Capítulo 1
- La silla de los azotes I
- La silla de los azotes II – Final
Ramiro está en casa leyendo el AS, tomándose un café que él mismo se sirvió. Mira el reloj a menudo, mueve la pierna en señal de nerviosismo, da un sorbo al café.
La puerta se abre, aparece Virgi, cargada de bolsas , al verlo se queda muda. (¿que hace su marido en casa a las 12 de la mañana ?)
-Cuco pasa algo ?
-No pasa pero va a pasar , sube ponte la bata las zapatillas y trae tu silla. Esto lo corto yo pero de raíz .
-Peeeeeerooooooo cuquico , si vengo del Corte Inglés de comprar unos zapatos para las nenas.
Ramiro dobla el periódico , se va para su mujer la agarra del brazo y con la mano libre y le da cuatro azotazos que la deja sin sangre .
ZASSSSS ZASSSSSS ZASSSSSSS ZASSSSSSSS. LA BATA Y LAS ZAPATILLAS, VIR GI NIAAA, TE QUIERO EN LA SILLA EN UN MINUTO ….. ZASSSSSSS ZASSSSSSS VUELA !!!!!!
Ramiro se coloca bien la camisa y se sienta a acabar el café . Su mujer sale corriendo tira las bolsas, manos al culo, 🐝🐝🐝. Regresa obediente coloca la silla y se sienta en el centro. Odia esa silla, cuando su marido se la pide, la cosa es muy seria .
-Te quiero en la silla hasta que me acabe el AS, ahora hablaremos tú y yo !!!!!!!
-Pero que he hecho yoooooo ??!!!!!!!
-CALLADICA !!! AHORA ESTÁS CASTIGADA, VE PREPARANDO EL CULO , Y QUE NO TE OIGA !!!!!!!
El marido termina el periódico, lo dobla, lo deja encima de la mesa y le dice a su mujer.
-¿Tú no dices que vas a la tienda 5 minutos y enseguida te vienes para tu casa?
-Cuco, yo, las niñas necesitaban unos zapatos y he pensao…
-Has pensao, has pensao… Ahora si que vas a pensar. LEVANTA!!!
-Cuquico
Ramiro levanta a su esposa de un brazo, se sienta en la silla, y en el mismo movimiento se la coloca sobre su regazo, le levanta la bata y empieza a darle azotazos sobre las bragas, todo ello en un mismo movimiento
-Ay, au , ah auuuuuuuuuuu, cuqui no, para, ay , no , para, auuuuu, me duele, ahhhhhhhhh , me haces mucho daño, nooooooooooo, buaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Cuando le dio la primera docena de durísimos azotes sobre las bragas la pobre Virgi rompió a llorar, cada azotazo sonaba como un cañón, la paliza estaba siendo dura, pero no había hecho nada más que empezar.
Cuando Virginia sintió como su marido le bajaba las bragas, empezó a patalear como una niña con rabieta, lo que le valió unos buenos azotes en los muslos, para tranquilizarla, y para ponerla otra vez sobre su regazo, pero esta vez él abrió las piernas y la colocó sobre su muslo izquierdo y le pasó su pierna derecha por encima de las piernas de ella, así la tenía bien sujeta y empezó otra vez con la azotaina, pero ahora sobre las nalgas rotundas y desnudas de ella.
-PLASSSSSSS PLASSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSS, me tienes ya más que harto de tus salidas, PLASSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSS,¿ tu no estabas castigada?
-Cuquico Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu buaaaaaaaaaaaa para, para noooooooo ayyyyyyyyyyyyyyyyyy, auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu BUAAAAAAAAA.
-PLASSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSSSS( la mano seguía restallando sobre las nalgas).Te voy a dar una paliza que te vas a mear, GOLFA PLASSSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSS
-BUAAAAAAAAAAAAAAAAAA BUAAAAAAAAAAAAAAA
BUAAAAAAAAAAAAAAA BUAAAAAAAAAAAAAAA BUAAAAAAAAAAAAAA BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA PARA BUAAAAAAAAAAAAAAAAA AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU
La azotaina paró un momento y Virginia escuchó de la grave voz de su marido.
-Levántate y tráeme tu zapatilla.- La zapatilla había salido disparada de los pies de la pobre Virgi en el primer pataleo de la tunda.
-Cuqui con la zapatilla nooooooo BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
-PLASSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSS PLASSSSSSSS
-Tráeme la zapatilla , te he dicho.
-Auuuuuuuuuuuu au auuuuuuuuuuuuuuuu auuuuuuuuu, si si si ya voy. Virginia saltó del regazo de su esposo, y se fue a por una de sus chinelas que había caído junto al frigorífico, una vez que la tuvo en sus manos, no pudo evitar el miedo, más bien le pánico que provocaba ,era una zapatilla roja abierta por detrás, con una suela de goma amarilla que hacía el culo polvo y que no tenía ninguna ganas de probar otra vez, la conocía demasiado bien, sabía que se quedaba marcada en su piel todos y cada uno de esos zapatillazos… así que salió huyendo, despavorida, por el pasillo de casa. Pero su marido la conocía muy bien, y no era la primera vez que se le escapaba en medio de una azotaina, eso siempre suponía castigo extra, pero su mujer no escarmentaba, así que salió detrás de ella, y la enganchó del pelo cuando llegaba al salón.
Le dio dos guantazos que la metieron del pasillo al salón y una vez allí le dio otros dos que además de removerle su melena castaña, la tiraron al sofá, una vez allí Ramiro cogió la zapatilla que se le había caído a su mujer de la mano, y empezó a darle zapatillazos por todo el cuerpo, pronto la acomodó bocabajo, le subió la bata, y como ya iba sin bragas, empezó a zumbarle a culo pelado.
PLASSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSS, la pobre Virgi se retorcía sobre el sofá como una culebra, al principio eran gritos, pero al final eran unos gemidos, un poco sospechosos para ser de dolor.
Sonó el movil de Ramiro, miró el número y tuvo que contestar, tomó un poco de aire y dijo .
-Sí digame.
-…
– Muy bien, estoy allí enseguida. Colgó.
Miró a su mujer, que estaba en el sofá hecha un ovillo , respirando aún muy entrecortadamente y le dijo.
-Tengo que irme, a las dos estoy aquí, por supuesto que sigues castigada, cuando venga terminaré esto, dejó caer la zapatilla de su mujer en el suelo, y se fue.
A los cinco minutos, cuando aun no estaba del todo recuperada, sonó el teléfono de Virgi, era su amiga y vecina Paqui, con la que se había ido esa mañana de tiendas, Virgi se lo contó todo.
-No sabes lo que me ha pasado… pues resulta que cuando he llegado a mi casa, estaba Ramiro en mi casa, (Virginia al decir el nombre de su marido se estremeció, estaba enamorada y tan enganchada a sus azotes que sólo oír su nombre la hacía temblar) leyendo el periódico, ya sabes que yo estaba castigada sin poder salir sin su permiso, bueno, pues me ha dado una paliza nena… madre mía qué tunda, sólo te digo que me he corrido dos veces, y porque me ha dejado a medias, si llevara bragas las tendría ahora mismo para escurrir…
-Joder que envidia me das cabrona.
-Lo único que espero ahora cuando venga a las dos , es que me de un poco de correa, y sobre todo que me folle bien follada.
Me encantarían comentarios y sugerencias.