección de correo en Proton mail. Carlos se quitó la camiseta que llevaba, tenía calor imagino que de la tensión que estábamos pasando, lo estaba observando y se dio cuenta, el cabrón me sonrió y comenzó a desabrocharse el pantalón mirándome y riéndose, sabía que me excitaba. Se bajó el pantalón y se lo quitó por los pies mientras masajeaba el paquete que le hacía el slip blanco que llevaba puesto. Un paquete en el que se le adivinaba bien la polla morcillona inclinada hacia arriba y a un lado, y sus pelotas bien marcadas. Me estaba calentando a conciencia y, lo peor de todo es que él lo sabía. Se quitó el slip y se quedó completamente desnudo. Me levanté, me desnudé completamente y me quedé en pie. Mi polla estaba ya morcillona, con ganas de erguirse sobre mis pelotas.

-Bueno, ya tengo la dirección de correo creada -le dije sin mirarlo- Dime la dirección a la que tengo que mandar lo que le vayamos a decir.

Me dijo la dirección y me la volvió a confirmar, la apunté en la lista del correo electrónico.

-Ahora vamos a ver qué le vamos a poner -le dije pensativo-

-No te andes por las ramas y se le dice claramente -me dijo colocándose detrás de mí, rozando su nabo por mis nalgas- Ponle que tenemos algo que ellos necesitan y que se pongan en contacto con nosotros a este mail. Háblales en todo momento en plural.

-De acuerdo -le dije pegando más mi culo a su verga- Por ejemplo: “Buenas tardes, tenemos algo que están buscando, si desean conseguirlo escríbannos aquí”

-Por el amor de Dios, Nico -me dijo riéndose, y con el movimiento de la risa, su polla golpeaba mis nalgas- No se trata de ser educado, quita lo de “Buenas tardes”, mejor bórralo todo y escribe lo que te diga.

Se separó de mí, su polla se estaba levantando y teníamos que acabar esto, mejor era separarnos un poco y eso hicimos. Me senté y me dispuse a escribir lo que él me redactaba.

-Veamos -dijo pensativo y acto seguido se puso a dictarme- “Sabemos que buscan lo que tenemos, tienen dos días de plazo para contactar con nosotros o todo será publicado”. Eso está bien. Mándalo.

Eso hice, lo mandé y en nada se encendió la pantalla del teléfono. Acababa de recibir nuestro correo electrónico.

-No vayas a abrirlo, así sabremos si lo abren ellos desde otro sitio o no -me dijo acercándose de nuevo a mí- Y ahora veamos tu “pistola” cómo está, que antes me ha parecido que se estaba “recargando”, ¿no?.

Me levantó, me abrazó y me besó metiendo su lengua dentro de mi boca, buscando la mía con mucho interés. Lógicamente la mía le salió al encuentro para enredarse ambas, mezclando las salivas de los dos. Comenzamos a calentarnos cada vez más. Yo le acariciaba las nalgas, buscando su ojal con uno de mis dedos mientras que él me acariciaba el nabo y las pelotas. Nuestras pollas no tardaron en mirar hacia arriba, mojadas, duras y calientes. Me miró a los ojos y, besándome por el cuello llegó hasta mi oído izquierdo.

-Me muero por tenerte dentro ahora mismo -me dijo con voz muy sensual y caliente- Dame por el culo ahora, cabrón.

Se giró de inmediato y se inclinó apoyando sus antebrazos sobre la mesa y separando las piernas, me arrodillé ante su culo, sus pelotas colgaban y se movían mientras él colocaba bien sus piernas, agarré las dos con una mano y acerqué mi boca a su ojal, pasé la punta de la lengua por él, Carlos dejó salir un gemido que me excitó bastante. Solté sus huevos y con ambas manos le abrí las nalgas, su ojal apareció ante mí, algo abierto. Pasé un dedo por él y lo masajeé haciendo círculos mientras mi lengua lamía los alrededores de él, empujé un poco el dedo hasta que conseguí que entrara una falange, su culo estaba caliente. Saqué el dedo y en su lugar metí la punta de mi lengua, empujé la lengua con ganas mientras notaba como iba entrando lentamente, humedeciendo la entrada del culo de Carlos. Me incorporé de nuevo y coloqué mi nabo en su ojal, lo agarré por las caderas y empujé mis caderas hacia delante, mi polla pujaba por entrar, veía como su culo se abría ante el empuje de mi nabo, como se iba introduciendo el capullo, como su culo se dilataba hasta que el capullo entró completamente. Esperé unos segundos y seguí empujando de nuevo, notaba el calor del interior del culo, la elasticidad que tenía su ojal y todo el conducto, como dejaba paso a mi polla y como se adaptaba a ella, notaba las rugosidades de su interior, hasta que mi polla llegó hasta el fondo. Carlos se puso a moverse hacia delante y hacia atrás, gemía como una novia en la noche de bodas, estaba muy excitado, lo notaba en las contracciones que su ojal ejercía en el tronco de mi polla. Aceleró sus movimientos y yo aceleré los míos. Pegó su cara a la mesa y con las embestidas que yo le daba, su cabeza no paraba de moverse sobre la mesa, notaba el golpeteo de sus huevos en los míos por el vaivén que le provocaba la follada que le estaba dando. De pronto sus gemidos se hicieron más fuertes y más seguidos, su ojal parecía que quería ordeñarme el nabo.

-¡Dame más rápido y más fuerte cabrón! -me dijo entre gemidos- me voy a correr.

Aceleré las embestidas y noté el momento que comenzó a correrse, sin tocarse la polla, simplemente por follarlo. Su ojal apretaba y soltaba el tronco de mi polla que no paraba de ir hacia delante y hacia atrás. Noté que me iba a correr también, así que seguí con la velocidad que le estaba dando y noté como ese placer te sube de los huevos, del culo, del interior y se dirige a tu vientre. Me apreté contra sus nalgas y comencé a vaciarme dentro de él, tuve que apoyarme sobre la mesa porque las piernas empezaron a perder fuerzas y las rodillas se doblaban. No sé cuántos trallazos soltaría, pero estuve un ratillo soltando leche hasta que acabé de correrme y esperé un ratillo más. La saqué y salió parte del semen que caía por sus muslos hasta el suelo. Se levantó, se giró y nos besamos, sin decir palabra fuimos a ducharnos, nos temblaban las piernas a los dos.

-Joder tío -me dijo intentando serenarse- cada vez lo disfruto más. Me tiembla todo, tío. Me he corrido sin tocarme la polla en ningún momento, me ha encantado.

Nos volvimos a besar y entramos a la ducha, allí se agachó un poco para vaciar todo lo que le había echado dentro mientras yo abría el grifo de la ducha y el agua caía sobre los dos.

Una vez duchados y secos nos fuimos hacia el salón, teníamos que ver si el correo lo habían abierto. Seguíamos desnudos, ya le habíamos cogido gusto a estar en bolas, y nos sentamos a la mesa del salón. Carlos cogió el teléfono y miró el correo, estaba marcado como que lo habían abierto, solo era cuestión de esperar. Teníamos que comprobar si nos habían mandado algo. Yo cogí el portátil y lo encendí, abriendo la nueva dirección del correo.

-Nico, abre el correo que hemos creado -me dijo serio- a ver si han contestado.

-Por ahora no han dicho nada -le dije mirando la pantalla del portátil- Miro también en papelera, en spam…nada, no hay nada. Tendremos que esperar.

La espera se hizo larguísima, Carlos miraba el teléfono cada dos por tres, esperando ver que el correo que enviamos no estuviese ya en negritas. Pasados unos 20 minutos de haberlo mandado me miró y sonrió.

-Ya lo han leído -me dijo con voz victoriosa- pasará un rato hasta que nos contesten. Quien lo haya leído no creo que sea uno de los mandamases, así que el correo tiene que llegar hasta él o ellos. Ahora habrá que pensar una nueva jugada.

-Estoy viendo que disfrutas con todo esto -le dije sin salir de mi asombro- Te recuerdo que esto no es una partida de ajedrez.

-Por supuesto que sé que no es una partida de ajedrez -me dijo molesto- Pero has de saber que debemos estar preparados para lo que ellos vayan a hacer y pensar todos los movimientos posibles. Nico, si quieres que salgamos con el menor daño de esto hay que actuar como ellos y prevenir los siguientes ataques porque, créeme, nos van a atacar para infringirnos el mayor daño posible. Y ahora vamos a vestirnos, tendremos que ir a comisaría pero antes pasaremos por mi casa. Seguramente algún vecino haya visto lo sucedido y me diga que han detenido a alguien junto a nuestra casa, además que tendremos que hacer el paripé de encontrarnos el papel que el policía ha dejado en la puerta.

Nos vestimos y fuimos con su coche, aparcamos delante de la casa y, al bajarnos y dirigirnos hacia la casa, una vecina llamó a Carlos para informarle de lo que había pasado. Yo me dirigí hacia la puerta y vi la nota del policía en un sobre pegado a la puerta con un trozo de cinta del CNP.

-¡Carlos, deberías ver esto! -le grité- Aquí hay una nota de la policía.

Se acercó junto con la vecina, despegó el sobre y sacó la nota, la leyó y nos la enseñó a su vecina y a mí. Estaba escrita a mano, con bolígrafo azul y con un tipo de letra bien cuidada, ponía: “Alertados por su llamada telefónica, las patrullas que han acudido a su dirección han detenido a dos personas que merodeaban por su vivienda. Le rogamos que acuda a la Comisaría de Policía en cuanto lea esta nota.”

-Bueno, vayamos a la Comisaría -me dijo- Muchas gracias por todo, Lidia. Ya hablaremos.

Nos montamos en el coche y nos dirigimos hacia la Comisaría de Policía. Llegamos a la Comisaría y el policía que había en la garita nos pidió la documentación y nos preguntó a qué veníamos, Carlos le contestó y nos hicieron pasar, acompañado de un policía, a una sala en la que había dos personas más. El agente que nos acompañó nos pidió que esperásemos allí hasta que viniesen a buscarnos. Al cabo de unos 7 u 8 minutos, vino una persona que diciendo el nombre de Carlos nos acompañó hasta un despacho de la primera planta, nos sentamos en las sillas que nos indicaron delante de una mesa ocupada por una inspectora de policía.

-Buenas tardes Sr. De Tena, soy la Inspectora Márquez, Rosa Márquez usted es… -dijo la inspectora señalándome y buscando en los papeles-

-Perea, Nicolás Perea -le dije sin tiempo a que encontrara lo que buscaba- Soy amigo de Carlos, del Señor de Tena quiero decir.

-Puede llamarme Carlos -le dijo a la inspectora- Dígame, ¿qué ha pasado en mi casa? Me ha contado una vecina que llegó la policía y ha detenido a dos personas, dos chicas, que estaban rondando por mi casa. Además un agente ha dejado esto pegado en la puerta de casa.

Le entregó el sobre que la inspectora dejó sin abrir sobre su mesa.

-¿Carlos, conoce usted a Ana García y a Silvia Mena? -preguntó girando hacia nosotros la pantalla de su pc y mostrándonos las fotos de ellas- son las personas que han sido detenidas merodeando cerca de su casa. Lo que no sabemos es si llegaron a entrar ellas u otras personas en su casa.

Nos miramos sorprendidos, las fotos no eran actuales, tendrían ya un par de años como mínimo. Eran las típicas fotos que se hacen para la ficha policial.

-Vaya por Dios -dijo Carlos- Las conocimos el otro día, verá usted, nuestras mujeres están en Tarragona por motivos de trabajo, son compañeras. Una noche salimos, creo que fue hace 2 o 3 noches, cenamos fuera y después fuimos a un bar a topar unas copas. Allí se nos acercaron y entablamos cierta amistad, al final fuimos a casa de Nicolás y…bueno, tampoco queremos que esto se sepa, ¿me entiende, verdad? Por otra parte, he mirado la casa y parece que nadie ha llegado a entrar en ella.

-Eso no es asunto mío, Carlos -dijo la inspectora mirándome a mí- ¿Qué pueden contarme sobre ellas?

-Vera usted -dijo Carlos- Las conocimos en un bar como le he dicho antes, se acercó la de la primera foto, que nos dijo que se llamaba Ana, nos presentó a la otra chica, Silvia, las invitamos a sentarse en nuestra mesa. Tomamos unas copas y nos marchamos a casa de Nico.

-Y usted, ¿recuerda algo más? -me dijo mirándome fijamente- No sé, sus apellidos, donde trabajan, etc.…

-Recuerdo que nos dijeron que eran de Valencia -le dije sin mirar a Carlos para no hacerla sospechar- Que estaban aquí por un tema de la Autoridad Portuaria porque trabajaban en el Puerto de Valencia, o algo así…y que eran separadas. No recuerdo nada más. Ah sí, que se hospedaban en el hotel NH, junto a El Corte Inglés.

-Vale, verán ustedes -dijo la inspectora Márquez- Es cierto que son de Valencia, son pareja, tienen varios delitos de extorsión, amenazas, prostitución de menores, robo…Llevan una temporada que se les ha localizado por la zona occidental de Andalucía. Pero hay una cosa que no entiendo, si estuvieron en su casa, Nicolás, ¿cómo es posible que supiesen donde vive usted, Carlos? ¿Les dio su dirección, las dejaron solas en algún momento para que pudieran mirar su documentación y saber así su dirección?

-Que yo recuerde no, en absoluto -contestó Carlos-

-Yo estoy seguro que no se les dio tu dirección -le dije mirando a Carlos-

-Bueno, eso es todo -dijo la inspectora- Por favor, si recuerdan algo me llaman y me lo dicen. También, cuando entre en su casa, por si se da cuenta que le falta algo o hay signos de que haya entrado alguien.

-Muy bien inspectora -dijo Carlos levantándose y tendiéndole la mano- Si recordamos algo o veo que alguien haya entrado en casa se lo hago saber. ¿Por cierto, ellas saldrán del calabozo hoy o seguirán detenidas?

-No, no saldrán -contestó ella- Estaban en busca y captura por algunas cosillas más, así que serán enviadas al Juzgado de Valencia que las declaró en Busca y Captura, en calidad de detenidas.

-Bueno inspectora -le dije tendiéndole la mano- Que tenga una buena tarde.

Salimos de la Comisaría y, una vez en el coche, nos dirigimos a su casa. Llegamos y comprobamos que todo estaba en orden, las ventanas estaban cerradas, las puertas, tanto la principal como la trasera, estaban intactas, parecía que nadie había logrado entrar en la casa. Nos sentamos en el sofá, hacía calor aún. Carlos se levantó y tiró de mi mano para levantarme. Una vez de pie me besaba mientras me desabrochaba el pantalón, yo hacía lo mismo con el suyo, notaba un bulto en su vaquero que me estaba excitando bastante. Bajé su pantalón lo suficiente para sacarle la polla por encima del bóxer, la agarré con una mano mientras con la otra tiraba del bóxer hacia abajo. Su pantalón cayó al suelo acompañando al bóxer y dejando libre su polla y sus huevos. Nos separamos un poco y me di cuenta que mi pantalón estaba por debajo de mis rodillas, mi slip estaba con mi pantalón y que Carlos me la estaba meneando. Me saqué el pantalón y slip por los pies mientras seguíamos comiéndonos las bocas, él se sacó su pantalón, al igual que yo. Nos separamos y, cogiéndome de la mano, me llevó a su dormitorio. Me colocó de cara a la pared y se aproximó por detrás a mí, rozando mis nalgas con su polla. Tirando de mis caderas hizo que las despegara de la pared, sacando mi culo hacia él y con el pecho pegado a ella. Su respiración se estaba alterando, se aceleraba al igual que la mía, quería que me la metiera, movía mi culo de un lado a otro buscando que su polla entrase por mi ojal, notaba su polla dura, muy dura. Iba dejando su líquido preseminal en mis nalgas, su boca se acercó a mi cuello, lo besaba, lo lamía mientras con una de sus manos me separaba las nalgas y con la otra me acariciaba el pecho.

-¿Te gusta Nico? Hoy vas a ser mi putita -me dijo muy excitado- Me he fijado como mirabas a la inspectora y no me ha gustado, ella no es lesbiana así que siento decirte que tu macho será el que te monte hoy, y veo que te estás excitando.

-Dios, no me he fijado en nadie, cabrón -le dije entre gemidos- pero sí quiero que me la metas porque soy tu puta y tú como mi macho que eres, me la tienes que clavar.

Noté que su polla atinó con mi ojal, empujó sus caderas y su nabo fue entrando en mi culo, invadiendo mi interior, notaba como mi ojal se abría dando paso a esa maravilla que Carlos tenía entre las piernas y que tanto me hacía disfrutar. Él seguía empujando, su polla entraba con algo de dolor, pero un dolor mezclado con placer, no iba a pedirle que la sacara, de ninguna de las maneras, quería que me la metiera entera, quería notar como ocupaba todo mi interior, quería que dejase dentro de mí su semen. Al fin llegó a meterla entera, mis gemidos salían de mí de manera inconsciente, se puso a moverse hacia delante y hacia atrás, notaba como mi culo estaba completamente dilatado abrazando su polla, como sus pelotas golpeaban mis nalgas, el placer que sentía era inmenso, notaba como mi polla emanaba líquido preseminal que caía sobre el suelo. De repente me la sacó y me volvió hacia él, me quitó la camiseta y besándome me llevó hasta la cama, se quitó su camiseta mientras yo le acariciaba la polla. Se tumbó bocarriba en la cama y me senté sobre él, me metí su polla hasta el fondo, así en esa postura, entraba más. Mi polla seguía sacando el líquido preseminal que caía sobre su vientre, mientras lo besaba con ganas, nuestras lenguas se enredaban, lamía sus labios para después seguir enredándose con su lengua, él me acariciaba los pezones como si fuesen las tetas de una chica, hasta ponérmelos de punta. Notaba que mi corrida, como la de él estaba próxima. Le cogí las manos y, con los dedos entrelazados las puse a ambos lados de su cabeza, sobre la almohada, usándolas como punto de apoyo. Comencé a moverme más rápido, su polla entraba y salía, parecía que había ganado en dureza, y yo había ganado en placer. Carlos comenzó a gemir más rápido, mis movimientos se aceleraron, prácticamente estaba saltado sobre su polla, entraba y salía de mi culo con mucha facilidad, su precum había lubricado mi ojal. Sentí como si una corriente eléctrica se agolpaba en al base de mis huevos y se dirigía hacia mi vientre.

-¡Me voy a correr cabrón! ¡Dale más rápido! -me dijo Carlos entre gemidos- Dioooossss.

Sentí como su polla se contraía y se dilataba dentro de mí, somo si fuese un corazón latiendo. Acto seguido noté como un líquido caliente inundaba mi interior. Apreté fuerte las manos de Carlos y comencé a correrme con los brazos estirados y mirando a Carlos desde arriba. Mi polla soltaba los trallazos uno detrás de otros, mi leche llegó hasta la cara de Carlos, en sus mejillas, su pecho, su vientre, la almohada, todo se llenó de mi leche mientras notaba como mi cuerpo temblaba completamente, mis brazos se quedaron sin fuerza y me recosté sobre Carlos, llenándome con mi propio semen mi pecho, lo besé mientras seguíamos gimiendo. Una vez acabamos, me la saqué del culo y notaba como su semen salía de mí, me recosté a su lado, no tenía fuerzas para levantarme. Solo quería estar junto a él en ese momento, él me abrazó y me besó en la boca.

-Joder tío -dijo suspirando- ha sido increíble, de verdad. En estos días los polvos que hemos echado, incluidas las pajas que nos hemos hecho, han sido los mejores de toda mi vida.

-Qué te voy a decir -le dije recobrando la respiración- Me das un placer que nadie ha sabido darme nunca, además eso de ser hoy tu putita me ha puesto… Ahora voy a levantarme y a vaciarme lo poco que quede dentro…jejeje.

Fui al baño y algo salió, en ese momento sonó mi teléfono y acudí corriendo hasta el salón, que es donde estaba, para ver quién era.

Hasta aquí este capítulo, os espero para el siguiente.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com

Saludos.

Vantheway

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